Futbolista francés cuyo fichaje por el Real Club de Madrid por 11 500 millones de pesetas superó todas las cifras pagadas hasta ese momento por un jugador. Erigido en héroe nacional por los franceses al marcar dos goles de cabeza en la final de la Copa del Mundo de 1998, fue la gran estrella de esta competición, paso decisivo para obtener el Balón de Oro al mejor futbolista de ese año.
Zinedine Yazid Zidane nació el 23 de junio de 1972 en Bouches-du-Rhône, Marsella. Tanto sus padres, Smaïl y Malika, inmigrantes argelinos, como sus hermanos y hermanas, Djamel, Farid, Nourredine y Lila, lo apoyaron desde niño en su pasión por el deporte. A los cuatro años montaba en bicicleta con aires de ciclista profesional; a los seis practicaba judo con soltura, y hacia los ocho el fútbol centraba todo su interés. Acudía al estadio del Olympique para ver a su ídolo, Enzo Francescoli, cuya trayectoria siguió en el River Plate argentino sin que decaiga su admiración en el tiempo. Tanto que le puso Enzo a su hijo. Pero entonces, Zizou jugaba en modestos equipos juveniles locales, como el US Saint-Henry y el Septèmes. Con catorce años dejó a su familia y la periferia marsellesa y se fue a Cannes, donde vivió en casa de un directivo del club, Jean-Claude Elineau, quien controló su entrenamiento como si fuera su propio hijo.
Debutó en la Primera División en 1989 en un partido del Cannes contra el Nantes. Fichó luego por el Girondins de Burdeos, equipo que lo llevó a la fama, con una gran actuación en la Copa de la UEFA en 1996, y muchos lo empezaron a comparar con Michele Platini. Tras pasar a la Juventus, su objetivo era demostrar en una liga tan potente como la italiana todo lo que había exhibido en Francia. Y lo logró. Lo respaldan títulos como el Scudetto, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental. Y luego la consagración definitiva con su magnífica actuación frente a Brasil en el Mundial de Francia: hasta los insospechados perdedores dijeron de él que era “un artista francoargelino que debería ser brasileño”.
Zidane también tuvo una destacada participación en el Mundial de Alemania 2006. Guió a su selección a la final de la copa, donde convirtió un gol (de penal) y luego se fue expulsado por un recordado cabezazo a Marco Materazzi. Pese a esto, Zidane recibió el premio al mejor jugador del torneo.
Rapidez, potencia física y excepcional calidad técnica son sus virtudes más admiradas. Además, poseía una excelente visión del juego y, pese a actuar de centrocampista, consiguió un buen número de goles gracias a su durísimo disparo.