Asistencia social

El objetivo de la asistencia social es el de brindar ayuda a las personas, grupos familiares, comunidades y grupos de personas socialmente en desventaja, contribuyendo al mejoramiento de las condiciones de vida a través de un adecuado funcionamiento social que sea capaz de prevenir y evitar situaciones extremas. Esto implica la prestación de múltiples servicios básicos destinados a servir por igual a los necesitados sin pedir contribución a cambio. Por tanto, la labor de la asistencia social tiene la misión de modificar determinados aspectos del sistema social para que las personas puedan adaptarse al mismo según sus aptitudes y de acuerdo a las normas y valores del sistema.

De acuerdo a estos objetivos, entre las prestaciones que brinda se encuentra la asistencia médica, la asistencia a adultos mayores, a ciegos, a enfermos graves, a la infancia y a la familia.

La mayoría de los asistentes sociales, aunque en menor proporción entre los que tienen formación profesional, se emplean en programas de subsidios familiares como los de asistencia a los niños minusválidos, ancianos y otros servicios subsidiarios a los beneficiarios de la seguridad social.

Debido a la escasez de asistentes sociales preparados, los países desarrollados impulsan programas de reclutamiento activo para poder cubrir los puestos necesarios para un correcto funcionamiento de sus tareas. La necesidad ha hecho que creciera el número de escuelas de asistencia social en el mundo entero, con baja matrícula, pero con tendencia a aumentar.

La evolución de la actividad se percibe en la importancia institucional y comunitaria que se le otorga, y en el estímulo a participar en ella.

La asistencia social tiene entre sus principales destinatarios a los niños.

Las ONG

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han desempeñado en los últimos años un rol fundamental, sensibilizando a la opinión pública sobre los problemas del desarrollo en el llamado Tercer Mundo. Cumpliendo una función dinamizadora y crítica, han impulsado a los gobiernos para que organicen acciones de cooperación internacional, incrementando los recursos que destinan a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).

Además de impulsar y llevar a cabo programas innovadores de desarrollo para resolver los problemas del llamado Tercer Mundo, las ONG han cobrado relevancia por la capacidad de resolver situaciones valiéndose de estructuras reducidas y canalizando la ayuda de manera directa.

Una primera y simple clasificación distingue dos tipos de ONG: las que trabajan directamente con los sectores pobres estableciéndose en el Tercer Mundo, y las que están instaladas en los países desarrollados y apoyan a las primeras financiándolas o realizando actividades de educación para el desarrollo.

¿Sabías qué...?
Una de cada tres personas del mundo no dispone de agua suficiente para satisfacer sus necesidades diarias. (OMS)

Los objetivos se llevan a cabo colaborando con ayuda de urgencia y realizando acciones solidarias allí donde se presentan catástrofes naturales, guerras u otros desastres. La colaboración la prestan de manera directa, o a través de los gobiernos o de las organizaciones internacionales competentes. Así mismo las ONG de países desarrollados se dedican a la investigación de los problemas de desarrollo en los países del sur, y a la búsqueda de alternativas para revertir esta situación como la elección de tecnologías apropiadas, el desarrollo cooperativo y otras variantes.

El rol del Estado

La existencia de las ONG y de todo tipo de voluntariado en la asistencia social, no inhibe al Estado de su rol en la conducción de toda estrategia que tenga como objetivo la promoción de la justicia social, la búsqueda de equidad entre los grupos sociales y la sustentabilidad. El Estado democrático es irremplazable como instrumento de la sociedad para enfrentar los problemas económicos y sociales.

El Estado está obligado moralmente a prestar asistencia social; atender a los sectores sociales más vulnerables es inherente a su razón de ser, y esto comprende a Estados nacionales, provinciales, departamentales o municipales.

La descentralización es favorable para garantizar la eficacia de los servicios y fortalecer la gestión del desarrollo social.

