En casos excepcionales una persona puede estar hasta 250 días sin comer o 18 días sin comer ni beber, pero nadie puede estar más de varios minutos sin respirar. Las células de nuestro cuerpo necesitan oxígeno para quemar y asimilar los nutrientes. Además de ser esencial para la vida, la respiración constituye un medio para realizar ejercicios de relajación.
La respiración es un proceso involuntario y automático, en que se extrae el oxígeno del aire inspirado y se expulsan los gases de desecho con el aire espirado. Aunque podemos controlar de manera voluntaria el ritmo o las pausas de la respiración, en condiciones normales no podemos permanecer pendientes de ello. Cuando estamos durmiendo, por ejemplo, no tenemos conciencia real de lo que hacemos. Lo mismo ocurre con el bombeo de la sangre que realiza el corazón. Todos los procesos esenciales que requieren una actividad constante son controlados por centros específicos del cerebro.
¿Cómo respiramos?
Las fosas nasales son las que permiten el ingreso del aire, están ubicadas en el interior de la nariz y encima de la boca. En el interior de las fosas nasales se encuentra la membrana pituitaria, que calienta y humedece el aire que inspiramos para que no llegue demasiado frío a los pulmones o reseque la garganta. El aire desde aquí pasa a la faringe, sigue por la laringe y penetra en la tráquea.
La tráquea se divide en dos conductos de aire denominados bronquios, que están conectados a los pulmones. En el interior de los pulmones, los bronquios se ramifican en bronquios más pequeños e incluso en conductos más pequeños denominados bronquiolos. Estos últimos terminan en minúsculas bolsas de aire denominadas alvéolos, donde tiene lugar el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Cada pulmón alberga alrededor de unos 300 ó 400 millones de alvéolos.
Los pulmones están llenos de aire, y su estructura es elástica y esponjosa; son los encargados del intercambio de gases entre la sangre y la atmósfera. El aire llena los pulmones, los cuales, a su vez, dejan que el oxígeno pase a la sangre. Luego de la inspiración, se realiza la expiración, durante la cual los pulmones extraen el dióxido de carbono de la sangre y lo envían hacia la atmósfera.
El aire que respiramos
Respiramos aire, éste es una mezcla de varios gases, principalmente nitrógeno y oxígeno. Además, en muy pequeña cantidad, hay otros gases conocidos como gases raros o inertes. De modo que, si tenemos en cuenta la cantidad, debemos decir que el nitrógeno es el componente más abundante del aire, y le sigue el oxígeno que se encuentra en menor proporción.
La atmósfera contiene también muchas otras sustancias, en gran parte causadas por la acción humana, y algunas de ellas perjudiciales para nuestra salud.
Los principales gases contaminantes atmosféricos son:
• Óxido de azufre, se origina en las refinerías de petróleo.
• Monóxido de carbono, producto de las estufas y coches.
• Óxido de nitrógeno, consecuencia de los puntos de energía nuclear y de vehículos de combustión interna.
• Dióxido de carbono, proviene de industrias y de la actividad de deforestación.
Como ya dijimos el aire es un recurso que está expuesto a la contaminación. El espacio que existe entre las moléculas del aire puede ser ocupado por otros gases. Si bien puede parecer lógico que un ambiente cerrado se encuentre menos expuesto a los gases contaminantes, esto no es así. Sobre todo en los países en desarrollo se sigue cocinando o utilizando calefacción mediante combustibles sólidos como: madera, carbón, residuos vegetales, etc. De este modo, los combustibles sólidos, las estufas ineficientes o los sistemas de ventilación inadecuados pueden perjudicar considerablemente las condiciones del aire.
En la India, donde el 80 por ciento de las casas utilizan combustibles sólidos, se estima que mueren cada año medio millón de niños debido a la contaminación interior, en especial de infecciones respiratorias agudas. En iguales condiciones se encuentra África Subsahariana. En Latinoamérica, donde un cuarta parte de los hogares usan combustibles de este tipo, 30.000 personas mueren anualmente.
Efectos del smog sobre la salud
La contaminación del aire que reduce la visibilidad se conoce con frecuencia como niebla o smog. Originalmente el término smog significaba una combinación de humo (en Inglés, smoke) y niebla (en Inglés, fog), pero actualmente se refiere a cualquier mezcla visible de agentes contaminantes del aire.
Se distinguen dos tipos de smog:
• Smog Industrial: Apareció con el apogeo de las industrias, en las grandes ciudades donde se consumían combustibles fósiles a gran escala, como el petróleo y el carbón. El azufre que se genera en su combustión se mezcla con las partículas en suspensión formando esta niebla perjudicial para la salud de las personas.
• Smog fotoquímico: Es el producido por la mezcla de nitrógeno y otros hidrocarburos volátiles. Surge al incidir la luz solar sobre ellos, provocando una reacción que forma gases altamente tóxicos como el ozono. El principal culpable de este tipo de contaminación por smog, es la gran cantidad de vehículos circulando por las ciudades.
Inhalar smog resulta perjudicial para nuestro sistema respiratorio, la gente sensible puede experimentar síntomas después de permanecer solamente una o dos horas al aire libre en medio de un ambiente contaminado.
