Page 23 - Elbibliote.com
P. 23
extrajo por medio de minería desde diferentes profundidades del subsuelo.
La explotación mexica se hacía en la ladera sur del cerro Cruz del Milagro, a una altura de 2 700
a 3 180 msnm, entre un denso bosque de alta montaña.
Tacaná.
Como a otros volcanes, los habitantes de la zona le han atribuido importancia religiosa desde
la época prehispánica hasta la actualidad. Los curanderos lo consideran “la gran iglesia de los
antiguos”, pues se le ve como un templo en el que habitan seres mitológicos que son custodios
de la flora y la fauna. Se han localizado a distintas alturas sitios en los que se realizan ritos.
Popocatépetl.
Aún activo, el Popocatépetl es el volcán más cono-
cido de México. Junto con el Iztaccihúatl, conforma
un importante conjunto simbólico para los pueblos
del Altiplano Central; en ellos se han localizado
varios sitios arqueológicos que dan cuenta de la
importancia que se les concedía y de los ritos que ahí
se realizaban. En distintos momentos de la época
prehispánica, su actividad tuvo impacto en el desar-
rollo de las poblaciones del vecino valle de Puebla-
Tlaxcala.
La Malinche.
Es parte fundamental del complejo simbólico
asociado a las montañas en el valle poblano
tlaxcalteca. Durante exploraciones arqueológicas
recientes se han excavado dos sitios rituales, en los
que se localizaron elementos asociados al culto a
deidades acuáticas.
Pico de Orizaba.
Con carácter simbólico para los habitantes de la
región, también representa una importante fuente
de extracción de obsidiana. Las explotaciones más
tempranas de sus minas se remontan posiblemente
La leyenda de Los Volcanes
El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl son resultado de un amor imposible. Hace miles de años, Iztaccíhuatl era la más bella de las
prin-cesas, hermosa, parecida a una flor, y requerida en amores por los más altos y dignos príncipes. Peo esta reina de belleza
tuvo la desgracia de entregar su corazón, no a ningún noble, sino al más valiente de los guerreros, el gran Popocatépetl.
El padre de la princesa rechazaba obstinadamente estos amores, pero le dijo al guerrero, que si volvía de la guerra con la cabeza
del cacique enemigo en su lanza, en premio encontraría, preparados al mismo tiempo, el festín del triunfo y su lecho nupcial.
Fue Popocatépetl a la guerra con la esperanza en el espíritu y paso vencedor; combatió contra cientos y cientos de soldados que
quedaron derrotados, hasta que finalmente venció en batalla al cacique y ensartó su cabeza en una lanza.
El padre de Iztaccíhuatl no pensaba dar a su hija en matrimonio al guerrero, pensaba que éste nunca volvería con vida de la
guerra; gran fue su sorpresa al enterarse de la victoria, y se dispuso a prepararlo todo.
Popocatépetl llegó triunfante a la tribu con la lanza ensangrentada por la cabeza del cacique. Halló el festín de su triunfo
preparado, pero no así el lecho de su amor. El obstinado padre de la princesa la entregó sin vida al gran guerrero, antes que
permitir su amor; la novia dormía el sueño eterno bajo el sol, en espera del beso póstumo de la boca que en vida jamás la besó.
Ante la mujer dormida, Popocatépetl se arrodilló para velar su sueño eternamente, y se quedó ahí, para siempre. Los años y los
siglos pasaron cubriendo de tierra y nieve a los dos amantes que permanecen hoy como entonces, vigilantes del valle del
Anáhuac.
Duerme en paz Iztaccíhuatl; nunca los tiempos borrarán los perfiles de tu expresión.
Vela en paz, Popocatépetl; nunca los huracanes apagarán la antorcha eterna del amor.
El tiempo, que todo lo borra, ha respetado el cuerpo de Iztaccihuatl, la bella virgen blanca, haciendo la montaña inaccesible para
el hombre, y en el corazón de Popocatépetl sigue inextinguible el fuego de la pasión eterna.
Para muchos, ésta es una versión con influencia occidental, y dicen que en la leyenda original, Popocatépetl marcha a la guerra
tras prometer a su princesa que volverá pronto. Ella muere en el transcurso, y cuando el guerrero vuelve, inundado del dolor,
decide construir un túmulo para velar eternamente el cuerpo de su amada, el final es el mismo.
www.elbibliote.com 18