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Parece probable que durante las glaciaciones y los períodos más fríos del Pleistoceno, la
                                     circulación termohalina perdía fuerza al fallar el mecanismo de hundimiento del agua en los
                                     Mares Nórdicos, moƟvado por la disminución de la salinidad de las aguas superĮciales. Al norte
                                     del paralelo 50ºN, la cinta transportadora se trababa y no funcionaba, o bien lo hacía con
                                     menor intensidad. De todas formas, incluso en los períodos más fríos de las glaciaciones, la
                                     formación de hielo invernal permiơa que se mantuviese siempre en el AtlánƟco Norte una
                                      cierta producción de agua profunda.

                                      En los interestadiales cálidos y, sobre todo, en los interglaciares, la circulación se recuperaba
                                      temporalmente con toda su fuerza. Por lo tanto, en un ciclo oscilante se pasaba de una vigorosa
                                      producción de agua profunda durante los interglaciares, tal y como ocurre en la actualidad, a
                                      una mucho más débil producción durante los períodos fríos de las glaciaciones. En estas épocas
                                      frías probablemente fallaba sobre todo la producción de NADW inferior, la que Ɵene su origen
                                      en los Mares Nórdicos, pero más al sur seguiría produciéndose NADW superior, que no
                                      circulaba por el fondo sino por un nivel intermedio. Por el contrario, en los interglaciares muy
                                      cálidos, como el interglacial Eemiense, hace 120.000 años —que fue más cálido que el actual
                                      Holoceno—, toda la producción de NADW se localizaba en los Mares Nórdicos y fallaba la del
                                      Mar de Labrador.

                                      Por otra parte, en compensación por la baja producción de agua profunda en el AtlánƟco Norte,
                                      la corriente de agua procedente de la AntárƟda, AABW, llegaba en los momentos álgidos de la
                                      UlƟma Glaciación bastante más al norte que hoy día. Los modelos informáƟcos sobre la
     Younger Dryas. Hipótesis según la
     cual el retroceso del frente del   circulación en el AtlánƟco se acomodan bien a las pruebas empíricas de este oscilante compor-
     Manto Laurentino hizo que el     tamiento de las corrientes termohalinas NADW y AABW. Este desfase hemisférico puede estar
     agua dulce del Lago Agassiz fuera   en el origen del desfase existente en ciertos ciclos milenarios de la UlƟma Glaciación, como el
     a parar a través del Río San     de los eventos Dangaard-Oescheger y eventos Heinrich. De todas formas, esta teoría oscilatoria
     Lorenzo al norte del Atlántico, en   no deja de tener sus problemas. Uno de ellos es que las aguas tropicales, según la úlƟma
     vez de al Golfo de México,       termometría de los corales, también se enfriaron, unos 5ºC grados, en el ÚlƟmo Máximo
     disminuyendo la densidad del     Glacial, lo cual no enlaza bien con el patrón de las corrientes superĮciales en el AtlánƟco. Si
     agua superficial y frenando de   durante la glaciación, el intercambio laƟtudinal de calor por parte de las corrientes marinas
     esta manera la circulación termo-  hubiese sido menos intenso, las aguas tropicales deberían haber conservado todo su calor y no
     halina (o circulación meridiana
     volteante, MOC).                 deberían haberse enfriado tanto. A no ser que el enfriamiento de superĮcie se produjese por
                                      un mayor aŇoramiento de aguas profundas frías, moƟvado por unos alisios más intensos.

                                                                              Los casos preocupantes del Younger Dryas y
                                                                              del episodio de enfriamiento del 8.200 BP
                                                                              (Before Present, antes del presente).

                                                                              En los úlƟmos años a la preocupación por el
                                                                              calentamiento global se ha añadido el temor
                                                                              de que un parón abrupto de la Corriente del
                                                                              Golfo pudiese ocasionar un brusco enfriami-
                                                                              ento de Europa semejante al que ocurrió
                                                                              durante el Younger Dryas, hacia el 13.000 BP.
                                                                              La glaciación parecía ya haber acabado
                                                                              cuando súbitamente el clima del AtlánƟco se
                                                                              enfrió, repercuƟendo luego el enfriamiento
                                                                              a escala casi global.



                                                                              Las causas iniciales del brusco enfriamiento
                                                                              del Younger Dryas siguen siendo inciertas.
                                                                              En aquella época, hace 13.000 años, la
                                                                              insolación esƟval en el hemisferio norte era
                                                                              mayor que la actual y conƟnuaba aumen-
                                                                              tando (al máximo se llegaría en el 11.000
                                                                              BP). Por lo tanto, no había un moƟvo
                                                                              astronómico, derivado de los ciclos de
                                                                              Milankovitch, para tal enfriamiento. Proba-
                                                                              blemente, la clave del evento estuvo en el
                                                                              AtlánƟco. Se sabe que el sistema de
                                                                              corrientes del AtlánƟco de nuevo se debilitó
                                                                              y las aguas superĮciales polares avanzaron
                                                                              hacia el sur, hasta la laƟtud de la Península
                                                                              Ibérica. La microfauna fósil de los sedimen-
                                                                              tos marinos frente a las costas de Lisboa,
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