Cuando aún faltaban 2000 años para la llegada de los conquistadores españoles, la región indoamericana ecuatorial alcanzó un alto desarrollo en la agricultura, se expandió territorialmente y logró formas nuevas de intercambio comercial con otras aldeas. Mediante guerras y alianzas tribales o familiares se formaron los señoríos étnicos, que constituyeron la estructura política más compleja en la sociedad.
La sociedad supracomunal
Con el desarrollo agrícola alcanzado por los pueblos asentados en el extremo norte de la Cordillera de los Andes, propiciado, en gran medida, por la llegada a estos territorios de hombres provenientes de Meso y Centroamérica, que conocían muy bien las técnicas de producción de alimentos, apareció un excedente que se comercializó con comunidades de otras regiones vecinas. Esta etapa se extendió en el tiempo hasta la llegada de los españoles al continente americano, en el siglo XV.
El término sociedad supracomunal se refiere a la existencia del intercambio comercial entre una comunidad y otra. El desarrollo cultural de estas sociedades fue desigual. Algunos pueblos continuaron practicando la caza y la pesca, junto a la agricultura y otros, al aparecer los excedentes, aumentar la población y crecer las aldeas, favorecieron la aparición de jefes poderosos que concentraron en ellos el poder.
Sociedades aldeanas
La diferencia entre las sociedades supracomunales y las aldeanas consistió en que las últimas se asentaron en un lugar para vivir de la agricultura, practicando una vida urbana estable. La aldea constituyó el centro de la sociedad. El comercio se basó en el intercambio de productos diferentes, de acuerdo a lo producido por cada aldea. Así, por ejemplo, los habitantes de la costa trocaban sal por hierbas medicinales cultivadas por los habitantes de la selva.
Uno de los objetos más comercializados en la etapa supracomunal fue el mullo, nombre con el que se conocía la concha spondylus, recogida en la costa y que se halló en estudios espeleológicos realizados en distantes regiones. El mullo era venerado como una pieza ceremonial en las manifestaciones religiosas indígenas, e incluso apareció en enterramientos en sitios de la Sierra y el Oriente, así como en lugares más alejados del actual Ecuador.
La influencia de las culturas mesoamericanas en las comunidades de la región andina norte fue grande. Existen evidencias de la utilización de elementos decorativos en la cerámica de La Tolita y Jama-Coaque que se conocieron en Mesoamérica en tiempos más remotos. Se reprodujeron dioses mexicanos, como por ejemplo el de la lluvia, llamado Tlaloc.
Influencia cultural
El metal, un paso adelante
La cultura Valdivia utilizó los metales más fáciles de moldear, como el oro, la plata y el platino; sin embargo, en esta etapa se comenzó la elaboración de objetos decorativos, rituales y utilitarios más complejos. El oro se obtenía de los ríos y también de las minas. Los objetos se elaboraron con muchos detalles y belleza, como fueron las máscaras mortuorias.
Los ayllus
Sólidas estructuras comunitarias conformaron algunas agrupaciones urbanas, como fue el caso de La Tolita, donde los hombres trabajaron en colectivo y donde la propiedad sobre los medios y los resultados de la producción eran colectivos.
En esas sociedades comunitarias existió un jefe que podía ser el cacique o el ilajtacuna, que dirigía la actividad agrícola y comercial. Tanto él como su familia eran considerados miembros de un linaje superior al resto de los integrantes de la comunidad.
Bosques subtropicales: maní, ají, coca, guayabas, guabas y otras frutas.
Valles: maíz, papas, fréjol, toctes, taxos, capulíes y fibras textiles.
Páramos: pastos para alimentar los animales, pajas para construir las viviendas y plantas medicinales.
