Antiguas civilizaciones: Egipto

Esta civilización misteriosa y fascinante que data de hace más de 5000 años constituye uno de los pilares sobre los cuales se ha constituido uno de los legados más importantes de la humanidad. Su historia continúa asombrando a arqueólogos que encuentran en este territorio una fuente de descubrimientos interminable que continúa revelando incógnitas.

ORIGEN

En el origen de esta civilización tiene un papel preponderante el Río Nilo, que con sus 6695 kilómetros de longitud garantizó una tierra rica y fértil. Tuvo su comienzo con la unificación de varias poblaciones agrícolas que se dispusieron a lo largo del valle del Nilo en el 5500 a.C., dedicándose también a la ganadería. Durante este período que se inició en la etapa denominada predinástica (correspondiente al período entre el 4000 y el 3000 antes de Cristo) se asentó la cultura Naqada, de la cual se han hallado distintas piezas de cerámica. Entre los avances de esta etapa se destacan algunas construcciones y el uso del mortero de cal. El estado unificado fue obra de Menes, primer faraón, que se encargo de unir tanto al Alto como al Bajo Egipto en el año 3150 a.C., dando lugar a las dinastías.

¿Sabías qué...?
Los egipcios y los mesopotámicos se pueden considerar como los padres de la ciencia, ya que desde finales del milenio IV a.C., desarrollaron unos conocimientos que sirvieron de base a los griegos.

CRONOLOGÍA

La civilización del Antiguo Egipto permaneció a lo largo de un período de más de 3000 años que por lo general se acuerdan entre la unificación del estado por parte del primer faraón en el 3150 a.C. hasta el 31 a.C., año que con la conquista del Imperio romano implicó el fin del Egipto Ptolemaico y la desaparición del Egipto unificado. Si bien no existe un acuerdo respecto a la exactitud de las fechas, se ha establecido una división por períodos histórico que comienza en una etapa correspondiente al origen, el Período Predinástico, que va del 5500 a.C. al 3200 a.C., que luego da lugar al Período Arcaico.

PERIODO ARCAICO (3100 a.C. – 2700 a.C.)

Durante este período la capital histórica de Nejen (capital del Alto Egipto) se traslado a la ciudad de Menfis por la proximidad con el delta del Nilo. Se trato de una etapa con un marcado carácter militar, que se manifestaba en la defensa del ataque de los grupos nómadas que asolaban la frontera occidental, además de un proceso de expansión donde se absorbieron las ciudades de Elefantina y Siena. Se explotaron lo yacimientos minerales de la región y se afirmo la asimilación entre el Alto y el Bajo Egipto. A lo largo de este período gobernó la primera y segunda dinastía, a los que se considera unificadores de Egipto en un largo proceso que se inicia con la figura mítica de Menes, o el primer faraón en la lista cronológica de reyes, Narmer (3050 a.C.). Desde el punto de vista religioso se trata del origen de figuras como el dios benefactor Osiris, o de la lucha entre Horus y Seth.

IMPERIO ANTIGUO (2700 – 2250 a.C.)

Menfis pasa a ser durante esta etapa la capital del Antiguo Egipto, de hecho la denominación Egipto proviene del nombre del principal templo (Hat Ka Ptah) en Menfis, que los griegos tradujeron como Aegyptos. También implicó la consolidación del sistema político, cultural y religioso; iniciándose con la tercera dinastía y extendiéndose hasta las séptima y octava dinastía inclusive. Las pirámides, colosales monumentos representativos de esta cultura, fueron construidas de forma numerosa para la sepultura faraónica durante esta etapa, siendo ejemplos representativos los casos de los faraones Keops (Gran Pirámide de Gizah), Kefrén (Pirámide de Jafra) y Micerino (Pirámide de Micerino). Sin embargo, el desgaste generado en la administración por la construcción de estos monumentos, fue uno de los factores que llevaron a debilitar la imagen del sector gobernante y a gestar un fuerte proceso de descentralización llamado Primer Período Intermedio. El faraón Pepy II fue el último faraón de importancia de esta etapa.

Pirámides de Gizah.

PRIMER PERIODO INTERMEDIO (2250 – 2050 a.C.)

