Uno de los relatos navideños más conmovedores es la historia de Artabán, el cuarto rey mago. Es un cuento de Henry van Dyke que llega al corazón de muchas personas aunque no profesen el cristianismo ya que muestra en primer plano uno de los rasgos humanos más valiosos: la genuina compasión. En este artículo vamos A profundizar en esta maravillosa obra.
Corría el año 1896 cuando el cuento navideño The Other Wise Man (El otro rey mago) veía la luz. En ese momento su autor no prevería el impacto que ese pequeño cuento tendría con el correr del tiempo y se convertiría, lentamente, en una joya de la literatura. Después de esta historia, sus obras se volverían sumamente populares.
Una pequeña biografía
Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que mejor cantan.
Henry Van Dyke
El escritor de esta historia que aún inspira a artistas fue Henry Van Dyke, teólogo y docente estadounidense nacido en 1852 en Germantown, Pensilvania. En 1873 se graduó en la universidad de Princeton donde, más tarde, sería profesor de literatura inglesa.
La iglesia presbiteriana lo tendría como uno de sus pastores. Además de escribir relatos, ensayos y poesía fue traductor de obras alemanas y desempeñó importantes funciones en cargos públicos como diplomático en los Países Bajos.
Falleció en el año 1933, en Princeton, Nueva Jersey.
Actualmente, muchas de sus frases circulan en internet ya que están provistas de una profundidad filosófica difícil de igualar.
Some people are so afraid to die that they never begin to live. (Mucha gente tiene tanto miedo a morir que nunca empiezan a vivir.)
La historia del otro rey mago
The Other Wise Man es un cuento en el que se sigue los pasos de Artabán, el cuarto Rey Mago quien había quedado con Melchor, Gaspar y Baltazar a fin de reunirse para encaminar sus pasos a occidente guiados por una estrella en busca del niño Jesús.
Artabán es un nombre de origen persa que corresponde a diferentes reyes que imperaron en medio oriente y personajes famosos como Darío I.
La travesía de los cuatro Reyes Magos debía iniciarse en el zigurat de Borsippa, el punto de reunión de todos por lo que Artabán acudía con un zafiro, un rubí y una perla incomparable en su género, como ofrendas para el niño Jesús. Antes de llegar encuentra a un anciano enfermo y moribundo por lo que interrumpe su viaje, atiende su cuerpo y restablece su salud; cuando llega a Borsippa, sus compañeros de viaje ya habían partido hacia su destino. Allí decide ir a Babilonia, vender el zafiro, comprar provisiones, un camello y con ello atravesar el desierto siguiendo a sus compañeros que lo habían dejado atrás.
El moribundo que salvó le había dicho que encontraría a Jesús en Belén, una vez que llega mucho después que Melchor, Gaspar y Baltazar se entera por la mujer que lo hospeda que la familia completa se había ido a Egipto. Los soldados de Herodes estaban masacrando a los recién nacidos y entonces decide salvar al pequeño hijo de esa joven entregando el rubí que había llevado consigo.
Artabán pasaría más de treinta años buscando al Mesías entre los miserables de la Tierra ya que había acudido a un sabio y anciano rabino quien le había dicho que no lo encontraría en los palacios, sino predicando entre los menos afortunados. Ayudando a unos y otros buscaría en cada rincón, y nunca podría hallarlo.
Ya viejo y cansado decide ir a Jerusalén haciendo el último intento para encontrar por fin a quien tanto tiempo buscara. Allí se entera de que Jesús de Nazaret había sido condenado a la crucifixión por lo que decide seguir a la multitud que se dirige al Gólgota para verlo; tenía intenciones de ofrecer la perla de incalculable valor que llevaba consigo para salvar la vida del Rey de Reyes. Camino a su encuentro una joven que estaba siendo apresada como esclava por deudas contraídas por su padre se lanza a sus pies suplicándole piedad por lo que Artabán le entrega la perla para que pague su rescate.
En ese momento tembló la Tierra, la oscuridad se cernió sobre todos y con el estallido, una roca da en la sien del anciano hiriéndolo gravemente. La joven salvada se acerca y escucha que Artabán pregunta a alguien a quien ella no puede ver: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, te dimos de comer; o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Durante treinta y tres años te busqué, pero jamás he llegado a contemplar tu rostro, ni venido en tu auxilio, Rey Mío”.
Y en esa ocasión, la joven escuchó la respuesta: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”
Y el cuarto Rey Mago murió en paz, sabiendo que su vida había tenido sentido.
Las otras versiones de la historia de Artabán
Con el transcurrir del tiempo, el relato de Henry Van Dyke inspiraría a otros artistas. Entre los diferentes soportes se cuenta, indudablemente, el cine.
The fourth wise man (El Cuarto Rey Mago) es una película para televisión del año 1985 que pertenece al género dramático y fue dirigida por Ray Rhodes. Artabán es encarnado por Martin Sheen y Orontes por Alan Arkin.
