Fue un cacique de la etnia caribe que estuvo a cargo de unas 40 familias indígenas a orillas del río Orinoco, en el estado Bolívar de Venezuela, en el siglo XVIII. Más allá de sus encuentros con sacerdotes europeos y su posterior conversión al cristianismo, Chama destacó por haber liderado una de las comunidades originarias suramericanas más importantes de la época precolombina.
Si bien existen poca información disponible sobre Chama, hasta el punto de ser a menudo confundido con otros caciques venezolanos, parece ser seguro que fue uno de los líderes indígenas que habitaban la zona del Platanal a las orillas del tramo medio del río Orinoco, cerca de lo que hoy se conoce como Moitaco, en Bolívar, el estado más grande de Venezuela. Durante la época previa a la colonización europea, esta región se encontraba habitada por comunidades caribes, un extenso y diverso grupo indígena distribuido por gran parte del norte y oriente del continente suramericano, desde las Antillas Menores hasta gran parte de Venezuela y el norte de Colombia.
El estado Bolívar es una inmensa y biodiversa región que, además de por su importancia geográfica, ha sido reconocido por ser el hogar actual de diversas comunidades indígenas venezolanas derivadas de los caribes precolombinos, como los kariñas y los pemones, quienes aún mantienen vivas sus costumbres y tradiciones ancestrales.
¿Sabías qué?
Aunque hoy día la zona del Platanal, asentamiento principal de Chama y su comunidad en su momento, es una región poco mencionada en fuentes generales, es posible que su nombre se deba a la presencia de vegetación ribereña abundante, concretamente los plátanos, la cual ha sido aprovechada por los pueblos originarios durante siglos.
Los caribes se caracterizaban, entre otras cosas, por su naturaleza guerrera y su sistema de organización tribal, mientras que aquellos ubicados a orillas del Orinoco también destacaban por su profundo conocimiento del entorno fluvial. Los poblados ribereños como el Platanal eran estratégicos para la subsistencia de la comunidad: desde allí se controlaba la pesca, el comercio por canoas y el acceso a las rutas interiores de la selva.
Vivían en familias extensas y se agrupaban en clanes liderados por caciques, como Chama, quienes no solo se desempeñaban como jefes militares, sino también como figuras de autoridad espiritual, cultural y política.
También conocidos como kaiowás, los paĩ tavyterãs son un pueblo indígena guaraní que habita en el noreste de Paraguay y en Brasil. Se destacan, entre otras cosas, por ser una de las comunidades originarias más profundamente conectadas con la Tierra y el cosmos. A pesar de la pérdida de sus territorios, han sabido resistir la adversidad y mantenerse firmes en sus tradiciones.
Ubicación
Residen en el noreste de Paraguay, especialmente en el departamento de Amambay, pero también en departamentos como Concepción, San Pedro y Canindeyú, y en regiones adyacentes de Brasil como Mato Grosso del Sur.
Sociedad y cultura
Los paĩ tavyterãs suelen llevar vestimentas tradicionales de algodón o lana, decoradas con flecos y plumas, y equipadas con ornamentos e instrumentos rituales como el mimby, el takuapu o el mbaraka. Disponen además del mba’e marangatu, altar donde descansan los objetos sagrados y punto de referencia para la comunidad, y del tekoha, dicho del territorio político y social de naturaleza sagrada en donde realizan rituales, cantos, danzas y otras tradiciones ancestrales, lo que sustenta y fortalece su identidad cultural y espiritual.
También se organizan en torno a líderes espirituales (tekuharivicha) y políticos (mburuvicha), quienes actúan bajo el consenso de la aty guasu, la asamblea general.
¿Sabías qué?
Tradicionalmente, los paĩ tavyterãs eran cazadores, recolectores y pescadores, con un estilo de vida más integrado al ecosistema. Sin embargo, la deforestación y la invasión de sus territorios ha transformado su economía en un sistema mixto, donde, además de sustentarse en la agricultura y ganadería, recurren a trabajos temporales conocidos como changas, en estancias vecinas o zonas urbanas.
