El suicidio es definido por la (OMS, 1976) como “todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de la intención de morir, cualquiera sea el grado de la intención letal o de conocimiento del verdadero móvil”.
La representación más extendida sobre el suicidio está asociada a la imagen de un acto individual con un propósito claro. Sin embargo, cada vez más, este evento de la vida humana es considerado en toda su complejidad.
Las conductas suicidas abarcan un amplio espectro: desde la ideación suicida, la elaboración de un plan, la obtención de los medios para hacerlo, hasta la posible consumación del acto. Si bien no pueden asociarse de manera lineal y consecutiva, es fundamental considerar el riesgo que cada una de estas manifestaciones conlleva más allá de la intencionalidad supuesta.
Se considera intento de suicidio a toda acción auto-infligida con el propósito de generarse un daño potencialmente letal.
En la Argentina, se experimentó un significativo aumento del número de suicidios durante la crisis económica a finales de 1990 y principios de 2000, alcanzando el punto más alto en 2003. En la Patagonia se registran más casos que en cualquier otro lado del país. Y la región de Cuyo encabeza la zona que registra menos casos, siendo Mendoza, la provincia con menos víctimas.
¿Cuáles son las causas más comunes?
Para aquellos que presentan cierta predisposición, los factores de riesgo incluyen:
– Problemas psiquiátricos (trastornos depresivos, psicosis, enfermedad bipolar).
– Pérdida de seres queridos.
– Problemas económicos, familiares, laborales.
– Vivir en zonas con escasa luz del día (como en el sur de nuestro país en época invernal).
– Casos de suicidio en la familia (con su correlato genético y social).
– Abuso de alcohol y/o drogas.
– Ser víctima de abuso físico o sexual en la niñez.
– Ser víctima de enfermedades físicas inhabilitantes y/o causantes de mucho dolor.
– Tener acceso a medios para cometer el suicidio (venenos, armas, etc.).
En los jóvenes, el riesgo de suicidio aumenta en los casos de familias mono-parentales y en las zonas de menor densidad de población y cobertura de servicios.
¿Cómo se puede prevenir?
La mayoría de los suicidios pueden prevenirse. Es importante estar alerta a algunas señales que podrían indicar peligro:
– Cambios notorios en el carácter como ser: retraimiento, apatía, insomnio.
– Referencias reiteradas a la muerte.
– Amenazas de suicidio.
Ante señales de peligro, es importante saber que:
– La identificación temprana de posibles víctimas y el tratamiento apropiado de éstas es clave en la recuperación.
– Los grupos de ayuda han probado ser efectivos en el tratamiento de personas en situación de crisis. Estos grupos fomentan la comunicación de los propios sentimientos que es parte importante del proceso de curación.
– Existe además una nueva generación de fármacos más efectivas y con menos contraindicaciones.
– Es fundamental limitar el acceso a posibles medios para cometer el suicidio: cuidar el acceso a insecticidas, instalar protecciones en los puentes, proteger la electrificación de las vías férreas y concientizar sobre la posesión de armas de fuego.
Finalmente, se ha estudiado también el efecto de los Medios de Comunicación en el índice de suicidios y se concluyó que son un estímulo importante en los casos de suicidio por imitación. La manera en que los medios reproducen información sobre actos suicidas debe ser cuidada con mucho detalle en cuanto a las imágenes mostradas, tono de voz y lenguaje utilizado. Es clave que la cobertura que se hace de estos temas sea realizada de manera profesional y con responsabilidad social.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
http://msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/215-suicidio#sthash.Q5ajKi3x.dpuf