Los virus son estructuras diminutas que se aprovechan de sus organismos para reproducirse y pueden ser responsables de enfermedades tan simples como la gripe o tan letales como el Ébola.
¿Qué son los virus?
Los virus son parásitos microscópicos mucho más pequeños que las bacterias y carecen de la capacidad de prosperar y reproducirse fuera de un organismo huésped, por lo que no todos los investigadores los consideran organismos vivos.
Los virus por sí mismos no están vivos, no pueden crecer o multiplicarse fuera del organismo que infectan, necesitan inyectarse en una célula animal, vegetal o incluso bacteriana que les ayude a multiplicarse. Las partículas infecciosas de los virus se conocen como viriones, ellos atacan la célula, se apoderan de su maquinaria y llevan a cabo sus propios procesos de multiplicación y crecimiento.
Un virión tiene 2 partes principales:
- Ácido nucleico: puede ser ADN o ARN. El ADN o ARN contiene toda la información para el virus y le ayuda a multiplicarse.
- Capa de proteína (cápside): es una estructura que cubre el material genético viral.
Reproducción de los virus
La palabra reproducción es comúnmente utilizada cuando se habla de virus, pero en el sentido estricto de la palabra, los virus no se reproducen.
Los virus utilizan la maquinaria de la célula hospedadora para replicarse y así crear una copia exacta del virus, del mismo modo que se utilizan las fotocopiadoras para replicar un documento. De manera que lo que es llamado reproducción en virus, en realidad es una multiplicación, ya que los virus no son organismos vivos y por lo tanto no tienen células sexuales.
Los virus se multiplican de dos maneras:
- Ciclo lítico: una vez que el virión inyecta su ácido nucleico en la célula huésped, este se hace cargo del funcionamiento de toda la maquinaria celular y comienza a producir múltiples copias, tanto del ácido nucleico viral como de la cubierta proteica del virus. Una vez producidas, se ensamblan en los nuevos virus.
La multiplicación continúa así hasta que la célula huésped se llena de tantas estructuras virales que no lo resiste y estalla, de la misma forma que un globo con mucho aire. De esta manera, la célula huésped muere y los virus son liberados para comenzar a buscar la siguiente célula a infectar. Este tipo de multiplicación vírica se conoce como ciclo lítico.
- Ciclo lisogénico: algunas clases de virus, como el VIH o el herpes, infectan la célula huésped pero permanecen ocultos o latentes durante años, hasta que alguna variación (ambiental o de otro tipo) provoca la activación del mismo.
En un principio el ácido nucleico procedente del virus es inyectado en el material genético de la célula, sin embargo, no perjudican las funciones vitales de la misma pero, en algún momento, el ácido nucleico se activará, se separará del material genético de la célula huésped y comenzará a asumir las funciones de la célula para producir nuevos virus.
Del mismo modo que en el ciclo lítico, se crean tantos virus que la célula es destruida y las estructuras virales son liberadas al espacio extracelular en busca de nuevos hospedadores. Este ciclo se conoce como lisogénico.
Vacunas contra los virus
Enfermedades como el resfriado, el sarampión o la varicela son producidas por virus de diferentes tipos, pero, aunque los virus pueden enfermarnos, también pueden protegernos de ciertas enfermedades y cuidar nuestra salud. Por ejemplo, las vacunas que reciben los niños para tratar enfermedades virales son hechas a base de virus muertos o debilitados con el fin de que nuestro organismo sepa reconocerlos y los elimine si llegaran a infectarnos. Las vacunas funcionan de la siguiente manera:
- Las vacunas son fabricadas con una cantidad pequeña y segura de virus debilitados o muertos.
- Entran al cuerpo y el sistema inmunitario aprende a reconocer los virus y a atacarlos si entran posteriormente al cuerpo.
- Como resultado, la infección es poco probable o en todo caso será más leve.
En la década de 1990 el ganado bovino en Europa estaba infectado con el virus que causa la enfermedad de la fiebre aftosa. Miles de animales tuvieron que ser sacrificados para prevenir la propagación de la enfermedad. Esto causó grandes pérdidas económicas.