El corsario negro, por Emilio Salgari

Novela de aventuras que mezcla historia y leyenda, El Corsario Negro posiblemente sea la más representativa de la prolífera obra de su autor. Emilio Salgari supera en este relato defectos de estilo y de construcción en los que incurre en obras anteriores, y nos introduce vertiginosamente en su encanto por el mar y la jungla.

Publicada en 1898, un año después de haber sido nombrado caballero por la casa de Saboya, reinante por entonces en Italia, aparentemente como gesto de agradecimiento Salgari centra la historia en un personaje italiano (algo poco habitual en él), señor de Ventimiglia, emparentado justamente con los Saboya. Incluso nombra a los hermanos de este personaje, que se da a conocer como el Corsario Negro, con los colores de la bandera de Italia: uno es el Corsario Verde y el otro el Rojo. Los personajes vivirán sus aventuras entre el mar y la jungla caribeña, en un periplo en el que el autor nutre a los lectores no solo con el entretenimiento de las acciones, sino también con las descripciones realistas del territorio marítimo y terrestre en que suceden.

El estilo

Nacido en 1862, Salgari construye su obra adscribiendo a un romanticismo que sus pares ya habían abandonado. Sin duda sus novelas evocan los tiempos de los espadachines de Alejandro Dumas, y sus personajes están construidos con los mismos valores que los galantes hombres de capa y espada que protagonizan Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, novelas emblemáticas del escritor francés.

El ritmo cinematográfico y el dramatismo de sus escenas, son el fuerte de sus narraciones, poco rigurosas en cambio en lo que hace a sus descripciones. En cuanto al contenido, los valores y virtudes que resalta, como la voluntad y el coraje, dan relieve a personajes que dejan una huella paradigmática en los lectores.

El Corsario Negro aparece primero por entregas, y luego en un volumen que publica la editorial Donath de Génova. Es la primera obra de su Ciclo de los corsarios, donde luego incluirá La reina de los caribes (1901); Yolanda, la hija del Corsario Negro (1905); El hijo del corsario Rojo (1905-1907) y Los últimos filibusteros (1908).

Tiempo de piratas

La obra se sitúa hacia fines del siglo XVII, puntualmente en el año 1696, época de apogeo de piratas, corsarios, filibusteros y bucaneros. Salgari nos ubica en el tiempo con constantes referencias a personajes y hechos: Luís XIV, Víctor Amadeo de Saboya, España como potencia colonial, su disputa con Francia por la hegemonía tanto en Europa como en América.

LA TRAMA

Un corsario italiano perteneciente a la nobleza a quien se conoce como Corsario Negro, se entera de que su hermano, el llamado Corsario Rojo, ha sido ahorcado en la plaza pública de Maracaibo, Venezuela, donde aún cuelga su cuerpo sin vida. La orden de ejecución fue dada por el gobernador de la ciudad, Wand Guld, noble holandés que traicionando a los suyos se pasó al bando español, justamente cuando corsarios ingleses, franceses y oriundos de su país, atacan permanentemente a los barcos españoles y a sus ciudades costeras para debilitar su poderío.

Emilio di Roccanera, el Corsario Negro, consigue después de innumerables peripecias, para las que cuenta con la ayuda de sus fieles amigos Carmaux y Wan Stiller, recobrar el cadáver de su hermano y darle digna y tradicional sepultura en el mar.

Pero esto no calma la sed de venganza que se ha apoderado del protagonista de esta historia, quien jura vengarse de Wand Guld, matando a él y a toda su familia.

Decidido a cumplir su juramento, comienza su asecho a naves españolas hasta capturar un navío de esta nacionalidad, reteniendo a sus pasajeros. En estas circunstancias se enamora de una prisionera, joven noble que lo impacta por su belleza. Sin embargo se niega a reconocerlo para evitar que el amor atempere sus ansias de venganza.
Para conseguir su objetivo, desembarca en la isla Tortuga, refugio de piratas y corsarios, y allí traza un plan para terminar con su enemigo. Pero el destino le mostrará una vez más su cara trágica.

