Michael Phelps

Michael Phelps nació en Baltimore (Maryland, Estados Unidos) el 30 de junio de 1985. En su ciudad natal cursó las enseñanzas primaria y secundaria. Practicó diversos deportes antes de decidirse por la natación, disciplina en la que comenzó a destacar a los 10 años. Su portentosa complexión, con 195 cm de talla y un desarrollo muscular excepcional, aportaban las condiciones físicas óptimas para una triunfal carrera deportiva.

En 2000, con solo 15 años se clasificó para participar en los Juegos Olímpicos de Sidney (Australia), donde adquirió experiencia en la alta competición. Al año siguiente (2001) logró su primer triunfo internacional: el oro en la prueba de 200 m mariposa en el Mundial de Fukuoka (Japón). En 2002, convertido ya en uno de los plusmarquistas más jóvenes de la historia, conquistó cinco metales en los Juegos Panpacíficos de Yokohama (Japón): tres oros (200 m estilos, 400 m estilos y 4×100 m estilos) y dos platas (200 m mariposa y 4×200 m libres), lo que consolidó su candidatura a favorito en el certamen mundial que se celebraría en Barcelona (España) el año siguiente.

Las expectativas se cumplieron y Phelps ganó seis preseas en el Campeonato del Mundo de Barcelona de 2003: cuatro oros (200 m mariposa, 200 m estilos, 400 m estilos y 4×100 m estilos) y dos platas (100 m mariposa y 4×200 m libres). No obstante, la definitiva consagración del nadador tuvo como escenario los Juegos Olímpicos de Atenas (Grecia) de 2004, en los que ganó ocho medallas: seis oros (400 m estilos, 100 m mariposa, 200 m mariposa, 200 m estilos, 4×100 m estilos y 4×200 m libres) y dos bronces (200 m libres y 4×100 m libres). Ese mismo año ingresó en la Universidad de Maryland, donde cursó la carrera de Deportes, publicidad y administración hasta 2008.

Conocido ya como “el tiburón de Baltimore”, el estadounidense volvió a brillar en el Mundial de Montreal (Canadá) de 2005, en el que obtuvo cinco oros (200 m libres, 200 m estilos, 4×100 m libres, 4×200 m libres y 4×100 m estilos) y una plata (100 m mariposa), así como en los Juegos Panpacíficos de Victoria (Australia) de 2006, donde conquistó cinco oros más (200 m mariposa, 200 m estilos, 400 m estilos, 4×100 m libres y 4×200 m libres) y otra plata (200 m espalda).

Su carrera de triunfos prosiguió de modo espectacular en 2007. Ese año, Phelps subió a lo más alto del podio del Mundial de Melbourne (Australia) para recoger siete oros. Correspondieron a las finales de 200 m libres, 100 m mariposa, 200 m mariposa, 200 m estilos, 400 m estilos, 4×100 m libres y 4×200 m libres.

Considerado ya el mejor nadador de la historia, Phelps despejó cualquier duda sobre su jerarquía al superar la legendaria plusmarca de su compatriota Mark Spitz (quien consiguió siete oros en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972). Así hizo el de Baltimore en los Juegos Olímpicos de Pekín (China) de 2008, donde venció en ocho pruebas: 100 m mariposa, 200 m mariposa, 200 m estilos, 400 m estilos, 200 m libres, 4×100 m libres, 4×200 m libres y 4×100 m estilos.

Al año siguiente (2009) participó en el Mundial de Roma (Italia); allí conquistó cinco oros (100 m mariposa, 200 m mariposa, 4×100 m libres, 4×200 m libres y 4×100 m estilos) y una plata (200 m libres). En 2010 obtuvo también cinco oros (100 m mariposa, 200 m mariposa, 4×100 m libres, 4×200 m libres y 4×100 m estilos) en los Juegos Panpacíficos de Irvine (California, Estados Unidos).

Galardonado con el World Swimmer of the Year Award (Premio al nadador mundial del año) en seis ocasiones (2003-2004 y 2006-2009), siguió cosechando triunfos en 2011, con ocasión del Mundial de Shanghai (China), en el que conquistó cuatro oros (100 m mariposa, 200 m mariposa, 4×200 m libres y 4×100 m estilos), dos platas (200 m libres y 200 m estilos) y un bronce (4×100 m libres).

