Los cuentos de Charles Perrault

Auténtico emblema de la literatura infantil, la obra del autor francés no está sin embargo exenta de polémica. ¿Continúan siendo sus cuentos un material para niños o se trata de obras que en este momento les pueden resultar perjudiciales?

Charles Perrault (1628 – 1703), autor de varios de los cuentos que conocemos en la actualidad.

“Caperucita Roja” o “La Bella Durmiente” son algunas de esas obras inmortales que han formado parte del crecimiento de los niños de generación en generación. Mencionarlos es recordar una serie de imágenes con las que se ha asociado a estos relatos a través de la historia, siendo versionados y modificados numerosas veces y llevados a formatos que su autor original jamás habría imaginado como el cómic, el cine o la televisión. Pocos conocen que semejante legado literario corresponde a Charles Perrault, escritor francés del siglo XVII que dio forma a la mayoría de los relatos archiconocidos dentro de su compilación Mamá Oca (o Ganso). Aquí conocemos algunos de sus relatos, la influencia que ejercieron y porque en la actualidad su vigencia genera polémica.

Vista de París en el siglo XVII.

La obra de Perrault

Mencionar la obra de Perrault es particularmente engañoso. En verdad, su obra estuvo más circunscripta a los ámbitos académicos y políticos que a la literatura. Sin embargo, la razón por la cual se lo conocerá a lo largo de los siglos es la compilación de sus cuentos que fueron escritos esporádicamente recogiendo la tradición oral de los campesinos franceses. Este detalle es importante: los cuentos de Perrault ya se encontraban referenciados antiguamente, aunque a menudo tenían personajes distintos o se alteraban detalles que podían resultar muy crudos, formando parte de lo que se denomina como relatos orales y leyendas que pasaban de boca en boca generacionalmente, por lo general realizadas con un fin aleccionador.

Los cuentos que todos conocemos son, como se mencionó, resultado de varias compilaciones. Los primeros en difundirse fueron “La paciencia de Griselda”, “Los deseos ridículos” y “Piel de Asno” que comenzaron a aparecer a partir de 1691 en publicaciones como antologías o diarios, finalmente publicados en un volumen en 1694. El rasgo formal característico de estos relatos es que se encontraban escritos en verso y a menudo cuentan con temáticas más crudas y adultas que los cuentos en prosa que aparecerán después.

De un manuscrito de 1695 de su autoría surgen los relatos más conocidos popularmente a la posteridad: “La Bella Durmiente”, “Caperucita Roja”, “Barba Azul”, “El gato con botas” y “Las hadas”. Serán publicados luego, más prolijamente, en una compilación a la que se llamó como Histoires ou Contes du Temps passé que, según la traducción, se ha conocido como Historias y cuentos de tiempos pasados o Cuentos de antaño, subtitulado Comme un conte de la Mere Oye, es decir, “como un cuento de Mamá Oca” (o Ganso, según la traducción). A esta edición aparecida en 1697 se le agregó tres relatos: “Cenicienta”, “Riquete el del copete” y “Pulgarcito”. La intencionalidad del autor con estos relatos era apuntar a los niños en un tono didáctico, en la línea de la corriente de pensamiento del didactismo racionalista de escritores y filósofos como Moliere, Jean de la Fontaine o Racine. La figura de “Mamá Oca” marcaba esta intención en el subtitulo: esta figura es un falso autor de los cuentos que corresponde a una citación que se hacía en la tradición oral francesa al comenzar un relato, de esta forma Perrault daba un marco conocido para los niños sin alienarlos por el hecho de que el relato sea escrito en lugar de ser contado.

En líneas generales podríamos definir a la obra de Perrault desde tres perspectivas que caracterizan a sus relatos:

• No hay un distanciamiento fantasioso que se ponga tan de manifiesto, como si se solía hacer en los relatos orales. Si bien el autor no marca lugares o momentos específicos en el tiempo, si da a entender en sus descripciones un determinado sector social (por lo general, el campesinado) que era reconocible para el lector como contemporáneo y cercano a su realidad a pesar de las criaturas o sucesos maravillosos.

