El básquet en Argentina

El básquet fue introducido en el país en 1912, dentro del programa de educación física de la Asociación Cristiana de Jóvenes; durante algún tiempo fue apenas un deporte que se desarrollaba en las competencias internas de esa institución. Pero a partir de mediados de esa década su práctica comenzó a difundirse rápidamente en el interior del país. En 1921, en fin, se fundó la Federación Argentina de Básquet, que organizó ese año el primer campeonato, obtenido por el Olimpia Basquetball Club.

En 1926, el club Hindú realizó una exitosa gira por Europa, en la que obtuvo victorias sobre equipos ingleses, franceses y españoles. Hacia finales de los años veinte, posiblemente a causa del éxito de la gira del Hindú, centenares de clubes incorporaron el básquet a sus actividades regulares. En 1929, la antigua Federación se convirtió en la Confederación Argentina de Básquet.

Los clubes que acapararon los títulos nacionales hasta la década de 1940 fueron Olimpia, Independiente, Gimnasia y Esgrima, Estrella, Universitario, River Plate, Sporting Social, Municipalidad y El Tala. A mediados de esa década surgió el gran equipo de Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, que dominó la escena hasta 1950.

Ascenso vertiginoso

En 1929 se fundó la Confederación Argentina de Básquetbol, que organizó una liga paralela a la ya existente, en la que destacaron los equipos de Estudiantes de La Plata, Boca Juniors, San Lorenzo de Almagro, Platense y River Plate.

Este desarrollo vertiginoso del básquet en Argentina obtuvo su primera ratificación internacional en 1948, en los Juegos Olímpicos de Londres, en los que la selección nacional desarrolló una muy destacada actuación.

La Confederación Argentina de Básquetbol se fundó en 1929.

Dos años más tarde se jugó en Buenos Aires el Campeonato Mundial, cuyo título quedó en manos de la selección local. Tras derrotar a Egipto, Francia, Brasil y Chile, el combinado argentino llegó a la final, donde se enfrentó al otro invicto del certamen, Estados Unidos. En un partido memorable, jugado en el estadio del Luna Park, los argentinos se impusieron por 64 a 50, escribiendo la página más gloriosa de la historia de ese deporte en el país. Pedro Bustos, Hugo del Vecchio, Leopoldo Contarbio, Raúl Pérez Varela, Vito Liva, Roberto Viau, Rubén Menini, Ricardo González, Juan Carlos Uder, Omar Monza, Alberto López y Óscar Furlong integraron el plantel del campeón.

La conquista de la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 1951 (Buenos Aires) y 1955 (México) marcó el final de una primera etapa gloriosa a escala mundial para el básquet nacional, con la excepción de la medalla de oro obtenida en los Juegos Panamericanos de 1995 (Mar del Plata).

Los campeonatos argentinos

Entre las décadas de 1960 y 1980, el básquet de alta competición entre clubes se desarrolló sobre todo en Buenos Aires. Los campeonatos metropolitanos concentraron lo mejor del básquet nacional, destacándose los equipos como el de Boca Juniors -que ganó nueve campeonatos consecutivos-, el Villa Crespo, Obras Sanitarias o Lanús, y jugadores de la talla de los hermanos Norberto y Juan Carlos Battilana, Carlos Pellandini, Eduardo Cadillac y Adolfo Rubén Perazzo.

Sin embargo, en el interior del país la práctica del básquet no era menos importante, como se dejaba ver durante la disputa del campeonato nacional, en el que cada provincia, además de la Capital Federal, presentaba su equipo. El conjunto de la provincia de Buenos Aires, armado en base a jugadores provenientes de Bahía Blanca -entre los cuales se destacaba la figura de Alberto Pedro Cabrera, uno de los mejores basquetbolistas que ha dado el país- ganó prácticamente todos los campeonatos entre los años 1960 y 1980.

Santiago del Estero, que fue campeón en 1968, y Santa Fe, que obtuvo el título en 1977, así como Entre Ríos, Misiones y Córdoba, llegaron a presentar también grandes equipos. Pero el gran rival de Buenos Aires fue Capital Federal. Las recordadas finales entre estos combinados se resolvieron casi siempre con la victoria del equipo de la provincia.

