Mapa conceptual

Durante el proceso de aprendizaje a los estudiantes se les puede presentar un sentimiento de inseguridad relacionado a la dificultad para recordar o comprender un tema. Al respecto, los mapas conceptuales se presentan como una técnica apropiada para identificar ideas principales, establecer relaciones y afianzar conceptos claves.

¿Cómo realizar un mapa conceptual?

Los mapas conceptuales también son llamados organigramas, son una alternativa para representar de modo gráfico ideas y conceptos vinculados a cierto tema. No deben emplearse para sustituir la confección de un resumen o la lectura de un tema sino para complementar el proceso de aprendizaje.

También son un recurso útil al momento de exponer una lección oral y explicar de modo dinámico y ordenado un tema. Si bien cada persona los elabora de un modo diferente, es conveniente seguir ciertos pasos para obtener un mapa correcto.

1. Leer el texto e identificar las ideas y palabras claves.
2. Repasar las palabras claves y en el caso de no tener seguridad sobre los conceptos elegidos, volver a leer el tema.
3. Escribir el tema principal en la parte superior o en el centro de una hoja y encerrarlo con un óvalo o rectángulo. Un tema principal puede ser: los medios de comunicación.
4. Identificar las ideas que constituyen los subtemas. Para ello deben preguntarse ¿qué dice el texto del tema principal? Por ejemplo: el texto puede hablar del desarrollo de los medios de comunicación. En ese caso podrían incluir en orden cronológico la aparición de cada medio.
5. Trazar las conexiones correspondientes entre el tema principal y los diferentes subtemas. Incluso si dos subtemas o más se relacionan por algún aspecto puedes encerrarlos en una llave y marcar su conexión.
6. Colocar los aspectos específicos de cada idea o subtema, encerrarlos en óvalos o rectángulos. Por ejemplo: podrías incorporar las características de cada medio. Incluso si una característica es compartida por más de uno, la podrías resaltar o relacionar a cada medio.

Recomendaciones

• Revisar el mapa con el texto para verificar que no falte ninguna idea principal y evitar errores de interpretación.

• Tener en cuenta que cada persona puede diagramar un mapa conceptual de modo diferente. Ello no significa que uno es correcto y el otro no.

• Tener confianza en el mapa elaborado.

• Consultar un diccionario específico en el caso de no comprender uno o varios conceptos.

• Escribir las palabras con letra clara y con suficiente espacio entre cada una de ellas. Muchas veces en la relectura se pude advertir que faltó información y será necesario espacio para poder incorporar el concepto de modo ordenado y claro.

Subrayar ideas principales

Señalar las ideas principales de un texto permite al estudiante obtener un resumen preliminar para luego memorizar los conceptos claves, confeccionar un resumen por escrito o armar un mapa conceptual o línea de tiempo dependiendo la temática.

Subrayar las ideas principales

Subrayar o resaltar las ideas principales del texto facilitan el proceso de estudio, memorización y posterior repaso. La correcta realización del subrayado, que puede incluir notas al margen e introducción de títulos por párrafos, permite ahorrar mucho tiempo de estudio. Mientras que una mala señalización de las ideas principales puede llevar a una superficial o mala interpretación del tema.

El subrayado requiere de una lectura pausada y de concentración ya que hay que diferenciar lo fundamental de lo accesorio. La extensión del subrayado dependerá de lo novedoso que resulte el tema. Cuando se aborda una materia conocida es probable que la señalización sea escueta.

Es un error subrayar prácticamente todo el texto porque se corre el peligro de realizar una memorización literal, mecánica, sin distinguir cuales son las ideas principales. Lo recomendable es marcar conceptos claves y si es necesario hacer llaves en los párrafos indicando con una o dos palabras qué explica esa porción de texto.

Reglas para el subrayado

1. Empezar a marcar las ideas principales tras una lectura comprensiva. Es un error frecuente comenzar a marcar mientras se lee por primera vez.
2. Subrayar párrafo a párrafo. Es decir, primero se lee el párrafo y a continuación se subraya la idea principal.
3. Emplear más de un color para señalar las ideas en caso que sea necesario. Así, se puede marcar con azul el concepto y con amarillo el ejemplo. Sin embargo, no resulta práctico emplear más de dos colores ya que puede prestar a confusión u olvidar qué color se utilizó para qué.
4. No limitarse al subrayado, se pueden emplear círculos, flechas para señalar ideas claves. Incluso, en el caso de no entender algo, se puede marcar con un signo de pregunta para no olvidar consultar al maestro.

