El cobre (Cu) es el tercer metal más abundante en el cuerpo humano y se ha identificado un número bastante grande de metaloproteínas que lo contienen. Se trata del metal de transición cuyo número atómico es el 29, de color rojizo y brillo metálico, caracterizado por ser uno de los mejores conductores de electricidad. Presenta estados de oxidación bajos, siendo el más común el 2+, aunque también hay algunos con estado de oxidación 1+. En la naturaleza el Cu se encuentra libre y combinado y por la gran cantidad de usos es considerado como el segundo metal en importancia después del hierro (Fe).
Éste es un constituyente normal de la sangre. Las concentraciones de cobre en el organismo son más elevadas en el hígado, encéfalo, corazón y riñón. El músculo contiene una concentración baja, pero a causa de la elevada masa el músculo esquelético, contiene casi el 40% del todo el cobre del cuerpo.
El cobre es un mineral esencial para el cuerpo humano. Asegura el normal funcionamiento del cerebro, del sistema nervioso y del sistema cardiovascular, y además transporta el hierro, ayuda al crecimiento de los huesos y fortalece el sistema inmunitario.
Seguir una dieta rica en cobre no es difícil, ya que este mineral se encuentra en el agua potable y en numerosos alimentos que consumimos a diario, como el chocolate, los cereales, las legumbres, los mariscos, las nueces o el hígado. La OMS (organización mundial de la salud) recomienda una ingesta de cobre de 1,3-1,5 miligramos al día para adultos.
Por otro lado, su carencia provoca anemia con neutropenia, propensión a las infecciones y deformaciones óseas, así como importantes problemas tardíos cardiovasculares: aneurisma, atrofia miocardíaca, entre otros problemas.