En la década de 1970, aún vigente la estrella de Cabrera, destacaron también jugadores como Carlos González y Ernesto “Finito” Geehrman.

La Liga Nacional de Básquet

El auge del Campeonato Argentino declinó a partir de la creación de la Liga Nacional de Básquet. Esta competición se disputa desde 1985, animada sobre todo por clubes como Estudiantes de Bahía Blanca, Ferrocarril Oeste, Independiente de Neuquén, Peñarol de Mar del Plata, Independiente de General Pico, Olimpia de Venado Tuerto y Boca Juniors.

Mención aparte merece Atenas de Córdoba, bajo la conducción de Marcelo Milanesio. Además de ganar numerosos títulos en la escena nacional, este equipo obtuvo el tercer puesto en la Copa Mc Donald’s, disputada en 1997 entre los mejores del mundo, y en la que se impuso el Chicago Bulls capitaneado por Michael Jordan.

La era Ginóbili

Una nueva generación relanzó el básquet argentino a la escena internacional a comienzos del siglo XXI. El bahiense Emanuel Ginóbili se consolidó como el mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos y el primero en consagrarse campeón en la NBA (liga profesional de Estados Unidos): como escolta del San Antonio Spurs, equipo del estado de Texas, ganó dicha competición en las temporadas 2002-2003 y 2004-2005.

Para la temporada 2005-2006 se sumaron otros jugadores argentinos a la NBA: Fabricio Oberto fichó por los Spurs, Andrés “Chapu” Nocioni por los Chicago Bulls y Carlos Delfino por los Detroit Pistons. Otros destacados jugadores, que han participado en las más importantes ligas europeas y latinoamericanas, son Alejandro Montecchia, Walter Herrmann, Luis Scola, Gabriel Fernández, Leonardo Gutiérrez, Rubén Wolkowyski y Hugo Sconochini.

La selección nacional de básquet, integrada por esta nueva generación, conquistó la medalla de plata en el Campeonato Mundial de 2002 (Estados Unidos), la de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y la de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

 

Argentina, de la mano de Emanuel Ginóbili, obtuvo la medalla de oro en los JJOO de Atenas 2004.

Juegos Olímpicos de Pekín 2008

El 8 de agosto de 2008 comienzan en Pekín, la capital de la República Popular China, los XXIX Juegos Olímpicos, uno de los acontecimientos deportivos con mayor repercusión mundial, tanto por su cobertura mediática como por las connotaciones políticas y económicas que implica. China, elegida en 2001 como país anfitrión del evento, ha realizado un ingente esfuerzo económico y humano para el desarrollo de las infraestructuras necesarias y en el acondicionamiento de la capital y sus servicios. Para el régimen autoritario chino, los Juegos Olímpicos suponen la ocasión excepcional de mostrar al mundo una nueva imagen de modernidad, implícita al papel de potencia mundial que China reclama para sí.

Un escaparate político y económico

El 13 de junio de 2001, el Comité Olímpico Internacional (COI), reunido en Moscú (Rusia), confió a Pekín la organización de los Juegos Olímpicos de 2008. La capital china se impuso en la votación final a París (Francia), Osaka (Japón), Estambul (Turquía) y Toronto (Canadá). Desde entonces, el gran país asiático ha realizado un enorme esfuerzo, tanto social como económico, para estar a la altura de un evento de tamaña magnitud.

Los Juegos Olímpicos adquieren singular importancia para su país anfitrión, la República Popular China, que aspira tanto a reformar su imagen internacional, desfavorecida por las numerosas violaciones de los derechos humanos que se achacan a su régimen, como a ofrecer una demostración de su poderío económico, que registra crecimientos anuales superiores al diez por ciento.

Por todo ello, no resulta extraño que la inversión oficial en campañas publicitarias supere los 20.000 millones de dólares. En cualquier caso, la gestación del proyecto olímpico no ha estado libre de problemas y polémicas, tanto a nivel medioambiental como por lo referente al recorte de libertades que ejerce el gobierno chino, y con especial relevancia a tenor del conflicto por la soberanía del Tibet, recrudecido con ocasión de los Juegos.

Los Juegos de Pekín fueron la vigésimo novena edición de las Olimpiadas.