• El pensamiento racionalista que parte de la lógica cartesiana se puede ver en la relación de causa y efecto que toma relieve en la forma en que actúan los personajes, en particular las hadas, como es el caso del accionar metódico del hada madrina en Cenicienta.

• El tono irónico de la narración que se advierte principalmente en las moralejas con doble sentido tenía también dos destinatarios: el primero era el niño, al que se le advertía de los peligros que le acechaban; y el segundo era el adulto, al cual se le exponía una realidad con ironía. Esto era semejante al de otros autores del neoclasicismo francés como Moliere en obras teatrales como El burgués gentilhombre.

Los cuentos

Los cuentos de Perrault aparecidos en distintas compilaciones tienen, originalmente, bastantes diferencias respecto a los cuentos que conocemos hoy en día, pero eran más acordes al momento histórico en el que se encontraba viviendo el escritor. El más célebre de los relatos suavizados es “Caperucita Roja”. Recordemos su trama:

Una niña que se encuentra entre las más bonitas de un pueblo es enviada por su madre a llevarle unas tortas a su abuela, para agasajarla y ver cómo se encuentra por una enfermedad que le aqueja. Un lobo la acecha para devorarla pero no encuentra la oportunidad para hacerlo y, por lo tanto, intenta entrar en confianza con caperucita para saber adónde se dirige. Al averiguar que iba a lo de su abuela se la devora y se hace pasar por ella, para engañarla. Tras pedirle a caperucita que se acerque a su cama la devora luego de un diálogo algo humorístico. Y aquí termina. No hay cazador, ni salvación de último momento. En realidad, la versión que más conocemos es la versión de los hermanos Grimm, del siglo XIX, que cuenta con un tono más suavizado debido a la inclusión de un final feliz y la omisión de temas adultos que se encontraban en el original. El paso a mediados del siglo XX hizo que incluso esta versión sea suavizada, principalmente por la agresividad en la forma de deshacerse del lobo.

Probablemente el caso de “Caperucita Roja” sea el más paradigmático, pero hay importantes modificaciones en otros relatos o, en todo caso, con el paso del tiempo se los ha ocultado deliberadamente por sus temáticas, a pesar de la popularidad que pudieran haber alcanzado en su momento. Otro ejemplo es el de “La Bella Durmiente”, originalmente llamado “La Bella Durmiente del bosque”, que dista en su final bastante del de la popular versión de Disney: además de implicar un casamiento no reconocido por la realeza, mantenido en secreto por el príncipe, el personaje de la reina era en verdad una ogresa que cuando ve la oportunidad decide devorarse a la protagonista y sus jóvenes hijas. Al enterarse, el príncipe acude para salvar a sus hijos y su amada de semejante tragedia, dando finalmente un final feliz a pesar de la ferocidad a la que se ven expuestos. “Barba Azul” dejó de considerarse un cuento para niños por las referencias a los asesinatos de sus mujeres. “La paciencia de Griselda” se torna controvertida por el sufrimiento al que se ve expuesta su protagonista por iniciativa del marido. En “Pulgarcito” no sólo hablamos de padres abandónicos sino también de un ogro despiadado que desea comerse a los niños que hospedaba y en su lugar termina degollando a sus hijas. Aún más grave resultan las moralejas, que contienen un tono que el autor pudo haber considerado convenientes en los salones de finales del siglo XVII, pero que en este momento resultan inapropiadas para niños.

La bella durmiente es uno de los cuentos que más se ha modificado a lo largo del tiempo respecto al original de Perrault.

Ante este panorama se han tomado distintas posiciones. Ya a finales del siglo XIX se había apuntado contra lo inapropiado o anticuado que podía resultar el mensaje de sus cuentos. Las razones de esta apreciación la encontramos, por ejemplo, en la enorme diferencia respecto a la época en que fueron concebidas en el sistema educativo: el miedo era vital en la educación y los castigos corporales eran aceptados, por ejemplo, razón por la cual suena lógico que los castigos a los malos hábitos o acciones sean castigados contundentemente en sus cuentos. Autores como el analista Wilhelm Stekel (1868 – 1940) apuntaron no sólo contra Perrault sino también contra los hermanos Grimm al indicar ya a comienzos del siglo XX que los cuentos “habría que reeditarlos para niños de todas las edades y eliminar las crueldades o, al menos, atenuarlas”. Otras voces indicaron que lo ideal sería no hacer esas modificaciones sino sacarlos de circulación, y tomarlos como referencia histórica de la literatura infantil en esa época y sus fines moralizantes.