Frente a un tema desconocido se debe mantener concentración y recurrir a la relectura en caso de no comprender. Muchas veces los conceptos claves pueden ser desestimados en la primera lectura por falta de entendimiento.

Si se mencionan palabras desconocidas, es necesario buscar su significado en el diccionario y no suponerlo. Incluso se puede copiar su significado en el texto dado que puede ser útil en el repaso final.

Memoria

Es sabido que no se debe estudiar de memoria sino con la memoria. Interpretar lo que se lee y poder reproducirlo con palabras propias, incluso con un punto de vista particular, es signo de un aprendizaje exitoso. Sin embargo, en el camino ciertos datos, definiciones, nombres, etc., deben ser recordados con el objetivo de expresar una idea en forma concreta.

Mejorar la memoria

Como dijimos, memorizar un texto completo para exponer una lección oral o para realizar un examen no es útil. Quienes estudian todo de memoria no comprenden el tema y no adquieren una visión crítica; por tanto, no son capaces de responder preguntas abiertas, de comparación u opinión.

Lo que sí es importante en el proceso de aprendizaje es memorizar ciertos datos. Por ejemplo: si se estudia historia, será necesario recordar fechas de sucesos, nombres de países, sucesión de batallas, entre otros.

Se puede desarrollar y mejorar la memoria. Para ello se pueden emplear técnicas de memorización.

– Asociación: se trata de relacionar conceptos nuevos con otros ya conocidos. Para ello se puede recurrir a la comparación o al contraste. Recordamos mejor algo cuando es parecido o diferente a otro. Por ejemplo: el hombre llegó a la Luna el mismo año que nació mi padre.

– Dividir información: para recordar una palabra larga o un número de muchas cifras se lo puede dividir e ir memorizándolo de forma fragmentaria.

– Agrupar información: en caso que la información a retener sea fragmentada, se la puede agrupar. Por ejemplo: en cifras, en una clasificación, cuadro comparativo, etc.

– Dibujar y hacer mapas conceptuales: muchas personas tienen memoria visual, esto significa que recuerdan de modo más fácil un concepto si lo relacionan a un dibujo o cuadro conceptual. Ejemplo: si se debe memorizar el proceso de fabricación de un producto, se pueden dibujar las instancias del proceso. En el caso de tener que memorizar una ruta, se puede recurrir a un mapa y marcar el recorrido.

Muchas veces los nervios y la ansiedad juegan en contra al momento de realizar un examen. Lo importante es no perder la calma, en el caso de los exámenes escritos, es conveniente leer las preguntas con detenimiento y antes de escribir las respuestas pensar cómo se las puede estructurar. Si algún dato no se recuerda, se puede pensar en su contexto o reemplazar esa información con un ejemplo.

Método E.P.L.E.R.

Existe un método denominado E.P.L.E.R, por las iniciales de las cinco fases a seguir, que permite mejorar nuestra capacidad de comprensión lectora.

Método E.P.L.E.R

Las cinco fases que dan nombre a este método son: Exploración o pre-lectura, Preguntas, Lectura, Exposición, Revisión y repetición.

Exploración o prelectura

Es la primera lectura para saber cómo está estructurado el texto, qué complejidad tiene el tema y cuáles son los tópicos principales que aborda.

En esta primera exploración debemos fijarnos sobre todo en los títulos y subtítulos, uso de negrita y cursiva, esquemas o recuadros, etc.

En este paso podremos ganar tiempo evitando regresiones innecesarias, y lo que es muy importante, adquiriremos una visión global de todo el material.

Preguntas

Se trata de transforma los títulos y subtítulos en preguntas teniendo en cuenta que debemos conocer las respuestas al terminar de estudiar. Estas preguntas nos ayudan a marcarnos los objetivos del estudio.