La preparación de los juegos

Más de 17.000 trabajadores han participado en la preparación de los Juegos Olímpicos de Pekín. A falta de datos oficiales, será esta la Olimpiada más cara de la historia, pues el coste total del evento alcanza los 40.000 millones de dólares, según estimaciones de la Asociación de Investigación Olímpica de Pekín.

Los trabajos preliminares han tenido cuatro ejes principales de actuación: la construcción o, en su caso, remodelación de las infraestructuras civiles y deportivas necesarias para el evento; el desarrollo de redes de transporte capaces de atender los movimientos del público asistente; la consolidación de sistemas de seguridad eficientes, tanto policiales como de protección civil, y la gestión de la problemática medioambiental, muy presente en toda la forja del proyecto, que ha pretendido contar con la sostenibilidad como uno de sus valores fundamentales. Dicha estrategia ha sido aplicada fundamentalmente a Pekín, sede central de los Juegos, pero también a las restantes sedes olímpicas: Hong Kong (equitación), Qingdao (vela), Shanghai, Tianjin, Shenyang y Quinhuangdao (cuatro escenarios para los encuentros de fútbol).

Entre las infraestructuras civiles construidas o remodeladas con ocasión de los Juegos Olímpicos destaca la ampliación del aeropuerto de Pekín, mediante la construcción de su Terminal 3, obra del renombrado arquitecto británico Norman Foster. La nueva instalación tiene casi tres kilómetros de longitud y una superficie de 986.000 m2. Su diseño, realizado en vidrio y metal, evoca la silueta de un dragón, uno de los seres más significativos de la mitología y la cultura china. Gracias a esta ampliación, más de 700 compañías aéreas operan en el gigantesco aeropuerto pekinés, que puede recibir hasta 76 millones de pasajeros al año. En cuanto al coste de las obras, se elevó a más de 3.500 millones de dólares.

También se han construido o acondicionado 59 vías de comunicación, tres puentes, y más de cien hoteles de diferentes categorías, con el fin de asegurar la cobertura de la demanda turística generada por los Juegos.

Pekín ha remodelado y expandido sus sistemas de transporte urbano, tanto el ferrocarril metropolitano, con la creación de 10 nuevas líneas de metro de alta velocidad, como los autobuses y el número de taxis disponibles en la ciudad.

El último de los ejes fundamentales en la gestación del proyecto olímpico de Pekín ha sido el desarrollo y afianzamiento de una red de seguridad que asegurase el normal desarrollo del evento y pudiera hacer frente al peligro del terrorismo. Aunque la ciudad partía con uno de los índices de criminalidad más bajos a nivel mundial y pese a que los Juegos no cuentan con la oposición declarada de ningún grupo armado, las autoridades chinas han puesto especial interés en dar una imagen de solidez garantizada, para lo cual se creó un gran dispositivo de control policial, que aúna a más de 150.000 miembros de distintos cuerpos de seguridad, destinado a velar por la seguridad de la ciudad durante la celebración de los Juegos Olímpicos.

Instalaciones deportivas

Sin embargo, el mayor esfuerzo constructivo ha tenido como centro las infraestructuras de carácter deportivo, esenciales para los Juegos Olímpicos. Once de las 31 instalaciones que acogerán las distintas pruebas son de nueva construcción, otras 11 existían ya pero han sido remodeladas y en nueve casos se trata de instalaciones temporales. También se han creado 41 centros de entrenamiento y cinco instalaciones adicionales relacionadas con la preparación de los deportistas.

Los Juegos necesitaron de una inversión de 40.000 millones de dólares.

Entre todos estos proyectos destaca el Estadio Olímpico Nacional de Pekín, también llamado Estadio Nido, debido a su estructura exterior de mallas metálicas, dispuestas en torno al estadio en forma de nido. Obra de los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, en su interior tendrán lugar las ceremonias de inauguración y de clausura de los Juegos Olímpicos, así como distintos eventos de las competiciones de fútbol y atletismo. La faraónica construcción, de 258.000 m2 de superficie y con capacidad para 100.000 espectadores, ha requerido del Estado chino una inversión de 500 millones de dólares.