En 2012 y con 27 años cumplidos, Phelps anunció su retirada de la alta competición, tras participar en los Juegos Olímpicos de Londres (Reino Unido). En este evento puso colofón a su carrera con cuatro oros (100 m mariposa, 200 m estilos, 4×100 m estilos y 4×200 m libres) y dos platas (200 m mariposa y 4×100 m libres), de modo que su palmarés deportivo sumó 22 medallas olímpicas (18 de oro) y 33 mundiales (26 oros), con 37 plusmarcas mundiales batidas a lo largo de su carrera. Estas cifras que lo convierten en el deportista más laureado de la historia.

Juan Manuel Fangio

Juan Manuel Fangio nació el 24 de Junio de 1911 en la ciudad de Balcarce, provincia de Buenos Aires, Argentina. Es, sin duda, el mejor automovilista de velocidad de la historia de dicho país y uno de los mejores de la historia.

Tras su exitoso paso por el turismo de carretera, Juan Manuel Fangio comenzó en 1949 su excepcional carrera como piloto en pruebas de circuito, que lo convirtió en uno de los nombres esenciales de la historia del deporte argentino. Se puede asegurar que en muchos rincones del mundo el nombre de Argentina se oyó por primera vez asociado a los trofeos automovilísticos ganados por este campeón irrepetible. Debutó aquel año en Mar del Plata, donde consiguió su primera conquista. Meses más tarde, en San Remo, Italia, obtuvo su primer triunfo europeo.

Fue campeón de la Fórmula 1 en cinco oportunidades.

Comenzó así su indiscutible hegemonía en la Fórmula 1, la más alta categoría de competencia automovilística internacional. En 1951, a bordo de un Alfa Romeo, ganó su primer título mundial, imponiéndose al italiano Alberto Ascari. El año 1954, con un Maserati primero y con un Mercedes Flecha de Plata después, ganó su segundo título, dejando en segundo lugar a otro gran piloto argentino: José Froilán González.

Al año siguiente, con el mismo modelo de vehículo, aventajó al británico Stirling Moss, uno de sus más enconados y persistentes rivales. En 1956 volvió a obtener la corona como piloto de Ferrari y al año siguiente, otra vez con Maserati, se consagró por quinta vez campeón del mundo, en una inolvidable faena en el circuito alemán de Nürburgring.

En 1958 se retiró de las competencias automovilísticas. Todavía a principios del siglo XXI seguía siendo el más ganador de los 22 argentinos que hasta entonces habían competido en Fórmula 1.

Drogadicción

Se llama así a la adicción producida por el consumo de drogas, entendiendo a la droga como toda sustancia cuyo consumo actúa sobre el sistema nervioso modificando el sistema psíquico. Su abuso produce diversas consecuencias tóxicas agudas y crónicas como el estado de dependencia. Esta dependencia se genera por una adaptación psíquica y física cuando el consumo es reiterado, dado que de lo contrario provoca el síndrome de abstinencia. Con el tiempo se va produciendo la necesidad de ir aumentando los niveles de dosis para que el organismo alcance los efectos iniciales (tolerancia).

No todo consumo de una droga significa un problema. Pero como la adicción a una sustancia es un proceso el uso inicial puede fácilmente derivar en un abuso.

La drogadicción es considerada una enfermedad porque afecta los aspectos físicos, psicológicos y sociales del individuo, esto es a la salud en general. Sin embargo la decisión sobre el consumo y la responsabilidad del individuo son vitales tanto en el inicio como en el mantenimiento y posible tratamiento.

Se puede producir una sobredosis o intoxicación aguda cuando se introduce en el organismo más sustancia de la que este es capaz de metabolizar. Esto puede producir el estado de coma e incluso la muerte.

La clasificación de drogas más aceptada es la que las divide según el efecto que causan en el Sistema Nervioso Central. Así las sustancias se dividen en:

  • depresoras
  • estimulantes
  • perturbadoras

¿Cómo puede prevenirse?

Existen un conjunto de medidas encaminadas a evitar, reducir y/o retrasar el abuso de drogas o en caso de haberse producido reducir al mínimo las consecuencias negativas.

