Pedro Alcántara Herrán fue un destacado militar y político colombiano que participó en las guerras de la independencia de Nueva Granada y Perú. Ocupó la presidencia de la República de la Nueva Granada y su gobierno se caracterizó por una política conservadora, centralista y clerical.
1814
Pedro Alcántara Herrán se unió a las fuerzas patriotas.
1821
Ingresó al Ejército Libertador con el grado de capitán de caballería, bajo el mando de Antonio José de Sucre y participó en la liberación de Quito y Guayaquil.
1823
Acompañó a Antonio José de Sucre en la campaña del sur y fue ascendido a sargento mayor por Simón Bolívar.
1824
Luchó en las batallas de Junín y Ayacucho, donde se selló la independencia del Perú.
1827-1829
Asumió el cargo de administrador de Cundinamarca, una de las provincias de la Gran Colombia.
1830
Se desempeñó como ministro de Guerra del primer presidente de la República de la Nueva Granada, Joaquín Mosquera.
1836
Fue designado comandante militar del Istmo de Panamá.
1837
Ocupó la gobernación de la provincia de Cundinamarca.
1838–1839
Alcántara Herrán fue nombrado secretario de Relaciones Exteriores de la República de la Nueva Granada.
1841–1845
Fue elegido presidente de la República de la Nueva Granada.
1854–1856
Ocupó por segunda ocasión el cargo de ministro de Guerra bajo el mandato del presidente José de Obaldía.
1859
Asumió como comandante en jefe de los ejércitos de la Confederación Granadina, enfrentándose a la rebelión del general Tomás Cipriano de Mosquera.
1860
Se retiró de la vida política para dedicarse a sus asuntos personales y familiares.
SU GOBIERNO
Pedro Alcántara Herrán fue el cuarto presidente de la República de la Nueva Granada, que corresponde al territorio actual de Colombia. Durante su mandato, implementó una política conservadora que favorecía al centralismo, al poder de la Iglesia Católica y al orden social. Alguna de sus acciones incluyó la promulgación de la Constitución de 1843, que reemplazó la de 1832 y estipulaba un sistema unitario de gobierno, con un presidente elegido por el Congreso para un mandato de cuatro años sin opción a reelección inmediata. Además, censuró la prensa y limitó la libertad de expresión, otorgó el control de la educación al clero y permitió el retorno de los jesuitas. Herrán también enfrentó y resolvió un conflicto con Perú por los territorios de Pasto y Tumaco, manteniendo la soberanía de Nueva Granada sobre ellos.