Religión
Para los paĩ tavyterãs, la vida en la Tierra es una prueba espiritual, donde el alma, mediante sufrimiento y purificación, puede aspirar a alcanzar la tierra sin mal, el Paray, situada simbólicamente más allá del mar. Esta visión se manifiesta en rituales complejos que los conectan con los dioses como el rito de conversión de los niños o mitâ pepy, la fiesta del maíz o avatykyry, o el ñembo’e, que se traduce como “hacerse palabra”.
Poseen además una profunda conexión espiritual y veneración hacia el cerro Guazú en Amambay, conocido también como el Jasuka Venda, considerado por ellos como el lugar de origen de la creación y la residencia en donde habitan los dioses; de hecho, el nombre paĩ tavyterãs se traduce como “habitantes del centro del mundo”, en referencia a esta creencia cosmogónica.
Cahuide fue un noble y guerrero inca del siglo XVI, reconocido principalmente por su valentía durante la defensa de la fortaleza de Sacsayhuamán en 1536, en el contexto de la resistencia inca contra la conquista española. Su legado perdura en la memoria histórica de Perú como ejemplo de valentía y resistencia.
Cahuide fue un miembro de la nobleza inca que portaba el título de la élite gobernante conocido como “orejón”, referidos de esta manera por los españoles debido a las grandes perforaciones que estos aplicaban en el lóbulo de sus orejas para luego introducir en ellos grandes discos de oro, como símbolo y distintivo de su privilegiada posición social. Esta condición, sin embargo, también exigía responsabilidad, capacidad de administración y conocimientos bélicos.
Cahuide luchó como comandante de guerra bajo el mando de Manco Inca Yupanqui, el emperador inca rebelde que intentó recuperar Cusco, capital del Imperio, que para entonces se encontraba bajo el poder de los conquistadores españoles.
Durante el sitio de Cusco en 1536, Cahuide lideró la defensa de Sacsayhuamán, una fortaleza y posición estratégica clave para los incas, pues esta se había convertido en su centro de operaciones al ser el lugar desde donde se organizaban los ataques hacia la capital. Los españoles decidieron atacar la fortaleza para debilitar las operaciones de los incas, lo que dio comienzo a la última y más importante batalla de Cahuide.
De las tres torres principales con las que contaba la fortaleza de Sacsayhuamán, Cahuide se encargó de defender personalmente la más alta y de mayor importancia estratégica, conocida como Muyucmarca, lo que hizo con una fiereza, determinación y valentía extraordinarias durante días. Sin embargo, al verse eventualmente rodeado y sin posibilidad de victoria, Cahuide tomó la decisión de arrojarse desde lo alto de la torre, con lo que dejó establecido que prefería la muerte antes que la humillación de convertirse en prisionero de los españoles.
¿Sabías qué?
El verdadero nombre de Cahuide aún es motivo de debate, pues muchos historiadores también lo identifican como Quispe Tito, Titu Cusi Huallpa, Cullash y Surihuamán, entre otros. Su nombre más popular, Cahuide, significa “vigía” o “centinela”, condición que curiosamente coincide con el rol de protector que ejerció durante el sitio a la fortaleza de Sacsayhuamán.
Lempira fue un líder perteneciente al pueblo lenca, comunidad originaria que aún en la actualidad habita las regiones del suroeste de Honduras y El Salvador. Se presenta como un icono y una de las figuras más importantes de la resistencia indígena en Honduras, lo que le ha permitido ser reconocido con diversos homenajes en el país.
Se cree que nació alrededor de 1499, creció y se formó entre las montañas del cerro Cerquín, lo que podría hacer referencia a su nombre, que significa “Señor de la sierra” en lengua lenca. Desde muy joven fue testigo de la amenaza que representaban los colonos españoles para la integridad física y patrimonial de su pueblo, por lo que pronto sintió la necesidad de hacer algo al respecto. Su determinación y valentía, y su capacidad para organizar y unir gente a la causa bajo una sola voz, pronto lo llevaron a ser reconocido como un líder para los lenca.
En 1537, bajo la dirección del cacique Entepica, Lempira fue designado para organizar la resistencia contra el ataque español al pueblo lenca en las montañas, orden dada por el gobernador Francisco de Montejo. Lempira logró unir a cientos de miles de guerreros de diversas tribus lencas y formó un gran ejército que se refugió y resistió en fortalezas naturales conocidas como peñoles durante meses, en las cimas de la sierra del suroeste de la actual Honduras.
