La violencia contra las mujeres es una forma de violencia de género. Las mujeres la sufren cuando son maltratadas en una relación desigual con respecto a los varones. Esta violencia, a veces, se produce en los noviazgos y es importante no darla por natural e identificarla como un problema.
Por Educ.ar
El noviazgo es una etapa en la que aprendemos a relacionarnos en pareja con la persona que queremos.Todas las parejas tienen problemas, pero a veces estos problemas no se resuelven a través del diálogo y del respeto mutuo. Y es importante que sepas que la violencia no solo ocurre en parejas adultas, sino que muchas veces empieza durante el noviazgo, en la adolescencia.
Los empujones, los insultos, las burlas, el control y los golpes no son resultado del amor y del respeto, sino de una relación violenta. Y, si sucede algo de esto, hay que darle importancia porque nadie puede ni tiene que maltratarte. Es importante que aprendas a reconocer las situaciones de violencia para poder alejarte de este tipo de vínculos.
Qué es la violencia de género
La violencia de género es la que se ejerce sobre una persona, con la excusa de que el otro no cumple con las expectativas sociales y los modelos del «varón tipo» o «mujer tipo». También es violencia la que se ejerce sobre personas por elecciones sexuales o identidades de género diferentes (gays, lesbianas, travestis, transexuales y transgénero, entre otras).
La violencia de género es el resultado de las desigualdades entre los sexos, del machismo, de los estereotipos y de que estas desigualdades se presenten como «lo más normal del mundo». Estos “mandatos”, que definen qué se espera de las mujeres (que sean femeninas, dóciles, bellas, pasivas, etc.) y de los varones (que sean fuertes, protectores, dominantes, que no muestren sus sentimientos, etc.), se aprenden desde la infancia a través de los cuentos infantiles, las series de televisión, las canciones, los juguetes y las relaciones familiares, entre otros. Se podría decir que en una sociedad patriarcal (donde los varones tienen el poder), mujeres, niños y niñas son «posesiones» del padre, del jefe y de los hombres en general. Por eso, en una sociedad así se espera que las mujeres obedezcan porque el varón tendría derecho sobre ellas y, por lo tanto, puede decirles qué hacer, mandarles y castigarlas.
En la Argentina, la violencia contra las mujeres es un tipo de violencia de género que se define como «toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes» (Ley N.° 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres).
El maltrato muchas veces se justifica diciendo que son «juegos» o «muestras de cariño». Pero el amor es todo lo contrario: es confianza y buen trato. Por eso mismo, los celos excesivos lastiman y provocan violencia, porque buscan controlar parte de la vida de la otra persona.
Distintos tipos de violencia
Violencia física: es la que se dirige y ejerce en el cuerpo como, por ejemplo, a través de empujones, patadas, golpes o cualquier lesión causada con las manos o con algún objeto.
Violencia sexual: es la que se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas para imponer una relación sexual no deseada. Es decir, sucede cuando la mujer es presionada a llevar a cabo una relación sexual con la que no se está de acuerdo. Incluye también el acoso sexual, la humillación sexual, el aborto forzado y el rechazo del uso de métodos anticonceptivos.
Violencia psicológica: se trata de una forma de maltrato que a veces es más difícil de percibir o identificar que la violencia física. Son las amenazas, insultos, humillaciones, el desprecio hacia la mujer y la desvalorización de sus opiniones o sus acciones.
Violencia simbólica: es la que, a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos, transmite y reproduce la desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, haciendo que parezca que la mujer es inferior al varón en la sociedad. La violencia mediática es una de las formas más comunes de este tipo de violencia y, lamentablemente, hay muchos ejemplos de esto: imágenes, mensajes o publicaciones que discriminan, deshonran, humillan y atentan contra la dignidad de las mujeres como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficos.
Muchas adolescentes que sufren esta violencia tienen vergüenza, creen que ellas hicieron algo mal y quizás sienten culpa. Cuando se producen estas situaciones de violencia más «sutiles», como el maltrato verbal o la desvalorización, se las toma como algo «normal», entonces no se le da importancia al hecho violento. Las adolescentes que atraviesan estas situaciones muchas veces también lo toman como algo «normal» o como un «mal momento» que ya va a pasar y no hablan, no piden ayuda, no saben que a muchas otras les pasa lo mismo. En definitiva, no saben qué hacer.
Las relaciones violentas empiezan de a poco y en general empeoran. Entonces, si alguien está pasando por esta situación, es importante que lo cuente, que pida ayuda para poder salir de ese vínculo. Nadie tiene derecho a maltratar y todos tenemos derecho a no ser maltratados.
Si estás pasando por esta situación o conocés a alguien que esté sufriendo este problema, hay diferentes lugares a los que podés acudir. Podés recibir orientación en hospitales, áreas o consejos de la mujer, servicios locales de protección de derechos de niños, niñas y adolescentes, juzgados de paz y comisarías de la mujer.
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