El Corsario Negro y sus hombres toman por asalto la ciudad de Maracaibo y persiguen al gobernador holandés para darle muerte. Durante la persecución, el señor de Ventimiglia se entera que su enamorada no es otra que la hija de su antagonista. La contradicción entre el amor y el odio se muestra de manera descarnada acentuando la tensión y obligando al Corsario a elegir. Pone a la joven en un bote y la abandona en el medio del mar. ¿Vale la venganza la desazón que lo embarga?

Personajes

El héroe del relato es Emilio di Roccanera, señor de Ventimiglia, pequeña población del Mediterráneo, en la frontera entre Italia y Francia.

Su origen noble le da al Corsario Negro los valores de un caballero. Su conducta se rige por los códigos del honor que hacen que luche limpiamente. Y del mismo modo en que sostiene la conducta intachable de un caballero, hace propias las reglas de honor de los hombres de mar, reglas que le dan derecho al saqueo, pero que también le imponen el reparto justo del botín, la solidaridad con los compañeros, y hasta las supersticiones. El respeto a ultranza de estas reglas es lo que lleva al Corsario a renunciar al amor para dar cumplimiento a la palabra empeñada.

El personaje comparte sus aventuras con Carmaux y Wan Stiller, el primero francés y el otro holandés. Ambos muestran una fidelidad inquebrantable hacia su capitán, sostenida por la admiración y no por el servilismo. Audaces y valientes, solo alguien más audaz y valiente que ellos, como El Corsario Negro, puede convertirse en su referente.

Emilio Salgari

Nació en Verona el 25 de agosto de 1862, hijo de Luigi Salgari y Luigia Gradara. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal, para luego ingresar en la Escuela Técnica Municipal y posteriormente en el Instituto Técnico y Náutico Paolo Sarpi de Venecia, en 1878, institución que abandonó en 1882 sin haber completado sus estudios para convertirse en capitán de cabotaje. Aunque siempre se sintió un marino, según se sabe solo realizó un viaje por mar en su vida, en 1880 y por el Adriático, de Venecia a Brindisi.

En 1882 comienza a colaborar con La Nuova Arena, de Verona. En los años siguientes y pese a la muerte de su madre de meningitis en 1887, y el suicidio de su padre en 1889, realiza una copiosa producción literaria que sostiene ininterrumpidamente hasta 1892, año en que conoce a la que sería su esposa, la actriz aficionada Ida Peruzzi, a quien llama Aida. Ese mismo año contraen matrimonio, felicidad a la que se suma el paso que da Salgari en su carrera literaria al comenzar a editar en Treves, la editorial más importante de Milán, y el nacimiento de su hija Fátima. En 1894 nació su hijo Nadir, en tanto su éxito continúa en crecimiento y en 1897 recibe de la Casa Real el nombramiento de caballero. Ese año se traslada a Milán, ciudad donde traba amistad con Giuseppe Gamba, su principal ilustrador, y nace su segundo hijo varón, Romeo. En pleno éxito regresa a Turín donde nace su hijo Omar (1900). A pesar del reconocimiento con que cuenta su producción, su retribución económica es escasa, lo que lo obliga a firmar un contrato cuyo cumplimiento exige la entrega de tres títulos anuales, además de dirigir el semanario genovés Per tierra e per mare. Sin embargo y a pesar de sus esfuerzos su situación económica se ve complicada por la salud de su esposa que empieza a manifestar problemas mentales. Firma un nuevo contrato editorial con la casa Bemporad, editando 19 novelas entre 1907 y 1911. Pero la salud de su esposa empeora y debe ser internada en un manicomio. Abrumado por las circunstancias, Emilio Salgari se suicida en Turín el 25 de abril de 1911.