Compositor, docente e investigador, Martín Liut comenzó su carrera como músico tradicional, pero esa carrera dio un vuelco cuando empezó a trabajar con la computadora. Hoy, asegura, puede componer con la armónica de sus hijos, papel y lápiz o el software más sofisticado. ¿De qué manera se vinculan en su vida la música y la tecnología?
Por Educ.ar
Comencemos por definir tu campo profesional: ¿música o arte sonoro? Y, en cualquier caso, ¿cuáles son las diferencias entre estas dos disciplinas?
Esa es una pregunta que nos hacemos incluso quienes estamos metidos en esto. Digamos que la primera definición que uno suele escuchar sobre la música es que “es el arte de organizar sonidos en el tiempo”. El término arte sonoro fue cobrando fuerza en los últimos años, supongo que para diferenciarse del campo de la música. El problema es que, cuando se habla de interpretar música, son muchos los que esperan encontrarse un instrumento o un grupo de instrumentos interpretados por personas en un escenario, y las nuevas tecnologías habilitaron, sobre todo en estas últimas décadas, nuevas maneras de jugar con los sonidos que no se parecen mucho a eso. Arte sonoro apareció, entonces, como un concepto comodín para definir todas esas otras cosas que no son música, pero que apelan al sentido de la escucha. Los primeros que comenzaron a usarlo fueron los artistas visuales que sumaban sonidos a muchas de sus instalaciones, pero el término se fue haciendo cada vez más frecuente. Para responder a la pregunta, podría decir que me dedico tanto a la música como al arte sonoro: no es fácil establecer dónde está, exactamente, el límite entre estos campos.
¿Qué transformaciones trajo la aparición de la computadora personal en el universo del sonido?
Muchísimas. La computadora habilitó muchas transformaciones en la manera de crear. Al principio era ciega, sorda y muda: solo tenía un teclado a partir del cual uno ingresaba información. Hoy, las computadoras ven —a través de las camaritas que tienen incorporadas—, oyen —a través del micrófono—, y pueden grabar y emitir sonidos. Para quien tenga ganas de explorar, un primer ejercicio puede ser grabar la propia voz y jugar con ella como si fuese plastilina: cortarla y convertirla en muchos pedacitos, pegarla a otros sonidos, grabar frases y luego mezclar una palabra con otra, o superponerlas, o cambiarlas de lugar hasta darles un sentido completamente nuevo a las oraciones, hacer un coro… Una puerta de entrada un poco más compleja, pero apasionante, que nos ofrece la computadora tiene que ver con los editores de partituras, que permiten escribir música. También están los secuenciadores, que permiten enganchar un teclado vía midi y generar secuencias de sonidos, grabarlas y luego editar las de la manera que uno quiera. Lo divertido de esta técnica es que permite crear una banda virtual: uno le puede asignar a cada evento un sonido de instrumento distinto y componer canciones, imaginándose desde el principio cómo sonarían tocados por un grupo completo.
¿Es lo mismo componer con una guitarra que componer delante de la computadora?
No, claro que cada herramienta tiene una especificidad. La computadora es una herramienta que no reemplaza a los instrumentos, pero facilita muchas cosas. Yo, por ejemplo, compongo a través de todos los medios según mis ganas y mis necesidades: uso papel y lápiz, pruebo cosas en el piano, uso la armónica de mis hijos, y me grabo o me siento delante de la computadora para hacer cosas que de otra manera no podría hacer.
¿Qué cosas, por ejemplo?
Te doy un ejemplo, para que se entienda de manera fácil: yo no soy bandoneonista, por lo que, si quisiera componer una canción para bandoneón –o, aún más difícil: una canción en la que un bandoneón toca muy, muy rápido–, me sería imposible hacerlo con el instrumento en la mano y determinar si eso que estoy escuchando suena bien. Pero con la computadora, puedo tocar “en cámara lenta” y luego reproducir de manera rápida para darme cuenta de si eso que compuse funciona con los tiempos que imagino. Eso es fantástico, porque antes un músico hacía todo eso en su cabeza y ahora puede experimentar y escuchar en el acto. La computadora te permite hacer cosas que vos físicamente no podrías hacer. Claro que no sirve para todo. Por ejemplo, la computadora puede hacer que una flauta suene más fuerte que una trompeta, pero eso en la realidad no sucede. Por eso, es importante tener noción de que, en vivo y con instrumentos reales, las cosas pueden resultar distintas.
Hablemos de la música electrónica…
La primera vez que se usó el concepto de música electrónica fue alrededor de 1950, en Alemania. Karlheinz Stockhausen fue un compositor de música radicalmente abstracta, compleja y no bailable, que pasó a la historia como el primer compositor con medios electroacústicos, y su música no se parecía en nada a lo que hoy masivamente se entiende por música electrónica. Hoy, en las carreras que yo dicto en la Universidad de Quilmes (licenciatura en Composición con Medios Electroacústicos y licenciatura en Música y Tecnología), hay chicos que son DJ y chicos que no se desarrollan en el campo de la música bailable y cuya investigación va por otro lado. Hay quienes, por ejemplo, usan samplers, entre otras muchísimas prácticas y herramientas, pero no hacen “música electrónica de boliche”. Sin embargo, esto también es música electrónica.
