El León

Melena majestuosa, cuerpo musculoso, rugido potente, cautiva desde siempre a los humanos, que deslumbrados por su porte han hecho de él un símbolo de fuerza y realeza. Coronado como “rey de la selva”, su reino es en realidad la sabana africana, donde se enseñorea como el depredador por excelencia.

Perteneciente a la familia de los félidos, su nombre científico es panthera leo ya que es una de las cuatro especies del género panthera; las otras tres son el jaguar, el leopardo y el tigre. Mamífero carnívoro, vive en manadas que tienen uno o varios machos dominantes que vigilan y defienden su territorio, en tanto las hembras llevan adelante estrategias de caza colectiva que resultan más efectivas que las de otros felinos que cazan en solitario.

Hasta hace unos 10.000 años el león era entre los mamíferos grandes el más extendido en el planeta. Se lo podía encontrar en la mayor parte de África, en Europa, Asia y América.

ORIGEN y EVOLUCIÓN

Durante la era Cenozoica (periodo Terciario), hace aproximadamente sesenta millones de años, en pleno Paleoceno, se produjo la separación entre los carnívoros y los demás mamíferos. En la era siguiente, la del Eoceno, ocurrió la diversificación que concluyó en las once familias que existen en la actualidad en el orden.

Entre estas familias, la de los félidos se diferenció en tiempos del Oligoceno, treinta y cinco millones de años atrás. De ella surgió el género Panthera, hace tres millones de años, con su representante más antiguo, la pantera de las nieves. Un millón de años después, en el Pleistoceno, aparece el ancestro de los cuatro felinos más emparentados de la actualidad: el jaguar, el tigre, el leopardo y el león.

Las constantes investigaciones han podido determinar que la Panthera leo ya existía en África hace un millón y medio de años; en Europa, exactamente en Isernia, Italia, aparece hace setecientos mil años con el Panthera leo fossilis. Este animal es el que trescientos mil años atrás dio origen al llamado león de las cavernas o Panthera leo spelaea. Es posible que este león cavernario haya emigrado a América del Norte a finales del Pleistoceno.

CARACTERÍSTICAS FÍSICAS

De complexión notablemente fuerte y musculosa, es después del tigre el felino de mayor tamaño. Pero a su vez es el único que presenta la particularidad del dimorfismo sexual: el aspecto de machos y hembras es evidentemente distinto debido a la diferencia en los roles que ocupan unos y otras dentro del grupo. La leona, que es quien se ocupa de la caza, no tiene melena pues esto perjudicaría la posibilidad de camuflarse para emboscar a su presa. En cambio al león, que es quien protege al grupo, la melena le da mayor porte y esconde la garganta, lugar preferido para el ataque de los felinos. Esta melena va del rubio al negro, oscureciéndose con el paso de los años.

En el tamaño también se hace ostensible la diferencia. Mientras los machos pesan entre los 150 y los 250 kg., las hembras tienen un peso promedio que va de los 110 a los 180 kg. Sin embargo el peso es variable y depende de la subespecie. Los machos sudafricanos pasan los 250 kg., en tanto los asiáticos es raro que superen los 190, e incluso entre los de la reserva nacional Masai, Kenia, no pasan los 170 kg. Con las hembras pasa lo mismo, las de Sudáfrica suelen rondar los 160 kg., en tanto las asiáticas no pasan de los 115 kg.

¿Sabías qué...?
El rugido de un león es capaz de ser escuchado a 8 kilómetros de distancia.

El mayor peso del que se tiene registro entre los machos, corresponde a un león africano en cautiverio que alcanzó los 366 kg; mientras que, de los que llevan su vida en libertad el más grande pesó 313 kg., aunque vale aclarar que son ejemplares que padecen de gigantismo.

En cuanto a la longitud, los machos tienen una altura en los hombros de un poco más de 1,20 m., y una longitud de 3,3 m, considerando la cola, que sola alcanza el metro; las hembras de altura en los hombros tienen algo menos de 1,10 m, y de longitud llegan a los 2,7 m.