Hoy en día es comúnmente aceptado que Lempira fue asesinado a traición al intentar negociar la paz con los españoles para proteger a su gente, pero existe otra popular versión documentada por el español Rodrigo Ruiz, donde asegura que fue él quien cortó la cabeza de Lempira en un combate cuerpo a cuerpo, lo que propició la eventual rendición del pueblo lenca.
¿Sabías qué?
La influencia de Lempira para el pueblo de Honduras le ha permitido ser homenajeado de diversas maneras, más allá de llevar su nombre la moneda del país (lempira hondureño) y tener un día del año dedicado en su honor. Uno de los departamentos de Honduras también recibe el nombre de Lempira, además de existir estatuas conmemorativas con su imagen, una novela e incluso una película con el cacique como protagonista que se encuentra en producción desde 2016.
Efigie de Lempira, plasmada en el billete de 1 lempira. Atribución de la imagen: JVC3ETA, Lempira, CC BY-SA 3.0
Anacaona, cuyo nombre significa “flor de oro”, fue una mujer de la nobleza taína nacida a mediados del siglo XV en la isla de La Española. Heredó el control de gran parte de la isla tras la muerte de su su esposo y posteriormente de su hermano, tras lo cual se convirtió en símbolo de la resistencia pacífica y diplomática frente a los colonizadores.
Anacaona fue una mujer indígena taína de la isla de Quisqueya, también conocida como la isla de La Española, conformada actualmente por las naciones vecinas de Haití y República Dominicana. Era hermana de Bohechío, cacique de Jaragua, uno de los cinco cacicazgos y divisiones territoriales indígenas que conformaban la isla durante la llegada de los españoles, y estaba casada con Caonabo, líder del cacicazgo de Maguana, por lo que la herencia de la mujer dentro de la nobleza taína era indiscutible.
Desde joven, Anacaona destacó por su belleza, inteligencia, capacidad diplomática, talento artístico y elocuencia. Fue además especialmente reconocida como una poetisa excepcional dentro de su cultura, donde destacaba su capacidad para componer y recitar areítos, nombre que recibían los cantos y poemas ceremoniales recitados por los antiguos indígenas caribeños, que hacían referencia a los mitos y las memorias del pueblo taíno, y que combinaban poesía, danza y música. Estas formas de expresión eran una parte esencial en la transmisión oral de la historia, la espiritualidad y la cohesión social de la comunidad.
El cacique Caonabo fue apresado por los españoles en 1493 por su ataque hacia el Fuerte Navidad, y falleció tres años después al hundirse el barco en el que viajaba como prisionero, por lo cual Anacaona regresó con su hermano Bohechío a Jaragua. Este falleció años después en algún punto de 1502, por lo que Anacona asumió el mando del mencionado cacicazgo. Su gobierno se caracterizó por la diplomacia y enormes esfuerzos por mantener relaciones pacíficas con los colonizadores españoles, a quienes impresionó con su elegancia, inteligencia y elocuencia. Por ello, organizó banquetes y celebraciones con ellos como invitados y aceptó pagarles tributos en forma de recursos como muestra de su buena voluntad. Si bien es cierto que siempre se mantuvo pacífica y que al principio tuvo mucho interés por la nueva cultura que los colonos ofrecían, sus continuos abusos mermaron progresivamente su entusiasmo.
A pesar de sus constantes esfuerzos por mantener buenas relaciones, todo terminó para Anacaona y muchos integrantes de su comunidad cuando el gobernador Nicolás de Ovando organizó una visita de falsa diplomacia hacia Jaragua en 1503, donde los colonos les tendieron una emboscada y condenaron a la líder indígena a la horca.
¿Sabías qué?
Tanto por su papel en la historia como por ser una de las muy escasas cacicas encargadas de dirigir por sí solas a toda una comunidad, a Anacaona se le han rendido diversos tributos, especialmente en República Dominicana, donde destacan ejemplos como la canción de salsa en su honor del compositor Cheo Feliciano, o la Torre Anacaona 27, uno de los edificios más altos del Caribe.
Representación de Anacaona, cargada y adorada por el pueblo taíno.