Por su parte, los ancianos son los más propensos a sufrir complicaciones cuando ya presentan enfermedades pulmonares o cardiacas. Los niños, también se encuentran dentro del grupo de los más afectados, porque ellos respiran más rápido y gastan más tiempo al aire libre.
En general, las afecciones más comunes por consecuencia del smog son: irritación de las vías respiratorias y de las mucosas de los ojos, cansancio y dolor de cabeza.
El humo del cigarrillo
El humo del cigarrillo contiene miles de sustancias químicas también llamados “emisiones del humo”; alguno de estos componentes son: nicotina, monóxido de carbono, alquitrán, oxidantes e irritantes.
La nicotina es el compuesto químico más característico del tabaco, es un alcaloide que se encuentra únicamente en esta planta; es la sustancia responsable de provocar la adicción por el cigarrillo.
El monóxido de carbono es un gas que se forma en el humo del tabaco, ha sido identificado como una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares (enfermedades cardíacas) de los fumadores.
El alquitrán está presente en el humo del tabaco y se compone de numerosas sustancias químicas muy cancerígenas entre las cuales están los hidrocarburos, el benceno y los compuestos inorgánicos.
La acetona, los fenoles y el ácido cianhídrico son irritantes que provocan lesiones en las paredes de los bronquios y de la nariz e irritación a nivel de los ojos.
Hay lugares en los que es más difícil respirar, como por ejemplo en lo alto de una montaña porque el aire es más ligero y al respirar se absorbe menos oxígeno de lo normal, por esa razón las personas que escalan grandes alturas tienen que prepararse bien y llevar siempre oxígeno de reserva.
Problemas respiratorios frecuentes
El sistema respiratorio es propenso a contraer determinadas enfermedades y los pulmones tienen tendencia a padecer una amplia variedad de trastornos causados por los contaminantes del aire.
Estas enfermedades alcanzan a personas de todas las edades y de ambos sexos; las consultas al médico por este tipo de problemas ocupan el primer lugar. Los inconvenientes respiratorios pueden afectar desde la nariz, hasta los pulmones.
Si bien hay múltiples causas; las más frecuentes son las infecciones, es decir, las causadas por microbios (virus o bacterias). También pueden existir otras causas relacionadas con los contaminantes en el ambiente de trabajo y por la exposición continua a sustancias químicas e irritantes que se encuentran en el aire y que al respirarlas afectan la función de las vías respiratorias.
Una de las enfermedades más frecuentes relacionadas con la respiración es la bronquitis. Se trata de la inflamación de las principales vías aéreas hacia los pulmones. Puede aparecer de modo agudo o crónico.
La bronquitis aguda es ocasionada por un número de virus que pueden infectar el tracto respiratorio y atacar los conductos bronquiales. Se presenta con dificultad para respirar, jadeo, presión en el pecho y tos con mucosidad.
Otra afección muy popular es el asma, generalmente la padecen los niños. Es un trastorno que provoca que las vías respiratorias se hinchen y se estrechen, lo cual hace que se presente dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos.
La respiración y la relajación
La respiración completa o profunda es fundamental para conseguir una adecuada relajación. Realizarla de modo adecuado implica tener en cuenta que la respiración sólo debe ejecutarse por la nariz, de manera pausada y profunda, y nunca por la boca. De este modo, conseguiremos optimizar el proceso de oxigenación de la sangre y como consecuencia beneficiaremos el funcionamiento de todo nuestro organismo.
Es importante indicar que el aire presente en nuestros pulmones contiene aire residual con dióxido de carbono proveniente de la anterior respiración, por eso si no realizamos una espiración completa presentamos menos oxígeno en nuestros pulmones y células. Por lo tanto, si hacemos una respiración lenta y prolongada quedará menos aire residual y entrará más oxígeno.
El dióxido de carbono, contenido en la sangre venosa, debe ser descargado y sustituido por oxígeno. La sangre insuficientemente oxigenada afecta negativamente nuestro estado de ansiedad, depresión o posible estrés. Incluso nos imposibilita actuar con calma ante situaciones de presión.
Por el contrario, un buen suministro de oxígeno activa la circulación de la sangre y hace que nos sintamos mucho más seguros y calmos. Es por eso que cualquier ejercicio de relajación empiece siempre con una respiración profunda y regular.
Eso explica también por qué el deporte es tan relajante: el esfuerzo físico hace que, automáticamente, la respiración se vuelva más profunda, es decir, que se inhale mayor cantidad de oxígeno.
Es recomendable:
• Realizar actividad física con frecuencia.
• Procurar pasar tiempo al aire libre, en zonas que no se encuentran expuestas a focos contaminantes.
• Estar el menor tiempo posible en lugares cerrados con mucha aglomeración de personas.
• Interiorizarse e involucrarse en actividades de protección ambiental.
• Utilizar mascaras cuando trabaje con químicos, o donde se produzca polvo, humo o vapores.
• No fumar.
• Respirar siempre por la nariz y no por la boca.
Beneficios de una buena respiración:
• Disminución del cansancio y estrés.
• Proporciona tranquilidad.
• Mayor oxigenación en la sangre.
• Aumenta el volumen respiratorio.