MELENA

Si algo distingue al león macho es su magnífica melena. De largo pelaje, insertada en su cuello y hombros, se presenta de un color que va del amarillo pálido al intenso, o del pardo claro al oscuro y llega a veces a negro. Esta melena comienza a crecerles al año y medio de vida, y continúa su proceso de desarrollo hasta los cinco o seis años, oscureciéndose con el correr del tiempo. La melena permite que los machos se reconozcan entre sí y sepan entre ellos cuál es más o menos viejo. Excepcionalmente, se encuentran machos con una melena muy reducida o que incluso carecen de ella, tal como se ha observado en Senegal y en Kenia. También se ha comprobado que en los leones castrados la melena es mínima, lo mismo que ocurre en sus poblaciones consanguíneas, donde además el nivel de fertilidad es muy bajo.

Una pregunta que aún no encuentra respuesta es el de la utilidad de esta melena. Se habla de la apariencia que confiere al animal aumentando su porte, lo que lo ayudaría en su rol de protector de la manada, disimulando además el cuello, para el caso de que tuviera un enfrentamiento con otro felino, animales que tienen como blanco favorito de sus ataques justamente el cuello del enemigo.

Pero ya de por sí la envergadura disuade y en más de una oportunidad evita la confrontación, y en el caso de los leones no implica mayor consumo por el tamaño, porque sólo se trata de una mata de pelos que impresiona. Fuera de esta explicación, es difícil entender que necesidad habría de una melena en animales de clima cálido.

PELAJE

De pelo corto y color uniforme que varía según la población del amarillo grisáceo al pardo rojizo. En las hembras la coloración es más pálida, aclarándose aún más en la garganta y la parte inferior del cuerpo. Los sexos tienen en común un mechón blanquecino en el mentón.

Los jóvenes muestran manchas de color parduzco, incluso negro, en forma de roseta y rayas, que desaparecen progresivamente durante el crecimiento.

CABEZA Y CUERPO

Tiene un cuerpo compacto y musculoso pero esbelto y una cabeza de cráneo ancho y robusto sobre la que se insertan orejas pequeñas y redondeadas.

PATAS Y COLAS

Sus patas se caracterizan por ser muy fuertes y anchas, con garras retráctiles y almohadillas plantares para soportar el apoyo sobre suelo duro como es el de la sabana.
La cola es larga y de pelo corto, con un pequeño estuche córneo en su extremo, cubierto por una borla de pelos largos y oscuros. Tiene como principal función la de espantar insectos, muy comunes en las regiones cálidas, a los que el león es tan reacio que suele trepar árboles de gran altura para evitarlos.

FAUCES

Las mandíbulas si bien no son muy largas, sí son anchas y fuertes, y sirven para aferrar y desgarrar a las presas, más que para masticar. Su dentadura es muy desarrollada y de gran tamaño, con muelas carniceras muy grandes y coronas dentales que funcionan como dos largas cuchillas que al encajar una sobre otra cortan y rebanan la carne a la perfección. Los colmillos son los típicos del felino, pero con un largo de 6 cm.

REPRODUCCIÓN Y CICLO VITAL

El celo no se da en una época fija; las hembras entran en ese estado cada tres meses y dura entre cuatro y ocho días. Pero aún cuando la hembra no está en celo los machos intentan aparearse, ya que copulando inducen la ovulación.
El rito del apareamiento comienza cuando el macho dominante se acerca a la hembra que, o lo recibe o lo rechaza violentamente. Cuando la hembra está receptiva el olor de su orina se vuelve sumamente fuerte, entonces empieza un cortejo mutuo en el que frotan sus cabezas y se huelen entre los muslos, gruñen y simulan morderse y arañarse. Luego la hembra se sienta en el suelo y ronronea, mientras el macho la lame y muerde suavemente su nuca.