Entre las obras más importantes del proyecto olímpico figura también el Estadio Nacional Cubierto de Pekín, destinado a albergar las competiciones de gimnasia artística y balonmano. Su superficie ronda los 81.000 m2 y tiene capacidad para 18.000 espectadores. Esta instalación cuenta con los más modernos avances en materia de construcción, tanto por las técnicas empleadas -está diseñado para soportar y minimizar las altas temperaturas del verano chino- como por los materiales utilizados, gran parte de los cuales tiene su origen en el reciclado.

El Centro Acuático Nacional de Pekín, también llamado Cubo de Agua por su diseño cúbico, concita una atracción arquitectónica singular, ya que sus 80.000 m2 de superficie lo han convertido en el mayor edificio del mundo construido mediante estructuras de membranas. Gracias a sus membranas semitransparentes de textura mullida, el edificio está iluminado en un 90 % por la luz natural, demostración del compromiso de la organización de los Juegos con la sostenibilidad y el medio ambiente. El capital necesario para su edificación, 110 millones de dólares, fue aportado íntegramente por las regiones de régimen económico especial de Macao y Hong-Kong, así como por Taiwán, el Estado chino de régimen liberal que se separó de China tras la proclamación de la República Popular.

El Cubo de Agua fue una de las mayores atracciones de los Juegos.

Actividad deportiva

El programa de los Juegos Olímpicos de Pekín incluye un total de 37 disciplinas de 28 deportes diferentes, que suman un total de 302 eventos deportivos. En ellos participarán cerca de 11.000 atletas de 206 federaciones diferentes. Cabe señalar que el béisbol vivirá su última participación olímpica. Por el contrario, en Pekín podrá disfrutarse de cinco nuevas disciplinas, entre las que destacan la natación de larga distancia (10 km), el ciclismo acrobático (BMX) o los 3.000 m obstáculos femeninos.

La competición deportiva se presume como una de las más ajustadas de las últimas décadas. La supremacía estadounidense en los Juegos de Atenas de 2004, en los que la delegación norteamericana obtuvo 103 medallas (35 de oro), se ve amenazada en Pekín 2008 por una República Popular China que quedó segunda en la capital griega con 63 medallas, pero a solo tres oros de los estadounidenses. Si a ello se suma el papel anfitrión de China y su ya conocida intención de demostrar al mundo el poderío humano de su renovado país, puede inferirse que el medallero va a estar muy disputado. Por otra parte, tampoco puede subestimarse la concurrencia de otras potencias deportivas como Rusia, Australia o Alemania.

Algunos deportistas de probada talla mundial, por su trayectoria y palmarés llegan a estos Juegos Olímpicos con la consideración de claros favoritos. En atletismo sobresalen corredores como los jamaicanos Asafa Powell y Usain Bolt, que ostenta la plusmarca mundial en 100 m lisos. Otro rival a batir será el estadounidense Tyson Gay, que participará en los 100 m y en los relevos. Otros grandes favoritos son el chino Liu Xiang, campeón de 110 m vallas en Atenas; el etiope Kenenisa Bekele, que aspira a ganar en 5.000 y 10.000 m; y la rusa Yelena Isinbayeva, plusmarquista mundial de salto con pértiga. En natación despuntan el estadounidense Michael Phelps y la francesa Laure Manaudou, aunque no hay que olvidar al australiano Eamon Sullivan o al francés Alain Bernard. En cuanto a los deportes de equipo, Estados Unidos presenta en baloncesto un poderoso equipo, formado en su integridad con jugadores de la liga profesional norteamericana, la NBA, aunque España (actual campeón del mundo) y Argentina (subcampeona) también cuentan con opciones al oro. En el fútbol, Brasil y Argentina parten como favoritas.

Usain Bolt, ganador de tres medallas de oro, fue sin dudas una de las figuras de estos Juegos Olímpicos.

Pese a la presencia de estas grandes figuras del deporte mundial, la competición de los Juegos Olímpicos de Pekín se ha visto ensombrecida por la amenaza planteada por algunos atletas de no participar en sus respectivas disciplinas, debido a los altos índices de contaminación registrados en la capital china. Destaca entre ellos el plusmarquista etíope Haile Gebrselassie, que padece asma y ha renunciado a participar en el maratón para centrarse en los 10.000 m lisos.