Invasión de Irak

Conflicto armado en donde Estados Unidos invadió Irak con el objetivo de capturar al expresidente Sadam Huseín. Esta intervención marcó un antes y un después en la historia, pues no solo transformó para siempre el destino de esta nación, sino que además tuvo repercusiones irreversibles en otros países del Medio Oriente y a su vez en el resto del mundo.

Antecedentes

Irak, bajo el mando del dictador Sadam Huseín, fue derrotado por fuerzas estadounidenses en su intento de invadir Kuwait en la guerra del golfo Pérsico de 1991. Como consecuencia, Irak quedó sometido a duras sanciones económicas de la ONU y a estrictos programas de inspección en donde descubrieron y frenaron el desarrollo de armas nucleares, biológicas y químicas de destrucción masiva prohibidas que, junto a la dura represión a la que sometía a la población iraquí, principalmente a las poblaciones chiíes y kurdas, etiquetaron a Huseín ante el mundo, especialmente ante Estados Unidos, como una potencial amenaza internacional.

Intervención en Irak y guerra contra Sadam Huseín (2003)

Estados Unidos, al mando de George W. Bush, temeroso del poder de Irak y de su rebeldía ante las regulaciones internacionales, acusó falsamente a Huseín de tener conexiones con el terrorismo y alentó la intervención militar estadounidense y británica en territorio iraquí con el argumento de desterrar al tirano y confiscar sus peligrosas armas, a pesar de la negativa de la mayor parte de la influyente comunidad internacional. La intervención se llevó a cabo entre marzo y abril de 2003 e inició con una serie de bombadeos y ataques aéreos a diferentes infraestructuras gubernamentales que permitió el consecuente avance de las tropas terrestres estadounidenses y británicas hacia Bagdad, para tomar la capital en apenas unas semanas. Sadam Huseín logró escapar la invasión, pero fue encontrado y capturado en diciembre del mismo año.

Irak derriba la estatua de Sadam Huseín en Bagdad tras su captura.

Las consecuencias de la intervención (2004-2011)

Estos eventos fueron solo el inicio del caos que estalló en el territorio iraquí, comparable al de una guerra civil, protagonizado por la revolución de facciones como los remanentes del recién derrotado partido político, milicias chiíes que regresaron a sus tierras al terminar la represión del antiguo gobierno, grupos insurgentes suníes, población local que se resistió a la invasión occidental, e incluso organizaciones yihadistas que aprovecharon el caos para adentrarse en la región; todos armados y dispuestos a ocupar por la fuerza el vacío de poder que dejó el expresidente iraquí tras su captura. Paralelamente, Sadam Huseín fue encarcelado durante tres años hasta 2006, cuando fue juzgado por las nuevas autoridades iraquíes, declarado culpable de crímenes contra la humanidad y condenado a morir en la horca.

El nacimiento de ISIS

Un grupo del ala más extremista de la insurgencia suní, conocida como Jaish al-Ta’ifa al-Mansurah, se unió a la organización terrorista Al Qaeda durante la intervención militar de Estados Unidos para formar la rama local de este organismo en Irak. Este grupo sería el origen del futuro Estado Islámico (ISIS).

En 2007 Estados Unidos decidió enviar más de 20.000 tropas adicionales como refuerzo para controlar la tensa situación, con diferentes grados de éxito temporal. Para 2009, bajo la administración de Barack Obama, las tropas norteamericanas comenzaron a retirarse progresivamente de Irak hasta hacerlo por completo en 2011. Esto marcó oficialmente el fin de la guerra, aunque la situación de Irak hasta la fecha no ha recuperado su estabilidad de forma significativa.

Atentados mediante el uso de automóviles bomba por grupos insurgentes en Irak han sido frecuentes desde la caída de Sadam Huseín.