Existen varios Programas de prevención que persiguen ciertos objetivos.
Reduciendo la oferta de sustancias no evitamos el problema, para prevenir es fundamental la educación de los individuos para que puedan mantener relaciones responsables con las drogas y para que aprendan a enfrentarse a la vida y sus diferentes situaciones sin recurrir a ellas. Es por esto que la educación para la salud es imprescindible. La prevención se desarrolla principalmente en 4 ámbitos: familiar, escolar, laboral y comunitario, en ellos se pueden transmitir valores y actitudes para fomentar la prevención a través de distintos programas llevados a cabo por instituciones y profesionales con conocimientos específicos en el tema.

Los factores de riesgo se pueden dividir en 3 grandes grupos:

  • vinculados a la sustancia
  •  vinculados al individuo
  • vinculados al ambiente o contexto social

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/134-drogadiccion#sthash.h54PTA1U.dpuf

El parto

El parto es un proceso fisiológico normal, mediante el cual se pone fin al período de gestación, y cuyo desenlace es la salida del feto y la placenta al exterior del organismo materno. Este proceso suele ocurrir unos 280 días después de producida la primera falta de menstruación.

El período del preparto

En el período de preparto se producen una serie de fenómenos que anteceden en unos días al inicio del parto. Uno de los más importantes es el encajamiento del feto, que coloca su cabeza en la parte más inferior de la pelvis, justo por encima del cuello uterino.

Otra circunstancia importante son las contracciones uterinas, que siguen siendo igual de intensas que en los últimos meses del embarazo, pero que se hacen más frecuentes. También forma parte del preparto la maduración del cuello uterino, merced a la cual esta parte del útero se dilata y ablanda, preparándose para dejar pasar al feto. Finalmente, la última señal del preparto suele ser la expulsión del tapón mucoso, que consiste en la expulsión, a través de la vagina, de una masa gelatinosa y amarillenta, que hasta ese momento estaba obstruyendo el cuello uterino.

La última señal del preparto suele ser la expulsión del tapón mucoso.

El inicio del parto

Se considera que el parto se inicia cuando las contracciones uterinas se hacen lo bastante potentes, duraderas y frecuentes como para dilatar completamente el cuello del útero y expulsar el feto. Es decir, cuando se presentan las contracciones uterinas eficaces. Normalmente cada una de estas contracciones dura más de 40 segundos. Otra señal importante que indica que el parto se está iniciando es la rotura de la bolsa de las aguas, que consiste en la rotura de las membranas que envuelven el feto dentro del útero. Estas membranas, en consecuencia, son expulsadas a través de la vagina, acompañándose del líquido que contenían en su interior, que es transparente y, por lo general, muy abundante. Se recomienda que, ante cualquiera de estas dos circunstancias, la embarazada se presente en el hospital ya preparada para el parto.

Fases del parto

El parto propiamente dicho comprende tres fases: la fase de dilatación, la fase de expulsión y el alumbramiento.

Durante la fase de dilatación, el cuello del útero, canal que comunica la vagina con el útero, se dilata progresivamente, de forma que, al inicio de esta fase, suele tener unos 3 cm de diámetro, mientras que, al final de la misma, tiene unos 10 cm. Esta fase suele prolongarse durante unas cuatro horas, pero en las mujeres que tienen su primer hijo puede extenderse varias horas más; por el contrario, en las multíparas, que ya han vivido varios partos, puede ser significativamente más corta. En general, durante este lapso de tiempo, la parturienta suele permanecer en la sala de dilatación, próxima a la sala de partos.

Una vez completada la fase de dilatación, la parturienta es trasladada a la sala de partos y recostada en una camilla especialmente preparada para los trabajos de parto. Allí se inicia la fase de expulsión, durante la cual el feto se abrirá paso a lo largo del canal del parto, atravesando sucesivamente el cuello uterino, la vagina y la vulva.

En estos momentos, las contracciones uterinas duran unos 50 segundos y se presentan cada 2 o 3 minutos. Estas contracciones suelen resultar bastante dolorosas, pero existen maniobras para hacerlas más soportables y eficaces, como levantar la cabeza y pujar de forma acompasada y controlando la respiración. De todas formas, cuando no se puede controlar el dolor, suele recurrirse a la administración de anestesia.

Durante la fase de expulsión, las contracciones uterinas son muy fuertes: duran aproximadamente 50 segundos y se producen cada 2 o 3 minutos.

Durante la fase de expulsión, el feto también debe realizar una serie de movimientos para atravesar con más facilidad el canal de parto. Así, al inicio, pliega la cabeza sobre su pecho y gira sobre su eje longitudinal, ofreciendo sus diámetros menores al pasar por los sitios más estrechos del canal de parto.

