Las fiestas regionales se diferencian de otras celebraciones por el hecho de que han sido creadas para canalizar la natural expansión de productores y trabajadores en el momento en que recogen los frutos de un año de labor. Tienen, además, una consecuencia añadida, ya que estas fiestas incrementan el turismo, convirtiéndose en otra fuente de ingresos para la región.
Fiesta del Mar
La conocida popularmente como “Fiesta del Mar” es una celebración de pescadores que se realiza en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, la última semana de enero, con objeto de rendir homenaje a los que han perecido en el mar y para pedir protección en los futuros viajes. Además de los pescadores, se reúnen allí los habitantes de la ciudad y los turistas.
Los fieles se concentran en la iglesia de El Salvador, ubicada cerca del puerto, y asisten a las misas de esa semana. El último día se efectúa una procesión por mar con la imagen de El Salvador en la proa de una de las embarcaciones participantes. El puerto es adornado con banderines, estandartes y globos de colores, y en sus típicas cantinas se sirven comidas italianas preparadas con pescados y mariscos, que se acompañan con vino, al tiempo que se entonan canzonetas y se bailan tarantelas.
Fiesta de la Vendimia
La Fiesta de la Vendimia se celebra en la ciudad de Mendoza, a fines de marzo o principios de abril. Se prolonga durante una semana y se conmemora la culminación de la cosecha de la uva.
A la ciudad llega desde su santuario la imagen de la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, acompañada en procesión por grupos de trabajadores agrícolas mendocinos, hasta el lugar en que se ha instalado el altar para la ceremonia de la bendición de los frutos. Cuando termina la ceremonia, un hombre y dos mujeres ofrendan a las autoridades el primer vino de la cosecha. Luego se inicia el “carrusel de la vendimia”, desfile de carrozas alegóricas que portan a sus reinas y cortes. Entre las reinas departamentales, elegidas previamente en respectivos concursos, se corona a la Reina de la Vendimia.
Una úlcera péptica es una llaga en la mucosa que recubre el estómago o el duodeno, que es la primera parte del intestino delgado. Una úlcera péptica en el estómago se llama gástrica. Una úlcera en el duodeno se denomina duodenal.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más frecuentes de la úlcera péptica son:
El síntoma más común de la úlcera es el dolor o ardor en el estómago (entre el tórax y el ombligo).
A menudo se siente cuando el estómago está vacío, entre las comidas, pero puede ocurrir en cualquier momento.
El dolor puede durar desde unos minutos hasta varias horas y, a veces, puede despertar a la persona en la mitad de la noche.
El dolor se reduce a menudo con la ingesta de alimentos, líquidos o antiácidos.
Cuando la úlcera es gástrica, el dolor puede ceder con el vómito.
Pueden presentarse otros síntomas menos frecuentes:
Náuseas.
Vómitos de alimentos.
Vómitos con sangre.
Saciedad precoz.
Sangre en las heces o materia fecal de color negro.
Pérdida de apetito.
Cuando una úlcera sangra, puede ocasionar anemia con debilidad y palidez.
¿Cuáles son las causas?
Las causas más frecuentes de a úlcera péptica son:
– La bacteria Helicobacter pylori. Cabe alcarar que muchas personas que tienen esta bacteria no padecen de úlcera péptica.
– Tomar demasiado alcohol.
– Uso regular de remedios que contengan ácido acetilsalicílico (aspirina), ibuprofeno o naproxeno u otros antinflamatorios no esteroides (AINES).
– Fumar.
¿Cómo se trata?
Frente a los síntomas enunciados previamente, es imprescindible consultar a un médico.
El tratamiento consiste en medidas alimentarias, cambios de hábitos, medicamentos antiácidos y evitar medicamentos que lesionan la mucosa del estómago.
Se debe comer lentamente, varias veces en el día y en pequeñas cantidades, masticando bien.
Se deben evitar ciertos alimentos que pueden ser irritantes para el estómago como salsas, picante, pimienta, condimentos en general, vinagre, cebolla, ajo, café, mate, dulces, chocolate, frituras, comidas grasosas, conservas y enlatados, bebidas gaseosas, cítricos.
