Es una enfermedad producida por un parásito con forma de gusano que se encuentra alojado en los músculos de los cerdos y otros animales salvajes, como el jabalí y el puma.
¿Cómo se transmite?
Las personas se contagian consumiendo carne de cerdo, chacinados o embutidos mal cocidos, en especial si son de elaboración casera.
En el caso de los cerdos éstos contraen la enfermedad al ser alimentados en basurales, con desperdicios o restos de alimentos, donde habitan roedores.
¿Cuáles son sus síntomas?
Las personas pueden presentar: fiebre, dolores musculares, diarrea, vómitos, hinchazón de párpados y picazón.
Cuanto más temprano se detecte, más rápida y efectiva es la cura.
¿Cómo se trata?
Los medicamentos se pueden usar para tratar infección reciente. No hay un tratamiento específico para la triquinosis una vez que las larvas invaden los músculos. Los quistes siguen siendo viables durante años. Los analgésicos pueden ayudar a aliviar el dolor muscular.
¿Cómo se puede prevenir?
Para evitar contraer triquinosis es importante:
Consumir carne de cerdo y derivados frescos y bien cocidos (es decir, cocinándolos hasta que desaparezca el color rosado). Tener en cuenta que salar o ahumar la carne no es sufriente para matar al parásito.
Adquirir los productos derivados, chacinados y embutidos (como jamón, panceta, longaniza, chorizos) solamente en comercios habilitados, verificando en la etiqueta que hayan sido elaborados por empresas autorizadas. La venta callejera de estos alimentos está prohibida.
En zonas rurales y criaderos:
Respetar las normas establecidas por los servicios veterinarios para la cría de cerdos.
Alimentarlos adecuadamente, evitando que ingieran basura y restos de alimentos de restaurantes o comercios urbanos.
Evitar la proliferación de ratas en los criaderos.
Al realizar la faena de un animal (cerdo, jabalí o puma), incluso si se realiza de manera doméstica, es importante consultar al veterinario y pedir el análisis de una muestra de entraña de cada res a fin de confirmar la ausencia del parásito que provoca la triquinosis.
Si se encuentra el parásito en un animal, es necesario eliminar la res completa.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/84-triquinosis#sthash.jPdxrIgE.dpuf
La persona con este síndrome se preocupa constantemente por temas de la vida cotidiana: el trabajo, la salud, la situación económica. Están siempre anticipando lo peor y sólo llegar al final del día representa una tarea tediosa.
Otros síntomas son la dificultad para concentrarse, relajarse o dormir. También presentan irritabilidad, dolores de cabeza, tensión muscular y náuseas.
Una persona debe presentar estos síntomas durante 6 meses antes de poder ser diagnosticado con el síndrome. Otros desórdenes de ansiedad, depresión y abuso de drogas pueden acompañar a este trastorno.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
¿Qué son las células progenitoras hematopoyéticas (CPH)?
Las CPH son células madres encargadas de producir:
– glóbulos rojos, que transportan el oxígeno a los tejidos;
– glóbulos blancos, que combaten las infecciones en el organismo y se ocupan de la vigilancia inmunológica;
– y plaquetas, que participan del proceso de coagulación de la sangre.
¿Qué es un trasplante de CPH o de médula ósea?
Es un procedimiento para reemplazar la médula ósea dañada o destruida por células madre de médula ósea sana.
La médula ósea es el tejido graso y blando que se encuentra dentro de los huesos. Las CPH circulan en la sangre cuando se estimula su salida de la médula ósea. Estas células también se encuentran en la sangre del cordón umbilical y de la placenta del bebé recién nacido.
¿Quién necesita un trasplante de CPH?
Cada año a cientos de personas se les diagnostican enfermedades de la sangre como leucemia, anemia aplástica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficit inmunológico.
Estas enfermedades pueden ser tratadas con un trasplante de CPH, conocido popularmente como trasplante de médula ósea.