Las preguntas pueden indicar lo que se debe buscar en cada tema, subtema o párrafo. También facilitan concentrar la atención en lo que se lee, ya que indican lo que hay que precisar a lo largo del estudio.

Lectura

En la instancia de lectura ya conocemos el texto y su dificultad, por lo tanto podremos leerlo con mayor comprensión. Por tanto, es conveniente que realicemos un subrayado indicando las ideas principales, que tomemos nota y/o hagamos un resumen que pueden incluir cuadros sinópticos.

Una segunda lectura en voz alta, facilita la asimilación.

Exposición

Consiste en armar una exposición del tema con los conocimientos adquiridos. Para ello se puede delinear en forma escrita la estructura del discurso y luego practicarla en forma verbal.

Revisión y repetición

Se trata de repasar el tema leído, en este caso se puede recurrir directamente a los resúmenes. Volver a leer el tema una vez ya aprendido puede servirnos para fijar nuevos conceptos y así ampliar nuestro conocimiento.

Recuerda siempre

  • Buscar en el diccionario las palabras desconocidas.
  • En caso de duda, consultar varias fuentes para corroborar los datos.
  • Estudiar con tiempo a fin de poder fijar de modo correcto los conocimientos.
  • Leer y releer el tema las veces que sea necesario.
  • Armar un resumen con letra clara y en forma dinámica. Pueden incluir cuadros conceptuales y/o comparativos.
  • Practicar frente a un espejo la lección oral para autoevaluarse.

El contexto

Sabemos que estudiar es una tarea que debemos llevar a cabo con regularidad, pero… ¿sabemos cómo hacerlo mejor y más eficazmente? El contexto en el que llevemos a cabo esta práctica, influirá notablemente en nuestro desenvolvimiento. Para ello hoy nos prepararemos para hacer del lugar de estudio, un sitio propicio.

FACTORES DEL CONTEXTO DE ESTUDIO

Nuestro rendimiento psíquico y físico se ve, en gran parte, influido por todas aquellas características del ambiente que nos rodea. Factores como la iluminación, el soporte o mueble sobre el que estudiamos, el sonido, la compañía, y las condiciones generales del entorno, entre otras cosas, son claves para el correcto desarrollo de la sesión de estudio.

Iluminación: Siempre es preferible la iluminación natural para una mejor concentración. Si necesitas artificial, debes evitar los grandes resplandores y contrastes. Puedes iluminar directamente tu objeto de estudio con una lámpara. Si eres zurdo, es aconsejable que la luz entre por la derecha, y si eres diestro, por la izquierda.

Soporte de estudio: Lo ideal es que puedas ubicarte en un escritorio o mesa amplia para desplegar todos tus materiales sobre la misma, evitando demoras en la búsqueda. También es práctico tener a mano otros libros y/o apuntes que puedan resultar necesarios al momento de estudiar, por ejemplo, un diccionario si es que surge alguna duda con lo que se lee, o un bolígrafo por si se termina la tinta del que se está utilizando en ese momento.

La posición del cuerpo es muy importante. Estar derecho y con los pies sobre el suelo ayuda a evitar dolores de cabeza y espalda.

Sonidos: Para poder concentrarse, es importante permanecer en un lugar silencioso que nos mantenga al margen de timbres, conversaciones, o programas televisivos con audio que nos lleve a perder el hilo del estudio. También es recomendable apagar o dejar en silencio los dispositivos (celulares, tabletas digitales) para no desconcentrarte con facilidad.

TIP

¿Quieres saber cuál es el lugar por excelencia para estudiar? ¡La biblioteca! Así es. Si dispones de una en tu escuela, barrio o universidad, no dudes en acercarte y llevar a cabo tus sesiones de estudio allí. Tendrás a tu disposición libros, cómodas mesas y un ambiente silencioso, muy propicio para estudiar.

La compañía: Para ciertas materias o trabajos prácticos resulta muy enriquecedor trabajar en grupo, consultando las dudas y debatiendo sobre los conceptos que se leen. Pero también en ciertas ocasiones, como cuando debemos afrontar un difícil examen en el que la memoria y la concentración son claves, es importante poder dedicar un tiempo en soledad para el estudio, evitando así distracciones.