Hipoacusia

¿Qué es?

La hipoacusia, es la pérdida parcial o total de la capacidad de percepción auditiva de las personas. El nivel de audición o de ruido, se mide en decibeles (dB), y según el grado, dicha pérdida se clasifica en:
• Hipoacusia leve (20-40 dB): dificultad para oír susurros y algunas consonantes. Puede requerir audífonos.
• Hipoacusia moderada (40-70 dB): Se pierde información en las conversaciones. Requerirá audífonos muy probablemente.
• Hipoacusia severa (70-90 dB): la persona no oye conversaciones en volumen normal. Requerirá audífonos potentes, y según el caso, implante coclear.
• Hipoacusia profunda o “Sordera” (90-110 dB): no oye la palabra y se percibe solamente la vibración. Requerirá audífonos muy potentes, que en muchos casos no le alcanzarán para discriminar los sonidos y probablemente le será más útil un implante coclear.

¿Qué tipos de Hipoacusia existen?

Se clasifican según diversos criterios:

– Serán uni o bilaterales, según estén afectados uno o ambos oídos.

– Pueden estar o no asociadas a sindromes que reúnen más de una alteración.

– Teniendo en cuenta la edad de inicio se dividen en prelinguales o postlinguales, según si ocurrieron antes de la adquisición del habla o después.

– En base a cuál es el sitio del órgano auditivo dañado, pueden ser neurosensoriales (daño en la cóclea, el nervio auditivo o el sistema nervioso central), conductivas, (está afectado el oído externo o medio), o mixta (una combinación de ambas).

También existen causas natales congénitas o adquiridas, y causas posnatales, dentro de las que se consideran, las infecciones intrauterinas, prematurez, malformaciones del cráneo, uso de antibióticos, bilirrubina muy alta, internación en terapia con respirador, meningitis bacterianas y tener un síndrome que pueda asociarse con hipoacusia.
En los adultos mayores, la hipoacusia puede estar asociada con el envejecimiento, lo cual se denomina presbiacusia, y puede ser favorable el uso de otoamplífonos ,para que no se altere la vida de relación . La principal dificultad que presentan las presbiacusias es una falta de discriminación de las palabras: “escuchan pero no entienden”.

¿Cuáles son los síntomas?

En una hipoacusia en etapa prelingual, es decir, producida antes de la adquisición del habla, puede no dar sintomatología alguna, ya que la mayoría de las veces son niños por todo lo demás, sanos. Pero existen algunos signos de alarma que pueden indicar que un bebé tiene problemas de audición : como no reaccionar ante ruidos fuertes y no balbucear, o dejar de hacerlo.
Por la Ley 25415 de Detección temprana y atención de la Hipoacusia, todo recién nacido antes del primer mes de vida tiene el derecho de ser estudiado para evaluarse su capacidad auditiva y debe realizarse el estudio de las otoemisiones acústicas, en primera instancia, que forma parte de la pesquisa de enfermedades del recién nacido.
En niños mas grandes, debe alertarnos si no responde al nombre o al llamado, o si requiere el volumen de la tele muy alto. Consultar en estos casos al pediatra. Requerirán realizar una audiometría tonal, una logoaudiometría, y una impedanciometría.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento dependerá del grado de hipoacusia que sufre la persona y de la edad.
Aquellos niños con hipoacusia profunda, bilateral, que no respondan al estímulo auditivo con audífonos, serán evaluados como candidatos al implante coclear. En nuestro país, el niño debe tener un año de edad para ser sometido a la cirugía del implante, como mínimo.
Es sumamente importante que los niños que fueron equipados con audífonos o implantes cocleares reciban un tratamiento de estímulo del lenguaje, así como una rehabilitación con una fonoaudióloga especializada para ayudarlo a adquirir el lenguaje oral. Sólo de este modo podrán aprender a hablar, a leer, a escribir y será posible su integración escolar e inserción social.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

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Rotavirus

Este virus produce una infección intestinal (o gastroenteritis) que es la causa más común de diarrea severa en niños, especialmente entre los 6 meses y 5 años de vida. En los casos más graves, la deshidratación generada puede llegar a ser mortal.

Los adultos también pueden infectarse, aunque la enfermedad tiende a ser leve.
Este virus es muy contagioso, por lo que cualquier niño puede contagiarse.

¿Cómo se transmite?

El rotavirus puede sobrevivir durante varias horas en las manos, y durante días en superficies sólidas como mesadas, pasamanos, utensilios, etc. La principal vía de contagio es la fecal-oral, por lo que puede ser:

De persona a persona: esto ocurre cuando una persona sana toca partículas de materia fecal de una persona infectada con el virus, y sin darse cuenta las introduce en su boca (por ejemplo, por no lavarse las manos adecuadamente). La persona que padece la enfermedad mantiene su poder infeccioso en la materia fecal durante una semana.

Consumo de agua o alimentos contaminados con el virus: contacto con superficies en las que perdura el virus (un pañal, un juguete y ropa de cama, entre otros).

¿Cuáles son sus síntomas?

Básicamente, se manifiesta como una gastroenteritis de 3 a 8 días de duración, con:
– Vómitos explosivos.
– Diarrea acuosa a repetición (hasta 20 deposiciones por día).
– Fiebre.
– Dolor abdominal.

El mayor peligro es la deshidratación, la que puede llegar a provocar la muerte, en especial en los bebés y niños pequeños. Por eso, ante la presencia de estos síntomas es importante acudir al médico rápidamente o a algún centro de salud.

Si el niño no tolera el tratamiento de hidratación oral (por vómitos) puede ser internado para recibir hidratación por vía endovenosa.

 ¿Cómo se puede prevenir?

Tomar medidas de cuidado e higiene ambiental que incluyan todos los utensilios y también los alimentos:
– Lavarse las manos con agua y jabón, en especial después de ir al baño y/o cambiar pañales, y antes de comer.

– Consumir agua segura. Si no hay seguridad de que el agua sea potable, es preciso hervirla o potabilizarla con dos gotas de lavandina por cada litro de agua.

– Mantener la lactancia materna durante el primer año de vida de los bebés, ya que disminuye el riesgo de contagio de esta infección en un 50%.

Frente a cuadros de gastroenteritis (diarrea y/o vómitos) se recomienda aumentar la frecuencia de la lactancia (leche materna) en el caso de los bebés, y brindar permanentemente agua a los niños más grandes, a fin de evitar la deshidratación, antes y después de realizar la consulta con el médico.

También ofrecerles una alimentación adicional y adecuada y/o recibir más leche materna al día, durante dos semanas como mínimo. Esto le ayudará a recuperar al niño la energía perdida como consecuencia de la afección.

Asimismo, se recomienda que los niños con diarrea no asistan a la guardería o jardín maternal, a fin de evitar el contagio hacia otros niños.

Actualmente, existen dos vacunas para la prevención de esta enfermedad. En los casos en que se recomiende su aplicación, el esquema de vacunación consiste en la administración de 2 o 3 dosis según la marca comercial a partir de los 2 meses de vida.

 

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

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