La república, por Platón

Escrita en forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, La República está considerada como la obra de mayor peso que ha dejado Platón, el famoso filósofo griego. El nombre viene del griego, y su traducción es “ciudad-estado”.

El célebre pensador griego se propone con esta obra ahondar en dos temas fundamentales como son lo justo y lo injusto. Su objetivo es demostrar la necesidad moral, tanto para el Estado como para el individuo, de ajustar su conducta a la justicia, según la virtud, siguiendo la idea del bien como principio de buen orden para las sociedades y para las almas. Allí residen para Platón la felicidad pública y privada.

El pensamiento de Platón es una de las tantas herencias que Occidente recibió de la Antigua Grecia.

Con este propósito Platón sigue un plan que por momentos se interrumpe por la libertad que se permite en los diálogos. Pero con la misma facilidad retoma su idea principal en la que considera al Estado como una persona moral semejante a la humana, salvo en sus proporciones. A grandes rasgos el filósofo griego muestra la propia naturaleza y los efectos inmediatos de la justicia.

Para él solo se llega a una sociedad perfecta y dichosa cuando la política se subordina a la moral. Desde ese presupuesto parte a observar la relación con el alma, considerando a ésta como gobierno del individuo. Indagando llega al mismo resultado, un alma alcanza la dicha cuando es justa. Eso lo lleva a concluir que tanto el Estado como el individuo que accionan impulsados en un principio opuesto al de justicia, serán más desgraciados cuanto más injustos.

Esa es la ley de las sociedades y de las almas, con la virtud y la felicidad unidas de la misma manera que están unidas la desgracia y los vicios. Para Platón esta es una ley cuya sanción suprema corresponde a una vida futura, por lo que dedica a probar en el libro diez, último de la obra, que el alma es inmortal

LA OBRA

Platón expresa en la obra su idea del arte, lo político, la sociedad, la justicia, la inmortalidad, la virtud, el bien y el mal, y lo hace en forma de diálogo entre los personajes.

Dada su extensión, se cree que en realidad se trata de un compilado de diálogos que expresan su pensamiento respecto de problemas que considera fundamentales. Platón comenzó su trabajo en La República entre los años 390 y 385 a. C., para terminarla posiblemente entre 385 y 370 a. C., que fue su periodo de madurez. Allí, en su obra monumental, Platón expone su idea del Estado ideal, el deber ser para que el hombre alcance la felicidad y desarrolle su moralidad.
El ámbito en que se desarrolla la obra es la casa de Polemarco, hijo de Céfalo, en el Pireo, en el mes de junio en un día caluroso. Allí se reúnen los personajes que animan el diálogo.

Personajes

Sócrates (470-399 a. C.):
Maestro de Platón y creador del método denominado mayéutica (arte de alumbrar los espíritus), con cuya aplicación conseguía que sus interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos. Este filósofo, casado y con tres hijos, es el personaje principal de los diálogos.

Céfalo:
Muerto probablemente en el 439 a. C., este hijo de Lisanias y padre de Lisias, Polemarco y Eutidemo, aparece solamente en el libro I haciendo un elogio de la ancianidad y deslizando el tema de la justicia como concepto comercial.

Lisias (459-380 a. C.):
Nacido en Atenas se dedicó a la oratoria, comenzando a los 15 años con sus estudios de retórica. En el año 404 a. C. fue privado, tanto él como su hermano Polemarco, de todas sus posesiones por los “Treinta Tiranos” que por entonces controlaban la ciudad.

La Academia fundada por el filósofo griego, un legado a la humanidad.

Cuando asesinaron a Polemarco escapó y se refugió en una población vecina. Pudo regresar a Atenas en el 403 a. C. cuando cayeron los tiranos y se restableció el gobierno democrático. Desde entonces se ganó la vida escribiendo discursos para litigante, en tanto continuaba con los negocios de su padre y emprendía acciones legales contra los responsables de la muerte de su hermano. Se cree que no tenía una buena relación con Platón.

¿Sabías qué...?
Platón, en su juventud, se habría interesado por artes como la pintura, la poesía y el drama.

Polemarco:
Este aficionado a la filosofía y la política, fue asesinado por defender la democracia durante el gobierno de los “Treinta Tiranos” (gobierno en el que Platón tenía familiares). Aparece en el libro I planteando la idea de justicia de los poetas. Idea que también sostenía Simónides y que puede entenderse como una concepción de la justicia en tiempos de guerra.

Eutidemo:
Tercer hijo de Céfalo del que se tiene poca información.