Asimismo, durante y después del tratamiento deben evitarse las bebidas alcohólicas y el cigarrillo, ya que afectan la cicatrización de la úlcera.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/381-ulcera-peptica#sthash.UUqIxL9t.dpuf
La necesidad de conocer cabalmente la cantidad de personas que habitan un Estado, y sus rasgos sobresalientes en cuanto a sexo, edad y origen étnico, ha constituido una preocupación constante de los gobernantes desde la Antigüedad. Tal interés está sustentado en la certeza de que uno de los factores determinantes de las posibilidades de desarrollo de un país es la relación entre sus recursos productivos naturales y las características de la población. Está admitido que tanto su distribución en el territorio como sus necesidades biológicas y de consumo constituyen el principal factor desencadenante de la actividad económica, por lo cual siempre fue imperioso conocer los recursos humanos reales y potenciales con que se contaba.
Antecedentes del Primer Censo Nacional
Las fuentes de información anteriores al Primer Censo Nacional son numerosas pero sumamente imprecisas y contradictorias: tentativas de recuentos de orden provincial y municipal, registros de las parroquias y estimaciones de geógrafos de la época. En el actual territorio argentino le cupo a Juan de Garay el primer esfuerzo en este sentido; en 1573, después de la fundación de la ciudad de Santa Fe, realizó un recuento de soldados y familiares. Dos siglos más tarde, en 1744, la Corona española efectuó el primer empadronamiento de la población que habitaba la región aledaña al río de la Plata. Después de la Revolución de Mayo fueron varios los intentos de saber cuántos habitantes se distribuían en el extenso territorio argentino. El primero de los inventarios poblacionales lo dispuso el Primer Triunvirato en 1811 con muy poco éxito; en 1821 se publicó el Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires.
La Constitución de 1853 determinó la necesaria realización de censos poblacionales cada diez años; a través de éstos se podría establecer la base electoral de representación para conformar la Cámara de Diputados.
Para cumplir con lo establecido, en 1856 se llevó a cabo un relevamiento general dispuesto por el presidente de la nación, general Justo José de Urquiza, a cuyo efecto se creó la Mesa Central de Estadística. Si bien el mismo obtuvo resultados parciales, fue el antecedente inmediato del Primer Censo Nacional de Población, efectuado en 1869 -durante la presidencia de Sarmiento-. Éste abarcó la totalidad del país y sus resultados se publicaron tres años más tarde.
La población hasta 1869
Recientes estudios arqueológicos indican que los primeros pobladores del actual territorio argentino tuvieron sus asentamientos en la zona patagónica, probablemente procedentes del continente asiático. Existen diferentes estimaciones sobre la cantidad de aborígenes que habitaba el país con anterioridad a la conquista; si bien el número varía entre cien mil y trescientos mil individuos, se considera la última cifra como la más aproximada. A pesar de las discrepancias respecto a la cantidad, se coincide en señalar que en el momento de la llegada de los españoles a América el mayor asentamiento indígena se encontraba en la región del noroeste argentino, mientras que la región pampeana y el litoral se encontraban prácticamente despoblados.
La conquista y subsecuente colonización española, si bien provocaron una disminución de la población nativa -a consecuencia de diversos factores, como guerras, enfermedades desconocidas, trabajos forzados, traslados masivos de pueblos, etcétera-, también produjeron un rápido proceso de mestizaje debido a la reducida cantidad de españolas que viajaba a los nuevos territorios en la primera etapa del dominio hispano. Se calcula que durante el primer siglo de establecimiento español en el Río de la Plata, la población aborigen mermó en un 25 por ciento.