Para efectuar el trasplante de CPH, en una primera etapa, al paciente se le destruyen las células enfermas mediante tratamientos que combinan quimioterapia y/o radioterapia.
A continuación, se infunden al paciente las células extraídas del donante (ver donación de células progénitoras hematopoyéticas).
Finalmente, éstas reemplazarán a las células madres enfermas y comenzarán a producir células sanguíneas propias en un plazo relativamente corto.
¿Existe lista de espera para trasplante de CPH?
No existe lista de espera para trasplante de CPH. Cuando un paciente tiene indicación de trasplante alogénico y necesita un donante no emparentado, se realiza una búsqueda internacional. Si el resultado de la búsqueda es nulo, no hay posibilidad de trasplante y por tanto se debe recurrir a otro tipo de tratamiento médico.
Por el tipo de enfermedad, los pacientes con indicación de trasplante de CPH no pueden esperar. Existe un momento y estado clínico preciso para la realización del trasplante, transcurrido este período las posibilidades de éxito del tratamiento se reducen.
Cuántos más donantes existan, mayores son la posibilidades de los pacientes de encontrar la respuesta adecuada.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
Es una infección de transmisión sexual producida por un parásito.
¿Cuáles son sus síntomas?
Afecta a personas de ambos sexos y muchas de ellas no tienen síntomas.
En el aparato genital femenino los síntomas incluyen:
Flujo vaginal fuera de lo normal, abundante, de color verde claro o gris, con burbujas y olor
Picazón, ardor, o enrojecimiento de la vulva y la vagina
Dolor durante las relaciones sexuales
En el aparato genital masculino los síntomas incluyen:
Flujo del pene
Ardor al orinar
¿Cómo se transmite?
En las relaciones sexuales sin preservativo (orales, vaginales y anales).
¿Cómo se trata?
La tricomoniasis puede tratarse y curarse con un antibiótico. Es importante que la/s pareja/s sexuales también reciba/n tratamiento para evitar una reinfección. Cuando se está tomando el antibiótico más comúnmente usado para tratar la tricomoniasis (Metronidazol) es recomendable no tomar bebidas alcohólicas.
¿Cómo se previene?
Usando preservativo en todas las relaciones sexuales (orales, vaginales y anales).
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
La República Sudafricana fue el primer país de África en acoger la fase final de la Copa Mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), cuya XIX edición quedó inaugurada en el estadio Orlando de Soweto (Johannesburgo) el 11 de junio de 2010.
Sudáfrica, principal economía de su continente con un PIB superior a 270.000 millones de dólares, era en 2010 uno de los países emergentes en el contexto global, además de un Estado de marcados contrastes sociales. Para empezar destaca la heterogeneidad de su población, integrada por africanos de ascendencia europea (en su mayoría afrikaneers, descendientes de colonos neerlandeses), asiáticos (sobre todo indios), negros (divididos a su vez en varias etnias, predominando en número los bantúes) y mestizos. Una variedad racial que poco se corresponde con la distribución de la riqueza nacional, pues los blancos (apenas el 10 % de los 50 millones de sudafricanos) acaparan un 70 % de la misma. De la población negra (78 %) se nutren en su práctica totalidad las filas de desheredados (alrededor de 25 millones de personas) que viven por debajo del nivel de pobreza.
Estas desigualdades son consecuencia del ya extinto régimen del apartheid, basado en la segregación civil y económica de la mayoría negra, legalmente reglado a partir de 1913, que perduró hasta su abolición en 1994. Desde la recuperación de las libertades plenas, las clases populares han experimentado importantes avances sociales, aunque no con la velocidad suficiente para satisfacer todas las carencias derivadas de décadas de dominación blanca, ni tan profundas como para nivelar la situación económica de los distintos grupos étnicos.