Los zenúes son una civilización indígena que desde los tiempos precolombinos habitó principalmente la región del Caribe colombiano, en los actuales departamentos de Córdoba, Sucre y parte de Antioquia y Bolívar. Su historia se remonta a varios siglos antes de la llegada de los españoles y su legado vive actualmente en la cultura de sus descendientes.
Artesanía
Los zenúes se destacan como hábiles orfebres, tejedores y alfareros, esta última una práctica con la que la mujer era frecuentemente retratada como símbolo de fertilidad, respeto y sabiduría. Su orfebrería, trabajada principalmente en oro, incluía figuras humanas y animales con un fuerte simbolismo espiritual y formas geométricas que representaban el orden cósmico. Por otro lado, son particularmente reconocidos por su habilidad en el trenzado de fibras vegetales, específicamente de la fibra de la planta caña flecha (Gynerium sagitatum), con la que aun en la actualidad fabrican diversos objetos que se venden incluso a nivel internacional.
Sistema hidráulico
Una de las características más llamativas de la civilización zenú fue su eficiente manejo del medioambiente, en especial el uso y provecho que lograron obtener a partir del agua proveniente de las frecuentes inundaciones y variaciones climáticas de la región que habitaban. Para ello desarrollaron un avanzado sistema hidráulico, compuesto por una compleja red de canales, zanjas, diques y camellones o terrazas elevadas, con la que lograron drenar las aguas y convertir las extensas llanuras inundadas en tierras cultivables. Este sistema no solo les permitió producir alimentos como maíz, yuca, ají, frijoles y algodón, sino que con ello también lograron mantener el control territorial y evitar las plagas.
Religión
La cosmovisión zenú actual integra un sincretismo espiritual donde convergen el cristianismo impuesto durante la colonización y las creencias ancestrales profundamente ligadas al entorno natural, con adoración a aspectos como el agua y la tierra. La muerte era concebida y celebrada como un tránsito hacia otro plano, por lo que los ritos funerarios incluían ofrendas y entierros cuidadosamente organizados.
¿Sabías qué?
El famoso y característico sombrero vueltiao colombiano tiene su origen en la artesanía zenú. Este accesorio, elaborado a partir del trenzado de la fibra vegetal de la planta caña flecha, es uno de los principales símbolos culturales de Colombia y es llevado con frecuencia durante festivales y eventos del país, donde destacan los referentes al vallenato.
Figura cerámica zenú que representa a una madre y su hijo.
Los machiguengas son un pueblo indígena originario de la selva amazónica del sureste del Perú, principalmente en las regiones de Cusco, Madre de Dios y parte de Ucayali. Su historia, costumbres y relación con la naturaleza los convierte en una de las comunidades amazónicas más destacadas del país.
Cultura
Los machiguengas se caracterizan por tener un fuerte vínculo con la naturaleza. Sus costumbres están orientadas a la vida en armonía con el entorno selvático, lo que se refleja en sus prácticas de caza, pesca y recolección. Combinan estas actividades con la agricultura, al cultivar vegetales como la mandioca, el maíz y el plátano.
Su organización social se basa en extensos grupos familiares que habitan casas comunales construidas con materiales naturales conocidas como maloka. Su vestimenta típica es la cushma, una túnica tejida con fibras vegetales.
Chamanismo
El chamán, conocido para los machiguengas como seripigari, es una figura central para su comunidad y su cosmovisión, pues es el responsable de la sanación y actúa como mediador entre el mundo espiritual y el terrenal. Para ello, utiliza plantas medicinales y alucinógenas como la ayahuasca y el tabaco. En el caso de la medicina tradicional machiguenga, esta se basa en el conocimiento ancestral de la flora amazónica, con remedios naturales para diversas enfermedades.
Situación actual
A pesar de sus orígenes nómadas y su hábito de transmitir sus conocimientos mediante la oralidad, en las últimas décadas han comenzado a establecerse en comunidades más sedentarias para acceder a servicios y educación básicos. Sin embargo, en estos espacios estables, los machiguengas también enfrentan amenazas como la deforestación, la expansión de la industria petrolera y la minería ilegal. Organizaciones indígenas y ambientales trabajan para proteger sus territorios y garantizar su autodeterminación.
¿Sabías qué?
Para los machiguengas no existe el concepto de nombre propio dentro de su cultura, por lo que los integrantes de su comunidad carecen de los mismos. En su lugar, se refieren a sí mismos y entre ellos por medio de términos de parentesco, como “hermano” o “padre”. También utilizan para ello frases con descripciones que caractericen al individuo en cuestión.
