Proclama a los pueblos de América

En 1809, cuando se instauró la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito, el recién nombrado ministro de Gracia y Justicia Manuel Rodríguez de Quiroga redactó un comunicado que expresaba los motivos del movimiento y las razones por las que los pueblos cercanos debían solidarizarse con la causa. Si bien esta Junta no duró mucho tiempo, el texto forma parte del archivo histórico que fundamenta la independencia del Ecuador.

Quiroga formó parte la reunión que se llevó a cabo la noche del 9 al 10 de agosto de 1809 en casa de Manuela Cañizares. Fue allí donde se organizó la Primera Junta de Gobierno y fue nombrado ministro de Gracia y Justicia.

la proclama

Pueblos de la América:

La sacrosanta ley de Jesucristo y el imperio de Fernando VII perseguido y desterrado de la península, han fijado su augusta mansión en Quito. Bajo el Ecuador han erigido un baluarte inexpugnable contra las infernales empresas de la opresión y la herejía. En este dichoso suelo, donde en dulce unión hay confraternidad, tienen ya su trono la paz y la justicia: no resuenan más que los tiernos y sagrados nombres de Dios, el rey y la patria. ¿Quién será tan vil y tan infame que no exhale el último aliento de la vida, derrame toda la sangre que corre en sus venas y muera cubierto de gloria por tan preciosos e inexplicables objetos? Si hay alguno, levante la voz, y la execración general será su castigo: no es hombre, deje la sociedad y vaya a vivir con las fieras. En este fértil clima, en esta tierra regada antes de lágrimas y sembrada de aflicción y dolores, se halla ya concentrada la felicidad pública. Dios en su santa Iglesia y el Rey en el sabio gobierno que le representa, son los solos dueños que exigen nuestro debido homenaje y respeto. El primero manda que nos amemos como hermanos, y el segundo anhela por hacernos felices en la sociedad en que vivimos. Lo seremos, paisanos y hermanos nuestros, pues la equidad y la justicia presiden nuestros consejos. Lejos ya los temores de un yugo opresor que nos amenazaba el sanguinario tirano de Europa. Lejos los recelos de las funestas consecuencias que traen consigo la anarquía y las sangrientas empresas de la ambición que acecha la ocasión oportuna de coger su presa. El orden reina, se ha precavido el riesgo y se han echado por el voto uniforme del pueblo los inmóviles fundamentos de la seguridad pública. Las leyes reasumen su antiguo imperio; la razón afianza su dignidad y su poder irresistibles; y los augustos derechos del hombre ya no quedan expuestos al consejo de las pasiones ni al imperioso mandato del poder arbitrario. En una palabra, desapareció el despotismo y ha bajado de los cielos a ocupar su lugar la justicia. A la sombra de los laureles de la paz, tranquilo el ciudadano dormirá en los brazos del gobierno que vela por su conservación civil y política. Al despertarse alabará la luz que le alumbra y bendecirá a la Providencia que le da de comer aquel día, cuando fueron tantos los que pasó en la necesidad y en la miseria. Tales son las bendiciones y felicidades de un gobierno nacional. ¿Quién será capaz de censurar sus providencias y caminos? Que el enemigo devastador de la Europa cubra de sangre sus injustas conquistas, que llene de cadáveres y destrozos humanos los campos del antiguo mundo, que lleve la muerte y las furias delante de sus legiones infernales para saciar su ambición y extender los términos del odioso imperio que ha establecido: tranquilo y sosegado, Quito insulta y desprecia su poder usurpado. Que pase los mares, si fuese capaz de tanto: aquí le espera un pueblo lleno de religión, de valor y de energía. ¿Quién será capaz de resistir a estas armas? Pueblos del continente americano, favoreced nuestros santos designios, reunid vuestros esfuerzos al espíritu que nos inspira y nos inflama. Seamos unos, seamos felices y dichosos, y conspiremos unánimemente al individuo objeto de morir por Dios, por el Rey y la patria. Esta es nuestra divisa, esta será también la gloriosa herencia que dejemos a nuestra posteridad.

Fuente: Romero, José Luis y Romero, Luis Alberto (1977). Pensamiento político de la emancipación (1790-1825) Tomo I. Biblioteca Ayacucho.

Microsoft Word

Los sistemas tradicionales de escritura de documentos, tales como la máquina de escribir, han sido desbancados por los programas informáticos de proceso de textos. Estas herramientas ofrecen innumerables ventajas frente a los arcaicos sistemas de mecanografiado, principalmente la posibilidad de introducir correcciones sobre un texto ya redactado antes de su envío a la impresora (así como su sucesiva actualización sin necesidad de borrones) y las completas opciones de formateo del texto (desde la tipografía hasta el color e interlineado de la misma, pasando por la introducción de imágenes y gráficos en un documento).