En la culminación de la fase de expulsión, o coronamiento, la cabeza del feto aflora por la vulva. En este momento suele realizarse una incisión transversal en la vagina, o episiotomía, para evitar que se desgarren los tejidos de la vulva. Seguidamente atraviesan la vulva la parte posterior del cráneo, la cara y el resto del cuerpo del feto.

La fase de expulsión suele comprender entre 40 y 90 minutos, pero el afloramiento del feto, a través de la vulva, se desarrolla, si no se presentan complicaciones, en solo unos segundos.

El alumbramiento, que es la última fase del parto, se inicia cuando el feto ya ha atravesado el canal de parto, y finaliza cuando la placenta y las membranas que envolvían el feto durante la gestación son expulsadas fuera del organismo materno. En general, ello ocurre al cabo de unos 3 a 10 minutos, y es provocado por las contracciones uterinas, que aún continúan, pero ya no resultan dolorosas, porque el útero se encuentra prácticamente vacío. Tras el alumbramiento, se sutura la herida de la episiotomía y se da por terminado el parto. Pese a ello, se recomienda que la mujer que ha dado a luz permanezca ingresada en el hospital durante 3 a 5 días. Sin embargo, cada vez son más cortos los períodos de hospitalización.

Se recomienda que la mujer que ha dado a luz permanezca en el hospital durante 3 a 5 días.

Fiestas regionales argentinas

Las fiestas regionales se diferencian de otras celebraciones por el hecho de que han sido creadas para canalizar la natural expansión de productores y trabajadores en el momento en que recogen los frutos de un año de labor. Tienen, además, una consecuencia añadida, ya que estas fiestas incrementan el turismo, convirtiéndose en otra fuente de ingresos para la región.

Fiesta del Mar

La conocida popularmente como “Fiesta del Mar” es una celebración de pescadores que se realiza en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, la última semana de enero, con objeto de rendir homenaje a los que han perecido en el mar y para pedir protección en los futuros viajes. Además de los pescadores, se reúnen allí los habitantes de la ciudad y los turistas.

Cada año, en la ciudad de Mar del Plata, una nueva “Reina del Mar” es elegida.

Los fieles se concentran en la iglesia de El Salvador, ubicada cerca del puerto, y asisten a las misas de esa semana. El último día se efectúa una procesión por mar con la imagen de El Salvador en la proa de una de las embarcaciones participantes. El puerto es adornado con banderines, estandartes y globos de colores, y en sus típicas cantinas se sirven comidas italianas preparadas con pescados y mariscos, que se acompañan con vino, al tiempo que se entonan canzonetas y se bailan tarantelas.

Fiesta de la Vendimia

La Fiesta de la Vendimia se celebra en la ciudad de Mendoza, a fines de marzo o principios de abril. Se prolonga durante una semana y se conmemora la culminación de la cosecha de la uva.

Durante la Fiesta de la Vendimia se conmemora la culminación de la cosecha de la uva.

A la ciudad llega desde su santuario la imagen de la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, acompañada en procesión por grupos de trabajadores agrícolas mendocinos, hasta el lugar en que se ha instalado el altar para la ceremonia de la bendición de los frutos. Cuando termina la ceremonia, un hombre y dos mujeres ofrendan a las autoridades el primer vino de la cosecha. Luego se inicia el “carrusel de la vendimia”, desfile de carrozas alegóricas que portan a sus reinas y cortes. Entre las reinas departamentales, elegidas previamente en respectivos concursos, se corona a la Reina de la Vendimia.

La Virgen de la Carrodilla, más conocida como la patrona de los viñedos.

Úlcera péptica

¿Qué es?

Una úlcera péptica es una llaga en la mucosa que recubre el estómago o el duodeno, que es la primera parte del intestino delgado. Una úlcera péptica en el estómago se llama gástrica. Una úlcera en el duodeno se denomina duodenal.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas más frecuentes de la úlcera péptica son:

  • El síntoma más común de la úlcera es el dolor o ardor en el estómago (entre el tórax y el ombligo).
  • A menudo se siente cuando el estómago está vacío, entre las comidas, pero puede ocurrir en cualquier momento.
  • El dolor puede durar desde unos minutos hasta varias horas y, a veces, puede despertar a la persona en la mitad de la noche.
  • El dolor se reduce a menudo con la ingesta de alimentos, líquidos o antiácidos.
  • Cuando la úlcera es gástrica, el dolor puede ceder con el vómito.