Las ONG, luego de su notable intervención en la cumbre de la Tierra, organizadas por las Naciones Unidas en 1992, fueron presentadas como el esbozo de una sociedad civil global. La denominación “Organización No Gubernamental” viene de un término acuñado por la ONU: toma como referencia los Estados y las organizaciones internacionales “gubernamentales” que constituyen la base del sistema de las Naciones Unidas.

Organismos internacionales

Puede definírselos como toda asociación integrada por sujetos de Derecho Internacional Público con un conjunto de normas que regulan su actividad, con miembros, objetivos, presencia internacional y fines comunes.

Lo habitual es utilizar el término para las organizaciones intergubernamentales, como Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio o el Consejo de Europa, cuyos miembros son Estados soberanos o de otras organizaciones intergubernamentales. Pero en la actualidad, por su propia evolución y por efecto de la globalización, se las ha clasificado en dos tipos, la organización internacional pública u organización intergubernamental (OIG), y la organización internacional privada u organización no gubernamental (ONG), tratada en el punto anterior de esta nota.

Esta diferencia remarca la tendencia de llamar organización internacional a aquellas que son intergubernamentales aún cuando ONG como Cruz Roja, Amnistía Internacional o Médicos sin Fronteras tengan también presencia y objetivos internacionales. La diferencia se centra en que las ONG fijan sus metas en torno a cuestiones particulares y no abordan problemas de Estado a niveles sistémicos. Por esto es que el término organización internacional es hoy un término menos específico. Hoy en los documentos oficiales y de cuestiones técnicas se habla de organización intergubernamental (OIG) y de organizaciones no gubernamentales (ONG), para que las expresiones sean más claras.

Naciones Unidas

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) o Naciones Unidas, es la mayor organización internacional del mundo. Se define a sí misma como una asociación de gobiernos global que facilita la cooperación en asuntos como el derecho internacional, la paz y seguridad internacionales, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos.

Desarrollo y subdesarrollo

El contraste es tan fuerte que se habla de dos mundos, el del desarrollo, integrado por países cuya población vive en estado de satisfacción, y el del subdesarrollo, donde los países que lo integran tienen una mayoría de población que no llega a cubrir sus necesidades básicas. Pero, aunque atravesado por la desigualdad que se evidencia en la organización social, las estructuras productivas y los recursos financieros, el mundo es uno y alberga en sí la causa y efecto de esta realidad.

Los países que exportan productos industriales y tecnología de alto valor, realizan inversiones más allá de sus fronteras mediante la instalación de filiales de sus multinacionales.

Países desarrollados

Se denomina así a aquellos países que tienen un importante desarrollo industrial y comercial, y un alto nivel de desarrollo humano en su población. Justamente el índice de desarrollo humano (ver recuadro) es uno de los indicadores más usados para determinar si un país puede o no ser considerado como desarrollado. Este índice considera la riqueza, la educación y la sanidad. Otro indicador relevante es el establecido por el Fondo Monetario Internacional1, basado en el ingreso per cápita2 y en la paridad del poder adquisitivo, fijados en U$S 18.000 y U$S 20.000 respectivamente. Sin embargo, no existe consenso en cuanto a los criterios usados para calificar el desarrollo. Hoy el que tiene mayor aceptación en los ámbitos académicos es el que refiere a la calidad de vida.

1Organismo internacional de ayuda financiera.
2Relación entre el Producto Bruto Interno y la cantidad de habitantes de un país.

De esta manera se incluyen no sólo aquellos países que han alcanzado una avanzada tecnología y un alto nivel de innovación, sino también a aquellos que aún con bajos niveles tecnológicos y de desarrollo industrial, han logrado, por diversas causas, un alto desarrollo humano. Es lo que ocurre con algunos países del Mediterráneo que tienen como impulsor de sus economías a la construcción, la agricultura y los servicios; en muchos casos se incluyen el turismo y las facilidades fiscales, y en otros los recursos minerales. En contraposición están aquellos países que responden al clásico modelo de la industrialización, la innovación y la tecnología, pero unos y otros no son excluyentes y los términos industrializado y no industrializado ya no se consideran sinónimos de desarrollados y subdesarrollados.

