Destacados de su vida política y militar
Bolívar como estratega
Militarmente, las guerras de independencia dirigidas por Bolívar no implicaron a un número importante de efectivos, ya que en total, el Ejército expedicionario español nunca sobrepasó los 35000 efectivos y Bolívar, en todo caso, consiguió reunir la décima parte.
Sin embargo, ante las consecuencias de los acontecimientos bélicos ocurridos, es importante destacar que Bolívar no era un militar profesional en el sentido literal de la palabra, y mucho menos un teórico de la Estrategia. Su formación militar fue básica y su instrucción teórica no pasó los límites de las nociones de disciplina y jerarquía, su paso por las formaciones militares coloniales de Venezuela fue breve y se ha comprobado que nunca estuvo en L'École de Sorèze ni en ningún otro instituto militar de ninguna clase.
La forma en que desarrolló sus diversas campañas militares y la terminología utilizada en su correspondencia sugieren que sus éxitos no pudieron deberse a casualidades afortunadas, poseía conocimientos de estrategia militar más avanzados de los que debía tener por su formación.
Mediante el análisis de sus hazañas bélicas se aprecia que Bolívar utilizaba los fundamentos de la Planificación y Estrategia para elaborar sus operaciones y, en determinadas acciones, demostró tener conocimientos de clásicos del arte de la guerra aplicando tácticas como la del orden oblicuo del rey Federico II de Prusia, formaciones romanas descritas por Tito Livio; puso también en práctica los principios militares de Maquiavelo, era consciente de la importancia de la economía de fuerza, hacía análisis del terreno y del adversario y consideraba fundamental el uso de la Logística.
Dentro de la literatura militar se sabe que Bolívar leyó la Polibio y la Guerra de las Galias de Julio César, pero además, existen indicios suficientes para creer que manejó los textos militares de Mauricio de Sajonia y del Conde de Guibert. Sin embargo, se sabe casi con seguridad que no conoció las obras de Montecuccoli hasta 1824, ni los estudios sobre Napoleón hasta cuando casi terminó sus campañas militares.
Todo esto da como resultado un balance militar favorable a Bolívar ya que, a pesar de una supuesta escasa formación militar puesta en entredicho, ha demostrado ser un auténtico líder que dio la talla como estratega dotado de audacia e imaginación.
Presidente venezolano
Elegido presidente de Venezuela el 15 de febrero de 1819, Bolívar, hombre de acción, se dirigió en busca de la libertad de Nueva Granada. Desde Apure, con soldados llaneros y oficiales de la Legión Británica, emprendió la denominada Campaña de los Andes, que culminó el 7 de agosto de ese año con la derrota del general realista José María Barreiro en la batalla de Boyacá. Al huir de Santafé de Bogotá el virrey nominal Juan de Sámano, el territorio del antiguo virreinato de Nueva Granada quedó definitivamente libre del poder colonial español.
Bolívar formó gobierno en Santafé, nombrando vicepresidente al general Francisco de Paula Santander, dictó medidas administrativas y regresó a Angostura, donde el 17 de diciembre de 1819 creó la República de la Gran Colombia, integrada por los departamentos de Venezuela, Cundinamarca (es decir, las que habían sido desde 1810 las Provincias Unidas de Nueva Granada) y Quito (buena parte del actual Ecuador).
Beneficiado por la revolución liberal ocurrida tras el pronunciamiento de Rafael del Riego en España, que había tenido lugar el 1 de enero de 1820, firmó el 27 de noviembre de ese año un armisticio y el conocido como Tratado de Regularización de la Guerra con el general español Pablo Morillo. Roto el armisticio, se llegó el 24 de junio de 1821 a la batalla de Carabobo, que aseguraba la independencia de Venezuela.
Las victorias definitivas
Mientras tanto, Bolívar había encomendado al joven general Antonio José de Sucre la incorporación de Guayaquil a la República de la Gran Colombia. Lograda ésta, Sucre se apresuró a liberar Quito, lo que consiguió el 24 de mayo de 1822 con su triunfo en la batalla de Pichincha. Por su parte, el Libertador venció el 7 de abril de 1822 en Bomboná y el 6 de agosto de 1824 hizo lo propio en Junín, preludios de la decisiva batalla de Ayacucho, librada por Sucre el 9 de diciembre de ese último año, con lo que prácticamente quedaba libre del poder colonial español toda América del Sur.
Después de la entrevista de Bolívar y el general argentino José de San Martín en Guayaquil, celebrada los días 26 y 27 de julio de 1822, el Libertador había decidido auxiliar a Perú con soldados y armas. Autorizado por el Congreso de la Gran Colombia, llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra. El Congreso peruano le nombró dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva república, al tiempo que organizaba el Estado, creaba colegios, establecía la Universidad de Trujillo (actual Universidad Nacional de La Libertad) o decretaba pena de muerte para los defraudadores del tesoro público; hasta que se vio obligado a delegar todas sus facultades en Sucre el 24 de octubre de 1824 por habérsele suspendido la autoridad para dirigir la guerra en el sur de Perú.
Después de la batalla de Ayacucho, una Asamblea reunida en Chuquisaca (actual ciudad boliviana de Sucre) acordó el 6 de agosto de 1825 la independencia del Alto Perú, que cinco días más tarde habría de llamarse Bolivia en su honor, cuya Constitución redactó el propio Bolívar. Cuando iba camino de Venezuela, llamado por el estallido de la sublevación de La Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en Perú lo nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el Libertador no aceptó.