Otras lacras sufridas por el país y directamente relacionadas con la marginación de amplias capas de su población son la incidencia del sida, que afecta a seis millones de sudafricanos (la inmensa mayoría de ellos, negros), y la criminalidad, una de las más elevadas del mundo.
Durante el período democrático inaugurado por las elecciones multirraciales de 1994, el deporte ha sido uno de los principales vehículos no sólo de promoción social para los negros, sino también de integración nacional entre todos los sudafricanos. Así se explica la euforia patriótica desatada en torno a una selección de fútbol donde por igual jugaban afrikaneers, mestizos y bantúes (aunque con predominio numérico de estos últimos, puesto que el deporte mayoritario entre los blancos es el rugby). Otra de las esperanzas colectivas estriba en los beneficios económicos del evento, máxime si se tiene en cuenta que el Estado sudafricano gastó alrededor de 17.000 millones de rands (unos 1.800 millones de euros) tan sólo en la construcción o rehabilitación de la decena de estadios donde se jugó la competición.
En el ámbito puramente deportivo, cinco eran las selecciones que aficionados y comentaristas consideraban favoritas en la lucha por el título: Italia (campeona en 2006), Brasil, Argentina, Alemania, Inglaterra y España, que se sumaba a este selecto grupo gracias a su condición de campeona de Europa y por el buen juego demostrado en la fase previa de clasificación, mérito que compartía con el combinado carioca. Alemania e Italia se aferraban a sus virtudes como conjunto, sin duda muy notables. Para compensar su decepcionante juego previo, la Argentina entrenada por Diego Armando Maradona, que a punto estuvo de quedar eliminada en la etapa clasificatoria, confiaba en la calidad de sus numerosas figuras, entre las cuales sobresalía Lionel Messi, el mejor jugador del mundo de los años 2009 y 2010. Por su parte, los ingleses aportaban una saludable mixtura entre el juego de equipo y la calidad de sus principales estrellas.
Otras selecciones llamadas a desarrollar un buen papel, aunque no se contase con ellas para los cuatro primeros puestos, eran Portugal, Holanda, Francia, Estados Unidos (potencia futbolística emergente de América) y la propia Sudáfrica. Se esperaba igualmente que algún conjunto de nivel teóricamente inferior diera una sorpresa a los grandes y se colocase en una meritoria posición final. Y cómo no, más de mil millones de espectadores en todo el mundo esperaban la consagración de grandes figuras del balón como Xavi, Iniesta, Kaká, Cristiano Ronaldo, Higuaín y Rooney, aparte del ya citado Messi.
A la postre, España cumplió con las aspiraciones depositadas en la precisión de su juego distintivo y la calidad sobresaliente de sus principales jugadores. Pese a la decepcionante derrota inicial ante Suiza (0-1), el combinado hispano alcanzó la final tras derrotar en semifinales a Alemania (1-0). Su último rival, Holanda, hizo valer durante todo el campeonato un juego duro y táctico, muy alejado del espectáculo brindado por anteriores selecciones de los Países Bajos, que le valió para eliminar en semifinales a la poderosa Brasil. En el duelo definitivo, los españoles se impusieron en la prórroga (1-0), ganando así su primer Mundial.
Se denomina así a la lesión de los órganos o los tejidos por golpes fuertes o acciones mecánicas externas.
¿Cómo está la persona?
Cuando se trata de golpes hay dolor agudo, deformidad, disminución de fuerza o imposibilidad de mover la parte del cuerpo. En algunos casos puede haber hematoma (es decir, sangre acumulada a causa de una hemorragia interna).
¿Qué hacer?
En todos los casos se recomienda llamar al número de emergencias de la zona.
Mientras se aguarda a la atención médica, se recomienda:
Procurar que la persona permanezca en reposo.
Aplicar hielo (es el anti-inflamatorio más rápido y potente). Debe aplicarse durante 20 minutos cada dos horas, siempre con tela o plástico como elemento intermediario. Se desaconseja el uso de hielo seco o aerosoles refrigerantes.
