El término poesía proviene del griego poiesis, que significa “creación”. Desde la cultura grecolatina, poetas y estudiosos han tratado de definir el concepto de poesía y de explicar su origen, propiedades y funciones, así como las peculiaridades del lenguaje poético. Con el transcurso del tiempo, la poesía se asocia a toda creación literaria en la que el lenguaje poético aparece moldeado y sujeto a las leyes del ritmo métrico y de la rima.
Características de la obra poética
La poesía tiene tantas posibilidades de manifestación que harían falta cientos de páginas dedicadas únicamente a este género para exponer todas sus formas, reglas, posibilidades y recursos. A modo de ejemplo, destacaremos que puede ir desde formas sujetas a rima y métrica, como el soneto, hasta versos libres, sin rima ni medida establecida; los poemas pueden estar formados por estrofas o no… La mejor forma de conocer la poesía es leerla con frecuencia y, a la hora de escribirla, contar con libertad total más allá de toda regla, o bien observarlas cuando se considere oportuno para lograr el resultado esperado.
Antes de escribir poesía conviene que leas, de forma incansable, poetas de todas las épocas y estilos y que escribas de forma personal y mantengas una relación viva y sensible con lo que te rodea y con tu mundo interior.
El descubridor de la poesía
Se conoce como descubridor de la poesía al poeta francés Arthur Rimbaud, quien expreso que “la poesía es una manera especial de conocimiento, una especial visión de lo desconocido, de lo inaudito, de lo inefable”. Tanto en las obras poéticas como en el propio mundo interior es donde se encuentra la poesía; es el poeta el que debe descubrirla y desvelarla.
Los géneros literarios son los grupos en los que se incluyen aquellos textos que presentan unos rasgos semejantes, es decir, la manera en que podemos clasificar las obras literarias atendiendo a su contenido.
La cuestión de los géneros literarios ha propiciado una cierta polémica. Platón -al abordar la naturaleza de la poesía- distinguió tres géneros: la mimética (dramática), la lírica y la épica. Su discípulo, Aristóteles, partía de la existencia del género literario y consagró un libro, Poética, a estudiar los problemas que plantea la tragedia, que era uno de los géneros en que se dividía la poesía. Aristóteles diferencia los géneros según la forma métrica; según la categoría de los personajes, y según la duración de los acontecimientos. Posteriormente, la aparición de numerosas obras que no cumplían exactamente con los principios enunciados por los autores clásicos llevó a discutir la validez de la clasificación. A pesar de la oposición de muchos autores contemporáneos a que sus obras sean “encasilladas” dentro de un determinado género, la literatura continuó apelando a este recurso, desde las “novelas del Oeste” de la década de 1950 a la “novela histórica”, que alcanzó un gran auge alrededor de 1990.
El concepto de género literario es histórico, ya que se plantea en el momento en que surge un texto distinto a los clasificados con anterioridad. Por ejemplo, el surgimiento y reconocimiento de la novela como género se produce en la Edad Media. Aunque el concepto de género como tal ha tenido sus crisis, ya que ha cambiado y sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, la crítica moderna tiende a aceptar la existencia de los géneros como una institución.
Género narrativo
En los tratados de teoría literaria suelen estudiarse juntos una serie de textos que tienen como rasgo común la narración. Estos textos son la epopeya, el poema épico y la novela (ésta suele considerarse el género narrativo que sustituyó a la épica). La narrativa reúne las obras que relatan hechos reales o ficticios, estructurados dentro de unas coordinadas de espacio y tiempo, y la forma expresiva usada es, fundamentalmente, la narración.
A pesar de que todos los textos que se consideran dentro de este género tienen unas características comunes, existen diferencias entre ellos. Mientras que la epopeya es un producto de una edad heroica que refleja toda una etapa cultural, está escrita en verso y, sobre todo, es anónima, la novela lo está en prosa, suele surgir en períodos de decadencia y acostumbra tener un autor concreto.
El poema épico se diferencia de la epopeya en que es de origen individual, el resultado de la labor concreta de un poeta concreto y suele tener unos rasgos poéticos que son bastante distintos de los propios de la epopeya.
Género dramático o teatral
El término teatro procede del griego theatrón, que significa “lugar para contemplar”. El teatro es una rama del arte escénico relacionada con la actuación, donde se representan historias frente a la audiencia. Este arte combina discurso, gestos, sonidos, música y escenografía.