Periodo donde cobró relevancia el papel de los Nomos, subdivisiones territoriales de Egipto que eran administradas por unidades administrativas llamados nomarcas. La debilidad de la monarquía en el final del Imperio Antiguo por la mala administración y la larga permanencia de Pepy II en el poder. Por otro lado, una serie de invasiones asiáticas y hambrunas fortalecieron el poder de los nomarcas y quitaron protagonismo a la realeza. Sin embargo, esto no indica que se trate de una etapa de decadencia, ya que hubo un marcado interés por la literatura y un crecimiento de las clases medias en ciudades como Heracleópolis y Tebas. Esta etapa abarca a las dinastías VII, VIII, IX, X y XI y finaliza cuando Mentuhotep II unifica a todo Egipto bajo su mando.

IMPERIO MEDIO (2050 – 1800 a.C.)

Una vez efectuado el proceso de unificación por parte del gobernante tebano Mentuhotep II se inicia esta etapa, que constituye un periodo de prosperidad y abundancia. Es a lo largo de estos años que se logra una importante expansión del Imperio Egipcio y se aplican algunos avances tecnológicos a partir de proyectos de irrigación. Por otro lado se fortalecen los lazos con poblaciones cercanas para fortalecer vínculos económicos con África, Asia y la zona mediterránea. Se trata de una etapa que comprende a las dinastías XI y XII, finalizando con la derrota de los egipcios en mano de los hicsos, pueblos conformados por libios y cananeos que aprovecharon las internas políticas del faraón Amenemhat I.

Estatua de Ramses II en el templo de Luxor.

SEGUNDO PERIODO INTERMEDIO (1800 – 1550 a.C.)

Esta etapa se encuentra dominada principalmente por poblaciones hicsas, que son las encargadas de los procesos de descentralización que se gestaron, definiendo como capital a Avaris (actual Tell el-Daba). Durante este periodo de dominación extranjera se introduce el uso del bronce e instrumentos bélicos como arcos o armaduras. Abarca desde las dinastías XIII a la XVII y finaliza con la declaración de la independencia por parte de los dirigentes egipcios de Tebas.

TERCER PERIODO INTERMEDIO (1070 – 656 a.C.)

Durante esta etapa se da una división política entre el Alto y el Bajo Egipto: por un lado se encontraba Tanis en el Bajo y Tebas en el Alto. Esta fragmentación dio lugar a un fortalecimiento del poder de los sacerdotes en distintas regiones de Egipto y se practica una oleada expansionista que llega hasta los territorios de Palestina e Israel, siendo célebre la captura de los tesoros del Rey Salomón. Sin embargo, las internas políticas que se dieron entre las dinastías XXII y XXIII dieron lugar a una crisis que los hizo presa de otra potencia contemporánea, Asiria, dando lugar a una larga serie de enfrentamientos.

¿Sabías qué...?
Los egipcios llevaban a cabo la práctica de la momificación porque creían en la inmortalidad del espíritu humano.

POLÍTICA

La figura central del poder político en el Antiguo Egipto era el faraón, que en la escala jerárquica se encontraba en el centro de la vida egipcia. Su importancia radicaba en que se lo consideraba un dios vivo (Horus) al que se había dotado de forma de hombre. Era innombrable y su carácter sagrado era tal que no se le podía mirar a los ojos. A partir de su figura se ramificaba un complejo estado administrativo que tenía la función de organizar a cada uno de los sistemas que integraban el reinado. En la escala jerárquica continuaba el cargo de Visir o Primer Ministro, que era el encargado de representar al faraón en la administración de los asuntos estatales, que a su vez se subdividía en varias subdelegaciones como el transporte de mercancías o la recaudación de impuestos. Para el visir trabajaban los escribas y los funcionarios, cuya tarea burocrática consistía en la escritura en papiros de todo aquello que sea de relevancia para la administración. Este modelo se replicaba en los gobiernos locales correspondientes a los nomos.

A menudo el sacerdocio exigía desde los nomos la autonomía para descentralizar el poder, cuestión que llevo a fuertes disputas civiles.

CULTIVOS

Además de las ventajas aportadas por las obras hidráulicas, que derivaron en las primeras manifestaciones de aritmética y geometría aplicada, los pobladores del delta mejoraron también el laboreo de los campos utilizando la fuerza animal para arrastrar los pesados arados de madera. Gracias a esto, la civilización egipcia fue una de las primeras en hacer del cultivo del cereal, principalmente trigo, cebada y sorgo, una labor cotidiana, sistemática e intensiva. El grano conseguido se almacenaba en tinajas y otros contenedores de barro y se utilizaba para la elaboración de pan y, tras su fermentación, cerveza.