Elevar la zona traumatizada, inmovilizarla y vendarla.
Lo que NO hay que hacer
Hay ciertas acciones que en ningún caso se deben llevar a cabo, porque pueden agravar el cuadro del paciente. Por eso:
NO mover a la persona a menos que sea absolutamente necesario (por ejemplo, si hay riesgo de incendio, explosión, etc.).
Si la fractura es expuesta (se ven los huesos) NO intente reintroducir los fragmentos óseos. Sólo cúbrala con gasas o telas limpias, e inmovilice.
NO masajear ni aplicar ungüentos o pomadas.
NO retirar ningún objeto que sobresalga de una herida.
Yelena Isinbáyeva nació el 3 de junio de 1982 en Volgogrado (antigua Stalingrado), ciudad de la Unión Soviética que hoy se halla en territorio de la Federación Rusa.
Siendo niña se inició en la práctica de la gimnasia, disciplina a la que atribuye su gran elasticidad. Sin embargo, un excesivo crecimiento la obligó a cambiar de deporte. A los 15 años comenzó su andadura en el atletismo, en una de cuyas modalidades técnicamente más complejas iba a especializarse, el salto con pértiga.
El debut internacional de Isinbáyeva tuvo lugar en los mundiales junior de Annecy (Francia), en 1998, en los que ya saltó por encima de los cuatro metros, aunque sin obtener medalla. Al año siguiente alcanzó los 4,20 m en el campeonato nacional ruso.
Apenas tenía 19 años cuando, tras haber ganado tres mundiales junior, debutó en competiciones internacionales absolutas con un séptimo puesto en el Campeonato del Mundo Indoor de Lisboa (2001). Pronto obtuvo sus primeras medallas en este tipo de certámenes, sendas platas en los campeonatos de Europa de Munich, en 2002, y en el mundial indoor de Birmingham, en 2003, y ese mismo año, el bronce en el Campeonato del Mundo de París. Fueron el preludio a su primera plusmarca mundial, obtenida en Gateshead (Reino Unido) en julio de 2003, cuando la atleta rusa alzó el listón hasta los 4,82 m; meses después (febrero de 2004) hizo lo propio con el récord del mundo indoor, que dejó en 4,83 m. En apenas dos años, Isinbáyeva había mejorado su marca personal en 61 cm, progresión que puede calificarse de espectacular.
Isinbáyeva ganó su primera medalla de oro en un campeonato mundial senior en la edición indoor de Budapest de 2004. Desde entonces y hasta 2008, su supremacía ha sido incontestable, como atestiguan una decena de oros consecutivos en campeonatos mundiales y de Europa (cuatro indoor y otros tantos al aire libre) y en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004) y Pekín (2008). En este mismo período batió 14 veces la plusmarca mundial al aire libre y otras 10 el récord indoor.
Su fallida participación en el Campeonato Mundial de Berlín de 2009, en el que quedó descalificada, alzó rumores sobre el inicio de su ocaso deportivo, pese a que ese mismo año había superado en dos ocasiones consecutivas su propia plusmarca indoor, que alcanzó los cinco metros. Estas suposiciones fueron pronto desmentidas con un nuevo récord mundial al aire libre, obtenido en el Mitin de Zurich: 5,06 m.
A unas condiciones físicas admirables, rebosantes de fuerza y agilidad, Isinbáyeva suma la depurada técnica en el salto que perfeccionó junto a su entrenador, Vasili Petrov, antiguo preparador de otro mito de la pértiga, el ucraniano Sergéi Bubka. Según Petrov, las posibilidades de su pupila no estaban agotadas con las plusmarcas mencionadas, pues situaba su techo máximo de salto entre los 5,15 y los 5,20 m, una altura jamás soñada por ninguna atleta femenina. Téngase en cuenta que la plusmarquista mundial precedente, la también rusa Svetlana Feofanova, dejó el listón en 4,88 m, 18 cm menos que la marca actual.