¿Qué salida laboral tienen las carreras que relacionan música y tecnología?
La Universidad de Quilmes tiene dos licenciaturas vinculadas a la producción musical: Composición con Medios Electroacústicos y la otra, más reciente, Música y Tecnología. La primera comenzó a dictarse hace veinte años, cuando se creó la universidad, y la novedad que introdujo respecto de otras carreras musicales fue su especificidad: muchas carreras enseñaban a componer, pero ninguna hasta entonces proponía hacerlo específicamente con medios electroacústicos. En otras palabras: con un sintetizador, un sampler, la computadora o cualquier sonido atravesado de alguna manera por la computadora. Los alumnos que egresan de esta carrera están capacitados para escribir música para instrumentos tradicionales —por ejemplo, para orquestas—, pero también pueden combinar esos conocimientos con el uso de una computadora en vivo, hacer montajes de sonido para cine o componer música para internet usando, por ejemplo, Adobe Flash. La carrera está compuesta por materias de música y materias de tecnología aplicada a la música: Computación Aplicada a la Música, Taller de Sonido, Acústica, por un lado; Composición, Orquestación, Audioperceptiva, por otro. La licenciatura en Música y Tecnología comparte los dos primeros años con la carrera anterior, pero libera a sus alumnos de componer música durante los últimos dos. En ella, se anotan los alumnos que quieren trabajar con la computadora y desarrollar software o instrumentos electrónicos que transformen el sonido, pero no necesariamente quieren ser músicos. Ellos, por lo general, se dedican a trabajar desarrollando software, plataformas multimedia, y seguramente el campo se abrirá en los próximos años:todavía es muy difícil conocer el perfil del egresado no solo porque la carrera es muy nueva, sino porque los conocimientos y la práctica irán para donde vaya la tecnología, ¡que avanza a pasos agigantados!
Buenos Aires Sonora: una nueva manera de escuchar la ciudad
Buenos Aires Sonora es un grupo formado por egresados, profesores y estudiantes de la Universidad de Quilmes. Comenzamos a trabajar juntos en 2003, con la premisa de sacar a la calle nuestra formación musical, para salir del espacio académico que avalaba nuestro trabajo y probar qué pasaba si hacíamos sonar lo nuestro en un contexto diferente. Lo distinto del caso es que no salimos a la calle a tocar el piano, sino a hacer algo que ni siquiera sabíamos cómo llamar: creo que entonces todavía no conocíamos el concepto de arte sonoro o recién empezábamos a descubrirlo. Una de nuestras intenciones, en principio, fue trabajar con los sonidos de la ciudad. En ese sentido, nuestra obra más importante fue ‘Mayo, los sonidos de la Plaza (1945-2001)’, que consistió en de volverle a la Plaza de Mayo los sonidos de su historia, que en definitiva son los sonidos de la historia de la Argentina. Rescatamos sonidos documentales, los reconstruimos y los hicimos sonar; todo lo que pasó en la Plaza entre 1945 y 2001 volvió a sonar ahí, en el lugar de los hechos: Perón hablándole a la gente el 17 de octubre de 1945, el Bombardeo del 55, Evita, las represiones, la dictadura, Galtieri hablando de Malvinas, el regreso de la democracia… Para un argentino que conoce la historia y sus sonidos, volver a escucharlos ahí fue muy fuerte.
En otro sentido, también trabajamos con el concepto de paisaje sonoro de Raymond Murray Schafer. Nos preguntamos: ¿qué pasa si transformamos en instrumentos musicales cosas que no están pensadas como instrumentos? Por ejemplo, una escalera o un puente. Entonces, probamos con el Puente de la Mujer, que está en Puerto Madero y que, visto de lejos, parece un arpa. Claro que, cuando uno va y lo golpea, el puente no suena, pero sus tensores vibran. Los alumnos de la carrera pusieron micrófo nos para captar esas vibraciones y lograron que se escuchen. Así fue que hicimos un concierto con el Puente como instrumento. En eso estamos, hace casi diez años: inventando performances o intervenciones para escuchar Buenos Aires de otra manera.
¿Quién es Martín Liut?
Compositor, docente e investigador en música, egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) con el título de profesor en Armonía, Contrapunto y Morfología Musical. Es autor de obras de cámara, electroacústicas puras y mixtas, y de obras de arte radiofónico. Es fundador y director de Buenos Aires Sonora, grupo que se dedica a la realización de intervenciones sonoras a gran escala en espacios públicos urbanos. Se destacan: “Mayo, los sonidos de la Plaza (1945-2001)”, intervención sonora de la Plaza de Mayo de Buenos Aires, y “El Puente suena”, intervención sonora del Puente de la Mujer, ubicado en Puerto Madero, Buenos Aires. Además, es profesor en las licenciaturas en Composición con Medios Electroacústicos y en Música y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes. También enseña Acústica Musical en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Entre 1992 y 2005, se desempeñó como periodista especializado en música, primero en la revista La Maga y, luego, en el diario La Nación.
Martín Liut: http://martinliut.blogspot.com.ar/
Universidad Nacional de Quilmes: http://www.unq.edu.ar/
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