¿Sabías qué...?
Se estima que la malnutrición es la causa subyacente de un 35% de todas las muertes de niños. (OMS)

Países SUBDESARROLLADOS

La definición ya implica controversias. Para algunos el término comprende a aquellos países que no han alcanzado niveles socioeconómicos y culturales aceptables; hasta aquí, no habría discrepancias, pero el tema se complica cuando se trata de establecer cuáles son esos niveles.

Más de 1200 millones de personas viven con menos de un dólar al día y 2.000 millones con menos de dos dólares.

Están también aquellos expertos que se inclinan por considerar como subdesarrollados a aquellos países que atraviesan una de las etapas hacia el progreso, manifestado como bienestar y capacidad económica. Pero la idea de que se trate de una etapa hacia el desarrollo tiene muchos objetores que consideran que el subdesarrollo podría llegar, por diversos motivos, a no superarse nunca.

Lo que es claro es que existe una relación directa entre el subdesarrollo y la pobreza, pero también es claro que no es sólo una cuestión económica, razón por la cual los índices de desarrollo han ido cambiando con el tiempo.
Como se ve, la definición es compleja, y mucho más dificultoso aún resulta determinar los factores y encontrar las soluciones.

El 65% de los niños y niñas de África Subsahariana tiene acceso a educación.

CARACTERÍSTICAS SOCIALES Y ECONÓMICAS DE LOS PAÍSES
DESARROLLADOS Y SUBDESARROLLADOS

ASPECTOS PAÍSES DESARROLLADOS PAÍSES SUBDESARROLLADOS
POBLACIÓN ACTIVA Escasa en el Sector Primario; entre 5% y 10%, dedicado a la agricultura. Concentrada en los sectores secundarios y terciarios. Alta en el sector primario: 50% y más dedicado a la agricultura, debido a la escasez de empleos en los otros sectores económicos; desempleo y subempleo.
INGRESO POR PERSONA Alto o muy alto: Generalmente muy superior a los 2.000 dólares (E.E.U.U), lo que permite tener elevados niveles de consumo per cápita. Bajo o muy bajo; Inferior a 1.000 dólares (EEUU) Bajo poder de compra y de consumo per cápita.
ALIMENTACIÓN Buena en cantidad y calidad e incluso sobrealimentación.
Suficiente ración diaria; superior a 3.000 calorías.
Subalimentación: Insuficiencia de la ración diaria, inferior a 2700 calorías. Desnutrición.
NATALIDAD Y MORTALIDAD Natalidad baja o moderada, mortalidad baja. Crecimiento demográfico lento o moderado (1% e incluso menos) Natalidad y mortalidad altas (especialmente infantil) o moderada. Crecimiento demográfico alto (entre 2,5 y 3%)
EDUCACIÓN Y CULTURA Elevado nivel educativo y cultural, que se refleja en el desarrollo de las ciencias, la tecnología, las artes y los diversos oficios. Bajo nivel educativo y cultural; enorme proporción de analfabetos y de iletrados, precario desarrollo de ciencias, artes y oficios.
ACTIVIDADES ECONÓMICAS Agricultura tecnificada, mecanizada e integrada al alto desarrollo industrial y comercial. Alto rendimiento y productividad. Agricultura atrasada, primitiva o de subsistencia y desvinculada de la industria y el comercio. Rendimiento y productividad muy bajos.
CONSUMO DE ENERGÍA Consumo alto de: Petróleo, gas natural, carbón, electricidad e incluso energía atómica; más de 2000kw/hora de electricidad al año. Nivel irrisorio del consumo de las fuentes de energías; en su gran mayoría menor a 300kw/hora de energía al año.
TRANSPORTE Y
COMUNICACIONES
Modernas, rápidas y eficientes vías y medios de transporte y comunicaciones; red de autopistas, ferrocarriles, barcos, aviones, telecomunicaciones. Precarias e insuficientes vías y medios de transporte y comunicaciones.