Sin embargo, algunas corrientes modernas postulan la necesidad de difundir estos cuentos sin modificaciones porque le dan al niño indicaciones para superar miedos que son comunes en la infancia. La presencia del conflicto en estos relatos es también señal de que ese conflicto puede ser solucionado, trasladando esta visión a su vida. Además, el tono escapista que se ha visto en los elementos maravillosos de la narración (por la presencia de hadas o brujas, por ejemplo) puede ser también visto como una forma de aceptar el universo interior del niño. En todo caso, y más allá del debate, la obra de Perrault continúa siendo una influencia ineludible en el campo de la literatura infantil y sus cuentos continúan siendo, en su esencia, parte de las nuevas generaciones.

El autor

Charles Perrault nació en 1628 en París, Francia. Perteneciente al sector de una burguesía acomodada se destacó rápidamente en las letras, iniciando sus estudios en derecho en 1637. Ocupó diversos cargos como funcionario, consiguiendo ser uno de los secretarios más solicitados por la realeza. A partir de 1680 abandonó su carrera como funcionario y se desempeñó más activamente en la escritura, escribiendo en 1687 un célebre poema titulado El siglo de Luis el Grande. En 1697 publicó su obra más famosa, Historias y cuentos de tiempos pasados, que contiene sus cuentos más conocidos. Murió también en la ciudad de París, en 1703.

Criaturas fantásticas de la literatura

Desde pequeños, nuestra introducción a los relatos viene de la mano del universo fantástico. Los cuentos de hadas están poblados de criaturas que adoramos, nos aterrorizan y nos llevan suavemente al mundo de la imaginación y la fantasía. Conozcamos en detalle a estos personajes que nos encantaron desde la niñez.

Había una vez…” son tres palabras que quedaron grabadas para siempre en nuestra memoria escuchando cuentos de hadas. Lo maravilloso pasó a formar parte de nuestra vida desde que tenemos uso de razón pero, si debemos remontarnos a los orígenes de estos relatos de fantasía, indefectiblemente tenemos que comenzar con los mitos.

DIFERENCIA ENTRE MITO, LEYENDA Y CUENTO MARAVILLOSO

Los mitos son relatos anónimos tradicionales, transmitidos de generación en generación. Es una narración transformada por la fantasía de los pueblos a lo largo del tiempo en la que aparecen elementos maravillosos que explican determinados sucesos. El origen del universo, de los seres humanos y los fenómenos naturales son explicados a través de estas narraciones que todavía nos deleitan; son la cosmovisión, el registro de una cultura.

A diferencia de los mitos, las leyendas son hechos que tienen una base real y se relacionan con el pueblo que le dio su origen; debido a esto, suelen aparecer descripciones detalladas de la geografía. Las leyendas tratan de dar una explicación acerca de la existencia o el origen de algunos seres, de la Madre Tierra, de los territorios, etc. El conflicto entre los seres reales se soluciona con la intervención de fuerzas sobrenaturales como dioses, duendes, magos y elementos de la naturaleza con poderes especiales.

¿Sabías qué...?
La tradición oral de los cuentos de hadas llegó mucho antes que la forma escrita.

En tanto, se llama cuento de hadas o maravilloso a todo tipo de narraciones que incluyen aventuras maravillosas, aún cuando muchas veces las hadas no aparecen en el cuento. Muchos cuentos de este tipo coinciden con algunos mitos. La diferencia está en que los protagonistas del mito son seres divinos, mientras que en el cuento son seres humanos, aunque aparezcan seres sobrenaturales como adversarios o ayudantes mágicos. Además, los mitos son historias con un componente sagrado en el que se cree, lo que no ocurre con los cuentos. Pero entre ambos hay manifestaciones comunes que se remontan a tiempos muy lejanos ya que algunas prácticas culturales se revelan en los cuentos; la creencia de que la vida estaba ligada a un objeto exterior, por ejemplo.

