Aunque se ha popularizado como un arte y pasatiempo autóctono de Japón, el origami nació en realidad en China durante el siglo I de nuestra era y no llegó al archipiélago japonés sino 500 años más tarde. Desde allí, a través de la cultura islámica, se expandió hasta Europa y el resto del mundo. Pero el origami no es solo entretenimiento y belleza, también es ciencia. Como descubrirás en este artículo, sus procedimientos están regidos por las leyes de la geometría.
¿Qué es?
El origami, también conocido como papiroflexia, consiste en la formación de figuras de diferentes tamaños a partir de un rectángulo de papel que es doblado tantas veces como sea necesario y por los lugares correctos hasta lograr la figura deseada. No se utilizan tijeras ni pegamento. El encanto de esta técnica estriba en emplear solo el ingenio mental y la habilidad manual para realizar desde las más sencillas hasta las más complejas figuras, sin cortar el papel ni engraparlo ni aplicarle adhesivos. El tema preferido de los practicantes del origami es la naturaleza: flores, árboles, pájaros, mariposas y otros animales.
Un arte para la paz
En Japón hay una leyenda: quien realice 1.000 grullas en origami verá hecho realidad su mayor deseo, cualquiera que este sea. Y el deseo de Sadako Sasaki, de 11 años de edad, era curarse de la leucemia, para lo cual ponía todo su entusiasmo en el plegado de las grullas.
Sasaki había nacido en Hiroshima y contaba solo dos años de edad cuando la ciudad fue destruida por la bomba atómica. La leucemia era una consecuencia de la radiación que había infectado el entorno tras la detonación de la bomba.
Tristemente, Sasaki murió cuando había realizado solo 644 grullas. Como un homenaje, y para que no se repitan nunca más eventos como el de Hiroshima, sus amigos se encargaron de producir las grullas que faltaban.
Historia
El origami nació en China entre los siglos I y II de nuestra era. Como en aquella época la fabricación del papel era un proceso costoso y lento, pues se hacía a mano, solo los monjes y la aristocracia podían costearlo. El origami solo se empleaba en el ámbito religioso o en las más importantes acontecimientos sociales.
En el siglo VI, los monjes y también el intercambio comercial llevaron el origami al Japón. Allí fue practicado especialmente por los samuráis, es decir, por militares de la baja nobleza que luchaban el servicio de un sogún o señor feudal. Los samuráis se regalaban figuras de origami unos a otros como señal de admiración y respeto.
Muchos siglos después, alrededor del año 1600, al comienzo del período Tokugawa, la tecnología de la fabricación de papel evolucionó y redujo los costos lo suficiente como para que el papel fuera accesible a todos los miembros de la sociedad japonesa. Fue en esta época (entre 1602 y 1860) cuando el origami se hizo popular y se crearon las figuras del mono, la libélula, la rana y la grulla.
Hacia Occidente
Entre los siglos IX y XII la papiroflexia fue descubierta por las culturas islámicas. Puesto que el Corán, libro sagrado de los musulmanes, prohíbe expresamente la representación figurativa, ellos solo crearon figuras abstractas. Fueron los primeros en aproximarse al origami desde una perspectiva matemática, con el objetivo de perfeccionar su técnica.
Con los musulmanes, la papiroflexia llegó hasta España, territorio que permaneció bajo su dominio hasta el siglo XV. Reconquistada la península por una monarquía cristiana, esta conquistó nuevos territorios en América, y con ella se expandió también el conocimiento del origami.
Durante los siglos XIX y XX los practicantes estadounidenses introdujeron innovaciones, como nuevos tipos de papel y de texturas, así como variedad de colores.
modalidades de origami
Aunque los expertos en origami afirman que hay hasta 80 modalidades distintas de este arte, las más difundidas y practicadas son cinco:
- De acción: las figuras de este tipo de origami se caracterizan por el movimiento. Una grulla, por ejemplo, agitará sus alas cuando se hala una parte determinada de la figura o se hace presión en un sector específico. Algunas figuras de acción pueden incluso ser inflables.
- Modular: en lugar de realizar la figura sobre la base de una sola pieza de papel, en esta modalidad se acoplan muchas pequeñas piezas idénticas (llamadas módulos) hasta formar la figura que se desea, la cual suele ser compleja y vistosa. A muchos aficionados a este tipo de origami les gusta usar billetes de papel moneda como módulos.
- Plegado en húmedo: esta modalidad se caracteriza por sus pliegues curvos y finos, así como por superficies en relieve, a diferencia del origami tradicional, que presenta los pliegues en punta y las superficies planas. Para lograrlo, se humedece un poco el papel antes de comenzar a plegarlo. Cuando se seca, el modelo mantiene su forma.
- Pureland: esta modalidad le plantea un desafío al practicante, realizar el modelo sin hacer más de un pliegue a la vez, y sin hacer pliegues complejos, como los invertidos. Además, cada pliegue debe tener una localización directa.
- Teselado: en este tipo de origami el objetivo no se cumple cuando se crea una figura, sino que se trata de cubrir totalmente un área plana, sin dejar un solo orificio, con las figuras hechas de origami. Para lograrlo, las mismas son trenzadas entre sí formando series o patrones con la repetición de una misma figura.
fundamento matemático
Además de un noble arte y un apasionante hobby para personas de todo el mundo, el origami ha sido también objeto de estudio científico. El físico Robert Lang ha dedicado innumerables horas al estudio de los patrones de origami. Como resultado, enunció cuatro normas matemáticas básicas que aplican para cualquier figura hecha en origami. Estas son:
- Si, en torno a un eje, sumas los pliegues en montaña y a ese resultado le restas la suma de los pliegues en valle, siempre obtendrás como resultado dos o menos dos.
- Si, en torno a un eje, colocas un número a cada ángulo de manera alterna (1, 2, 1, 2) y luego sumas todos los ángulos con el número 1, obtendrás como resultado 180°; si sumas todos los de número 2, obtendrás esa misma cifra.
- En ningún caso una hoja puede atravesar un pliegue.
- Si desarmas una figura de origami hasta el cuadrado de papel original, descubrirás que la marca de cada pliegue forma el radio de un círculo imaginario que va desde el vértice hacia afuera. Cada figura tiene una determinada cantidad de círculos, como si de una marca de ADN se tratara.
Con base en estas cuatro normas, Lang creó un programa informático, llamado TreeMaker, que transforma cualquier dibujo esquemático en un patrón de origami muy fácil de seguir.