Los triunfos de Isinbáyeva han sido reconocidos por la Federación Internacional de Atletismo con la nominación a la mejor atleta del año en 2004, 2005 y 2008, y con el Premio Laureus a la mejor deportista femenina del año en 2007 y 2009. El día 2 de septiembre de 2009 se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.
Entre los días 12 de junio y 13 de julio de 2014, Brasil acogió la XX edición del que puede considerarse como principal evento deportivo mundial después de los Juegos Olímpicos: la Copa Mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), más popularmente conocida como Mundial de fútbol. En esta ocasión, la decepción de la hinchada local, que vio relegado su equipo a la cuarta plaza del torneo, solo tuvo parangón con la euforia de los seguidores alemanes, cuya selección se proclamó campeona del mundo por cuarta vez.
Un desafío económico para Brasil
Las grandes citas deportivas suelen ser ocasión para publicitar los logros materiales alcanzados por los países organizadores; en este sentido, aún queda cercano el recuerdo de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que sirvieron de escaparate a la potencia económica de la nueva China.
Otro tanto ocurrió con el Mundial de Brasil 2014, puesto que la República brasileña, primera potencia económica de América Latina, figura en el llamado Grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), estados con un acelerado crecimiento del producto interior bruto (PIB) que están llamados a ganar un protagonismo creciente en el mundo global de las próximas décadas.
Gracias a este crecimiento material pudo afrontar Brasil el elevado coste del Mundial, cifrado oficialmente por el gobierno brasileño en 28.000 millones de reales (alrededor de 13.000 millones de euros). Ese monto fue dedicado tanto a la edificación o reforma de los estadios donde se jugaron los partidos, como a la construcción de nuevos viales y otras obras públicas.
A pesar de la euforia deportiva, y aun patriótica, suscitada por el Mundial en buena parte de la sociedad brasileña, esta no fue ajena a las críticas por el inmenso desembolso crematístico que supuso el evento, y al cual deben sumarse los gastos generados por los Juegos Olímpicos de 2016, con sede en Río de Janeiro. Sobre todo si se consideran los escándalos de corrupción que rodearon, entorpecieron y en buena medida desprestigiaron los preparativos de ambos eventos.
Con ocasión de la Copa de Confederaciones, disputada en Brasil en junio de 2013, estallaron en el país multitudinarias protestas que denunciaban la inmensa diferencia entre el presupuesto dedicado a los fastos futbolísticos y el gasto público en programas sociales, así como las prácticas fraudulentas que impregnaban todas las esferas de la vida política y administrativa del país. Tal dimensión alcanzó este movimiento que la presidenta de la República, Dilma Rousseff, se vio obligada a promulgar una severa ley anticorrupción, acompañada de la promesa de una reforma constitucional que consolidara los derechos civiles y sociales.
Otro motivo de polémica constituyeron los desalojos forzados de numerosas personas que vivían en barrios pobres -las favelas- cercanos a los escenarios deportivos del Mundial. La medida fue muy criticada por distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, y añadió nuevos motivos de polémica en torno al evento deportivo.
La “Brazuca”
La FIFA recurrió a las nuevas tecnologías para garantizar la certeza de las decisiones arbitrales y la justicia de los resultados deportivos, evitando las polémicas que han acompañado en ediciones anteriores a jugadas de resultado incierto y trascendencia decisiva.
El Mundial 2014 fue el primero en utilizar balones inteligentes, capaces de indicar si han traspasado por completo la línea de gol. Para servir esta información, el balón disponía en su interior de un sistema electrónico de apenas 1,5 cm, que enviaba señales de radio a una computadora, la cual remitía el dato a un reloj de pulsera especial que llevaba el árbitro en su muñeca. Todo este proceso se efectuaba en menos de un segundo. El sistema fue probado con éxito en 2005, con ocasión de la Copa Mundial Sub-21 disputada en Lima (Perú).