La cópula dura unos 20 segundos y se repite varias veces al día durante varios días. Si en el transcurso de este tiempo se acerca otro macho e intenta desplazarlo, es advertido por un feroz gruñido que lo aleja sin insistir. Pero si el primer macho se duerme o va de caza, la hembra acepta sin vueltas al que se acerca.

El periodo de gestación dura en promedio 110 días. Cuando se acerca el momento de la parición, la hembra se separa de la manada y busca un terreno rocoso y con vegetación para refugiarse. De esta manera mantendrá a la cría protegida de los machos y de los depredadores como la hiena y el leopardo.

Las crías nacen ciegas y abren los ojos una semana después del nacimiento. Su peso al nacer oscila entre el 1,2 y los 2,100 kg. Se arrastran a partir del segundo día y a las tres semanas andan sobre las cuatro patas. Durante este tiempo la leona realiza desplazamientos para evitar que el olor se acumule y llame la atención de los depredadores. Cuando lo hace, lleva a las crías asidas por la piel de la nuca.

Los cachorros no se destetan hasta que cumplen medio año, pero a los tres meses pueden combinar la leche materna con la carne que les trae su madre. A los 5-6 meses los cachorros ya pueden considerarse jóvenes y se integran en la manada. Allí se dedican a jugar entre sí y a llamar cariñosamente la atención de los adultos, especialmente de los machos, para evitar que los vean como comida.

Las hembras vuelven con su cría al grupo alrededor de 8 semanas después de haber parido. Pero si coincidentemente hay otra hembra en su misma situación, vuelven antes. Esto ocurre a menudo porque lo planifican, ya que sincronizar la parición permite que las madres cooperen entre sí en la cría y el amamantamiento de los cachorros que se amamantan indistintamente de cualquiera de las hembras del grupo. Otra ventaja es la formación de camadas de igual tamaño, porque cuando los cachorros se escalonan, los más grandes dejan sin alimentos a los más chicos, que terminan muriendo de hambre; o puede ocurrir que los nuevos machos asociados a la manada maten a la cría del desplazado, porque mientras las hembras están ocupadas en atenderlos no ovulan; y el otro problema que buscan evitar armando estas camadas es el de los depredadores. Tantos son los peligros que acechan a las crías que hasta el 80 % de los cachorros mueren antes de llegar a los dos años de edad.

Cuando los cachorros se incorporan a la manada se mueven con desconfianza, jugando entre ellos y tratando de incorporar a otros a su juego. Los machos adultos tienen una paciencia limitada con las crías, cuando se cansan de sus juegos las echan con un gruñido.

Después de cumplir el año y medio y antes de llegar a los dos, son echados de la manada. Si esto no ocurre, la abandonan voluntariamente para evitar la endogamia. Entonces deambulan con otros machos de su edad hasta los tres años, que es cuando alcanzan la madurez sexual y se incorporan a manadas con pocos machos y buenas posibilidades de desbancarlos.

El envejecimiento comienza entre los diez y quince años de edad, en tanto no hayan sido heridos de gravedad cuidando la manada. La vida en cautiverio, con mucha menos rudeza que en su hábitat natural, puede llegar a los treinta años, el doble de lo que viven promedio machos y hembras en libertad.

Cuando el macho dominante toma el control de la manada busca procrear lo antes posible. La leona intenta ante el usurpador resguardar a su cría, pero generalmente el macho, con mejores aptitudes para la pelea, termina matándolas. Las hembras pueden tener éxito en la protección de sus cachorros cuando actúan en conjunto. Si no lo logran, a los pocos días de que el usurpador mató sus crías, entran en celo nuevamente.

Cuando se da el caso de manadas que crecen demasiado y se vuelven excesivamente numerosas, también las hembras son expulsadas al llegar a la juventud, obligándolas a buscar su propio territorio. Esto puede suceder también cuando un nuevo macho toma el control de la manada y decide expulsar tanto machos como hembras que aún no han alcanzado la adultez.