Río Madre de Dios, en el Parque Nacional Manu, región frecuentada por los machiguengas.
También conocidos solo como chamí, son una comunidad indígena que habita varios departamentos de las regiones andinas de Colombia. Caracterizados por, entre otros aspectos, su artesanía y su religión, poseen una rica herencia cultural que han hecho propia desde su separación del pueblo emberá original.
Ubicación geográfica
Los chamí se han establecido en grupos dispersos que habitan diferentes regiones andinas de Colombia, principalmente en los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca y Caquetá.
Estructura social
Su organización social está basada en la parentela, encabezada por un jefe de familia que ejerce la autoridad dentro del grupo y conformada por un núcleo familiar a los que pueden incorporarse nuevos integrantes por medio del matrimonio. A nivel político, los chamí se organizan en cabildos indígenas tradicionales.
Religión
La religión característica de los chamí es el jaibanismo, práctica espiritual que implica la interacción con espíritus de la naturaleza conocidos por la comunidad como jais, los cuales dictan aspectos fundamentales de su vida como la cosmología, la salud y la conexión con todos los elementos naturales que los rodean. Esta interacción con los espíritus se lleva a cabo a través de los jaibanás, chamanes que adquieren sus conocimientos esotéricos a partir de la enseñanza transmitida por sus antecesores, y que desempeñan un papel fundamental dentro de la organización social de la comunidad como líderes espirituales.
Cultura y tradición
La rica tradición cultural del pueblo chamí se encuentra íntimamente ligada a su cosmovisión, espiritualidad y estructura social, por lo que sus expresiones artísticas están dotadas de una profundidad que trasciende lo meramente estético. Entre sus actividades se incluyen la danza, la música y en especial la artesanía, característica de la comunidad, donde las mujeres en particular son reconocidas por su habilidad en la cestería y la creación de adornos corporales elaborados con cuentas de colores.
¿Sabías qué?
Una de las prácticas culturales más llamativas del pueblo chamí es el uso de la jagua, una tinta natural extraída del fruto del mismo nombre. Con esta decoran sus cuerpos por medio de tatuajes temporales de color negro intenso, que cuentan con significados espirituales y se usan en rituales, celebraciones y como protección contra energías negativas.
Los comanches fueron una de las tribus indígenas más influyentes de América del Norte, caracterizados por su destreza como jinetes, su espíritu guerrero y su dominio de las vastas llanuras del sur de los Estados Unidos. Aunque su forma de vida tradicional desapareció con el paso del tiempo, su legado sigue vivo en la historia y la cultura de sus descendientes.
Comanches a la caza de bisontes, cuadro de George Catlin.
Sociedad
La estructura social de los comanches consistía en clanes familiares, llamados bandas o rancherías, cada uno dirigido por un líder conocido como paraibo, quien sería aquel elegido por haber demostrado el mayor nivel de habilidad y destreza, pero sobre todo sería aquel que tuviera la mayor autoridad moral y generosidad entre todos los integrantes del clan.
Dependían principalmente de la caza del bisonte, que les proporcionaba alimento, vestimenta y materiales para sus viviendas, pero también llevaban a cabo el comercio y el trueque. Además, los comanches capturaban esclavos provenientes de tribus enemigas, colonias europeas y asentamientos norteamericanos, por lo que estos también funcionaban como moneda al momento de realizar una transacción comercial.
Por otro lado, la poliginia era común, especialmente entre líderes y hombres de prestigio. Las mujeres se encargaban de preparar los alimentos, construir viviendas y criar a los niños, además de ser también expertas curanderas y tejedoras, mientras que los hombres eran cazadores y guerreros.
Relaciones y conflictos
Los comanches establecieron alianzas y rivalidades con diversas tribus y colonos europeos y estadounidenses, donde destaca la tribu de los nativos utes, quienes fueron Inicialmente aliados pero posteriormente se convirtieron en sus enemigos por disputas territoriales y comerciales. En lo referente a la guerra, los comanches se destacaban por ser jinetes, lanceros y arqueros extraordinarios, caracterizados por sus ataques rápidos y retiradas estratégicas.