Entre las formas primitivas de organización y los actuales Estados Nacionales existieron, en la región del norte andino, los señoríos étnicos, que constituyeron estructuras políticas complejas. La inexistencia de fronteras no limitó la aparición de los señoríos que comprendieron amplios territorios bajo un mismo mando.Señoríos étnicos
En esos espacios de influencia se construyeron tolas y comunidades humanas estructuradas, donde habitaron los quillacingas y los pastos, al norte, los caranquis, cochasquis, otavalos y cayambes, al centro, entre los ríos Chota y Guayllabamba y los panzaleos, sigchos y puruhá, al sur. Los yumbos, cañaris y paltas, habitaron en la zona tropical, al sudeste de Quito, el Azuay y el extremo sur, respectivamente, conformando amplios señoríos. En la Costa aparecieron los señoríos de La Tolita y Atacames; en Manabí, los manteños y en Guayas los huancavilcas, punaes y chonos. En la Amazonía, los cofanes, quijos y jíbaros.
Las ciudades de Tomebamba (Cuenca) y Quito constituyeron los centros políticos del Norte del Imperio Inca.
Los mindalaes
En el proceso de especialización de los miembros de los señoríos étnicos aparecieron los mindalaes. Estos eran grupos especializados en el comercio o trueque entre las diferentes poblaciones. Se llegaron a formar confederaciones, como la llamada Liga de Mercaderes Manteños.
A partir del año 1000 después de Cristo, se agruparon diversos cacicazgos y señoríos, a partir de alianzas de guerra y matrimonios, formando en la zona norte el Caranqui – Cochasquí y, en el sur de los Andes, el Cañari. Los conquistadores españoles, a su llegada, llamaron a esta organización el Reino de Quito. Este territorio se correspondía con el del actual Ecuador.
La conquista del norte por los Incas
Hacia 1470 el Reino de Quito sufrió los ataques de un señorío que se había desarrollado al sur de Perú, conocido como los Incas, que a base de alianzas y conquistas se convirtió en uno de los imperios mayores de América y el más importante de Suramérica.
Tahuantinsuyo
Según la leyenda, Manco Cápac y su esposa Ocllo, salieron de las aguas del lago Titicaca para fundar la ciudad del Cuzco, guiados por su padre, el dios Sol y, de esta forma, gobernarlo. Alrededor de 1450, el inca Pachacutic se enfrentó y venció a otros señores y organizó el naciente imperio.
El imperio se expandió rápidamente. En el sur, Túpac Yupanqui, hijo de Pachacutic, se encargó de someter los habitantes del altiplano de la actual Bolivia, Argentina y Chile. En el norte, Huaina Cápac, su hijo, conquistó el territorio actual de Ecuador, hasta el sur de Colombia.
La conquista inca, aunque sangrienta, representó la integración al gran imperio andino.
Túpac Yupanqui
En la conquista de los territorios del norte, Túpac Yupanqui utilizó su inteligencia y habilidades: cuando las tribus o señoríos se le enfrentaron los sometió por la fuerza, pero cuando pudo hacerlo por las buenas, les prometió mantener el mando a los jefes, les entregó regalos o se casó con sus hermanas o hijas. De esta forma, en poco tiempo se expandió por el norte de los Andes, donde incorporó los señoríos paltas y cañaris.
Túpac Yupanqui se asentó en Tomebamba, donde se halla la actual ciudad de Cuenca, donde nació su hijo Huayna Cápac. En su avance al norte sometió a los pueblos de la Sierra, donde encontró resistencia, pero luego de 15 años de lucha, los sometió.
Huayna Cápac
Al morir su padre, en 1493, Huayna Cápac continuó la campaña iniciada por éste. Encontró férrea resistencia en los señoríos Cayambi, Cochasquí y Caranqui, al frente del cuales luchó el cacique Naxacota Puento.
Yahuarcocha: El lago de sangre
Uno de los episodios más sangrientos de la lucha por dominar el territorio norte y someterlo al Imperio Inca lo constituyó la batalla que libraron los caranqui-cochasquíes en los llanos de Socapamba, a orillas del lago, enrojecido por la sangre derramada por los soldados derrotados.
Luego de la guerra, Huayna Cápac consolidó su victoria casándose con la princesa Quilago, de Caranqui, donde construyó grandes palacios, templos y defensas y donde nació su hijo Atahualpa.
Huayna Cápac murió en Tomebamba, en 1528, al parecer, de viruela. Al morir su sucesor, se entabla una lucha por el poder entre sus hijos Huáscar y Atahualpa.