Las relaciones entre mitos y cuentos es un hábito muy extendido ya que ambos forman parte de una herencia cultural remota. Los mitos y cuentos se diferencian en su función social; el mito sacraliza y el cuento entretiene. Además, los mitos tienden al desenlace trágico mientras que los cuentos maravillosos tienen un final feliz la mayoría de las veces.

Las características principales de los cuentos maravillosos son:

Espacio y tiempo indeterminados: los hechos suceden en lugares indefinidos como “un país lejano”. No hay datos precisos para fijar la acción en una época determinada.
Pocas descripciones: los personajes y los escenarios son mínimamente caracterizados, quizá algún rasgo destacado como único atributo.
Uso de fórmulas y repeticiones: muchos cuentos comienzan con fórmulas fijas, como “Había una vez…” y se suelen reiterar algunos elementos: el protagonista tiene que pasar por tres pruebas o recibe tres regalos o dones. Esto tal vez se deba a las exigencias que implican su trasmisión oral.

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL: CRIATURAS FANTÁSTICAS, AVENTURA E IMAGINACIÓN

En la segunda mitad del siglo XVIII aparecía la literatura infantil como género independiente y se iría desarrollando con el correr del siglo XX.

En sus primeros tiempos eran pocos los que tenían acceso a los libros y a la lectura: leer era un privilegio. La cultura estaba enclaustrada en palacios y monasterios, y los pocos libros a los que se tenía acceso pretendían inculcar buenas costumbres y creencias religiosas.

Un clásico: el cuento de Caperucita Roja.

Charles Perrault publicó en Francia sus famosos Cuentos de mamá Ganso –el título de origen era Cuentos de antes pero con este subtítulo es conocido en todo el mundo– en los que compilaba relatos populares franceses, italianos y de la tradición de leyendas célticas. “Piel de asno”, “Pulgarcito”, “El gato con botas”, “La Cenicienta” y “Caperucita Roja” aparecen en esta obra. Con estos cuentos maravillosos Perrault introdujo el mundo de las hadas en la literatura infantil. Siguiendo las huellas de Perrault, se hicieron populares Madame D’Aulnoy y Madame Leprince de Beaumont; esta última escribió “El almacén de los niños”, un volumen en el que se incluye una de las narraciones más admirables de la literatura fantástica, “La Bella y la Bestia”.

Pero las historias que realmente triunfaron en toda Europa fueron las de Las mil y una noches, que se tradujeron al francés en once tomos. Los filósofos y pensadores de la época comenzaron a considerar que el niño necesitaba su propia literatura.

A comienzos del siglo XIX, se aprecia un auge de la fantasía. Los escritores buscarían inspiración en la literatura popular rastreando en cada lugar de sus respectivos países antiguas leyendas que recuperarían para los niños. Así surgieron grandes escritores que se convertirían en clásicos de la literatura infantil.

Los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm escribieron sus Cuentos para la infancia y el hogar, en los que aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo: Pulgarcito, Barba Azul, Blancanieves… o Cenicienta y Caperucita, que ya se habían hecho conocidas en la versión de Perrault del siglo anterior.

Escultura de La Sirenita en homenaje a Hans Christian Andersen.

Hans Christian Andersen fue el gran continuador de la labor de los hermanos Grimm; sus Cuentos para niños gozaron de un éxito impresionante y durante toda su vida no dejaría de publicar relatos en los que conjugaba su sensibilidad para tratar los sentimientos de los más variados personajes —La sirenita, El patito feo, El soldadito de plomo, La vendedora de fósforos y tantos otros— con la más alta calidad literaria.

Pero la suprema combinación de fantasía y humor la aportaría Lewis Carrol con su “Alicia en el país de las maravillas”. Oscar Wilde continuaría la tradición romántica de los cuentos de hadas con sus obras “El príncipe feliz”, “El gigante egoísta” y “El ruiseñor y la rosa”, entre otros.