Causas

Las causas de las profundas diferencias que existen entre los países desarrollados y los subdesarrollados son múltiples y no sólo de carácter económico. El origen de las mismas puede ser tanto interno como externo, o lo más probable, la suma de ambos factores. El resultado, sumamente expresivo: el 80% de la población mundial habita en países subdesarrollados.

Es notable como en un tiempo en el que los avances tecnológicos en la producción y distribución de energía eléctrica no tienen precedentes, existan en el mundo 1.400 millones de personas que no tienen electricidad en sus viviendas; mientras los 19 millones de habitantes del estado de Nueva York consumen anualmente la misma cantidad de energía eléctrica que los 800 millones de personas que viven en el Sub Sahara africano. ¿Qué dicen los especialistas ante datos tan concluyentes?

Los investigadores están de acuerdo en que las desigualdades pronunciadas implican un escollo para el desarrollo y representan las principales causas de la pobreza. El destino del individuo en estas poblaciones está estrechamente ligado a la suerte, según el estrato socioeconómico en el que nazca, serán las posibilidades que tenga. De la dimensión del capital socioeconómico del marco familiar, y de la red de relaciones de la que pueda hacerse, depende su futuro.
Por otra parte la desigualdad se manifiesta con toda crudeza en el sistema educativo, abriéndose para los que tienen una generosa situación económica, las posibilidades de ingresar en circuitos de nivel superior que terminan por ampliar las desigualdades con aquellos que, por el contrario, deben lidiar con todas las dificultades de la prestación estatal y sus escasos recursos.

Con mercados internos reducidos y escasa capacidad de ahorro, la cohesión social se ve deteriorada, crece la tasa de delitos a lo que se suman otros defectos indeseables. En tanto la superpoblación de las ciudades genera aumento de la pobreza en sociedades que se van deteriorando aceleradamente. Un panorama general que abre las puertas a la corrupción, tanto en el ámbito privado como público. Importantes investigaciones sobre el tema, realizadas en más de cien países, han demostrado una relación directa entre la desigualdad y la corrupción. De allí que se haya llegado a la hipótesis que señala que la corrupción es una cuestión de motivación y oportunidad. En sociedades muy desiguales los grupos poderosos aprovechan su fortaleza para sacar más ventajas mediante prácticas corruptas con una casi garantía de impunidad. Así se forma otro círculo perverso que aumenta la desigualdad.

¿Sabías qué...?
En Etiopía sólo el 2% de la población tiene acceso a celulares.

Consecuencias

Emigración: Es el fenómeno expulsivo de los países que no ofrecen oportunidad de crecimiento a su población, privándolos de sus emprendedores y generando la llamada “fuga de cerebros”, que los deja sin sus científicos y profesionales de mayor potencial.

Guerras civiles y movimientos guerrilleros: Situación que se ha dado en muchos países, gestada en el resentimiento que producen la desigualdad, la falta de justicia, la corrupción. A veces alcanzan tal envergadura que uno de los problemas que se presenta cuando se logra la paz entre gobierno y grupos insurgentes es la reubicación laboral de los ex guerrilleros, como ha ocurrido en Sierra Leona y Angola.

Inestabilidad política y social: El vandalismo y los saqueos como métodos de protesta contra las flagrantes injusticias, aumentan la inestabilidad política, hacen más riesgoso el país y dan con esto razones a los inversores y especuladores financieros para aumentar sus ganancias.

Sobre explotación de los recursos: Se da por la necesidad de los pueblos subdesarrollados de obtener insumos imprescindibles y que ante la falta de recursos sustentables caen en la explotación irracional de sus riquezas naturales por vías como la caza furtiva, o la minería incontrolada que destruye las zonas extractoras y contamina los ríos.