A continuación daremos un breve paseo por las prestaciones del estándar de los programas de procesamiento de textos, Microsoft Word.

La Interfaz de MS Word

La pantalla principal de Microsoft Word (MS Word), al igual que el resto de la práctica totalidad de programas de productividad, aparece subdividida en diferentes áreas en las cuales figuran los controles que nos permiten editar nuestro documento agrupados en función de su utilidad. Así, bajo los menús propios de todos los programas del entorno de Windows, encontramos dos barras de herramientas, la estándar y la de formato y, por debajo de éstas, una regla que mide la sección horizontal del documento en curso en la que aparecen marcados los márgenes y tabulaciones del mismo.

Tras este primer grupo de controles puede observarse la franja de pantalla que sirve de área de trabajo, en la que aparece el documento y sobre la cual podemos aplicar diferentes grados de zoom y distintos tipos de visualización. Esta franja cuenta, asimismo, con una regla vertical a su izquierda y con una barra de desplazamiento a su derecha que, además de permitir un desplegamiento vertical, cuenta con botones que facilitan la navegación de página en página. Por último, y a menos que tengamos configuradas otras barras en la configuración por defecto de pantalla, como la barra de dibujo, aparece la barra de estado, que nos muestra en todo momento el punto en el que nos encontramos a nivel de documento y de página en curso, además de mostrar otras informaciones útiles, como el idioma para el cual está configurado el texto en el que estamos trabajando.

Veamos con más atención las herramientas accesibles a través de las distintas barras:

1) La Barra de Menús: La disposición de los menús y las funciones agrupadas en los mismos es muy similar a la de otros programas de Windows, y muchas de sus funciones son accesibles también a través de las barras de iconos:

El menú Archivo engloba todas las funciones referentes a la gestión de los documentos tales como la creación, apertura, cierre y envío a impresora de un texto.

El menú Edición agrupa las funciones de cortado, copiado y pegado de texto, además de las herramientas de selección, búsqueda y reemplazo, entre otras.

El menú Insertar permite la introducción de elementos especiales en nuestro documento tales como símbolos no accesibles a través del teclado o bien imágenes, e incorpora funciones tan útiles como la numeración de páginas.

El menú Formato, como su propio nombre indica, compila todas las funciones referentes al formateo de texto, desde la fuente o el color del mismo, a la disposición de los párrafos, las columnas o los interlineados.

El menú Herramientas cuenta con una serie de funciones heterogéneas para el tratamiento del documento, desde las referentes a la revisión ortográfica, hasta el editor de macros o el contador de caracteres, pasando por una serie de herramientas de conversión que permiten una rica interacción entre los distintos programas de la suite de Microsoft Office.

El menú Tabla engloba todas las operaciones aplicables sobre una tabla, desde las referentes a su creación y posterior formateo, su criterio de ordenación y el retoque de la misma hasta la ordenación alfabética de un texto.

Por último, los menús de Ventana y Ayuda permiten, respectivamente, recorrer los distintos documentos activos en un determinado momento y acceder a las distintas clases de ayuda que ofrece Microsoft Word.

 

MS Word salió por primera vez al mercado en 1989.

2) La Barra Estándar: Presenta los controles más básicos para el manejo de documentos tales como crear, abrir o guardar un texto, o las opciones de impresión, vista preliminar y corrección ortográfica del mismo. Permite, asimismo, cortar, copiar o pegar zonas de texto, deshacer o rehacer las diferentes acciones practicadas sobre un documento o manipular el porcentaje de zoom de la vista en pantalla, entre otras funciones.

3) La Barra de Formato: Como su propio nombre indica, permite modificar diferentes parámetros referentes al diseño de un documento; los controles más relevantes son aquellos que permiten la modificación del tipo de párrafo, de la tipografía o del tamaño y efecto de la misma. También permite al usuario justificar el texto, numerar sus diferentes parráfos o bien introducir sangrías que lo hagan más inteligible.

Otros procesadores de texto

Si bien existen muchos programas de proceso de textos en el mercado, son pocas las aplicaciones que pueden hacer sombra al intuitivo y altamente funcional MS Word. Una de las alternativas al programa de Microsoft es sin duda Word Perfect, desarrollado por la compañía Corel en sus últimas versiones, o bien Lotus Word Pro.

Otra alternativa es el uso de programas de edición de textos elementales, como el Bloc de Notas de Windows, que ofrecen una interfaz muy simplificada en detrimento de las herramientas de formato. Por último, podemos sustituir Microsoft Word por un programa de autoedición como QuarkXpress, si bien este software está enfocado al ámbito profesional de la edición y ofrece funciones reservadas a usuarios con conocimientos avanzados de diseño y maquetación.