Pueden presentarse otros síntomas menos frecuentes:

  • Náuseas.
  • Vómitos de alimentos.
  • Vómitos con sangre.
  • Saciedad precoz.
  • Sangre en las heces o materia fecal de color negro.
  • Pérdida de apetito.
  • Cuando una úlcera sangra, puede ocasionar anemia con debilidad y palidez.

¿Cuáles son las causas?

Las causas más frecuentes de a úlcera péptica son:
– La bacteria Helicobacter pylori. Cabe alcarar que muchas personas que tienen esta bacteria no padecen de úlcera péptica.
– Tomar demasiado alcohol.
– Uso regular de remedios que contengan ácido acetilsalicílico (aspirina), ibuprofeno o naproxeno u otros antinflamatorios no esteroides (AINES).
– Fumar.

¿Cómo se trata?

Frente a los síntomas enunciados previamente, es imprescindible consultar a un médico.
El tratamiento consiste en medidas alimentarias, cambios de hábitos, medicamentos antiácidos y evitar medicamentos que lesionan la mucosa del estómago.
Se debe comer lentamente, varias veces en el día y en pequeñas cantidades, masticando bien.
Se deben evitar ciertos alimentos que pueden ser irritantes para el estómago como salsas, picante, pimienta, condimentos en general, vinagre, cebolla, ajo, café, mate, dulces, chocolate, frituras, comidas grasosas, conservas y enlatados, bebidas gaseosas, cítricos.
Asimismo, durante y después del tratamiento deben evitarse las bebidas alcohólicas y el cigarrillo, ya que afectan la cicatrización de la úlcera.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/381-ulcera-peptica#sthash.UUqIxL9t.dpuf

Evolución demográfica argentina hasta el Primer Censo Nacional de Población (1869)

La necesidad de conocer cabalmente la cantidad de personas que habitan un Estado, y sus rasgos sobresalientes en cuanto a sexo, edad y origen étnico, ha constituido una preocupación constante de los gobernantes desde la Antigüedad. Tal interés está sustentado en la certeza de que uno de los factores determinantes de las posibilidades de desarrollo de un país es la relación entre sus recursos productivos naturales y las características de la población. Está admitido que tanto su distribución en el territorio como sus necesidades biológicas y de consumo constituyen el principal factor desencadenante de la actividad económica, por lo cual siempre fue imperioso conocer los recursos humanos reales y potenciales con que se contaba.

Antecedentes del Primer Censo Nacional

Las fuentes de información anteriores al Primer Censo Nacional son numerosas pero sumamente imprecisas y contradictorias: tentativas de recuentos de orden provincial y municipal, registros de las parroquias y estimaciones de geógrafos de la época. En el actual territorio argentino le cupo a Juan de Garay el primer esfuerzo en este sentido; en 1573, después de la fundación de la ciudad de Santa Fe, realizó un recuento de soldados y familiares. Dos siglos más tarde, en 1744, la Corona española efectuó el primer empadronamiento de la población que habitaba la región aledaña al río de la Plata. Después de la Revolución de Mayo fueron varios los intentos de saber cuántos habitantes se distribuían en el extenso territorio argentino. El primero de los inventarios poblacionales lo dispuso el Primer Triunvirato en 1811 con muy poco éxito; en 1821 se publicó el Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires.

La Constitución de 1853 determinó la necesaria realización de censos poblacionales cada diez años; a través de éstos se podría establecer la base electoral de representación para conformar la Cámara de Diputados.

La Constitución Argentina establece que los Censos Nacionales deben realizarse cada diez años.

Para cumplir con lo establecido, en 1856 se llevó a cabo un relevamiento general dispuesto por el presidente de la nación, general Justo José de Urquiza, a cuyo efecto se creó la Mesa Central de Estadística. Si bien el mismo obtuvo resultados parciales, fue el antecedente inmediato del Primer Censo Nacional de Población, efectuado en 1869 -durante la presidencia de Sarmiento-. Éste abarcó la totalidad del país y sus resultados se publicaron tres años más tarde.