El IDH, Índice de Desarrollo Humano

En las décadas pasadas se utilizaba la renta por habitante de un país para medir su grado de riqueza y desarrollo. Esta variable, sin embargo, no reflejaba la desigualdad en el reparto de la riqueza. Así, por ejemplo, lugares como Brunei o los Estados del golfo Pérsico, ricos en petróleo y poco poblados, aparecían siempre con rentas per cápita muy altas cuando, en realidad, la riqueza se acumulaba en unas poquísimas manos y la gran mayoría de la población permanecía en la pobreza. Desde 1990, la ONU viene elaborando cada año el IDH, que, además de los ingresos medios por habitante, contempla varios aspectos sociales para evaluar el nivel de desarrollo de un país, tales como la alfabetización de la población, el acceso a la sanidad, la esperanza de vida al nacer o la igualdad entre hombres y mujeres, entre otros.

El Efecto Tequila

En la década del 90 varios países latinoamericanos experimentaron crisis externas y financieras con dramáticos efectos reales. Estas crisis generalmente tuvieron altos costos económicos y sociales además de retrocesos en el crecimiento. No obstante, el contagio regional sería otro efecto destacable; la crisis en un país repercutía negativamente sobre el precio del financiamiento y los flujos de capital de otros. Este fenómeno tuvo así su primera manifestación ostensible en la crisis mexicana de 1994-95: el denominado “Efecto Tequila”.

¿Qué se conoce como “Efecto Tequila”?

El “Efecto Tequila” fue una crisis iniciada en México que tuvo repercusiones mundiales. Sus causas estuvieron motivadas por una moneda sobrevalorada, grandes déficits en el sector público y una dependencia del gobierno mexicano hacia el financiamiento vinculado al dólar. Está considerada la primera gran crisis financiera de la economía globalizada, y conduciría a México al mayor declive económico registrado desde la Gran Depresión, con una caída de 6,2% en el Producto Bruto Interno (PBI).

La devaluación del peso –que se dio durante los primeros días del gobierno del presidente Ernesto Zedillo y fue conocida como el “error de diciembre”–, desencadenó una serie de acontecimientos que causaron alzas en las tasas de interés y obligaron al gobierno a pedir miles de millones de dólares en asistencia financiera al Tesoro de Estados Unidos y a organismos multilaterales.

Fotografía de la Plaza de la Constitución de la ciudad de México, informalmente conocida como “El Zócalo”.

¿Cuáles fueron los antecedentes a la crisis?

Durante la década de los 80 y principios de los 90, México recibió un fuerte flujo de capitales como consecuencia de aplicar un programa de estabilización y reformas estructurales. Aquellas reformas llevaron a un crecimiento económico, cuyo promedio fue de 3,1% por año entre 1989 y 1994. Recién en 1993 la inflación se redujo a un dígito por primera vez en dos décadas. México comenzó entonces a atraer más inversiones extranjeras debido a la ausencia de mayores restricciones al ingreso de capitales y las bajas tasas de interés en Estados Unidos.

Las repercusiones sociales que tuvo esta crisis fueron incalculables: en muchos casos se tradujeron en pérdidas económicas para las familias.

La importante liberación del sistema financiero implicó un aumento del crédito de tal proporción y velocidad que superó la capacidad de supervisión. La desaceleración del crecimiento económico en 1993 provocó que comenzaran a aumentar los préstamos poco transparentes que permitió rápidamente el crecimiento de una cartera irregular. Las principales causas del crecimiento de la deuda se debieron a un sector financiero sin restricciones ni control sobre las tasas, bancos privatizados sin una adecuada capitalización, respaldo ilimitado a las obligaciones de los bancos y supervisión bancaria débil. Estos factores hicieron posible el establecimiento de un sistema financiero vulnerable.

¿Cómo se originó la crisis?

La historia oficial sobre la crisis asegura que tuvo su origen en la decisión del gobierno del presidente Carlos Salinas de no devaluar el peso durante 1994. Para mantener el tipo de cambio se drenaron las reservas internacionales. Al mismo tiempo, el gobierno emitió deuda en dólares mediante los llamados Tesobonos, lo que provocó la insolvencia financiera del país. De esta manera, sobrevino la devaluación masiva y la quiebra de numerosas empresas y familias.