Por otra parte, la llegada de los colonizadores blancos a esta región tampoco fue masiva, ya que el actual territorio argentino no brindaba las riquezas metalíferas que ofrecían otros lugares del continente. Algunas fuentes consideran que en los primeros años del siglo XVII no había en territorio argentino más de dos mil quinientos europeos puros, cantidad que asciende a seis mil en 1810. De esta forma, de acuerdo a datos que han dejado diversas fuentes estadísticas e historiográficas de la época colonial, se ha llegado a inferir que la población total del territorio argentino en la segunda mitad del siglo XVIII -blancos, mestizos, indígenas, negros y mulatos, sin contar los indios no integrados que vivían en forma salvaje más allá de las fronteras marcadas por el colonizador- alcanzaba los cuatrocientos mil habitantes.
Se estima que, al producirse la Revolución de Mayo, la población era de casi medio millón de habitantes y que, en los cuarenta años que transcurrieron hasta la Constitución Nacional de 1853, la misma se duplicó. Desde entonces hasta el primer censo de 1869 creció en una proporción cercana al 70 por ciento. Este considerable aumento en menos de dos décadas se debe a que ya había comenzado a manifestarse el singular y sorprendente proceso inmigratorio que transformó íntegramente el país en las décadas posteriores.
Es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, pero que puede atacar otras partes del cuerpo, llegando a ser muy grave. Lo causa una bacteria conocida como “bacilo de Koch” que se contagia por el aire.
Si no se trata oportunamente, puede causar daño permanente en los pulmones.
¿Cómo se transmite?
Los enfermos que no están en tratamiento, al toser o estornudar liberan las bacterias al aire, que entran a los pulmones de la persona sana. Para que se produzca el contagio, el contacto debe ser diario. Pero cuando la persona enferma se encuentra haciendo tratamiento no contagia a otras personas.
Es importante aclarar que la tuberculosis no se contagia por compartir el mate, cubiertos, vasos, etc. con una persona enferma.
¿Cuáles son sus síntomas?
El síntoma principal es la tos persistente por más de 15 días.
Además, se puede presentar junto con:
Fiebre.
Sudoración por la noche.
Cansancio permanente.
Pérdida de peso.
Falta de apetito.
Ante la persistencia de tos durante más de 15 días, es importante consultar en un servicio de salud, para realizar un estudio muy sencillo (estudio del catarro) y empezar el tratamiento lo antes posible, de ser necesario.
El estudio del catarro y el tratamiento para la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos del país.
¿Cómo se trata?
Detectar la tuberculosis en forma temprana es una de las principales herramientas para combatir la enfermedad. Con el tratamiento adecuado durante el tiempo indicado por el médico, la persona enferma logra curarse sin contagiar a otros.
El tratamiento de la tuberculosis dura más de 6 meses para que una persona se cure totalmente. Se debe tomar la medicación frente al personal de salud que acompaña y ayuda a terminar el tratamiento. Los síntomas suelen mejoran en 2 a 3 semanas. El pronóstico es excelente si la tuberculosis pulmonar se diagnostica a tiempo y el tratamiento se inicia rápidamente.
Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos del país.
¿Qué medidas se pueden adoptar para prevenir la Tuberculosis?
Controlar a TODOS los contactos que viven con la persona que tiene tuberculosis.
Vacunar al recién nacido con la vacuna BCG para prevenir las formas graves de tuberculosis.
Cubrirse la boca al toser o estornudar.
Enseñar en las escuelas, en el barrio y en la comunidad que TODOS debemos participar de la lucha contra la tuberculosis.
Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la Tuberculosis son gratuitos en los centros de salud y hospitales públicos de todo el país.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
El Censo Nacional de Población realizado en 2001 determinó que el país reunía algo más de treinta y seis millones doscientos mil habitantes; esto significa que, en los diez años transcurridos desde el censo inmediatamente anterior, la población se había incrementado en más de tres millones y medio de personas.
El crecimiento que ha tenido la población argentina puede ser caracterizado como lento, tanto si se lo compara con el registrado hace cien años como si se toman como referencia las tasas alcanzadas por otros países de América Latina.
Al observar los resultados de los diferentes censos, es indudable que se ha producido una desaceleración persistente, asociada a la interrupción del flujo migratorio que ocasionó, entre mediados del siglo XIX y comienzos de la década de 1930, un impactante aumento en el número de habitantes del país.