E. T. A. Hoffmann escribió Cuentos fantásticos en los que lo extraordinario se unía a lo maravilloso, como ocurría en “El cascanueces” o “El cántaro de oro”. Otro de los grandes protagonistas de la literatura infantil universal aparece también por esas fechas: “Pinocho”, del escritor italiano Carlo Collodi, un muñeco de madera que termina convirtiéndose en un niño de carne y hueso. Collodi consiguió un personaje atractivo y universal que adelantaba las nuevas tendencias de la literatura infantil del siglo XX.

James M. Barrie, creador del célebre “Peter Pan”.

Por otra parte, hacia 1904, James M. Barrie publicó en Londres uno de los cuentos más famosos del mundo, Peter Pan, la historia del niño eterno que no quiere crecer.

Algunos libros han significado un punto de referencia fundamental, tanto para los niños como para los adultos, como bien lo ejemplifica El principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Escritores como Michael Ende en Momo y La historia interminable y Selma Lagerlöf (premio Nobel de Literatura) con El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia, han revolucionado la literatura infantil con su creatividad y su fantasía.

La literatura infantil se nutre también de las aventuras. El género de aventuras es una narración que deriva directamente de la épica, y consta de andanzas protagonizadas por uno o más héroes. Dado que no cuenta con una ambientación específica, genera argumentos de variada temática. Las tramas suelen representar un modelo legendario nacido en las antiguas sagas mitológicas. En este género se suele buscar la máxima atención de los lectores, prolongando situaciones peligrosas, posponiendo una solución. Los personajes arquetípicos de la aventura recrean el juego romántico, el compromiso con los valores morales y la lucha por restaurar la justicia.

Dada las posibilidades del relato fantástico, los personajes y situaciones que se plantean suelen constituir un desafío a la imaginación. Una de las manifestaciones más increíbles de ello es el despliegue de criaturas fantásticas en la trama de las historias. Veremos algunas de ellas para conocerlas mejor y apreciar cada uno de sus detalles.

MITAD HUMANO, MITAD ANIMAL

Nuestra relación con los animales es antiquísima. No existen prácticamente historias en las que no estén incluidos. Tal vez por ello algunas criaturas fantásticas fusionan características animales con características humanas, como en el caso del Minotauro en la mitología griega.

Centauro.

Una de las criaturas fantásticas más conocidas es el centauro, un ser con cuerpo de caballo y el torso, brazos y cabeza de hombre. Vive en equilibrio con la naturaleza por lo que se lo encuentra inmerso en ella. Son seres de gran fuerza y su sociedad está formada por tribus. El antropólogo y escritor Robert Graves teorizó con que los centauros de la mitología griega habían sido producto de una secta prehelénica que pudiera considerar al caballo un tótem. Otros postulan que podrían provenir de la primera reacción de una cultura que no hubiera montado caballos –como el mundo egeo minoico– hacia los nómadas que sí lo hacían; tales jinetes parecerían mitad hombres mitad caballos. Las hembras de la especie se llaman centáurides.

Minotauro.
¿Sabías qué...?
J. K. Rowling redactó los primeros párrafos de Harry Potter y la piedra filosofal en servilletas en un viaje a Escocia.

Las sirenas también entran en esta hibridez entre humano y animal: son hermosas mujeres-pez con una voz muy bella. Una historia dice que habrían sido seres humanos en el pasado, pero fueron convertidos en pez por poderes desconocidos; su parte inferior es la de un pez con cola y escamas. Los machos son conocidos como tritones, y sus poblados están instalados en acantilados y arrecifes. Las sirenas suelen salir a la superficie y tumbarse sobre rocas a entonar sus cantos. El canto de la sirena es único. Según la leyenda, muchos marineros encontraron la muerte al escuchar ese canto tan sugerente pues sus embarcaciones encallaban entre las rocas. La sirena representa la seducción y la esclavitud a los placeres carnales.

Sirena.

CRIATURAS BASADAS EN ANIMALES

Muchos seres fantásticos son una composición de diferentes animales conocidos.