Trasímaco:
A este sofista y orador, lo moral y lo político sólo le interesaban incidentalmente. Era un pensador con muchos conocimientos, producto de una sólida formación. En su aparición en el Libro I establece una analogía entre el hombre justo, al que siempre le va mal, y el hombre injusto, que saca provecho de todas las cosas. Junto a él aparecen dos de sus admiradores.

Carmántides:
Hijo de Qeréstrato, discípulo de Sócrates, participó de la batalla de Targelías en el 400 a. de C.

El Monte Olympos y sus reflejos de la Antigua Grecia.

Clitofonte:
Hijo de Aristómino y discípulo de Sócrates, partidario de una oligarquía moderada, participó de los acontecimientos del 411 a. C. cuando se estableció el llamado gobierno de los Cuatrocientos.

Adimanto:
Se cree que su padre, Aristón, descendía de los primeros reyes de Atenas, en tanto su madre, Perictione, descendía de Dropides, miembro de la familia del legislador del siglo VI a. C., Solón. Era hermano mayor de Platón.

Glaucón:
Hermano menor de Platón, era considerado un “hombre de mundo”, enamoradizo y amante de los animales y la música. Del Libro II en adelante se convierten casi en los únicos interlocutores de Sócrates.

Temática

Estructurado en diez libros, cada uno tiene sus temas principales que son tratados en los diálogos.

Libro I: Análisis de la justicia hecho por Céfalo, Polemarco y Trasímaco.

Libro II: Introducción a la justicia, censura de los poemas inapropiados y posibilidad de la guerra con fines necesarios.

Libro III: Estudio de la educación de los guardianes, la analogía del médico y el juez y la elección de los gobernantes del Estado.

Libro IV: Las virtudes, el Estado ideal y la justicia.

Libro V: Observaciones sobre la educación de la mujer y los hijos y una analogía entre el filósofo (amante de la epísteme) y el filodoxo (amante de la doxa).

Libro VI: Consideraciones sobre los filósofos y la analogía del bien y el sol.

Libro VII: “El mito de la caverna”, ciencias para llegar al uso de la dialéctica y poder servirse del mundo inteligible y cronología del plan de estudios.

Libro VIII: Los cinco modelos de organización política y las cinco formas del alma.

Libro IX: El tirano y el hombre feliz.

Libro X: Consideraciones sobre la poesía y el destino final de las almas.

EL AUTOR

Aristocles Podres, apodado “Platón” (“el de los hombros anchos”), era hijo de una familia perteneciente a la aristocracia ateniense, los Glaucón. Su padre era Aristón y su madre Perictione.

Sus años de juventud transcurrieron influidos por la guerra del Peloponeso. A los 21 años integró el círculo de Sócrates, quien produjo un viraje en su pensamiento filosófico. Al morir su maestro, en el año 399 a. C., se refugió en Megara durante un tiempo y allí comenzó a escribir sus diálogos filosóficos.

Por sus conocimientos y habilidades los griegos lo llegaron a considerar como hijo de Apolo, y hacían circular la leyenda que durante su infancia las abejas habían anidado en sus labios como profecía las dulces palabras que salían de ellos.

Platón pudo seguir el juicio de su maestro Sócrates, pero no su ejecución, hecho que lo entristeció profundamente y de lo que dejó testimonio en sus primeros escritos que registran la memoria de su maestro. Incluso se ha dicho que muchas de sus reflexiones sobre la ética intentaban terminar con las injusticias que tanto habían afectado a Sócrates.

En el año 396 a. C. comenzó un viaje por Egipto y otros lugares de África e Italia en busca de conocimientos. En Cirene conoció a Aristipo y al matemático Teodoro y en Magna Grecia entabló amistad con Arquites de Tarento y se interiorizó en las ideas de los seguidores de Parménides.

Platón (Atenas o Egina, 427-347 a. C.)
LAS ETAPAS

Escrita en forma de diálogos, su obra pertenece a cuatro etapas diferentes:

1. A su trabajo de este tiempo lo caracterizan los llamados diálogos socráticos o de juventud. Allí vuelca sus preocupaciones éticas. Se notan en ellos las influencias de Sócrates. Las más destacadas son: Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Cármides, Laques y Eutifrón.

2. Sigue una época de transición caracterizada por cuestiones políticas y por la incipiente aparición de la Teoría de la Reminiscencia y la filosofía del lenguaje. Se destacan: Gorgias, Menón, Crátilo, Menéxeno, Eutidemo, Hipias Menor e Hipias Mayor.