Motivos del aumento de la población
El incremento de la población depende fundamentalmente de dos factores: su crecimiento vegetativo, es decir, la diferencia entre la cantidad de nacimientos y de muertes producidos en determinado período, y los flujos migratorios, favorables o no, ocurridos en el mismo período de tiempo en la región que se considera.
Este último componente explica el asombroso aumento entre los censos de 1869 y 1947. Desde esta medición hasta comienzos del siglo XXI hubo una relativa estabilidad, con una tasa promedio anual que se coloca alrededor del 10,1 por mil y resulta ser una de las más bajas de América Latina. Dicha situación proviene, por un lado, de un sorprendente descenso en el volumen de ingreso neto de inmigrantes y, por otro, de una evidente desaceleración de la tasa de crecimiento vegetativo.
Este último fenómeno se relaciona con una baja en los índices de fecundidad, y por ende de natalidad, y un estancamiento de la tasa bruta de mortalidad, características demográficas del mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial, con una fuerte preponderancia en las sociedades con mayor desarrollo económico.
Es una enfermedad infecto-contagiosa producida por una bacteria que padecen los bovinos (vacas y toros) y se transmite a otros animales domésticos (chanchos, ovejas, cabras, caballos, perros, gatos), animales silvestres y al hombre.
Es una enfermedad de riesgo profesional para trabajadores rurales, tamberos, veterinarios, trabajadores de la industria frigorífica y carniceros.
¿Cómo se transmite?
La vía más común de contagio es al ingerir leche cruda (no pasteurizada) o comer productos lácteos derivados de leche cruda. También las bacterias pueden ingresar al cuerpo al respirar o por lesiones en la piel (contacto directo), aunque esta vía de contagio es menos frecuente.
¿Cuáles son los síntomas?
En general, las personas infectadas no muestren síntomas hasta que la infección se desarrolla en pulmones, en los riñones, la medula e incluso en el cerebro.
Los síntomas de la infección en los pulmones suelen incluir: fiebre, dolor en el pecho y tos. A menudo, las personas infectadas al toser expulsan sangre.
¿Cómo se trata?
Es importante consultar al médico ante la aparición de síntomas, en especial si se trata de trabajadores rurales, tamberos, veterinarios, trabajadores de la industria frigorífica y carniceros.
El tratamiento lo debe indicar un médico. Es en base a antibióticos por períodos prolongados.
¿Cómo se puede prevenir?
Para evitar esta enfermedad es importante:
• No beber leche cruda ni consumir productos lácteos que contengan leche cruda.
• Ante la manifestación de síntomas de enfermedad en bovinos, consultar a un veterinario y separar a aquellos animales que están infectados del rodeo.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
Las células progenitoras hematopoyéticas (CPH) son las encargadas de producir los componentes de la sangre. Se pueden donar en vida y se utilizan para el tratamiento de enfermedades de la sangre, cuando se indica un trasplante de médula ósea.
¿Por qué se necesitan donantes no emparentados?
Dentro del grupo familiar, los hermanos son los mejores donantes para un paciente que necesita un trasplante de CPH, debido a las características hereditarias del sistema mayor de histocompatibilidad humano (HLA).
Sin embargo, sólo entre un 25% y un 30% de los pacientes tiene la posibilidad de encontrar un donante familiar compatible, con lo que el resto queda sin acceso a esta práctica terapéutica.
Justamente, para que sea viable la ejecución de un trasplante no emparentado, se recurre a los registros internacionales de donantes voluntarios.
¿Quiénes pueden ser donantes de CPH?
Toda persona de entre 18 y 55 años de edad, en buen estado de salud, con un peso mínimo de 50 kg. y en condiciones de donar sangre (comunicarse con el centro de donantes y consultar los requisitos para hacer la donación).
El donante no debe poseer antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas.
¿Qué hay que hacer para incorporarse al registro como donante?
La inscripción en el registro es un acto solidario y voluntario. Tiene el propósito de facilitar los trasplantes de CPH a pacientes que no poseen donantes compatibles en su grupo familiar.
