Los libros han sido desde siempre una ventana a mundos nuevos de conocimiento y entretenimiento. El teatro, lejos de ser la excepción, es además un recurso potencial para la puesta en escena.
La literatura es en general una manifestación artística sumamente íntima y personal, tanto para el escritor como para el lector. El primero debe lidiar con las palabras para realizar una narración en la que se encuentran sentimientos, sensaciones y experiencias entrelazados en una narración, un trabajo de codificación en el que necesariamente se omite información para enfocar la mirada del segundo hacia un punto más o menos común.
El lector deberá lidiar con ese texto dando lugar a que su imaginación reúna los datos que se van brindando y los transforme en espectáculos internos y, de esta manera, pueda ir percibiendo el paisaje que se esconde más allá del muro de los párrafos. El trabajo de elaboración que realiza es entonces mucho más intenso que el que debe ejercitarse con un entretenimiento más pasivo, como por ejemplo, el teatro, en el que ciertas variables ya estarán dadas por la presencia de actores, el desenvolvimiento que tengan, el trabajo escenográfico, etc.
La comparación puede parecer anecdótica debido a que se trata de expresiones artísticas completamente diferentes. Sin embargo, durante la extensión de este artículo veremos cómo se encuentran estrechamente vinculadas por un género literario tan antiguo como movilizador: el teatro.
Arriba el telón
El término teatro procede del griego theatrón, que significa “lugar para contemplar”. Forma parte de las artes escénicas, específicamente como una rama relacionada con la actuación, donde se cuentan historias frente a una audiencia. Para ello, combina discursos, gestos, sonidos, música y escenografía.
Por otra parte, el teatro es también una categoría literaria que comprende las obras concebidas en un escenario y el edificio donde se representan las piezas teatrales.
Nos encontramos frente a tres acepciones diferentes del mismo término, aunque la relación que existe entre ellas permite (y prácticamente obliga) a tomarlas siempre en conjunto. Por ejemplo, una obra de teatro puede ser leída en la comodidad del hogar, pero no podemos ignorar que el autor ha concebido los personajes paraque sean encarnados por actores sobre un escenario. Esta particularidad es característica de este género literario.
Necesario es entonces diferenciar entre texto dramático o teatral y hecho teatral. El primero es una categoría literaria, que si bien ha sido pensada para ser recreada en un escenario, puede no alcanzar este objetivo y ser disfrutada de todos modos independientemente de ello. El hecho teatral es la puesta en escena del texto teatral.
Otra característica del teatro como género literario es su disposición en forma de diálogos, en prosa o en versos, con acotaciones que indican la distribución de los actores y las particularidades de la escenografía, incluyendo la intensidad de las luces, etc. La descripción es necesaria para que pueda ser representada lo más fielmente posible y para ello el texto proporciona las palabras que los personajes dicen y señala los lugares donde actúan.
Para diferenciar bien estas dos expresiones artísticas se habla de drama, cuando se hace referencia al texto, esto es, una versión constituida completamente por elementos lingüísticos, y de teatro cuando se habla de la puesta en escena.
Por esta razón, hay quienes sostienen que la dramática es el único género no exclusivamente literario. Según esta posición, las acotaciones que indican movimientos, expresiones faciales, gestos, tonos de voz, etcétera, no formarían parte del texto literario. Por esta razón, puede decirse que la dramática tiene una faceta literaria (el texto teatral, lo que dicen los personajes), y otra que es espectáculo (la actuación, la escenografía).
El drama
La palabra drama es un vocablo con significación griega que comprende acción y representación, por lo cual su sentido completo sería ‘‘ acción representada”. Esta expresión artística comprende los contrastes y contradicciones de la vida humana; debido a ello se pueden hallar presentes la muerte, el humor, la pasión, el mal, la alegría, la bondad… En definitiva, el amplio abanico de la existencia diaria.
A diferencia de otros géneros literarios, como el narrativo y el lírico, el drama se presenta por medio de diálogos. Otras características son que no necesita la presencia de un narrador, predomina la función poética y suele valerse de las conativas o apelativas.
Al leer cualquier obra dramática encontraremos que suelen presentar un conflicto humano entre fuerzas contrarias. A medida que avance la historia el conflicto se irá resolviendo por los participantes a través de acciones. Denominamos a este proceso acción dramática y sus principales características son:
– Está organizada en torno a un conflicto.
– Los personajes participan en él.
– Se presenta en un mundo ficticio.
La estructura dramática
El drama posee una estructura común a todas las obras. En primera instancia, al inicio, se presenta el conflicto, fragmento en el cuál se conocen las partes que se oponen en la historia y sus motivos. Generalmente, esto ocurre en el primer acto.
A partir de este punto comienza el desarrollo, donde los enfrentados toman medidas para alcanzar sus objetivos. Dos movimientos opuestos se dan en esta instancia:
a) Tensión dramática: las fuerzas opuestas se confrontan directamente pero el problema no llega a resolverse.
b) Distensión dramática: tras un instante de relajación vuelve a darse el enfrentamiento que nos acerca al desenlace.
Pasada esta instancia se entra en el momento de clímax, término que también es utilizado en otras expresiones artísticas. Se trata del momento de mayor tensión en la obra, tras el cual se posibilita la conclusión del conflicto.
En el último tramo encontramos el desenlace: los intereses de una de las partes se impone y triunfa por sobre la otra, arribando a la solución del conflicto que se planteó al inicio. Se encuentra siempre en el último acto.
