Se puede definir una palanca como una barra rígida que se encuentra sobre un punto de apoyo. En ella actúa una fuerza aplicada denominada potencia y una fuerza a vencer conocida como resistencia. Por otra parte, existe el brazo de potencia, que no es más que la distancia que separa a la potencia del punto de apoyo; de igual manera, el brazo de resistencia representará la distancia entre el punto de apoyo y la resistencia.
Una balanza, un cortaúñas, un cascanueces, una tijera, una carreta. ¿Qué tienen todos estos objetos en común? La teoría de palancas. En ella, podemos explicar cómo funcionan cada uno de estos objetos de amplio uso en la vida cotidiana.
¿Para qué se utiliza?
La palanca permite (entre las distintas funciones que realizan sus diferentes tipos) hacer desplazamientos de objetos que ejercen una gran resistencia mediante la aplicación de poca potencia. El ser humano se dio cuenta, desde tiempos remotos, de la utilidad que esto representaba. Arquímedes, científico de la antigua Grecia, fue el primero en describir formalmente el funcionamiento de la palanca.
Ley de la palanca
A partir de los elementos que conforman la palanca, se puede describir su funcionamiento en una sencilla ecuación:
De esta ecuación podemos deducir que, salvo en el caso de que el brazo de potencia (BP) y el brazo de resistencia sean iguales (BR), la potencia aplicada (P) es directamente proporcional a la resistencia (R).
P ×BP =R ×BR
Cada fuerza es inversamente proporcional a su brazo. Adicionalmente existen otras propiedades que se deducen a partir del tipo de palanca.
Tipos de palancas
De manera general, existen tres tipos de palanca: las de primer, segundo y tercer género. El factor que distinguirá a cada una de ellas es el orden en que se encuentren el punto de apoyo, la potencia y la resistencia.
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De primer género
En esta configuración, el punto de apoyo se encuentra entre la resistencia y la potencia. Cuando el punto de apoyo está centrado, la potencia aplicada es igual a la resistencia, dado que los brazos de potencia y resistencia tienen la misma distancia.
Por otro lado, existe el caso en que el punto de apoyo no esté centrado. Cuando el punto de apoyo se encuentra más cercano a la resistencia, la potencia disminuye debido a que su brazo tiene una mayor longitud. Esto significa que se necesita aplicar poco esfuerzo para mover grandes resistencias.
Asimismo, el punto de apoyo cercano a la potencia implica que su brazo tendrá la menor longitud; esto resulta en que la resistencia tendrá una menor magnitud. Sin embargo, puede concluirse también que, al tener un brazo de resistencia mayor, ésta puede hacer grandes desplazamientos aplicando poca potencia.
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De segundo género
Ésta se diferencia de la palanca de primer género en que la resistencia se encuentra entre el punto de apoyo y la potencia. Debido a que el brazo de resistencia es menor que el de potencia, con poco esfuerzo aplicado se pueden mover grandes resistencias. Este tipo de palancas tiene ganancia mecánica.
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De tercer género
En el último tipo de palanca, la potencia es la que se encuentra entre el punto de apoyo y la resistencia. Esto significa que el esfuerzo debe ser mayor que la carga, por lo que se trata de una configuración que no tiene ganancia mecánica. Se utiliza, primordialmente, para hacer grandes desplazamientos de resistencia, dado que su brazo tiene mayor longitud que el brazo de potencia.
Palancas múltiples
Existen sistemas que buscan aprovechar los distintos tipos de palancas mediante la mezcla de ellas, creando entonces configuraciones más complejas. Un claro ejemplo es el cortaúñas, cuyo mango que ejerce la presión es, por sí solo, una palanca de segundo género; esta presión se ubicará entre las hojas de corte y el punto de apoyo de ellas, convirtiéndose en una palanca de tercer género.
Las palancas y el cuerpo humano
Muchos movimientos del cuerpo humano pueden describirse a través de las palancas. Por ejemplo: cuando pateamos un balón de futbol, hacemos esfuerzo con nuestros cuádriceps para elevar nuestro peso e impulsarnos para patear con una mayor potencia. Tomando en cuenta a la rodilla como punto de apoyo, este movimiento representa una palanca de tercer género.
La palanca es conocida como la máquina más antigua del planeta.