Salud

A pesar de no tener depredadores naturales se cree que la mayoría de los leones terminan en una muerte violenta causada por otros leones o por los humanos. El macho corre más riesgos que la hembra por ser el defensor de la manada, lo que lo lleva a situaciones de agresividad con otros machos. Por eso es que si bien pueden llegar a los dieciséis años de edad, la mayoría apenas si alcanza los diez. Cuando por cuestiones territoriales se produce el enfrentamiento de manadas, también las hembras pueden resultar heridas o muertas.

Fuera de esto, las enfermedades comunes en los leones son los parásitos, las garrapatas, que producen infecciones en orejas, cuello e ingles, y la llamada solitaria, que se produce por comer formas larvarias en la carne del antílope.
Los que viven en cautiverio padecen virus del moquillo, virus de inmunodeficiencia felina y peritonitis infecciosa, como principales enfermedades.

MEDIO NATURAL

DISTRIBUCIÓN

Con un pasado que los vio pasearse por todo el Oriente Próximo, Afganistán, Irak, Irán, Pakistán y la India hasta Nepal; el este de Europa y el norte de América, la actualidad ha quedado reducida para ellos a gran parte del África subsahariana hasta Sudáfrica, evitando la región centro-occidental de la selva húmeda. Fuera de ese continente, sólo sobrevive un reducido grupo descendiente del león asiático en un punto del noroeste de la India: el bosque de Gir, en la península de Kathiyavar, que pertenece al estado de Gujarat.

LA SABANA

Las sabanas ocupan grandes extensiones en África, Asia, Australia y América del Sur. Son biomas propios de los trópicos en los que hay preeminencia de vegetación herbácea, lo que no significa que carezca de árboles sino que estos se encuentran dispersos.

Las sabanas se caracterizan por su suelo arcilloso e impermeable y la alternancia de las estaciones húmeda y seca; la seca es muy árida y facilita la propagación del fuego, lo que agiliza el desarrollo de las hierbas frenando el de los árboles, acelera la mineralización del suelo y favorece el crecimiento de las plantas que se adaptan a esas condiciones.

La sabana africana, ocupa el este del área central del continente, zona en la que se registran temperaturas medias de 23º C., con precipitaciones que llegan a los 600 mm anuales. La particularidad es que no presenta límites definidos sino que el terreno boscoso se va internando en la sabana por medio de especies arbóreas de hojas caducas, que son aquellas que caen en la estación seca. Abundan las acacias y los baobabes y está poblado por antílopes, cebras, jirafas, rinocerontes, elefantes y grandes mamíferos carniceros, animales originarios de selvas y bosques que acudieron allí por la abundancia de alimentos. El suelo es poco profundo y se distingue una primera capa con una mezcla de materia orgánica en descomposición y una segunda capa donde predominan los minerales.

HÁBITAT

El león se ha adaptado a todas las variantes de sabana, tanto húmedas como secas, sean arbóreas o arbustivas, y a pesar de su preferencia por las de tipo herbáceo de las llanuras abiertas, se ha adaptado tanto a zonas muy áridas como a tupidos bosques que bordean ríos. En lo referente a la altitud, está cómodo hasta los 3.500 m y se lo ha encontrado en lugares de hasta 5.000 m de altura. El color de su pelaje le sirve para camuflarse en este terreno, pero su historia nos muestra que en otro tiempo también se adaptaba a la selva, de ahí que los que quedan en India ocupen una zona boscosa, aunque seca y afectada por el monzón. En África, en cambio, viven en herbazales de sabana con acacias dispersas que les ofrecen su sombra.

Si bien la mayoría de los leones son sedentarios, se movilizan detrás de los grandes herbívoros cuando estos se desplazan buscando mejores pastos. Esto ocurre, por ejemplo, en la planicie de Serengeti, donde para no perder contacto con los numerosos rebaños de rumiantes, se desplazan cientos de kilómetros.

COMPORTAMIENTO SOCIAL

ORGANIZACIÓN

La sociedad leonina alcanza un grado de complejidad único entre los félidos. Su base es la manada que componen, promedio, quince individuos, pero que pueden llegar hasta cuarenta. Cada manada tiene de uno a seis machos adultos, que pueden o no estar emparentados entre sí; de cuatro a doce hembras, por lo general emparentadas; varios jóvenes de entre uno y dos años y cachorros de más de seis meses.