Ahora bien, existen diversas interpretaciones sobre lo sucedido. Algunos analistas enfatizan sobre la sobrevaluación del peso y la imposibilidad de sostener los elevados déficits de cuenta corriente. Otros, en cambio, consideran que las reformas llevadas a cabo en los años previos a 1994 justificaban las masivas entradas de capital, es decir, que éstas eran una manifestación de tales déficits de cuenta corriente; consideraban que en cuanto cesaran los acontecimientos políticos desestabilizadores el equilibrio macroeconómico se restauraría. Sin embargo, y pese a las distintas interpretaciones, lo cierto es que, después de la devaluación del peso ocurrida el 22 de diciembre de 1994, la posible sobrevaluación ya no era posible.

La crisis económica se manifestó principalmente como un problema de balanza de pagos, ocasionado por el exceso del gasto privado. La necesidad de evitar la fuga de capitales revelaría entonces un alza intensa en los tipos de interés.

¿Cuáles fueron sus repercusiones en la sociedad mexicana?

Las medidas de austeridad a que fue sometida la economía mexicana fueron muy severas y, como consecuencia, el PBI registró una caída del 6,9% en 1995. Esta caída tuvo, pues, múltiples manifestaciones que incidieron negativamente sobre el bienestar de la población. Muchos trabajadores perdieron su empleo, con lo cual la tasa de desempleo abierto urbano pasó de 3,7% en 1994 a 6,3% en 1995. Además, aquellos trabajadores que conservaron su empleo vieron reducido su salario en términos reales.

Más de 16 millones de mexicanos quedaron en la pobreza extrema, se desplomaron los salarios, y cerca de seis millones de personas debieron emigrar. Por su parte, la burguesía mexicana, hasta entonces notablemente dinámica, se vio afectada en sus cimientos, mientras que el gobierno, luego de poner el sistema de pagos en manos extranjeras, sometió la política económica del país a las finanzas de Estados Unidos.

Según numerosos economistas, en México la crisis bancaria fue propiciada porque los nuevos dueños de los bancos, que surgieron del proceso de privatización, llevaron a cabo operaciones altamente riesgosas e inclusive fraudulentas. La inexperiencia de los nuevos banqueros y la inexistencia de información crediticia sobre los agentes propiciaron que los bancos tomaran decisiones equivocadas sobre el otorgamiento de créditos. Todo esto se debió a la falta y las deficiencias de la regulación existente en ese momento.

¿Cuáles fueron sus efectos en Latinoamérica?

La crisis mexicana causó preocupación entre varios inversionistas, temerosos de que fenómenos similares se propagaran rápidamente por el mundo. De hecho, varios países vieron cómo las entradas de capital que habían recibido se redujeron súbitamente, y experimentaron caídas en sus reservas internacionales y en sus mercados de valores, así como también presiones sobre sus tipos de cambio. En particular, Brasil, Filipinas y, sobre todo, Argentina fueron severamente afectados.

En Argentina, por ejemplo, durante 1995, el PBI cayó 4,6% y, en el caso del producto industrial, la caída llegó a 6,7%. El desempleó se incrementó de una tasa de 12,5% en octubre de 1994 a otra de 18,5% en mayo de 1995. Con todo, la inversión privada interna cayó 16% y el crédito bancario al sector privado, 5,5% en términos reales. Finalmente, la gravedad de las presiones sobre el régimen cambiario se reflejó en un incremento significativo en el diferencial de las tasas de interés entre deuda denominada en pesos y aquella denominada en dólares.

La crisis se propagó rápidamente por toda Latinoamérica. El pánico de lo que había pasado en México se extendió a otros países, que de la noche a la mañana se vieron escasos de fondos y endeudados a corto plazo.