Para ello es necesario llenar un formulario y cumplir con todos los requisitos solicitados.
¿Cómo se realiza la donación?
El proceso de donación sólo es posible si el código genético del donante es compatible con el del paciente.
Si ello ocurre, el equipo médico evalúa el estado de salud del donante que deberá elegir el método de donación:
Sangre periférica: se trata de una práctica ambulatoria en la que se aplican 5 vacunas para facilitar la liberación de células a fin de poder ser recolectadas en un procedimiento llamado aféresis.
Médula ósea: requiere de uno o dos días de internación y anestesia general. Se punza el hueso de la cadera y se aspiran las células.
Las células son enviadas al lugar donde se encuentre el paciente. Al estar reglamentada la búsqueda y el traslado de CPH para el trasplante, ni el paciente ni el donante deben viajar.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/460-donacion-de-celulas-progenitoras-hematopoyeticas#sthash.TJ06n44r.dpuf
Tradicionalmente, se denomina Reforma a la gran revolución religiosa que rompió la unidad de la Iglesia católica en el siglo XVI, separando de ella a todos los que aceptaban las nuevas doctrinas, conocidas con el nombre genérico de protestantismo. Además de la Reforma protestante, existió también una reforma católica en el seno de la Iglesia tradicional: la Contrarreforma, que fue el motor de la lucha del catolicismo contra el protestantismo.
La crisis religiosa
A principios del siglo XVI, la situación interna de la Iglesia era de profunda crisis. La relajación de las costumbres entre el clero afectaba hasta las más altas jerarquías, incluido el papa. El alto clero vivía rodeado de lujo y fastuosidad, en contraste con el nivel de vida, muy inferior, del bajo clero. La corrupción en la elección de obispos y abades llegaba incluso a la compra de estos cargos. Muchos fieles vieron la necesidad de una reforma que devolviera a la Iglesia el prestigio perdido.
La doctrina de Lutero
Un fraile agustino alemán, Martín Lutero (1483-1546), fue el primero en rebelarse contra Roma. Lutero fue excomulgado por el papa León X (1521) por criticar las indulgencias que concedía el pontífice a cambio de limosnas para terminar la basílica de San Pedro de Roma. Lutero elabora una nueva doctrina cuya base es la salvación por la fe en Cristo y la estructura en estos puntos principales: libre interpretación de la Biblia; sólo son válidos dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía; supresión del culto a la Virgen y a los santos y de la creencia en el purgatorio; simplificación de la liturgia, supresión del celibato eclesiástico; y uso de las lenguas vernáculas para la celebración del culto.
La expansión del luteranismo
Las doctrinas de Lutero se extendieron rápidamente por los estados alemanes, cuyos príncipes vieron en ellas la oportunidad de aumentar sus riquezas, al secularizarse las tierras de la Iglesia, y también la posibilidad de enfrentarse al emperador Carlos V. De esta forma, el movimiento religioso tomó un cariz político. El emperador Carlos V convocó asambleas de representantes de los estados alemanes (dieta: de Worms y Spira). Los reformistas protestaron y de ahí se generalizó la denominación de “protestantes”. Carlos V tomó las armas y los derrotó en Mühlberg (1547). Sin embargo, dada la extensión y fuerza del protestantismo, se vio obligado a otorgar la libertad religiosa a los estados alemanes en 1555 (Paz de Augsburgo).
El calvinismo
La expansión de las doctrinas del francés Juan Calvino (1509-1561) constituyó la segunda oleada de la reforma protestante, que se extendería principalmente por Suiza, Francia (hugonotes), Holanda, Hungría, Inglaterra (puritanos) y Escocia (presbiterianos).
Calvino llevó al extremismo las ideas de Lutero, al considerar al hombre predestinado y sin libertad para elegir su salvación, pero entre los signos de la predestinación figuran la austeridad, la piedad y el éxito en las empresas, es decir, un rigorismo moral absoluto. Sin embargo, la actitud de defensa a ultranza de Calvino de la santidad del trabajo ejercido para obtener un beneficio proporcionó los elementos ideológicos para el desarrollo del espíritu del capitalismo a la naciente burguesía mercantil.