El modelo de balón inteligente usado en Brasil recibió el nombre de Brazuca y fue desarrollado por dos conocidas empresas alemanas, dedicada una a la computación, la otra al diseño y fabricación de material deportivo.
Sedes y participantes
Por lo que respecta a los escenarios de la competición deportiva, el Mundial de Brasil tuvo 12 sedes, las ciudades de Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Manaos, Natal, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo.
Participaron en la competición 32 selecciones en representación de otras tantas federaciones nacionales de cinco continentes, agrupadas en ocho grupos para la fase de liguilla: A (Brasil, Croacia, México y Camerún), B (España, Holanda, Chile y Australia), C (Colombia, Grecia, Costa de Marfil y Japón), D (Uruguay, Costa Rica, Inglaterra e Italia), E (Suiza, Ecuador, Francia y Honduras), F (Argentina, Bosnia-Herzegovina, Irán y Nigeria), G (Alemania, Portugal, Ghana y Estados Unidos) y H (Bélgica, Argelia, Rusia y Corea del Sur).
Los partidos fueron dirigidos por un plantel internacional de 25 árbitros.
Los equipos favoritos
El campeonato se presentaba más reñido que en competiciones anteriores, con varios aspirantes de peso a ganar el título mundial.
Brasil es la selección nacional con más copas del mundo en su haber: ha ganado el trofeo en cinco ocasiones, pero la última fue en 2002, por lo que la afición canarinha, que apoyó masivamente a sus jugadores, consideraba este Mundial como una ocasión de oro para seguir encabezando la lista de campeones.
España, por entonces vigente campeona del mundo y de Europa; Argentina, que suma dos copas mundiales y cuenta en sus filas con Lionel Messi, considerado el mejor jugador del mundo; y Alemania, tricampeona y siempre poderosa, eran los tres rivales más temidos del país anfitrión en la lucha por el triunfo.
A la zaga de los anteriores figuraba el país europeo con más entorchados futbolísticos, Italia, cuatro veces campeona del mundo, que no contaba en esta edición con un equipo de la categoría de ocasiones anteriores pero siempre es un adversario temible, sobre todo por su dominio del juego táctico. A su nivel se encontraba un grupo de selecciones de potencial nada desdeñable, como Portugal (con Cristiano Ronaldo, Balón de Oro de 2013, que disputa a Messi la supremacía mundial individual), Inglaterra, Francia (como la anterior, una vez campeona del mundo), Holanda (en tres ocasiones subcampeona) y Uruguay (bicampeona), pero que de entrada no parecían candidatas al título.
El desenlace
La gran sorpresa de la primera fase fue la eliminación de España, que perdió con poca gloria su entorchado mundial, derrotada contundentemente por Holanda (1-5) y Chile (2-0), aunque se despidió con un triunfo intrascendente contra Australia (3-0). El otro sobresalto estuvo en el grupo D, donde Inglaterra e Italia se quedaron en la cuneta, desbancadas de la clasificación por Costa Rica y Uruguay.
Una vez resueltas las eliminatorias de octavos y cuartos, las semifinales fueron disputadas por las selecciones de Alemania, Brasil, Holanda y Argentina. Los germanos se deshicieron con una facilidad humillante de Brasil, a la que vapulearon ante su público por 7-1. Por su parte, los argentinos tuvieron que recurrir a la tanda de penaltis para superar a Holanda, tras acabar el tiempo reglamentario con empate a cero.
La frustración de la hinchada canarinha tocó fondo en la final de consolación, cuando su equipo se vio desbordado por los jugadores holandeses, que se impusieron por 0-3.
