Ubicado históricamente en el Gran Chaco argentino, representa un legado cultural invaluable dentro de la diversidad indígena sudamericana. Su lengua, costumbres y cosmovisión reflejan una conexión profunda con su entorno natural. A pesar de los desafíos enfrentados después de la colonización, el pueblo ha mostrado resistencia y adaptabilidad.

ORIGEN E HISTORIA
Se remontan a los vastos territorios del Gran Chaco argentino, una región caracterizada por su diversidad ambiental y cultural. Históricamente, han compartido vínculos culturales y comerciales con otros pueblos indígenas, con lo que establecieron redes de intercambio que fortalecieron su identidad colectiva.
Su primera interacción con los colonizadores españoles se dio en el siglo XVI, durante las expediciones de conquista y evangelización, lo que marcó el inicio de un período de desplazamiento y pérdida territorial.
Las campañas militares españolas y después las incursiones criollas en el Chaco redujeron drásticamente su población y fragmentaron su organización.
LENGUA Y CULTURA
Pertenecen a la familia Lule-Vilela y representan un elemento esencial de su identidad cultural, aunque en la actualidad enfrenta un alto riesgo de extinción debido al impacto de la colonización y la modernización. Este idioma encapsula una cosmovisión única, reflejada en sus términos relacionados con la naturaleza y las relaciones humanas.
En cuanto a su cultura, los Vilela poseen una rica tradición oral que incluye relatos míticos y conocimientos ancestrales sobre su entorno. Asimismo, los rituales y ceremonias fortalecían los lazos sociales y reafirmaban la identidad cultural.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Se fundamentaba en principios de cooperación y sostenibilidad, lo que refleja su estrecho vínculo con el entorno natural. Las comunidades se estructuraban en núcleos familiares extendidos, donde la transmisión de conocimientos y responsabilidades era clave.
Los líderes, seleccionados por su sabiduría y experiencia, desempeñaban roles fundamentales en la toma de decisiones y en la resolución de conflictos internos. La vida comunitaria giraba alrededor de actividades como la caza, la recolección y la agricultura, lo que reforzaba la interdependencia entre sus miembros.