Memoria

Es sabido que no se debe estudiar de memoria sino con la memoria. Interpretar lo que se lee y poder reproducirlo con palabras propias, incluso con un punto de vista particular, es signo de un aprendizaje exitoso. Sin embargo, en el camino ciertos datos, definiciones, nombres, etc., deben ser recordados con el objetivo de expresar una idea en forma concreta.

Mejorar la memoria

Como dijimos, memorizar un texto completo para exponer una lección oral o para realizar un examen no es útil. Quienes estudian todo de memoria no comprenden el tema y no adquieren una visión crítica; por tanto, no son capaces de responder preguntas abiertas, de comparación u opinión.

Lo que sí es importante en el proceso de aprendizaje es memorizar ciertos datos. Por ejemplo: si se estudia historia, será necesario recordar fechas de sucesos, nombres de países, sucesión de batallas, entre otros.

Se puede desarrollar y mejorar la memoria. Para ello se pueden emplear técnicas de memorización.

– Asociación: se trata de relacionar conceptos nuevos con otros ya conocidos. Para ello se puede recurrir a la comparación o al contraste. Recordamos mejor algo cuando es parecido o diferente a otro. Por ejemplo: el hombre llegó a la Luna el mismo año que nació mi padre.

– Dividir información: para recordar una palabra larga o un número de muchas cifras se lo puede dividir e ir memorizándolo de forma fragmentaria.

– Agrupar información: en caso que la información a retener sea fragmentada, se la puede agrupar. Por ejemplo: en cifras, en una clasificación, cuadro comparativo, etc.

– Dibujar y hacer mapas conceptuales: muchas personas tienen memoria visual, esto significa que recuerdan de modo más fácil un concepto si lo relacionan a un dibujo o cuadro conceptual. Ejemplo: si se debe memorizar el proceso de fabricación de un producto, se pueden dibujar las instancias del proceso. En el caso de tener que memorizar una ruta, se puede recurrir a un mapa y marcar el recorrido.

Muchas veces los nervios y la ansiedad juegan en contra al momento de realizar un examen. Lo importante es no perder la calma, en el caso de los exámenes escritos, es conveniente leer las preguntas con detenimiento y antes de escribir las respuestas pensar cómo se las puede estructurar. Si algún dato no se recuerda, se puede pensar en su contexto o reemplazar esa información con un ejemplo.