La gran final se disputó en el impresionante -y legendario- marco escénico del Estadio Maracaná de Río de Janeiro. En el primer tiempo, la maestría táctica de Javier Mascherano y las apariciones repentinas de Lionel Messi mantuvieron a los alemanes un tanto remisos, carentes del empuje ofensivo demostrado en partidos anteriores. Sin embargo, la fuerza y disciplina de los germanos, unida a la calidad de sus principales jugadores, acabaron imponiéndose en el segundo período, ampliado en la prórroga. El único gol del partido fue marcado por Götze en el minuto 113 de juego. Una diana para Alemania, pues le valió su cuarto campeonato mundial de fútbol.
Citius, altius, fortius (Más rápido, más alto, más fuerte), reza el lema olímpico. Una tríada de conceptos idónea para describir las proezas de Usain Bolt (n. Trelawny Parish, Jamaica, 1986), que destaca por su superioridad física sobre sus competidores de la elite de la velocidad mundial.
Así quedó demostrado en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Berlín (Alemania), celebrados en agosto de 2009, cuando el jamaicano rebajó las marcas mundiales de las pruebas de 100 y 200 m lisos, respectivamente, hasta los 9,58 y 19,19 s.
Con una anatomía que parece expresamente diseñada para la carrera (1,96 m de estatura, 86 kg de peso), las fibras músculares de Bolt tienen una capacidad explosiva superior a la de grandes figuras aún recientes del atletismo mundial, como el ya legendario estadounidense Carl Lewis. Así se demostró precozmente, cuando a la edad de 15 años ya registraba un tiempo de 10,20 segundos en la distancia de los 100 m lisos, marca equivalente al récord del mundo logrado por el también estadounidense Jesse Owens -otro mito de la historia del atletismo– en junio de 1936.
Campeón del mundo junior en 2002 en la prueba de 200 m, la consagración de Bolt llegó en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 (China), donde ganó el oro en las carreras de 100 m, 200 m y 4×100 m, pruebas todas ellas en las que batió la plusmarca mundial. Los resultados obtenidos en Berlín (2009) confirmaron su supremacía en el Olimpo del atletismo.
Bolt ocupa la cumbre de una saga de grandes velocistas jamaicanos inaugurada por Don Quarrie, plusmarquista mundial de los 100 m lisos en 1976 (9,9 s), y continuada por Asafa Powell, que batió el récord del mundo de la misma prueba en 2006 (9,77 s), 2007 (9,74 s) y 2008 (9,72 s). La tripleta jamaicana ha desbancado de la cima del podio a los velocistas estadounidenses, cuyas últimas grandes figuras fueron Carl Lewis (9,86 s en 1991), Leroy Burrell (9,85 s en 1994) y Maurice Greene (9,79 s en 1999). La descalificación por dopaje del récord mundial de Tim Montgomery (9,78 s en 2002) y por deficiencias de cronometraje de Justin Gatlin (9,77 s en 2006) empañaron los últimos triunfos de la gran maquinaria atlética de Estados Unidos.
Desde Owens hasta la actualidad, han hecho falta 73 años de competición para restar 48 centésimas de segundo a la lucha del atleta contra el reloj en la prueba reina del atletismo. Un intervalo de tiempo imperceptible para nuestros sentidos, tan sólo mensurable gracias al cronometraje electrónico (aplicado desde 1968) y alcanzado merced a los avances en las técnicas de alto rendimiento físico y los materiales de competición. Dadas las limitaciones del cuerpo humano, tan nimia fracción de tiempo representa un avance formidable en la historia del deporte, hasta el punto de que no se esperaba un registro como el de Bolt hasta mediados del siglo XXI. Téngase en cuenta que para rebajar tres décimas y dejar la plusmarca mundial por debajo de los 10 s hicieron falta 32 años de competición desde los tiempos de Owens (el logro correspondió al estadounidense Jim Hines, que dejó el cronómetro en 9,9 s en junio de 1968).
Con sus proezas atléticas, Usain Bolt ha incorporado su nombre a la lista de modernos héroes de la historia del deporte.
