Análisis semántico y morfológico

A lo largo de los años, la sociedad se ha visto en la necesidad de establecer criterios de clasificación que le den orden y sentido a aquello que comunicamos; por ejemplo, clasificar una palabra según su significado o su forma y estructura. Es aquí donde entran, respectivamente, los análisis semántico y morfológico de la lengua.

Semántica y análisis semántico

Antes de poder definir el análisis semántico, primero debemos saber qué es la semántica. La semántica es todo aquello referente al estudio y posterior comprensión del significado de las palabras, frases, oraciones, párrafos e incluso símbolos, aplicados en un lenguaje natural o artificial.

Así pues, el análisis semántico es el proceso de agrupar estructuras sintácticas como oraciones, frases o párrafos como un todo, para luego relacionar cada palabra del conjunto con su significado lingüístico y así darle un sentido global; dicho de otro modo, es el acto de procesar el significado de cada palabra de un texto para la comprensión del significado práctico del contexto de dicho texto.

Morfología y análisis morfológico

Tal y como en el caso anterior, es necesario identificar antes el significado de la morfología de las palabras. En lingüística, la morfología de las palabras consiste en su forma y estructura; se refiere a las distintas variantes que puede presentar cada palabra y  dependerá de las unidades gramaticales por las que esta esté formada.

Por lo tanto, el análisis morfológico es el estudio a nivel estructural de las palabras que se encuentran dentro de una oración o un texto; cómo están formadas, cómo se construyen, a qué tipo o categoría pertenece, la relación que comparten entre sí dentro de un mismo idioma o lenguaje, y la función gramatical que cumplen en el texto según dicha estructura.

 

De la estructura de las palabras dependerá su significado. Así, la semántica y la morfología trabajan en conjunto para construir los pilares del lenguaje que utilizamos diariamente para comunicarnos.

¿Qué hay tener en cuenta para realizar un análisis semántico?

Ya que el objetivo del análisis semántico es comprender el significado de una frase o párrafo dentro de un idioma determinado, el primer y fundamental paso para poder realizar esto consiste en identificar el significado de cada palabra de forma individual para luego relacionar y comparar estos significados con otros de forma que el contexto en el que se sitúan pueda cobrar sentido. Estas relaciones entre palabras se dividen en los siguientes criterios de clasificación semántica:

  • Hiperonimia e hiponimia:

    Consisten en dos criterios de clasificación que establecen entre sí una cierta jerarquización semántica, pues el significado de una palabra, conocida como hiperónimo, abarca o incluye el significado de otras palabras, conocidas como hipónimos. Ambos criterios de clasificación establecen una relación en donde un conjunto de palabras son versiones más específicas (hipónimos) de otro término cuyo significado es más general y ambiguo (hiperónimo).

Ejemplos:
Hiperónimo: animal.

Hipónimos: perro, gato, elefante, caballo, león, etc.

Hiperónimo: color.

Hipónimos: azul, rojo, verde, violeta, amarillo, etc.

Hiperónimo: fruta.

Hipónimos: naranja, pera, manzana, uva, plátano, etc.

  • Monosemia:

    Consiste en el criterio de clasificación que abarca el grupo de palabras que poseen un único significado, por lo que siempre hacen referencia al mismo ser, objeto o hecho único y específico dentro de cualquier contexto en el que se encuentren.

Ejemplos:
abogado, teléfono, paraguas, sandía, átomo, mesa, etc.

  • Homonimia y polisemia:

    Consisten en dos criterios de clasificación en donde una misma palabra puede tomar significados diferentes según el contexto en el que esté situada. Se diferencian entre sí en que en palabras homónimas, dos significados de orígenes etimológicos distintos coincidan en manifestarse como una misma palabra de idéntica pronunciación y en muchos casos de idéntica estructura, mientras que en la polisemia, a pesar de tener distintos significados, la palabra posee un único origen etimológico.

Ejemplos:

Homonimia: llama (animal; luz producida por combustión), vaca y baca (animal; soporte usado en vehículos), lengua (órgano; sistema de comunicación), hola y ola (saludo; onda de agua).

Polisemia: canino (animal; diente), estrella (cuerpo celeste; artista), planta (vegetal; parte inferior del pie), sierra (herramienta; elevación de terreno).

  • Meronimia y holonimia:

    Consisten en dos criterios de clasificación, en donde el significado de una palabra (merónimo) consiste en la descripción de una de las partes que pueden conformar el significado o representación de otra palabra (holónimo). No deben confundirse con la hiperonimia y la hiponimia.

Ejemplos:

Holónimo: bicicleta.

Merónimos: rueda, pedal, sillín, manillar, etc.

Holónimo: árbol.

Merónimos: tronco, hojas, ramas, raíces, etc.

Holónimo: esqueleto.

Merónimos: peroné, omóplato, cráneo, costilla, etc.

  • Sinonimia:

    Criterio de clasificación en donde dos o más palabras estructuralmente distintas poseen el mismo significado.