La población hasta 1869

Recientes estudios arqueológicos indican que los primeros pobladores del actual territorio argentino tuvieron sus asentamientos en la zona patagónica, probablemente procedentes del continente asiático. Existen diferentes estimaciones sobre la cantidad de aborígenes que habitaba el país con anterioridad a la conquista; si bien el número varía entre cien mil y trescientos mil individuos, se considera la última cifra como la más aproximada. A pesar de las discrepancias respecto a la cantidad, se coincide en señalar que en el momento de la llegada de los españoles a América el mayor asentamiento indígena se encontraba en la región del noroeste argentino, mientras que la región pampeana y el litoral se encontraban prácticamente despoblados.

La conquista y subsecuente colonización española, si bien provocaron una disminución de la población nativa -a consecuencia de diversos factores, como guerras, enfermedades desconocidas, trabajos forzados, traslados masivos de pueblos, etcétera-, también produjeron un rápido proceso de mestizaje debido a la reducida cantidad de españolas que viajaba a los nuevos territorios en la primera etapa del dominio hispano. Se calcula que durante el primer siglo de establecimiento español en el Río de la Plata, la población aborigen mermó en un 25 por ciento.

Hacia 1810, la población era cercana al millón de habitantes, de los cuales tan solo 6.000 eran europeos.

Por otra parte, la llegada de los colonizadores blancos a esta región tampoco fue masiva, ya que el actual territorio argentino no brindaba las riquezas metalíferas que ofrecían otros lugares del continente. Algunas fuentes consideran que en los primeros años del siglo XVII no había en territorio argentino más de dos mil quinientos europeos puros, cantidad que asciende a seis mil en 1810. De esta forma, de acuerdo a datos que han dejado diversas fuentes estadísticas e historiográficas de la época colonial, se ha llegado a inferir que la población total del territorio argentino en la segunda mitad del siglo XVIII -blancos, mestizos, indígenas, negros y mulatos, sin contar los indios no integrados que vivían en forma salvaje más allá de las fronteras marcadas por el colonizador- alcanzaba los cuatrocientos mil habitantes.

Se estima que, al producirse la Revolución de Mayo, la población era de casi medio millón de habitantes y que, en los cuarenta años que transcurrieron hasta la Constitución Nacional de 1853, la misma se duplicó. Desde entonces hasta el primer censo de 1869 creció en una proporción cercana al 70 por ciento. Este considerable aumento en menos de dos décadas se debe a que ya había comenzado a manifestarse el singular y sorprendente proceso inmigratorio que transformó íntegramente el país en las décadas posteriores.

Domingo Faustino Sarmiento era el presidente durante el Primer Censo Nacional de Población, en 1869.

Tuberculosis

Es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, pero que puede atacar otras partes del cuerpo, llegando a ser muy grave. Lo causa una bacteria conocida como “bacilo de Koch” que se contagia por el aire.

Si no se trata oportunamente, puede causar daño permanente en los pulmones.

¿Cómo se transmite?

Los enfermos que no están en tratamiento, al toser o estornudar liberan las bacterias al aire, que entran a los pulmones de la persona sana. Para que se produzca el contagio, el contacto debe ser diario. Pero cuando la persona enferma se encuentra haciendo tratamiento no contagia a otras personas.
Es importante aclarar que la tuberculosis no se contagia por compartir el mate, cubiertos, vasos, etc. con una persona enferma.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma principal es la tos persistente por más de 15 días.
Además, se puede presentar junto con:

  • Fiebre.
  • Sudoración por la noche.
  • Cansancio permanente.
  • Pérdida de peso.
  • Falta de apetito.

Ante la persistencia de tos durante más de 15 días, es importante consultar en un servicio de salud, para realizar un estudio muy sencillo (estudio del catarro) y empezar el tratamiento lo antes posible, de ser necesario.
El estudio del catarro y el tratamiento para la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos del país.

¿Cómo se trata?

Detectar la tuberculosis en forma temprana es una de las principales herramientas para combatir la enfermedad. Con el tratamiento adecuado durante el tiempo indicado por el médico, la persona enferma logra curarse sin contagiar a otros.
El tratamiento de la tuberculosis dura más de 6 meses para que una persona se cure totalmente. Se debe tomar la medicación frente al personal de salud que acompaña y ayuda a terminar el tratamiento. Los síntomas suelen mejoran en 2 a 3 semanas. El pronóstico es excelente si la tuberculosis pulmonar se diagnostica a tiempo y el tratamiento se inicia rápidamente.
Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos del país.


