La era del guano

A mediados del siglo XIX, Perú tuvo uno de los mayores avances en el sector económico gracias a la exportación del guano. El auge de este sustrato, usado principalmente como abono y fertilizante, llevó al país a una estabilidad financiera y política jamás vista hasta entonces.

¿Qué es el guano?

El guano no es más que la masiva acumulación de los excrementos de aves marinas, focas o murciélagos. Se caracteriza por tener un color amarillento, sin embargo, las formaciones que provienen de épocas geológicas más antiguas, como el Plioceno, tienen un color rojizo.

Sulas en el guano de una isla peruana.

El guano está compuesto de amoniaco, ácido úrico, fosfórico, oxálico y ácidos carbónicos, además de sales. Su rico contenido de nitrógeno y fósforo lo convierte en un valioso fertilizante.

Amoniaco.
Ácido úrico.
Ácido fosfórico.
Ácido carbónico.

¿Sabías qué...?
El guano de murciélagos es uno de los fertilizantes naturales más famoso en la actualidad. Esto es porque contiene todas sustancias necesarias para que las plantas se desarrollen saludablemente.

Nitrógeno como fertilizante

Un fertilizante es una mezcla química que puede ser natural o sintética. Se utiliza para enriquecer el suelo y de este modo ayudar al crecimiento vegetal. Uno de los elementos químicos más importantes para las plantas es el nitrógeno (N), un macronutriente que sirve para la formación de proteínas, ácidos nucleicos y clorofila.

Hechos previos

Las islas del litoral peruano contaban con grandes depósitos de guano, y para aprovechar este recurso, el Estado se asoció con la empresa privada y extranjera. Francisco Quirós, comerciante peruano, fue el primero en asociarse y firmó un contrato en 1841 en el que obtenía los derechos de explotación del guano por 6 años a muy bajo costo.

La explotación del guano inició en 1841 en las islas de Chincha, las de Lobos de Afuera y Lobos de Adentro y las islas del sur hasta Tarapacá.

No pasó mucho tiempo para que el Estado comprendiera que no le había dado el valor suficiente a este recurso natural, pues los agricultores ingleses estaban dispuestos a pagar mucho más dinero. Esto despertó no sólo el interés de esta lucrativa actividad, sino que también provocó una inestabilidad durante 1841 y 1842, años en los que el Estado empezó a buscar mayores beneficios.

De este modo, lo que comenzó como un sistema de contrato de alquiler a Francisco Quirós, terminó en un convenio que otorgaba al Estado el 75 % del ingreso líquido.

Francisco Quirós y Ampudia, primer capitalista peruano que negoció con el Estado el alquiler de la explotación del guano.

Inicia Ramón Castilla, inicia la era del guano

Ramón Castilla llegó a la presidencia de Perú en 1845. Era un militar mestizo, con habilidad en política y una clara visión de las necesidades del país. Aunque su gobierno fue represivo y autoritario, permitió elecciones, la fiscalización del Congreso, invirtió en educación y creó el primer programa de obras públicas en el Perú. Todo ello gracias al inicio del auge del guano.

Luego de conocerse las virtudes del guano como fertilizante de tierra, éste se convirtió en la base de la economía peruana hasta 1879.

Ramón Castilla gobernó por dos períodos, de 1845 a 1851 y de 1855 a 1862. De 1851 a 1854 gobernó el general José Rufino Echenique, impuesto por Castilla.

¿Cómo se formó el guano?

El clima templado, así como la falta de lluvias en el litoral peruano hicieron posible que el excremento de aves marinas se acumulara durante siglos en los islotes de la costa, principalmente en las islas de Chincha.

El guano: principal ingreso fiscal

Con Ramón Castilla al mando, Perú se convirtió en el primer exportador mundial de guano y los ingresos generados por su venta fueron la principal fuente de ingreso fiscal, la cual aumentaba cada año de manera considerable.

Durante los dos períodos de gobierno de Castilla, el país contó con la mayor prosperidad y estabilidad política que se había vivido. Este presidente impuso un sistema de consignaciones en el que el Estado peruano autorizaba la explotación del guano en lugares específicos y por un tiempo determinado a empresarios o inversionistas. Éstos, también llamados consignatarios, tenían que asumir los gastos desde la extracción hasta la venta. Por consiguiente, al ingreso bruto se le debían restar los gastos y el producto neto se fraccionaba entre los consignatarios y el fisco.

El Contrato Dreyfus

El sistema de consignaciones se acabó durante el gobierno del presidente José Balta, quien le encomendó al ministro de Hacienda Nicolás de Piérola que convocara una licitación en París en la que vendería dos millones de toneladas de guano. Todo ello sin notificar a los consignatarios.

Portada del Contrato Dreyfus.

Este convenio comercial se llevó a cabo en 5 de julio de 1869 entre el Estado peruano y la firma Dreyfus y hermanos. Las condiciones que ofrecía el acuerdo eran excelentes, pues permitía, entre otras cosas, cubrir la deuda externa.

Los consignatarios hicieron reiteradas denuncias ante el Poder Judicial, las cuales no fueron escuchadas ya que el acuerdo con Dreyfus siguió adelante, aunque no por mucho tiempo. El dinero no fue invertido de manera correcta y en 1875 el contrato fue cancelado.

Fin de una era

La sobreexplotación del guano llevó a su parcial desaparición en las islas. La extracción del sustrato se redujo al mínimo tras el descubrimiento del alemán Fritz Haber, quien sintetizó sustancias con alto contenido de nitrógeno, lo que conllevó, finalmente, a la producción de abonos más económicos.

Para finales del siglo XX, Perú quedó inmerso en una crisis económica y social producto del despilfarro del dinero del guano y de la derrota en la guerra del Pacífico ante Chile en 1879.

El químico alemán Fritz Haber ganó el Premio Nobel de Química en 1918 por realizar la síntesis del amoniaco.
El amoniaco es un compuesto químico de nitrógeno muy usado en la agricultura por sus beneficios en la nutrición de organismos terrestres.