La hipoacusia, es la pérdida parcial o total de la capacidad de percepción auditiva de las personas. El nivel de audición o de ruido, se mide en decibeles (dB), y según el grado, dicha pérdida se clasifica en:
• Hipoacusia leve (20-40 dB): dificultad para oír susurros y algunas consonantes. Puede requerir audífonos.
• Hipoacusia moderada (40-70 dB): Se pierde información en las conversaciones. Requerirá audífonos muy probablemente.
• Hipoacusia severa (70-90 dB): la persona no oye conversaciones en volumen normal. Requerirá audífonos potentes, y según el caso, implante coclear.
• Hipoacusia profunda o “Sordera” (90-110 dB): no oye la palabra y se percibe solamente la vibración. Requerirá audífonos muy potentes, que en muchos casos no le alcanzarán para discriminar los sonidos y probablemente le será más útil un implante coclear.
¿Qué tipos de Hipoacusia existen?
Se clasifican según diversos criterios:
– Serán uni o bilaterales, según estén afectados uno o ambos oídos.
– Pueden estar o no asociadas a sindromes que reúnen más de una alteración.
– Teniendo en cuenta la edad de inicio se dividen en prelinguales o postlinguales, según si ocurrieron antes de la adquisición del habla o después.
– En base a cuál es el sitio del órgano auditivo dañado, pueden ser neurosensoriales (daño en la cóclea, el nervio auditivo o el sistema nervioso central), conductivas, (está afectado el oído externo o medio), o mixta (una combinación de ambas).
También existen causas natales congénitas o adquiridas, y causas posnatales, dentro de las que se consideran, las infecciones intrauterinas, prematurez, malformaciones del cráneo, uso de antibióticos, bilirrubina muy alta, internación en terapia con respirador, meningitis bacterianas y tener un síndrome que pueda asociarse con hipoacusia.
En los adultos mayores, la hipoacusia puede estar asociada con el envejecimiento, lo cual se denomina presbiacusia, y puede ser favorable el uso de otoamplífonos ,para que no se altere la vida de relación . La principal dificultad que presentan las presbiacusias es una falta de discriminación de las palabras: “escuchan pero no entienden”.
¿Cuáles son los síntomas?
En una hipoacusia en etapa prelingual, es decir, producida antes de la adquisición del habla, puede no dar sintomatología alguna, ya que la mayoría de las veces son niños por todo lo demás, sanos. Pero existen algunos signos de alarma que pueden indicar que un bebé tiene problemas de audición : como no reaccionar ante ruidos fuertes y no balbucear, o dejar de hacerlo.
Por la Ley 25415 de Detección temprana y atención de la Hipoacusia, todo recién nacido antes del primer mes de vida tiene el derecho de ser estudiado para evaluarse su capacidad auditiva y debe realizarse el estudio de las otoemisiones acústicas, en primera instancia, que forma parte de la pesquisa de enfermedades del recién nacido.
En niños mas grandes, debe alertarnos si no responde al nombre o al llamado, o si requiere el volumen de la tele muy alto. Consultar en estos casos al pediatra. Requerirán realizar una audiometría tonal, una logoaudiometría, y una impedanciometría.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento dependerá del grado de hipoacusia que sufre la persona y de la edad.
Aquellos niños con hipoacusia profunda, bilateral, que no respondan al estímulo auditivo con audífonos, serán evaluados como candidatos al implante coclear. En nuestro país, el niño debe tener un año de edad para ser sometido a la cirugía del implante, como mínimo.
Es sumamente importante que los niños que fueron equipados con audífonos o implantes cocleares reciban un tratamiento de estímulo del lenguaje, así como una rehabilitación con una fonoaudióloga especializada para ayudarlo a adquirir el lenguaje oral. Sólo de este modo podrán aprender a hablar, a leer, a escribir y será posible su integración escolar e inserción social.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)