El unicornio es un animal mágico de carácter noble, puro y espiritual. Su aspecto es el de un caballo joven, generalmente blanco, con un cuerno en espiral. Ha sido símbolo de la inocencia y la fortaleza en varias culturas. Sin embargo, a pesar de los numerosos textos que lo nombran, su procedencia no está clara. Se cree que son inmortales, su longevidad es debida a la magia de su cuerno del que se piensa que es magia en estado puro. Es resistente a los conjuros maléficos y al veneno; puede transportarse si percibe peligro. Es un ser retraído que permite pocos contactos. Solamente se muestra ante doncellas de corazón puro, este hecho es aprovechado para capturarlos. Una vez que el unicornio permite que se lo toque se convierte en una montura tan leal que protege a su jinete con su propia vida.

Unicornio.

Los dragones son inmensos reptiles alados pertenecientes a una de las razas más antiguas que existe en la mitología. Son famosos por su enorme figura y por sus cualidades mágicas. El poder de un dragón va en aumento con los años, de manera que los dragones adultos son, posiblemente, las criaturas más poderosas dentro del mundo mitológico. Son seres independientes que rara vez viven en comunidad. Prefieren tener su propia guarida, generalmente una cueva grande, donde guardar sus pertenencias y preciados tesoros. Su piel es escamosa y con los años se va haciendo más dura.

Dragones occidentales.

Independiente de su inteligencia, un dragón es un ser con los sentidos muy agudos y se caracterizan por su ataque a través del aliento. El vuelo del dragón es ágil a pesar de su gran tamaño; es un ser mágico que tiene la capacidad de lanzar conjuros. Durante los años se han definido dos grupos principales entre los dragones: los buenos y los malvados.

Pero en este punto tenemos que hacer una distinción entre la concepción del dragón occidental y el dragón oriental. En Oriente el aspecto del dragón varía, es una fusión de serpiente y ave pero, además, es una representación del poder. Se consideran seres favorables y benévolos, símbolos de dominio espiritual y temporal asociados con la sabiduría, el vigor y las fuerzas creadoras de la naturaleza. Sus adoradores los reverencian en los inmensos templos que existen dedicados a ellos. Antiguamente, los chinos se creían descendientes de los dragones, y los nacidos en el año chino del dragón gozan con una bendición preferente pues disfrutarían de buena salud, riqueza y una larga vida.

Dragón oriental.

Un pegaso es un caballo alado de naturaleza mágica: inteligente, sensible y salvaje. Se trata de una criatura muy tímida –al igual que el unicornio– que sólo puede ser domada por jinetes de buen corazón. Detectan el mal y no sirven a quien intenta domarlos con fines viles. Suelen ser blancos, aunque también se conocen pegasos marrones y negros, todos seres afables y nobles.

Pegasos.

Cuenta la leyenda que Perseo, hijo de Zeus, decapitó a Medusa, una de las tres gorgonas, y de su cuello brotó Pegaso. A pesar de los intentos que muchos hicieron por domarlo, sólo Belerofonte lo consiguió gracias a una brida mágica que le ofreció la diosa Atenea en sueños. Belerofonte y Pegaso cosecharon grandes proezas, hasta que Belerofonte se comparó con los mismos dioses y trató de volar hasta el monte Olimpo para unirse a ellos. Pegaso derribó a Belerofonte antes de conseguirlo y Zeus lo recompensó dándole alojamiento en los establos del Olimpo, otorgándole el rayo y el trueno como símbolos de su poder. Pegaso pasó a ser una constelación que se encuentra entre la constelación de Piscis y la de Andrómeda.

SERES FANTÁSTICOS HUMANOIDES

Los elfos son humanoides de apariencia frágil y delicada, orejas puntiagudas, piel pálida y ojos almendrados. Viven cientos de años y a pesar de ser menos corpulentos que los humanos, tienen mayor destreza en sus movimientos. Un elfo puede pasar desapercibido en un bosque ya que son grandes conocedores del lugar. Tienen desarrollada la visión nocturna y es famosa su habilidad con el arco. Los elfos suelen vivir en campamentos de no más de 200 elfos y en su sociedad existen pocas normas.

Elfo.

El gigante es una criatura que se caracteriza por poseer un tamaño y fuerza descomunales. Aparece en infinidad de leyendas. Los antiguos creían que eran capaces de romper montañas y provocar avalanchas, o de secar un río entero bebiendo de su caudal.