En el reparto en diversos papeles secundarios se pueden ver a Charlie Sheen, Adam Arkin, además de Joe y Emilio Estévez. Existen, como es natural, algunas diferencias necesarias en el guión para su adaptación al nuevo soporte. En primer lugar, lo acompaña un esclavo, Orontes, quien recuperaría su libertad cuando volvieran de la travesía; una promesa hecha por el mismo padre de Artabán. Un cambio menor radica que en el filme el rey mago vende un jaspe para comprar una caravana y su relación con los otros tres reyes magos no es tan estrecha como en el cuento.
Orontes apresura a su amo durante toda la travesía, pero Artabán se detiene ante cada situación que se le presenta; incluso atiende a una comunidad de leprosos durante muchos años. Ya anciano decide dejar libre a Orontes y éste ve entonces al Mesías cuando llega a Jerusalén. Vuelve por Artabán y juntos tratan de alcanzar a Jesús antes de la crucifixión; en esta versión le da la perla a un soldado para liberar a la hija de un mago amigo suyo. En la película también termina ayudando a personas enfermas y sin esperanza y respeta el final del cuento.
El artista plástico escocés Peter Howson pintó en 2013 un cuadro inspirado en el cuento y fue el motivo de las felicitaciones de Navidad que empleó el primer ministro en esa festividad.
Si bien en el guión de Enzo Caro para la película italiana de televisión de 1997 toma en líneas generales la historia, tiene muchos cambios con respecto al cuento de Henry Van Dyke, incluso el protagonista se llama Alazar. Il quarto ré se estrenó la noche de Reyes de 1998 y la música fue realizada por Ennio Morricone, uno de los mejores compositores fílmicos.
El cuarto Rey, la historia del otro sabio, es un libro infantil ilustrado por el chileno Ted Sieger y cuenta la historia de Mazzel; muy similar al cuento de Henry Van Dyke pero adaptado para los más pequeños. Vive historias maravillosas junto a Chamberlín, su camello mágico y llega sin nada para regalarle a Jesús. El mismo ilustrador fue el director de la película de animación en el año 2006.
Existe también una leyenda rusa muy similar al cuento al que hacemos referencia; en ella el nombre del cuarto rey es Ogamyer Otraucle. Éste no carga con joyas para poder ayudar a los menos afortunados sino con vino, aceite y algunos burros. Las similitudes de la leyenda quizá inspiraron a Henry Van Dyke para elaborar la historia.
Origen de la tradición y los valores
En Italia, España y varios países de América es muy celebrada la fiesta de Epifanía en la noche que va del 5 al 6 de enero: la Noche de Reyes. Los niños dejan sus zapatos para recibir regalos en la mañana que le traen los Reyes Magos.
En esta celebración se recuerda el pasaje bíblico del Evangelio de San Mateo sobre la Adoración de los Magos; tres personajes venidos de oriente que llegan a Belén para honrar a Jesús en su nacimiento: Melchor, Gaspar y Baltazar. Los presentes son oro, incienso y mirra que simbolizan, en ese orden, los poderes terrenales, los celestiales y la mortalidad.
En el Evangelio de San Mateo sólo se dice que llegaron sabios de oriente y que llevaron al niño oro, incienso y mirra. La palabra citada por San Mateo es la palabra persa magi que evoca al sabio pero en la traducción se tomaría la palabra latina magus quedando el término mago atravesado por su concepción occidental. Por convención entonces se diría que eran tres (tal vez por la Santísima Trinidad o asignar un regalo para cada uno) pero en otras iglesias no católicas son dos, cuatro y hasta doce. Los nombres fueron creados en la Edad Media así como su descripción física, el status y la compañía de camellos.
Como podemos ver, incluso los Tres Reyes Magos son de factoría reciente: surgen a partir de la Edad Media por lo que la aparición de un cuarto Rey Mago no es descabellada.
Desde la aparición de esta historia mucho se reflexionó sobre los valores que ayudan a fomentar en el desarrollo del niño: entre ellos la paciencia, la solidaridad y el valor de la persecución de los sueños. Artabán tuvo que saber esperar sin desfallecer en su intento y haciendo lo que le dictaba el corazón en el transcurso de su vida. La comprensión, el sentido de su vida, lo adquiere en la última etapa de su existencia, gracias al esfuerzo y la entrega; quizá en su juventud no lo hubiera valorado en su justa medida.
El cuarto Rey Mago no llega con riquezas ni objetos materiales para adorar a Jesús, cuando lo encuentra sólo le entrega su amor y eso basta para darle sentido a una búsqueda de más de treinta años. En un mundo como el nuestro, en el que el materialismo pasó casi a formar parte en la práctica de una nueva religión no reconocida, esta historia muestra, de alguna manera, que quien arriesga, busca y aprende a través de los intrincados senderos del amor finalmente halla el sentido de la propia existencia.