Ejemplos: veloz/rápido – alumbrar/iluminar – danza/baile – partir/dividir – boda/matrimonio.

  • Antonimia:

    Criterio de clasificación en donde una o más palabras poseen directamente el significado opuesto al significado de otra.

Ejemplos: día/noche – alegre/triste – grande/pequeño – calor/frío – mucho/poco.

  • Denotación:

    Criterio de clasificación en donde la palabra analizada en cuestión, dentro del contexto, adquiere el significado literal y objetivo que indica el diccionario.

Ejemplo: la naranja es rica en vitamina C – la palabra “naranja” se refiere, tal y como figura en el diccionario, a la fruta cítrica obtenida del árbol del naranjo.

  • Connotación:

    Criterio de clasificación en donde la palabra analizada en cuestión, dentro del contexto, adquiere un significado subjetivo, distinto al del diccionario, que dependerá de lo que la persona que la utiliza quiera decir.

Ejemplo: mi hermano encontró a su media naranja – la palabra “naranja” adquiere un significado distinto a su significado literal, pues en este caso hace referencia a una pareja sentimental con la que se tiene mucho en común.

Una vez establecida la relación entre las palabras es necesario realizar un segundo análisis al texto para así identificar el sentido que este adquiere como un todo, determinar si el texto cobra un sentido literal o metafórico, y reconocer el idioma en el que es plasmado.

¿Qué hay tener en cuenta para realizar un análisis morfológico?

Para analizar morfológicamente un texto es necesario identificar las categorías gramaticales que lo componen, es decir, cómo se clasifica cada palabra según su estructura y, a su vez, la función que cumple dicha palabra en base a dicha estructura. Para este análisis se toman en cuenta los siguientes tipos de palabras:

  • Adjetivo:

    Es el conjunto de palabras que se utilizan para describir al sustantivo y atribuirle una determinada característica.

Ejemplos: redondo, alto, rojo, corto, suave, rubio, inteligente, etc.

  • Adverbio:

    Es el conjunto de palabras que modifican o califican un adjetivo, verbo, otro adverbio u oraciones para expresar tiempo, lugar, circunstancia, manera, cantidad, causa, grado, etc.

Ejemplos: ayer, bastante, rápidamente, también, nunca, debajo, etc.

  • Artículo:

    Es el conjunto de palabras utilizadas junto a un sustantivo para determinarlo, señalarlo y especificarlo gramaticalmente. Comparten con éste su género y su número.

Ejemplos: él, la, los, las, un, una, unos, unas.

  • Conjunción:

    Es el conjunto de palabras, invariables morfológicamente, que se utilizan para conectar palabras, ideas y oraciones dentro de un texto.

Ejemplos: sin embargo, y, más, pero, ya, que, etc.

  • Preposición:

    Es el conjunto de palabras, invariables morfológicamente, usualmente cortas, que se utilizan para conectar distintos tipos de palabras entre sí de forma que el conjunto resultante complemente la idea del texto y genere un sentido gramatical.

Ejemplos: a, ante, para, hacia, hasta, según, sin, etc.

  • Pronombre:

    Es el conjunto de palabras que pueden funcionar por sí mismas como un sustantivo sin que este último esté presente, y que se refieren a los participantes en el texto o a alguien o algo mencionado en otra parte del texto.

Ejemplos: él, ella, nosotros, nuestro, tuyo, vosotros, este, eso, etc.

  • Sustantivo:

    Es el conjunto de palabras diferentes a los pronombres que se utilizan para nombrar e identificar a cualquier clase de persona, animal, lugar, hecho o cosa.

Ejemplos: perro, casa, silla, ordenador, amistad, pelota, España, Juan, etc.

  • Verbo:

    Es el conjunto de palabras utilizadas para describir una acción, ocurrencia o estado del sujeto. Los verbos son alterados morfológicamente para indicar quién realiza la acción y cuándo es realizada.

Ejemplos: vivir, trabajar, comer, correr, construir, escalar, escuchar, etc.

Ejemplo de análisis morfológico

El gato maúlla en la sala

  • El: artículo (definido, masculino, singular)
  • gato: sustantivo (común, masculino, singular)
  • maúlla: verbo (3° persona, singular, presente de indicativo del verbo maullar)
  • en: preposición
  • la: artículo (definido, femenino, singular)
  • sala: sustantivo (común, femenino, singular)
¿Sabías qué...?
Una palabra puede presentar una estructura morfológicamente correcta, pero sin tener ningún sentido semántico en el idioma castellano, caso conocido como “palabra agramatical”. Algunos ejemplos de estas palabras sin sentido son “desdormir” e “imbello”.
Los orígenes de la semántica y la morfología

La palabra “semántica” fue utilizada por primera vez entre los siglos XIX y XX por quien es considerado su padre y fundador, el filólogo francés Michel Bréal. Así mismo, la palabra “morfología” se atribuye al poeta y escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien muchos años antes la utilizó para describir el estudio de la estructura de los seres vivos.