Si bien en el momento en que comparten una presa puede observarse el orden jerárquico que encabezan los machos dominantes, la caracterización de la manada la dan las hembras, porque además de tener lazos familiares entre sí, pueden ser hijas de los integrantes del grupo y permanecer toda su vida en la manada. Por el contrario, los machos se hacen un lugar en una manada que no es la de origen, desplazando a otros machos dominantes.

Cuando los jóvenes son obligados a abandonar la manada, participan de otra forma de organización que es la de los nómadas, movilizándose por grandes extensiones solos o en parejas, generalmente de machos emparentados. Esto marca un cambio en el estilo de vida que va del sedentarismo de la manada al nomadismo casi solitario y viceversa. Pero suele ocurrir que un macho que ha abandonado su manada no pueda insertarse en otra el resto de su vida. A las hembras nómadas les resulta muy difícil la reinserción en la vida social porque las hembras de los grupos están emparentadas y las rechazan negándoles la posibilidad de unirse a su grupo familiar.

CONFLICTOS

Los jóvenes son expulsados de la manada cuando se aproximan a los dos años de edad, tiempo en que empieza a crecerles la melena. Los que se ocupan de expulsarlos son los machos adultos, pero en caso de que las amenazas no los disuadieran, intervienen las hembras, incluso su madre, que sabe que una segunda advertencia será cruenta.

Otro conflicto se producirá cuando ya adultos quieran incorporarse a otra manada. En ese caso deberán enfrentarse a los machos ya instalados quienes les mostrarán su ira. Esto generalmente hace que se retiren, pero si insisten puede desatarse un enfrentamiento que termine con la muerte de uno de ellos. De ser así, el león vencedor come a su víctima compartiéndola con los otros componentes de la manada.

SUPERVIVENCIA

La manada no tolera individuos enfermos o heridos. Cuando esto se produce, el afectado es abandonado, marginándolo del grupo para evitar que se transforme en una carga que ya no podrá aportar ni a la caza ni a la reproducción. De esta manera cuidan la continuidad del grupo, amenazada por diversos peligros que acechan incluso a sus cachorros. Es por eso que las hembras embarazadas suelen organizarse para cuidar su futura prole; cuando nacen las crías, mientras unas cazan las otras los protegen, y de esta manera van rotando sus actividades.

La caza

Las leonas, que son quienes llevan adelante la cacería por ser más pequeñas, veloces y ágiles que los machos, aplican una estrategia que les permite conseguir una efectividad del 25% y que consiste en el ataque llevado a cabo por parte de una o dos hembras, que avanzan sobre la manada de herbívoros mientras el resto de las leonas espera agazapada en lugares estratégicos para cortarles la retirada. Lo hacen generalmente durante la noche, aguzando vista y oído, no así el olfato porque cazan yendo contra el viento.

Cuando las hembras han terminado el trabajo, lo usuales que los machos se acerquen y sean los primeros en comer, siguiendo un orden jerárquico que, cuando la comida escasea, condena a los cachorros que son los últimos en acceder al alimento. Una hembra adulta requiere cerca de 5 kg de carne por día, mientras que los machos unos 7 kg.
Si la cacería es llevada a cabo por una pareja solitaria, el macho participa y generalmente es él el que logra la presa.
Las presas favoritas son los mamíferos grandes como los ñus, impalas, cebras, búfalos y facóqueros, en África, o nilgós, jabalíes y ciervos en la India.

Comunicación

En su tiempo de descanso los leones realizan comportamientos y movimientos que constituyen medios expresivos avanzados. Utilizan una serie de expresiones faciales y posturas corporales que constituyen gestos de sociabilidad, como frotarse la cabeza, o lamerse mutuamente, algo comparable al acicalamiento de los primates. También se frotan la cabeza y acarician la frente del otro con el hocico en lo que parece un saludo, pues de acuerdo a las observaciones que se han hecho, lo repiten con el animal que ha estado separado del resto por alguna pelea. Los machos se frotan entre sí mientras cachorros y hembras frotan a otras hembras.