3. La madurez o diálogos críticos. Aquí Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas y desarrolla con más detalle la de la Reminiscencia. Igualmente se trata de distintos mitos. Destacan: El Banquete, Fedón, La República y Fedro.

4. De la vejez o diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas sobre la naturaleza y la medicina. Destacan: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo y Leyes.

Unos años después, hacia el 388 a. C. viajó por Sicilia y Siracusa, donde aprendió muchas de las cuestiones inherentes al gobierno que luego desarrollaría en La República. Pero sus ideas, irreverentes con el poder, lo llevaron a prisión.

Llegó incluso al mercado de esclavos, donde fue reconocido por Aníceris de Círene, quien lo compró para devolverle la libertad.
Después de recobrar su libertad, se estableció en una finca en las afueras de Atenas.

¿Sabías qué...?
Platón fundó la Academia y la misma funcionó ininterrumpidamente hasta que fue destruida por los romanos.

Allí fundó un centro especializado en filosofía y cultura conocido como Academia. El nombre se debía al anterior dueño de la finca, Academo. Su Academia estuvo vigente de manera ininterrumpida hasta que fue clausurada por Justiniano I en el 529 d. C. quien la consideraba una amenaza para la propagación del cristianismo. Allí se formaron numerosos intelectuales de aquel tiempo, entre ellos Aristóteles.

Otros filósofos influyeron sobre el pensamiento de Platón. De Pitágoras tomó las nociones sobre armonía numérica; de Anaxágoras la idea de que la inteligencia o la razón llena todo; de Parménides la unidad de todas las cosas y el concepto del alma. Allí, en su Academia, Platón murió en el año 347 a. C.

Las polis griegas

Grecia estaba formada desde el período arcaico por una serie de ciudades-estado independientes, gobernadas democráticamente por oligarquías aristocráticas. La defensa exterior frente a las invasiones quedaba asegurada por la constitución de una liga entre varias de ellas, dentro de la cual la más importante acababa por imponerse. La polis era una entidad soberana y autárquica, y los ciudadanos griegos lo eran de su ciudad, pues to que Grecia sólo existía como unidad cultural y comercial. Las dos polis griegas más importantes fueron Esparta y Atenas.

Esparta se preocupó sobre todo del desarrollo de su poderío militar, dejando en segundo plano las ciencias, las artes y las actividades económicas. Fundada por los dorios, disputó con Argos la hegemonía del Peloponeso y se extendió a costa de sus vecinos, hasta que en el siglo V a.C. se convirtió en la ciudad-estado más fuerte de Grecia. Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios sobre los indígenas sometidos (ilotas y periecos). Estaban gobernados por reyes, de familias diferentes, que se transmitían el cargo por herencia, aunque los monarcas compartían el poder con el Consejo de Ancianos, los cinco éforos y una asamblea popular. Atenas, la capital del Ática, se convirtió en el motor del mundo griego. Desarrolló el modelo más perfeccionado de democracia censitaria y puso las bases de la sociedad occidental. En los primeros siglos del I milenio, Atenas tuvo un papel secundario, con una economía basada en la agricultura y el pastoreo, pero, a partir del siglo VI a.C., el desarrollo del comercio hizo posible su importancia futura. Así, cuando Atenas inició su decadencia, Esparta no pudo sustituirla.

Las polis eran ciudades-estado independientes, gobernadas democráticamente por oligarquías aristocráticas.

Junto a estas dos grandes ciudades destacaron también Samos, Mileto, Delos, Argos, Epidauro, Corinto, Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.

El gobierno de los mejores

Los reyes perdieron el poder en favor de la aristocracia. Este fenómeno se extendió por toda el área griega, a excepción de Argos y Esparta. La palabra “aristocracia” es la fusión de dos vocablos griegos: aristos, el mejor, y kratein, gobernar. Así, el aristócrata gobernó porque era el más capacitado para hacerlo. Y era el mejor por ser el más poderoso, ya que poseía más tierras y podía adquirir las armas imprescindibles para defender la ciudad.

Los miembros de la aristocracia que ostentaban el poder se llamaban arcontes. En un principio su cargo era vitalicio, hasta que en el siglo VIII a.C. vieron limitado su gobierno a una década. Un siglo más tarde, los arcontes eran nueve y se elegían anualmente. El primero se llamaba epónimo, el que daba nombre al año; el segundo, el basileos, el rey, dirigía las ceremonias religiosas; el tercero, el polemarca, era el jefe militar; los otros seis, los tesmotetes, se encargaban de velar por el cumplimiento de la ley. Antiguos arcontes de conducta irreprochable formaban el areópago, un tribunal que juzgaba causas civiles y militares. Las otras dos instituciones eran la boulé, de carácter legislativo, formada por cuatrocientos ciudadanos elegidos anualmente, y la ecclesia, constituida por todos los ciudadanos y que votaba las leyes presentadas por la boulé.

