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Pero es aún diİcil cuanƟĮcar y comparar este calor transportado hacia Europa vía maríƟma con
                                     el calor que transportan las corrientes de aire. Aunque es cierto que el clima europeo, especial-
                                     mente en invierno, sería más frío sin la Corriente del Golfo, pues las corrientes de aire que
                                     llegan a la costa de Europa lo hacen predominantemente desde el suroeste, tras cruzar el Atlán-
                                     Ɵco por laƟtudes bastante bajas, y por esta razón llegan bastante templadas. Esta dirección del
                                     suroeste es debida a la onda que las Montañas Rocosas imprimen en los vientos del oeste antes
                                     de que crucen el AtlánƟco. El profesor Richard Seager, de la Universidad de Columbia, ha
                                     llamado la atención recientemente sobre la importancia de este meandro producido por las
                                     Rocosas en el clima europeo y ha criƟcado la exageración de considerar a la corriente del Golfo
                                     como la única responsable del clima benigno del noroeste de Europa (en comparación, por
                                     ejemplo, con el clima muy frío de Alaska).

                                     Todavía es moƟvo de discusión y de incerƟdumbre las proporciones en que se reparte ese calor
                                     que llega a las costas de Europa, vía aérea o vía maríƟma. Según el profesor Harry Bryden una
                                     tercera parte correspondería a la Corriente del Golfo, otra tercera parte al calor sensible del aire
                                     transportado por los vientos del suroeste —que soplan sobre todo en la parte oriental de las
                                     borrascas atlánƟcas— y otra tercera y úlƟma parte sería debida al calor latente que libera el
                                     vapor de agua al condensarse y que es es también transportado hacia el norte por esos vientos
                                     del suroeste. Para Wunsch el océano solamente lleva hacia el norte al atravesar las laƟtudes
                                     templadas, un 10% del calor neto transportado, lo que representa de todas maneras, un
                                     forzamiento dradiaƟvo de 9 W/m2, es decir, mayor que el que se produciría de duplicarse la
                                     concentración de CO2.

                                     Hay que señalar aquí la importancia secundaria climáƟca de este vapor procedente de la región
                                     subtropical atlánƟca, que no sólo es fuente de calor, sino también de nieve y que, además, va a
                                     aportar agua dulce al norte del AtlánƟco, rebajando la salinidad de la superĮcie marina y reper-
                                     cuƟendo así en la intensidad del hundimiento del agua en los Mares Nórdicos.

                                     LAS CORRIENTES PROFUNDAS

                                     El volumen de la masa de agua profunda que se produce en el Mar de Labrador y en los Mares
                                     Nórdicos, que suele ser denominada con el acrónimo NADW (North AtlanƟc Deep Water, agua
                                     profunda del AtlánƟco Norte) es de vasta dimensión. Su caudal, o ritmo de producción, es de
                                     unos 15 Sv (Ganachaud, 2000). Dentro de la NADW puede disƟnguirse una NADW inferior, más
                                     profunda, originada esencialmente en los Mares Nórdicos e inicialmente muy fría, y otra
                                     superior, en aguas intermedias, proveniente del Mar de Labrador y sur de Groenlandia, algo
                                     más cálida.

                                     El caudal principal de esta corriente profunda avanza hacia el sur por la zona occidental del
                                     océano AtlánƟco y cruza el Ecuador hasta llegar a la AntárƟda. Desde allí penetra en el Indico y
                                     posteriormente se exƟende por las profundidades del inmenso PacíĮco. Para una molécula de
                                     agua que realice el viaje completo antes de aŇorar en superĮcie la travesía, puede durar mil
                                     años.







     Corte vertical esquemático de las
     aguas y corrientes profundas en el
     Atlántico en la actualidad. En el
     circuito termohalino, el agua
     superficial se hunde en las
     latitudes altas. En las cercanías del
     Artico, se forma la masa de agua
     denominada NADW (North Atlan-
     tic Deep Water) y en las cercanías
     de la Antártida la masa de agua,
     aún más densa, denominada
     AABW (Antarctic Bottom Water).










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