Los metales alcalinos son sólidos metálicos blandos que tienen propiedades metálicas características tales como un lustre metálico plateado y una alta conductividad eléctrica. Estos metales conforman el grupo 1 A de la tabla periódica y tienen como característica en común una configuración electrónica S1 en su última capa de valencia; además, tienen una baja densidad y un bajo punto de fusión.
Batería a base de Litio de un auto eléctrico.
Los metales alcalinos se encuentran en la naturaleza únicamente formando compuestos; su principal característica es su facilidad para ceder el único electrón disponible en su última capa de valencia, lo que da como resultado que sean los metales más reactivos de todos los que se conocen; reaccionan vigorosamente inclusive con el agua, dando como productos disoluciones de hidróxido metálico, que pueden ser reacciones muy exotérmicas, liberando suficiente calor como para generar la explosión del hidrógeno liberado. Por otro lado, el hecho de que solo tengan un electrón en su última capa de valencia provoca una fuerza de enlace muy débil por lo tanto, poseen un bajo punto de fusión y de ebullición: son blandos y maleables.
Estos metales tienen diversas aplicaciones: el sodio (Na) se utiliza como intercambiador de calor en reactores nucleares y el litio (Li) se utiliza como agente para producir aleaciones con aluminio y magnesio resistente y de baja densidad; este último también se utiliza como ánodo en baterías debido a su facilidad para oxidarse por lo que produce un gran número de electrones.