Declive
A pesar de su destreza e influencia que les permitió vivir una época de auge de casi dos siglos, los comanches enfrentaron importantes desafíos que eventualmente los condujeron al declive de su sociedad. Dicho evento comenzó con la caza indiscriminada del bisonte por parte de los colonos estadounidenses, lo que eliminó su principal fuente de alimento y sustento. A esto se sumaron las enfermedades traídas por los europeos, como la viruela, y la expansión militar de Estados Unidos, lo que los obligó a rendirse en 1875 y asentarse en una reserva en Oklahoma.
¿Sabías qué?
Si bien la última banda comanche libre se disolvió en el siglo XIX, su etnia continúa viva aún a día de hoy. Sus integrantes forman la Nación Comanche, en el estado de Oklahoma, reconocida a nivel federal, donde la comunidad promueve la educación, la lengua y la herencia de sus antepasados, y celebran eventos que reúne descendientes comanches de todo Estados Unidos.
Ejemplo de tipi, vivienda típica comanche. Cuadro de George Caitlin.
Aunque se ha popularizado como un arte y pasatiempo autóctono de Japón, el origami nació en realidad en China durante el siglo I de nuestra era y no llegó al archipiélago japonés sino 500 años más tarde. Desde allí, a través de la cultura islámica, se expandió hasta Europa y el resto del mundo. Pero el origami no es solo entretenimiento y belleza, también es ciencia. Como descubrirás en este artículo, sus procedimientos están regidos por las leyes de la geometría.
La palabra “origami” es de origen japonés, está formada por los vocablos ori y kami, que significan “plegar/doblar” y “papel” respectivamente.
¿Qué es?
El origami, también conocido como papiroflexia, consiste en la formación de figuras de diferentes tamaños a partir de un rectángulo de papel que es doblado tantas veces como sea necesario y por los lugares correctos hasta lograr la figura deseada. No se utilizan tijeras ni pegamento. El encanto de esta técnica estriba en emplear solo el ingenio mental y la habilidad manual para realizar desde las más sencillas hasta las más complejas figuras, sin cortar el papel ni engraparlo ni aplicarle adhesivos. El tema preferido de los practicantes del origami es la naturaleza: flores, árboles, pájaros, mariposas y otros animales.
Un arte para la paz
En Japón hay una leyenda: quien realice 1.000 grullas en origami verá hecho realidad su mayor deseo, cualquiera que este sea. Y el deseo de Sadako Sasaki, de 11 años de edad, era curarse de la leucemia, para lo cual ponía todo su entusiasmo en el plegado de las grullas.
Sasaki había nacido en Hiroshima y contaba solo dos años de edad cuando la ciudad fue destruida por la bomba atómica. La leucemia era una consecuencia de la radiación que había infectado el entorno tras la detonación de la bomba.
Tristemente, Sasaki murió cuando había realizado solo 644 grullas. Como un homenaje, y para que no se repitan nunca más eventos como el de Hiroshima, sus amigos se encargaron de producir las grullas que faltaban.
El Monumento a la Paz de los Niños es un monumento que conmemora a Sadako Sasaki y a los miles de niños que resultaron afectados tras la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima.
Historia
El origami nació en China entre los siglos I y II de nuestra era. Como en aquella época la fabricación del papel era un proceso costoso y lento, pues se hacía a mano, solo los monjes y la aristocracia podían costearlo. El origami solo se empleaba en el ámbito religioso o en las más importantes acontecimientos sociales.
En el siglo VI, los monjes y también el intercambio comercial llevaron el origami al Japón. Allí fue practicado especialmente por los samuráis, es decir, por militares de la baja nobleza que luchaban el servicio de un sogún o señor feudal. Los samuráis se regalaban figuras de origami unos a otros como señal de admiración y respeto.
Muchos siglos después, alrededor del año 1600, al comienzo del período Tokugawa, la tecnología de la fabricación de papel evolucionó y redujo los costos lo suficiente como para que el papel fuera accesible a todos los miembros de la sociedad japonesa. Fue en esta época (entre 1602 y 1860) cuando el origami se hizo popular y se crearon las figuras del mono, la libélula, la rana y la grulla.