El cisma inglés
La separación de la Iglesia de Inglaterra de la de Roma fue, en su origen, un cisma originado por el deseo del rey Enrique VIII de que fuese anulado su matrimonio con Catalina de Aragón. Al no lograr su propósito, Enrique VIII promulgó el Acta de Supremacía, que convertía al rey en jefe de la Iglesia en Inglaterra, creándose así la Iglesia anglicana, que se consolidó bajo Isabel I.
La Reforma Católica o Contrarreforma
Una vez surgido el luteranismo, en el seno de la Iglesia católica se dictaron una serie de medidas para la confirmación del dogma, la reforma de la disciplina y la restauración del catolicismo en los países donde se había difundido la reforma protestante. Los ataques al protestantismo constituyen, en esencia, la Contrarreforma. De 1545 a 1563 tuvo lugar el concilio de Trento, en el cual se reafirmó la doctrina tradicional: salvación mediante la gracia divina y las buenas obras; sólo la Iglesia puede interpretar la revelación; reafirmación de los siete sacramentos, del culto a la Virgen y los santos, de la existencia del purgatorio y de la obligación del celibato eclesiástico.
Paulo Freire fue un pedagogo brasilero nacido el 19 de septiembre de 1921. Dedicó su vida a tratar temas de educación y es considerado uno de los más influentes del siglo XX en la materia.
Estudió filosofía en la Universidad de Pernambuco e inició su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación. En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo.
A partir de entonces, y desde unas creencias profundamente cristianas, concibió su pensamiento pedagógico, que es un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional.
Fue la suya una pedagogía del oprimido, ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales.
Publicó, entre otros títulos, La educación como práctica de la libertad (1967), Pedagogía del oprimido (1969) y Educación y cambio (1976).
Paulo Freire falleció el 2 de mayo de 1997. En la actualidad, continúan sus legados figuras de la talla de Henry Giroux y Shirley R. Stinberg.
La inmovilidad prolongada puede provocar un estancamiento de la sangre en las piernas e hinchazón, rigidez y molestias. En viajes que superen las 4 horas, esto puede llevar a la formación de un coágulo de sangre en una vena profunda, conocido como “trombosis venosa profunda” (TVP). La TVP es más frecuente en las personas mayores.
Deben consultar al médico con antelación antes de realizar un viaje las personas con uno o más de estos factores de riesgo:
TVP o embolismo pulmonar previos o en un familiar cercano
Uso de terapia de anticonceptivos orales o terapia hormonal sustitutiva (THS)
Embarazo
Cirugía o traumatismo reciente, especialmente del abdomen, región pélvica o piernas
Cáncer
Obesidad
Problemas de coagulación de la sangre
Problemas cardiovasculares
¿Cuáles son sus síntomas?
La mayoría de las veces, los coágulos o trombos son pequeños por lo que no provocan síntomas y el organismo es capaz de disolverlos. Si los trombos son más grandes, pueden ocasionar síntomas como hinchazón de piernas, sensibilidad en la zona, irritación y dolor. Sólo en algunos casos el coágulo puede llegar a los pulmones provocando dolor en el pecho, dificultad respiratoria y desencadenar en un embolismo pulmonar. Esto puede ocurrir muchas horas e incluso días después de la formación del trombo en la extremidad inferior.
Ante cualquiera de estos síntomas, es imprescindible consultar a un médico.
¿Cómo se previene?
Para prevenir la TVP durante un viaje se recomienda:
Usar ropa suelta y cómoda para viajar.
Colocar el equipaje de mano en un lugar que no obstaculice el movimiento de piernas y pies.
En viajes largos, realizar una caminata hasta el baño cada 1 a 2 horas.
Mientras se está sentado, ejercitar las piernas de la siguiente manera: subiendo y bajando los talones, subiendo y bajando las puntas de los pies, y contrayendo y relajando los músculos de las piernas.
Tratar de no cruzar las piernas.
Beber mucha agua y evitar las bebidas alcohólicas o con cafeína.