Hu-Song, filósofo oriental, hablaba con dos de sus discípulos.
Le dijo uno:
- Maestro: tengo muchas dudas.
- Aprenderás bastante - le respondió Hu-Song.
Otro le dijo:
- Maestro: no tengo ninguna duda.
- Jamás aprenderás nada - le indicó el maestro. Y explicó:
- El que duda busca; el que no duda piensa que lo ha encontrado todo ya, y entonces deja de pensar. La incertidumbre del que duda enseña más que la certeza del que cree saberlo todo. La duda nos hace humildes; de la absoluta certidumbre nace la soberbia.
- Tienes razón - dijeron los alumnos.
Y Hu-Song contestó:
- Lo dudo.