EL CAMPESINADO

La mayoría de los egipcios cultivaba los campos. De esta manera, la actividad agrícola era fundamental, pero su ciclo no ocupaba todo el año, de manera que los campesinos podían ser obligados a trabajar en las obras de irrigación o en la construcción de templos, palacios o sepulcros de los reyes. También podían integrar los contingentes militares que resguardaban las fronteras egipcias de los ataques de los nómadas libios o asiáticos, o de los nubios del sur.
Estos “servidores” no eran libres en el sentido tradicional de la palabra, pero tampoco pueden considerarse como esclavos, ya que no eran propiedad de ningún noble ni podían ser comprados ni vendidos. Muy por el contrario, a cambio de cumplir sus obligaciones con el faraón recibían una paga e incluso podían ser ascendidos. Además, como los talleres y el comercio dependían directamente también del estado, los artesanos y mercaderes formaron parte durante siglos de esta masa de “trabajadores voluntarios”.

EL SISTEMA DE RECAUDACIÓN

El departamento de impuestos, organizado en una eficiente red de agencias presentes a lo largo de todo el país, regulaba los tributos y cargas que los propietarios de bienes debían pagar al estado. Todo parece indicar que los títulos de propiedad de la tierra ya estaban bien documentados en el Imperio Antiguo y que existían dos clases de propiedades: las pertenecientes al faraón y las que se hallaban en manos privadas y debían rendir cuentas al soberano.

El gobierno impuso diversos impuestos que, al no existir moneda, eran pagados en especie, con trabajo o mercancías. De esta forma, los tributos en especie eran guardados en los almacenes reales y servían para pagar un salario a los funcionarios, mantener los costosos cultos realizados por los sacerdotes y construir obras públicas de todo tipo.

RELIGIÓN

En líneas generales se puede hablar de dos factores que definieron a la religión egipcia: por un lado la inmortalidad del alma y por el otro la creencia en los dioses.

• La inmortalidad
La creencia de que los egipcios contaban con dos partes espirituales, el ka, la fuerza vital, y el ba, la parte espiritual, llevo a establecer que la unión de estas partes se daba una vez terminada la vida en la tierra. Por tal razón existía una búsqueda de preservar el cuerpo a través de distintos procesos que respondían al sector social al que pertenecían. Así, mientras los sectores más precarios debían enterrar a sus muertos en el desierto, donde el calor y la arena secaban los cuerpos; los sectores nobles y acaudalados podían ser objeto del complejo sistema de momificación, que consistía en la extracción de los órganos para luego cubrirlo con resinas que lo preservaban, cubriéndolo luego con lino. A menudo eran enterrados junto a sus riquezas que serían trasladadas al más allá. El corazón permanecía en el cuerpo del muerto porque se trataba de la garantía de entrada al reino de Osiris, si Anubis juzgaba que el corazón era indigno lo enviaba al monstruo Ammit que lo devoraba, pero si lo consideraba “apto” podía continuar su viaje.

• Creencia en los dioses
El panteón egipcio es uno de los más ricos de la antigüedad, pudiendo llegar a reunir un número de casi 2000 divinidades. Este número se logra debido a que en el momento en que se realizó la unificación del estado egipcio, ya existían deidades locales que fueron absorbidas. A lo largo de la historia el panteón fue modificado numerosas veces, llevando a que en las primeras etapas cobren más relevancia Ptah y el mito de Horus y Seth, mientras que en dinastías posteriores se quiso instalar a Amón-Ra bajo un sistema monoteísta. En los nomos se adoraban dioses particulares de la región pero, además, existían dioses menores que convivían cotidianamente en cada hogar. Los egipcios creían que el espíritu de los dioses se encontraba alojado dentro de los templos que se les dedicaban, que a menudo se trataba de monumentos colosales colmados de riquezas, con una estatua del dios correspondiente.

Representación de Anubis y Horus.

PRINCIPALES DIVINIDADES

• Amón: representa al calor del sol como energía vivificante, simbolizando la germinación de las semillas y la vida renaciente. Era patrono de la ciudad de Tebas, donde era venerado como divinidad magna y creador de todas las cosas.

Amón.

• Ra: demiurgo, su nombre es el nombre del Sol y es el dador de vida, responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Era representado como un hombre con cabeza de halcón, sobre la cual portaba el disco solar. Sus cuatro facultades se denominaban Hu (el gusto y la palabra), Maa (la visión), Sedyem (el oído) y Sia (el entendimiento y el tacto).

• Isis: esposa de Osiris que fue denominada como “Gran diosa madre”, además de “Diosa de la maternidad y del nacimiento”. Es representada a través de la Luna y su animal consagrado es la vaca. Simbolizaba a la fertilidad de la tierra de Egipto y era fecundada anualmente por las crecidas del río Nilo.