¿Qué medidas se pueden adoptar para prevenir la Tuberculosis?

  • Controlar a TODOS los contactos que viven con la persona que tiene tuberculosis.
  • Vacunar al recién nacido con la vacuna BCG para prevenir las formas graves de tuberculosis.
  • Cubrirse la boca al toser o estornudar.
  • Enseñar en las escuelas, en el barrio y en la comunidad que TODOS debemos participar de la lucha contra la tuberculosis.

Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la Tuberculosis son gratuitos en los centros de salud y hospitales públicos de todo el país. 

 

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

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Censo Nacional de Población Argentino en el 2001

El Censo Nacional de Población realizado en 2001 determinó que el país reunía algo más de treinta y seis millones doscientos mil habitantes; esto significa que, en los diez años transcurridos desde el censo inmediatamente anterior, la población se había incrementado en más de tres millones y medio de personas.

El crecimiento que ha tenido la población argentina puede ser caracterizado como lento, tanto si se lo compara con el registrado hace cien años como si se toman como referencia las tasas alcanzadas por otros países de América Latina.

La Constitución Argentina señala que existe una necesidad de hacer un censo de población cada diez años.

Al observar los resultados de los diferentes censos, es indudable que se ha producido una desaceleración persistente, asociada a la interrupción del flujo migratorio que ocasionó, entre mediados del siglo XIX y comienzos de la década de 1930, un impactante aumento en el número de habitantes del país.

Motivos del aumento de la población

El incremento de la población depende fundamentalmente de dos factores: su crecimiento vegetativo, es decir, la diferencia entre la cantidad de nacimientos y de muertes producidos en determinado período, y los flujos migratorios, favorables o no, ocurridos en el mismo período de tiempo en la región que se considera.

Este último componente explica el asombroso aumento entre los censos de 1869 y 1947. Desde esta medición hasta comienzos del siglo XXI hubo una relativa estabilidad, con una tasa promedio anual que se coloca alrededor del 10,1 por mil y resulta ser una de las más bajas de América Latina. Dicha situación proviene, por un lado, de un sorprendente descenso en el volumen de ingreso neto de inmigrantes y, por otro, de una evidente desaceleración de la tasa de crecimiento vegetativo.

Este último fenómeno se relaciona con una baja en los índices de fecundidad, y por ende de natalidad, y un estancamiento de la tasa bruta de mortalidad, características demográficas del mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial, con una fuerte preponderancia en las sociedades con mayor desarrollo económico.

Evolución de la población argentina a través de los censos nacionales

Tuberculosis bovina

¿Qué es?

Es una enfermedad infecto-contagiosa producida por una bacteria que padecen los bovinos (vacas y toros) y se transmite a otros animales domésticos (chanchos, ovejas, cabras, caballos, perros, gatos), animales silvestres y al hombre.

Es una enfermedad de riesgo profesional para trabajadores rurales, tamberos, veterinarios, trabajadores de la industria frigorífica y carniceros.

¿Cómo se transmite?

La vía más común de contagio es al ingerir leche cruda (no pasteurizada) o comer productos lácteos derivados de leche cruda. También las bacterias pueden ingresar al cuerpo al respirar o por lesiones en la piel (contacto directo), aunque esta vía de contagio es menos frecuente.

¿Cuáles son los síntomas?

En general, las personas infectadas no muestren síntomas hasta que la infección se desarrolla en pulmones, en los riñones, la medula e incluso en el cerebro.
Los síntomas de la infección en los pulmones suelen incluir: fiebre, dolor en el pecho y tos. A menudo, las personas infectadas al toser expulsan sangre.

¿Cómo se trata?

Es importante consultar al médico ante la aparición de síntomas, en especial si se trata de trabajadores rurales, tamberos, veterinarios, trabajadores de la industria frigorífica y carniceros.
El tratamiento lo debe indicar un médico. Es en base a antibióticos por períodos prolongados.

¿Cómo se puede prevenir?

Para evitar esta enfermedad es importante:
• No beber leche cruda ni consumir productos lácteos que contengan leche cruda.
• Ante la manifestación de síntomas de enfermedad en bovinos, consultar a un veterinario y separar a aquellos animales que están infectados del rodeo.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

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