Fueron creados del Caos en el mismo momento en el que se definieron los cuatro elementos de la vida, el bien y el mal. Durante siglos, los dioses intentarían someter a los gigantes y esto derivaría en violentas e interminables batallas. Se pensaba que los terremotos y aludes eran consecuencia de las brutales luchas de los gigantes. Con el tiempo, consiguieron desterrarlos a la Tierra definitivamente, aunque no todos los gigantes corrieron la misma suerte. Algunos se sometieron a la voluntad de los dioses y se les permitió permanecer en el cielo y en las nubes. Se extendieron por todo el mundo, por lo que aparecen en las leyendas de prácticamente todas las culturas que se conocen.

Una de las razas de gigante más conocida en la mitología griega son los cíclopes. Gigantes de un solo ojo dedicados a la herrería, forjadores de los rayos de Zeus y de las más increíbles armas de los dioses.

El principal rasgo de un gigante es su tamaño: se pueden encontrar ejemplares de unos 4 metros hasta los que pueden rozar los cien. Son seres solitarios, pero se unen para las cacerías y los saqueos. Prefieren las luchas cuerpo a cuerpo y confían en su fuerza. Se dice que la única forma de acabar con un gigante es cortándole la cabeza, aunque un golpe certero como el que lanzó David a Goliat puede ser efectivo, por más difícil de lograr.

Duendes.

Duendes. Su nombre se deriva del árabe duar, el que habita, el habitante. A veces también son llamados trasgu. Estos seres pequeños suelen vivir en los bosques. En cuanto a su personalidad, pueden ser tímidos, discretos y silenciosos pero otras veces les gusta bromear usando los objetos que poseen los seres humanos. Generalmente son nobles y serviciales pero también existen algunos que pueden ser bastante pícaros. Les encanta danzar en verano bajo la luz de la luna y se dice que en invierno bailan junto a las casas y juegan con los grillos mientras la gente duerme.

Hace mucho tiempo las personas creían que los duendes ayudaban a que el trigo madurara, que todo lo verde creciera y que pintaban el bosque de distintos colores a la llegada del otoño. También creían que si se enojaban, las flores se morían y las cosechas se dañaban, por lo que las primeras flores, los primeros frutos y las primeras espigas de trigo eran dejados sobre una piedra plana como regalo para los duendes y antes de comer, les echaban un poco de pan o gotas de leche o cerveza en la chimenea. Al estar compuestos de materia más sutil que física, permanecen siendo invisibles y, cuando lo desean, se manifiestan ante los humanos en las horas que no hay luz solar.

Existe una variedad increíble de duendes, aunque su número ha disminuido ya que también a ellos les afecta el progreso de los hombres. Se dice que en lugares alejados de las ciudades todavía es posible encontrarlos.

La palabra hada procede del latín “fata“, derivado a su vez del vocablo “fatum“, que significa el hado o el destino. En la Edad Media eran definidas como divinidades o fuerzas desconocidas que obraban irresistiblemente sobre las demás divinidades y sobre los hombres y los sucesos. El término “fée” del francés, tiene similar procedencia, y de él derivaron las palabras inglesas fey y fairie, que con el correr de los tiempos sufrieron variaciones en su ortografía pasando por: fayerye, fayre, faerie, faery y fair.

En su definición etimológica, se entiende por hada al ser fantástico con forma de mujer a la cual se le atribuyen poderes mágicos. Para los sajones la palabra “ferie” hace referencia al mundo de las hadas como entidad, se refiere a un lugar geográfico. En español se convierte en “féerico“, que significa maravilloso o fantástico, aplicándolo a, por ejemplo, la música féerica o de las hadas.

El mundo de la hadas es una mezcla de embeleso, belleza, pero también de fealdad, de superficialidad, de humor, malicia, alegría e inspiración, de recelo, risa, amor y tragedia. Es mucho más rico de lo que, por lo general, nos induce a creer la literatura infantil y es, además, un mundo en el que hay que penetrar con suma cautela, pues no hay nada que más enoje a las hadas que los seres humanos que se mueven curiosamente por sus dominios. Bajo su embrujo puede desarrollarse el amor y también el abandono y la muerte. Al igual que los humanos viven en un universo de contradicciones.