Los lametones los realizan combinándolos con los roces de cabezas, por lo general de manera mutua, y aparentemente el receptor siente placer. Las zonas que más se lamen son el cuello y la cabeza.

En cuanto a las vocalizaciones, varían en intensidad y altura de los sonidos, y van más allá de los gestos visuales al punto que parecerían ser la base de la comunicación. Entre sus sonidos se incluyen respingos, siseos, maullidos, ladridos y rugidos. Su rugir es muy especial, empezando con rugidos graves y largos para pasar a una serie de rugidos cortos, generalmente por la noche y con un alcance de hasta 8 km. El león es entre los félidos, el de rugido más potente.

PELIGRO DE EXTINCIÓN

A pesar de que nadie se manifiesta reclamando la protección de los leones, se están extinguiendo. Apenas si quedan 20.000 leones africanos entre los cuales los machos son menos de 5.000. Para que quede claro, hay menos leones africanos que ballenas azules o rinocerontes blancos.

Si bien las causas son muchas, una de las principales es la medicina tradicional china, que ya ha acabado con los tigres como fuente de suministros y hoy va en busca de los huesos de león como materia prima para los medicamentos alternativos. Este dato parece decisivo para la suerte de los leones si se tiene en cuenta la cantidad de trabajadores chinos desempeñando funciones en obras en el continente africano.

Como si fuera poco, las agencias de viaje suelen añadir como incentivo turístico la oportunidad de matar al “rey de la selva”; un trofeo a cambio de unas pocas monedas más.

Así es como la población de leones africanos ha disminuido un 90% en los últimos 20 años, y parece encaminarse sin remedio hacia su extinción.

CURIOSIDADES

Los comedores de hombres

Por distintas situaciones como la escasez, la vejez, la enfermedad, o porque se sienten invadidos en su área, los leones suelen atacar a los seres humanos. Son situaciones de excepción, pero cuando se producen vuelven peligroso al animal que ha descubierto en el ser humano, dada su lentitud y la relación de fuerzas, una presa fácil.

Leones en el circo romano

En la Antigua Roma existía la costumbre de echar a la arena del circo a todos aquellos que se diferenciaban por algo, molestaban al poder, o eran prisioneros de guerra a los que no les encontraban utilidad. Pero no los echaban solos, claro está; con ellos salían a la arena los leones que debían devorarlos. Sin embargo no siempre los animales cumplían con lo que se esperaba de ellos, o al menos con lo que esperaba el público que asistía al circo a entretenerse. Es que los leones a pesar de haber sido alimentados durante meses con carne de humanos, siguiendo su instinto, pasaban del hombre indefenso pues su deseo seguía siendo el de alimentarse con la carne de animales cazados en libertad. De allí tal vez venga el dicho popular: “No es tan fiero el león como lo pintan”.

Leones blancos

El llamado popularmente león blanco no es una subespecie sino una forma especial que se da por un trastorno genético denominado leucismo, que da a la piel una coloración más pálida que la habitual por la participación de un gen recesivo. El trastorno es similar al melanismo, que es el que le da la coloración a las panteras negras.

Se han encontrado leones blancos en el este de Sudáfrica, en el Parque Nacional Kruger y sus alrededores, y en Timbavati Game Reserve, pero es en cautiverio donde se da más seguido porque los criadores los seleccionan expresamente.

Recién a fines del siglo XX se llegó a la certeza de la existencia de los leones blancos. Hasta entonces se creía que se trataba sólo de una leyenda que vincula el color del pelaje con la bondad del animal. A principios de la década de 1900 se hicieron algunas observaciones que pusieron a los investigadores en la pista de que se trataba de algo más que un mito, pero recién en 1975 se pudo localizar una camada de crías de león blanco en Timbavati Game Reserve.