Hacia Occidente
Entre los siglos IX y XII la papiroflexia fue descubierta por las culturas islámicas. Puesto que el Corán, libro sagrado de los musulmanes, prohíbe expresamente la representación figurativa, ellos solo crearon figuras abstractas. Fueron los primeros en aproximarse al origami desde una perspectiva matemática, con el objetivo de perfeccionar su técnica.
Con los musulmanes, la papiroflexia llegó hasta España, territorio que permaneció bajo su dominio hasta el siglo XV. Reconquistada la península por una monarquía cristiana, esta conquistó nuevos territorios en América, y con ella se expandió también el conocimiento del origami.
Durante los siglos XIX y XX los practicantes estadounidenses introdujeron innovaciones, como nuevos tipos de papel y de texturas, así como variedad de colores.
La grulla, una de las imágenes más tradicionales y famosas en el origami.
modalidades de origami
Aunque los expertos en origami afirman que hay hasta 80 modalidades distintas de este arte, las más difundidas y practicadas son cinco:
De acción: las figuras de este tipo de origami se caracterizan por el movimiento. Una grulla, por ejemplo, agitará sus alas cuando se hala una parte determinada de la figura o se hace presión en un sector específico. Algunas figuras de acción pueden incluso ser inflables.
Modular: en lugar de realizar la figura sobre la base de una sola pieza de papel, en esta modalidad se acoplan muchas pequeñas piezas idénticas (llamadas módulos) hasta formar la figura que se desea, la cual suele ser compleja y vistosa. A muchos aficionados a este tipo de origami les gusta usar billetes de papel moneda como módulos.
Plegado en húmedo: esta modalidad se caracteriza por sus pliegues curvos y finos, así como por superficies en relieve, a diferencia del origami tradicional, que presenta los pliegues en punta y las superficies planas. Para lograrlo, se humedece un poco el papel antes de comenzar a plegarlo. Cuando se seca, el modelo mantiene su forma.
Pureland: esta modalidad le plantea un desafío al practicante, realizar el modelo sin hacer más de un pliegue a la vez, y sin hacer pliegues complejos, como los invertidos. Además, cada pliegue debe tener una localización directa.
Teselado: en este tipo de origami el objetivo no se cumple cuando se crea una figura, sino que se trata de cubrir totalmente un área plana, sin dejar un solo orificio, con las figuras hechas de origami. Para lograrlo, las mismas son trenzadas entre sí formando series o patrones con la repetición de una misma figura.
¿Sabías que...?
El origami modular también se conoce como Golden Venture. Este fue originalmente el nombre de un barco que en 1993 transportó a un grupo de inmigrantes chinos hasta los Estados Unidos. Al llegar, pidieron asilo político, pero en cambio fueron puestos en prisión como inmigrantes ilegales. Allí el origami modular los ayudó a sobrellevar su triste situación. Cuando salieron en libertad, obsequiaron algunos de sus modelos a quienes lucharon por su causa; otros fueron subastados para pagar gastos legales y los restantes fueron exhibidos en una exposición itinerante.
Hacer figuras con papel moneda es una modalidad de origami bastante popular.
fundamento matemático
Además de un noble arte y un apasionante hobby para personas de todo el mundo, el origami ha sido también objeto de estudio científico. El físico Robert Lang ha dedicado innumerables horas al estudio de los patrones de origami. Como resultado, enunció cuatro normas matemáticas básicas que aplican para cualquier figura hecha en origami. Estas son:
Si, en torno a un eje, sumas los pliegues en montaña y a ese resultado le restas la suma de los pliegues en valle, siempre obtendrás como resultado dos o menos dos.
Si, en torno a un eje, colocas un número a cada ángulo de manera alterna (1, 2, 1, 2) y luego sumas todos los ángulos con el número 1, obtendrás como resultado 180°; si sumas todos los de número 2, obtendrás esa misma cifra.
En ningún caso una hoja puede atravesar un pliegue.
Si desarmas una figura de origami hasta el cuadrado de papel original, descubrirás que la marca de cada pliegue forma el radio de un círculo imaginario que va desde el vértice hacia afuera. Cada figura tiene una determinada cantidad de círculos, como si de una marca de ADN se tratara.
Con base en estas cuatro normas, Lang creó un programa informático, llamado TreeMaker, que transforma cualquier dibujo esquemático en un patrón de origami muy fácil de seguir.