Isis.

• Osiris: hermano y esposo de Isis, es el dios egipcio de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo. Fue el que animó y fecundó a toda la naturaleza, civilizó a Egipto, fundó la ciudad de Tebas y educó al pueblo en las leyes, artes y agricultura. Casi siempre aparece momificado, con un rostro verde o negro que indica su nexo con la vegetación y con el ciclo de la vida y la muerte.

Osiris.

• Horus: es representado como un halcón o un hombre con cabeza de halcón, con la doble corona. Hijo de Osiris e Isis, su figura simboliza al sol naciente.

 

Horus.

• Anubis: hijo de Neftis, aparece representado como un dios con cabeza de chacal que frecuentemente acompaña a Isis. Se trata del dios consagrado de los muertos que conducía a las figuras desencarnadas al otro mundo, siendo el guardián de las momias y el cuidador de los sepulcros.

Anubis.

• Bast: entre sus funciones se encontraba la de proteger al hogar, simbolizando el calor fecundante del sol. Era representada con la forma de un gato doméstico o como una mujer con cabeza de gato.

Bast.

• Khnum: es representado como hombre con cabeza de carnero y sus atributos los hacen el dios alfarero que modelaba con lodo del Nilo a las personas.

Khnum.

• Seth: también denominado Tifón, es el hermano de Osiris y personifica al mal, la esterilidad y al hombre que actúa de forma brutal o impía. Su patronazgo se extendía a la violencia irracional representada por las sequías, las guerras y las tormentas.

Seth.

• Ptah: se trata de la deidad de Menfis, representado con una barba recta y un sudario. Sus poderes sanadores se debían a que era conocido como el “dueño de la vida”, además de ser protector de los arquitectos y los artesanos.

• Thot: tenía cabeza de ibis y se caracterizaba por su inteligencia, que le dio la inspiración divina a la creación del universo. Fue el inventor de la escritura, patrón de los escribas, de las artes y las ciencias.

¿Sabías qué...?
Los egipcios usaban semanas de 10 días, pero nosotros hemos heredado las semanas de 7 días de los romanos.

EL PERÍODO MONOTEÍSTA

Un intervalo corto del monoteísmo conocido como atonismo ocurrió bajo el reinado de Amenofis IV, que cambió su nombre por Akhenatón, enfocado en la deidad egipcia del sol Atón. En su intento por imponerlo en todo el país, Akhenatón proscribió la veneración de otros dioses, llegó incluso a destruir los templos dedicados a Amón y construyó una nueva capital, Amarna.

Sin embargo, el cambio religioso perduró solamente hasta que fue destronado, restableciéndose luego el antiguo culto a Amón. Por ser este cambio muy impopular fue rápidamente proscrito. Ahora bien, tras la extinción del Imperio Nuevo, Amón fue desplazado por el culto a los dioses locales. Ante el desprestigio de los faraones, el pueblo prefirió aquellos dioses y espíritus personales y la magia, aunque la fe en la vida eterna hizo renacer el culto a Osiris.

El panteón egipcio original perduró como fe dominante, hasta la imposición del cristianismo copto y, posteriormente, del Islam. Asombrosamente, el pueblo egipcio apenas opuso resistencia a la difusión del cristianismo, debido a que encontraron satisfactorias sus promesas de salvación personal y sus enseñanzas sobre igualdad social. El fin de la religión egipcia llegó en el siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio Romano.

En este papiro pintado a mano por Akhenatón se puede apreciar al faraón junto a su esposa Nefertiti y una hija haciendo una ofrenda al Sol.
La máscara funeraria de Tutankhamón pesa 11 kilos y está hecha de oro, obsidiana, vidrio, turquesa, lapislázuli, cuarzo y cornalina.

LA TUMBA DE TUTANKHAMÓN

El nombre de Tutankhamón resulta famoso para todo el mundo por el excepcional descubrimiento de su tumba y su rico ajuar funerario encontrados en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter. Dado el incalculable valor y la cantidad de los objetos hallados, constituye uno de los descubrimientos arqueológicos con más publicidad de la historia de la egiptología.

La relevancia que posee Tutankhamón no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente comparado con el de otros grandes reyes como Tutmosis III o Ramsés II sino que en nuestro tiempo se produce con el tardío descubrimiento de su tumba real, hasta el momento la única encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto.

Tumba de Tutankhamon.