A finales del siglo VII a.C. se promulgó la primera legislación de la ciudad de Atenas, el Código de Dracón, y, a principios del siglo siguiente, Solón llevó a cabo una serie de reformas que podrían considerarse como el intento de organizar una democracia de amplia base social para poner fin a los enfrentamientos entre las clases sociales que desgarraban a la ciudad. Suprimió la esclavitud por deudas, puso fin a la lucha entre los grandes propietarios y la burguesía, y fomentó los oficios artesanales, lo que impulsó un gran desarrollo del comercio.

Imagen de la actual ciudad de Atenas.

Pero estas reformas no fueron duraderas. Atenas, al igual que otras muchas ciudades-estado griegas, ante la crisis del poder aristocrático y el empuje de las clases populares facilitó la subida al poder de un tirano. Paradójicamente, los tiranos abrieron el paso a la democracia. El más importante de los tiranos de Atenas fue Pisístrato (600-527 a.C.), quien hizo posible el poderío posterior de la polis ateniense, ya que acató las leyes y mantuvo la magistratura. Sin legitimación pública su gobierno tiránico gozó de prestigio popular por sus medidas encaminadas a proteger a los más pobres.

La estructura social

Tradicionalmente, se articulaba en distintos niveles: el oikos, que era la unidad familiar básica; seguía un nivel superior, el genos o clan, que era la agrupación de diversos oikos descendientes de un antepasado común; la fratría, que en su origen fue una agrupación defensiva de diversos clanes, tomó en la Atenas clásica el carácter de asociación religiosa que permitía el acceso a la ciudadanía de individuos de diversas clases sociales; la phylé o tribu, que era la asociación de varias fratrías, ocupaba el nivel superior de la organización social, disponía de un santuario y un héroe, y funcionaba como marco político de la comunidad en las elecciones, el reclutamiento militar y los rituales litúrgicos. Las reformas anteriores al siglo V a.C. sirvieron para liberar al individuo de la solidaridad demasiado estrecha con el grupo en el que había nacido. En adelante, el Estado, se relacionó con el hombre como ciudadano y no como miembro de una familia.

Las clases sociales

A grandes rasgos, la sociedad griega estaba dividida en hombres libres y esclavos. La población libre comprendía dos categorías: los ciudadanos y los metecos. Pero también existían diferencias en el conjunto de ciudadanos. Así, existía una aristocracia formada por nobles de nacimiento, los genoi, primero militares y después terratenientes, que ostentaban los títulos de eupátridas (bien nacidos) y hippeis (caballeros). Con la evolución comercial de la polis, la aristocracia de sangre se convirtió en una plutocracia del dinero, enfrentada a los representantes de la demos, artesanos, comerciantes y campesinos libres.

Las reformas militares desempeñaron un papel esencial en la quiebra del poder aristocrático en favor de la demos. Así, al imponerse las formaciones de hoplitas por su superioridad bélica respecto a la guerra aristocrática, permitieron el acceso al arte militar de ciudadanos que no pertenecían al estamento nobiliario, pero que tenían posibilidades económicas de adquirir armamento y ausentarse de su ciudad para prestar el servicio militar.

Los ciudadanos eran divididos en diacros, pobladores de la montaña; paralios, navegantes de la costa; y pedios, campesinos. Los metecos eran extranjeros que vivían en el país; estaban excluidos de los derechos políticos y de la propiedad inmobiliaria, pero soportaban las mismas cargas militares y fiscales que los ciudadanos, aunque podían practicar sus cultos y estaban protegidos por la ley. En último lugar quedaban los esclavos. Estos no poseían ningún derecho y eran empleados en los trabajos domésticos y en el campo.

Después de la Ley de Ciudadanía de Pericles (451 a.C.), la categoría de ciudadanos se extendió a todos aquellos individuos cuyos progenitores eran naturales del Ática, pues, anteriormente, bastaba con que lo fuera uno de ellos para que el hijo, habitante también del Ática, pudiera ser considerado ciudadano. Esta ley provocó la pérdida de los derechos civiles de numerosos atenienses de madre extranjera y reportó ventajas económicas para una minoría.