La alergia a la leche de vaca (APLV) es la alergia alimentaria más común en lactantes y niños pequeños. Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunitario ante una o más proteínas que contiene la leche de vaca.
La APLV afecta sobre todo a niños menores de 2 años. En general, luego de los 2 años de edad, esta alergia se resuelve de forma espontánea.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas varían de bebé a bebé y pueden abarcar las siguientes reacciones:
Cólicos.
Diarrea (con o sin sangre).
Nauseas/vómitos.
Reacciones cutáneas (eczema).
Dificultades para respirar.
Reflujo.
Etc.
¿Cuál es el tratamiento?
Se debe consultar al pediatra lo antes posible.
El bebé deberá dejar de consumir leche de vaca y de otros animales, lácteos y productos elaborados con leche. Tampoco se aconseja reemplazar la leche por leche de soja ni de sus derivados.
Existen leches especiales que se aconsejan para los niños con APLV, que no contienen proteína de leche.
Estas proteínas se pueden transmitir a través de la leche materna si la madre ha consumido productos lácteos. En estos casos se recomienda a la madre eliminar de su dieta productos que contengan proteína de leche. Tampoco deberá consumir productos elaborados con leches de otros animales.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/523-alergia-a-la-proteina-de-leche-aplv
El lavado de manos con jabón es una de las maneras más efectivas y económicas de prevenir enfermedades diarreicas y respiratorias, que son responsables de muchas muertes infantiles en todo el mundo.
Las manos están en contacto con innumerable cantidad de objetos y personas, y también con gérmenes que pueden ser perjudiciales para la salud. Cuando una persona no se lava las manos con jabón pueden transmitir bacterias, virus y parásitos ya sea por contacto directo (tocando a otra persona) o indirectamente (mediante superficies).
Por eso, es importante lavarse las manos:
Antes y después de manipular alimentos y/o amamantar.
Antes de comer o beber, y después de manipular basura o desperdicios.
Después de tocar alimentos crudos y antes de tocar alimentos cocidos.
Después de ir al baño, sonarse la nariz, toser o estornudar y luego de cambiarle los pañales al bebé.
Luego de haber tocado objetos “sucios”, como dinero, llaves, pasamanos, etc.
Cuando se llega a la casa de la calle, el trabajo, la escuela.
Antes y después de atender a alguien que está enfermo o de curar heridas.
Después de haber estado en contacto con animales.
Cómo lavarse bien las manos
El lavado de manos apropiado requiere de jabón y sólo una pequeña cantidad de agua. Las manos húmedas se deben cubrir con jabón y frotar toda la superficie, incluidas las palmas, el dorso, las muñecas, entre los dedos y especialmente debajo de las uñas, por lo menos durante 20 segundos. Luego, se deben enjuagar bien con agua segura (es preferible usar agua corriente o echarse agua desde una botella antes que usar el agua dentro de un recipiente) y secarlas, ya sea con una toalla limpia o agitando las manos.
Para que el lavado sea realmente efectivo, siempre se debe utilizar jabón. Si se usan adecuadamente, todos los jabones son igualmente efectivos para remover los gérmenes que causan enfermedades. Si no se cuenta con jabón, es posible reemplazarlo eventualmente con alcohol en gel.
Una forma sencilla para que los niños puedan calcular los 20 segundos es encontrar una canción familiar que tome ese tiempo para cantarla; por ejemplo, cantar dos veces la canción del “feliz cumpleaños”.
¿Para qué sirve lavarse las manos?
Los variados agentes infecciosos que pueden producir diarrea se transmiten habitualmente por la vía fecal-oral, es decir por la ingesta de agua o alimentos contaminados y también por la contaminación directa de las manos. El lavado de manos con jabón interrumpe el ciclo de esta contaminación.
Las infecciones respiratorias agudas, como la gripe o la neumonía, pueden evitarse con el lavado frecuente de manos. También los parásitos intestinales e algunas infecciones en la piel y los ojos.
Esta sencilla práctica de higiene es el modo más efectivo de cuidar nuestra salud.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)
http://msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/388-lavado-de-manos#sthash.fm7EWiIW.dpuf
La enfermedad por virus del Ébola es una enfermedad hemorrágica febril que comienza de forma brusca con fiebre, dolor muscular, debilidad, dolor de cabeza y garganta. Evoluciona con vómitos, diarrea, rash, fallo renal y hepático, y posible hemorragia masiva interna y externa. En el estadio final, los pacientes desarrollan un fallo multiorgánico.
El periodo de incubación es de 2 a 21 días y la tasa de letalidad es del 50-90%. No existe ninguna opción profiláctica (vacuna) o terapéutica disponible.
Los brotes de enfermedad por el virus del Ébola (EVE) se producen principalmente en aldeas de África central y occidental, cerca de la selva tropical.
La enfermedad en humanos ha estado limitada hasta ahora sólo a algunas zonas de África.
¿Cómo se transmite?
El ébola se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados. En África se han documentado casos de infección asociados a la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, el virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de heridas en la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos.
Otras formas de transmisión son el contacto directo con cadáveres de muertos por este virus y en el personal sanitario cuando ha habido contacto estrecho y no se han observado estrictamente las precauciones para el control de infecciones.
Los pacientes son contagiosos desde el momento en que empiezan a manifestarse los síntomas. No son contagiosos durante el periodo de incubación.
¿Cuáles son los síntomas?
Después del período de incubación, que puede durar alrededor de 2 a 21 días después de la infección, los síntomas abarcan:
Súbita aparición de fiebre.
Debilidad general.
Dolores musculares y de cabeza.
Faringitis, vómito, diarrea y erupción en la piel.
Los síntomas de la enfermedad más avanzada son:
Sangrado por nariz y oídos.
Sangrado por la boca y el recto.
Inflamación y sangrado por los ojos.
¿Cuál es el tratamiento?
No hay una cura conocida. Los medicamentos antivirales existentes no funcionan bien contra el virus del Ébola.
Las personas a las que se les ha diagnosticado esta enfermedad, deben recibir cuidados de soporte y para las complicaciones. Estos tratamientos incluyen mantener la presión arterial con fluidos endovenosos, utilizar oxigeno y transfusiones para reponer la pérdida de sangre.
¿Cómo puede prevenirse?
No hay una vacuna o medicamento para prevenir la infección por el virus del Ébola o la enfermedad.
La única forma de prevenirla en caso de tener que viajar a la región afectada es importante:
– evitar entrar en contacto con fluidos corporales (sangre, sudor, saliva, etc.) de personas o animales infectados,
– no manipular objetos cortantes (como agujas) y elementos personales que puedan estar contaminados con ellos,
– lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.
Si una persona ha estado en una zona de riesgo o en contacto con un paciente con (o que se sospecha tenga) ébola y comienza a tener síntomas como fiebre, debe buscar atención médica de inmediato.
La consulta precoz es esencial para mejorar las posibilidades de supervivencia a la enfermedad, así como para controlar la propagación de la infección en la comunidad.
Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/446-ebola#sthash.ieXLHQuY.dpuf