¿Qué medidas tomaría el gobierno mexicano para intentar paliar esta crisis?

La crisis estalló en 1994 bajo la forma de una devaluación a nivel macro, que respondía a la imposibilidad de mantener los niveles deseados de tipo de cambio y a una profunda caída del nivel de reservas internacionales. La primera tarea que el gobierno de Zedillo debía desplegar era la estabilización del tipo de cambio y la restitución de esos activos internacionales. Ello implicaba un profundo ajuste de la demanda, cuyos efectos serían devastadores para el sistema bancario.

El presidente mexicano Carlos Salinas (esquina superior izquierda) junto a sus pares estadounidense y canadiense George H. W. Bush y Brian Mulroney, durante la ceremonia inicial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

De acuerdo con el investigador Henio Millán Valenzuela (1999), las principales medidas adoptadas por el gobierno fueron: “el alza en las tasas de interés, mediante una política monetaria restrictiva que redujo el nivel de la economía; el incremento de tasas impositivas que gravaban el gasto (Impuesto al Valor Agregado); y la reducción del gasto público, en términos reales. Con tales acciones se buscó reducir el gasto en consumo y en la inversión para aumentar los niveles de ahorro privado, por un lado; y por el otro, convertir en superávit, el déficit público: es decir, aumentar el ahorro interno de tal forma que se reflejara en una disminución del externo, representado por el saldo negativo en la cuenta corriente de la balanza de pagos.”

Esta situación aunada a la caída de las reservas internacionales y el creciente déficit en cuenta corriente, generaron la especulación de los inversionistas y la fuga de capitales. No obstante, este conjunto de medidas propiciaron una enorme caída en la demanda agregada, que se tradujo en una disminución del PBI de más del 6%, la cual no se registraba desde la crisis de 1929. De esta forma, numerosas personas perdieron su empleo; las empresas vieron cómo sus ventas disminuían, mientras el ingreso personal disponible caía estrepitosamente por el aumento en los impuestos además de los precios y, en muchos casos, por la disminución de los ingresos nominales.

Oficinas de la Bolsa Mexicana de Valores, en Paseo de la Reforma.
Sede central del Fondo Monetario Internacional en Washington D. C., Estados Unidos.

¿Cómo se logró salir de la crisis?

Como vimos, la crisis se concretó en 1995 a raíz de una devaluación abrupta como medida inevitable ante la imposibilidad de mantener los niveles deseados de tipo de cambio y a una profunda caída del nivel de reservas internacionales. A ello se sumaría un repunte de la inflación provocado por la devaluación.

Ante esta situación, la ayuda de Estados Unidos, de los Organismos Internacionales y de otros países no se hizo esperar. Por ejemplo, Estados Unidos intervino rápidamente comprando pesos del mercado para evitar una mayor devaluación del peso. De hecho, el presidente estadounidense Bill Clinton solicitó al congreso de su país enviar un paquete de rescate. Así, se enviaron de los Estados Unidos $20 mil millones de dólares, a los cuales se les añadieron casi $30 mil millones más: $17 mil millones del Fondo Monetario Internacional, $10 mil millones del Bank for International Settlement, mil millones del Banco de Canadá, y mil millones más provenientes de diversos países latinoamericanos, entre los cuales se hallaban Argentina y Brasil, cuyas economías habían sido severamente afectadas por los efectos de la crisis mexicana.

En resumen, la reactivación económica de México después de la crisis de 1994 no se hizo esperar, apoyada por la ayuda internacional. Sin embargo, el efecto social de la misma se prolongó por mucho más tiempo, afectando a una gran parte de la población que vio, de la noche a la mañana, que sus ingresos se habían reducido drásticamente y que, a su vez, se encontraba en la imposibilidad de afrontar sus compromisos financieros.

De haber mediado una política económica más prudente y acciones responsables en materia de supervisión y regulación bancaria, el colapso del sistema financiero mexicano hubiera sido, en buena medida, evitable.