La tipología de los personajes
Además de una estructura, encontraremos una determinada tipología de los personajes. La presencia de un protagonista es universal debido a que en él se centra la atención de la obra. Este personaje se encuentra directamente involucrado en el conflicto y es el encargado de llevar a cabo la acción principal.
A su vez, la presencia de un antagonista suele ser igual de relevante. Se trata del segundo personaje más importante y su oposición directa al protagonista es el nudo que moviliza la trama.
Los personajes secundarios pueden encontrarse a favor del protagonista o del antagonista y contribuyen en general a la parte que representan para que alcance sus objetivos. Además, le brinda a la obra un nuevo punto de vista permitiendo que no se polaricen las perspectivas del conflicto.
Otro recurso común en las tragedias griegas son los personajes colectivos. Se trata de grupos sociales como el pueblo y los soldados, y tienen la función de darle un contexto a la obra.
Los subgéneros del drama
El drama tiene subgéneros definidos por los temas que tratan y el modo en que lo hacen. De esta manera, pueden encontrarse al menos tres clasificaciones, entre las más importantes: la tragedia, la comedia y el drama.
El primero de ellos presenta una trama que a menudo finaliza con la muerte del protagonista o su destierro. Además, lo encontraremos como hilo conductor a través de diferentes episodios que irá viviendo en el siguiente orden:
a) Primero se lo muestra encarnando los valores promovidos por la sociedad.
b) Llegado a un punto de la historia, el protagonista comete una falta o error terrible, en la mayoría de los casos movilizado por la “hybrys”, un concepto griego que puede traducirse como desmesura y que alude a la soberbia. Se trata de la principal falta para dicha civilización y puede caracterizarse como la violencia que ejercen los poderosos sobre los débiles.
c) A causa de su error, el personaje inicia su caída promovida como un castigo de los dioses.
d) De esta manera se cumple su destino, un irremediable final generalmente anunciado que no puede evitarse.
e) Finalmente, los espectadores se ven afectados por lo ocurrido. Este proceso, denominado catarsis, provocaría por medio de la compasión y el miedo la purificación del alma causada por esas pasiones.
El segundo subgénero al que aludimos es la comedia. En estas historias los protagonistas se enfrentan con dificultades de la vida cotidiana movidos por sus propios defectos, pero a diferencia de lo que ocurre en la tragedia, los desenlaces son felices y concluyen con un escarnio de la debilidad humana.
El protagonista representa a una persona común y corriente, pero se exaltan ciertas características para generar el humor en la obra. De esta manera, el personaje puede ser un mentiroso, un charlatán, un fanfarrón, un pícaro, etc., o puede contar con varios de estos atributos a la vez. Es además un ser inocente e inconsciente, lo que lo diferencia completamente del protagonista prototípico de las tragedias, quien posee un profundo sentido ético.
El conflicto aparece también siguiendo otra estructura, ya que es la poca virtud del protagonista la que lo suele desencadenar, y el desenlace, que como se anunció es feliz, lo es para todos los personajes salvo para aquel que encarna el defecto que debe ser castigado.
En cierta forma, este subgénero vuelve a presentar una finalidad moralizadora, pero a diferencia de lo que ocurre en la tragedia, la comedia busca enternecer al público por todos los medios y lograr que se divierta.
Finalmente, debe mencionarse al drama como subgénero. Básicamente, se encuentra en el medio de los dos anteriores. Las pasiones se presentarán sin la misma intensidad que aparecen en las tragedias y a veces se intercalan elementos cómicos. La conclusión puede ser desgraciada, pero no es indispensable que así sea.
el hecho teatral
La estrecha relación que existe entre el teatro como género literario y su puesta en escena obliga a mencionar algunas características del hecho teatral propiamente dicho, antes de concluir la nota.
El hecho teatral surge únicamente de la representación, en la cual se traslada a la realidad escénica una obra dramática. Cuando en una obra el texto no tenga la capacidad de ser representado estamos hablando de una obra literaria; cuando esta puede llegar a ser representada, estamos hablando de una obra teatral.
Por todo lo que hemos venido desarrollando hasta aquí, puede anticiparse que los elementos que conforman el hecho teatral son múltiples, aunque no todos poseen la misma jerarquía o trascendencia. Sin embargo, sólo dos de ellos son imprescindibles en cualquier obra: un actor que haga un papel y un espectador que lo escuche. Veamos en qué consisten y qué elementos acompañan.
1) Los actores: Dan vida a los personajes del texto dramático, a quienes ceden su voz, su alma y sus sentimientos. Es uno de los elementos esenciales en el teatro, por lo que debe tener mucha sensibilidad, buena voz, mejor memoria y una correcta dicción.
2) Público: El hecho teatral es un fenómeno eminentemente social. La plenitud del hecho teatral se produce a través de la compenetración entre actores y público en un mismo estado anímico. Todo el trabajo de creación y representación que ejecutan respectivamente dramaturgos o autores, directores y actores, tienen como último destino el de ser contemplados por un público, sin cuya presencia y participación no hay teatro posible.
3) El texto dramático: es el que estructura la representación.
4) Espacio teatral: Es el espacio físico donde se desarrolla la representación. No exige, forzosamente, un escenario preparado y modelado a tal efecto.
5) Director: Estudia la obra en su totalidad y coordina el funcionamiento del elenco teatral.
6) Elementos escénicos: Contribuyen (decorado, escenografía, luces, efectos sonoros) a crear la ilusión de realidad y dar vida al texto dramático.