William Shakespeare, en su obra Hamlet, sentencia que existen sobre la Tierra más cosas de las que alcanza a percibir la imaginación; lo fantástico es invisible a los ojos. La creencia en la existencia de las hadas es común a las más diversas culturas, encontrando su origen en los mitos y leyendas de cada una de ellas.
Una de las tantas historias sobre ellas sostiene que son ángeles caídos o idólatras muertos, que no han sido suficientemente buenos para entrar en el paraíso ni tan malos como para entrar en el infierno, obligados a vivir a mitad de camino.

Otro relato cuenta que cierta vez estaba Eva a orillas de un río bañando a sus hijos cuando escuchó que Dios le habló. Temerosa, ocultó a los hijos que todavía no había bañado, para que Él no los viera. Dios entonces le preguntó si con ella estaban todos sus hijos y Eva respondió que sí. Entonces Dios le advirtió que aquellos que había ocultado, quedarían ocultos para siempre a los ojos de los hombres y fueron esos niños los que se convirtieron en hadas o elfos.

La ubicación de estos seres elementales ha sido inconstante con el correr de los tiempos y las culturas. Para los irlandeses, alguna vez se han encontrado en el horizonte y otras bajo sus propios pies, alguna vez en tierras montañosas y otras en una isla mágica en el medio del mar, o debajo del océano. Para otras culturas, en cambio, se los puede encontrar en el ambiente natural, en una planta, un árbol, la tierra, un lago, en la brisa, el sol, en el perfume de las flores y todo lo natural que nos rodea. En una palabra, el aire, el agua, la tierra y el fuego son los cuatro elementos que contienen a los Espíritus Elementales. Incluso existe un tipo de hadas conocidas como Damas Verdes que cuidan un árbol específico durante toda su vida: por lo general son árboles antiquísimos.

En el mundo mágico, existen protagonistas destacados que no pertenecen a la categoría de criaturas fantásticas: son los hechiceros y brujas. Ellos son seres humanos que cuentan con poderes especiales, instrumentos y conocimientos profundos. Como los seres humanos, pueden trabajar para el bien o para el mal ya que, al igual que nosotros, pueden utilizar su talento de una u otra forma.

LA FANTASÍA EN NUESTROS DÍAS

Los seres fantásticos en la literatura son numerosos, tantos como la imaginación alcanza; de los más oscuros a los más luminosos. Jorge Luis Borges, escritor argentino especialista en literatura medieval e inglesa, publicó un pequeño Bestiario junto a Margarita Guerrero; el Manual de Zoología fantástica de 1957. En publicaciones posteriores cambiaría su nombre a El Libro de los Seres Imaginarios y se añadirían 34 textos más. En éste, además de incluir animales y bestias del folklore conocido, se incluyeron seres imaginados y soñados por artistas y escritores; entre ellos Franz Kafka y Edgar Allan Poe.

Por su parte, el artista contemporáneo Ciruelo –Gustavo Cabral, ilustrador argentino nacido el 20 de julio de 1963 y uno de los máximos referentes sobre fantasía épica– es uno de los más célebres especialistas en dragones.
Con todo, los géneros de terror y épico nos enseñan las más alucinantes criaturas, desde Alien, el octavo pasajero –creado por H. R. Giger–, hasta los hipogrifos, basiliscos, fénix e innumerables seres de Harry Potter y El Señor de los Anillos o los fantásticos seres de Avatar.

El género de fantasía está proliferando rápidamente en la actualidad ya que el mismo nos lleva a mundos increíbles y está saturado de infinitas posibilidades: la utopía está al servicio del relato que nos sumerge en un universo en donde magos, brujas, hadas y seres fantásticos conviven recorriendo el camino del héroe con cada lector o espectador. En un mundo en el que la lógica vuelve árida a la imaginación infantil, estas historias nos regresan a la niñez y cargan de sentido nuestra vida despertando los sueños dormidos.

Los hermanos Grimm,
responsables de la difusión de gran parte de los cuentos para niños que se conocen hoy en día.