Por otra parte, el teatro es también una categoría literaria que comprende las obras concebidas en un escenario y el edificio donde se representan las piezas teatrales. Desde sus inicios el teatro acompañó al hombre en los momentos más significativos en los rituales chamánicos; cierto es que no puede hablarse de teatro propiamente dicho pero son los antecedentes que precedieron al desarrollo. En primer lugar debemos diferenciar entre texto dramático o teatral y hecho teatral. Como ya se especificó, el primero es una categoría literaria, una obra pensada para ser recreada en un escenario. El hecho teatral es la puesta en escena del texto teatral.
El texto se caracteriza por estar dispuesto en forma de diálogo con acotaciones que indican la disposición de los actores, la escenografía e inclusive las luces; es la obra, el valioso aporte de la literatura al complejo hecho teatral. La obra de teatro se describe para ser representada, para que unos personajes creados por un dramaturgo sean interpretados por los actores. Además el texto proporciona las palabras que los personajes dicen y señala los lugares donde actúan, éste –conocido también como libreto – debe ser bastante claro, con un mensaje –o no – para el espectador, sencillo y que no abarque demasiados temas. Los textos dramáticos pueden ser escritos en forma dialogada, en prosa o en verso. La dramática es el único género no exclusivamente literario; las acotaciones que indican movimientos, expresiones faciales, gestos, tono de voz, etcétera, no forman parte del texto literario. Es decir, la dramática tiene una faceta literaria; el texto teatral, lo que dicen los personajes, y otra que es espectáculo; la actuación, la escenografía.
El drama es la expresión de los contrastes y contradicciones de la vida humana; debido a ello se pueden hallar presentes la muerte, el humor, la pasión, el mal, la alegría, la bondad, en definitiva, el amplio abanico de la existencia diaria. El drama no excluye ningún elemento que integra la vida de los seres humanos.
Género lírico
Estos textos son definidos tradicionalmente como la expresión del mundo emotivo por medio de la palabra escrita u oral. El término griego «poiesis» significaba «crear» y se refiere a todo trabajo artesanal, incluido el que realiza un artista.
Los textos líricos se caracterizan por la subjetividad, es decir, el poeta nos ofrece una parte de su interior, de su visión de la realidad. Cualquier expresión de los sentimientos del autor ante la contemplación de la realidad puede ser considerada lírica: amor, pena, soledad, miedo, fracaso, alegría, desamparo, nostalgia… Esta expresión no puede hacerse de cualquier manera, sino que se suele ver sometida a una gran depuración estilística. Tal como Aristóteles planteara en su Poética, la lírica es el género en el que el autor expresa sus sentimientos y visiones personales.
Por ello, quizás la característica formal más reconocible de la poesía sea la de estar escrita en verso. Así pues, el poema es la unión de un fondo emotivo y sentimental y de unas determinadas características formales que lo caracterizan a simple vista, incluso ante los ojos de personas que no han leído nunca poesía. Sin embargo, con el tiempo, este modo de expresión se diversificó; podemos encontrar textos líricos escritos en prosa por lo que, su reconocimiento radica en la exposición en primer plano del mundo interno del artista.
Se le llama prosa a la forma que toma naturalmente el lenguaje para expresar los conceptos, y no se encuentra sujeta a medida y cadencia determinadas, como si lo hace el verso. La prosa es una forma de la lengua escrita, definida por oposición al verso hacia atrás, con figuras que se agrupan en el llamado paralelismo.
Uno de los ejemplos literarios de la prosa es la prosa poética, la cual corresponde al segundo tipo de obras líricas que existen y en la cual se pueden hallar los mismos elementos que en el poema tradicional, tales como el hablante lírico, la actitud lírica, el objeto y el tema, pero sin sus elementos más formales y distintivos como son el ritmo y la métrica.
Entonces, la prosa poética se distinguirá del poema básicamente por esa falta de rima y del relato o el cuento, porque su finalidad no será la de narrar un hecho, sino más la de transmitir sentimientos, emociones, impresiones del mundo y puntos de vista. Entre los autores más destacados que a lo largo de la historia se han destacado en la prosa poética, podemos mencionar a Platón, Cicerón, Charles Baudelaire, Julio Cortázar, Rubén Darío y Oliverio Girondo, entre otros.
Por otra parte, en el uso o lenguaje coloquial, la palabra prosa es generalmente utilizada cuando se quiere referir a la utilización de una verborrea excesiva que expresa ideas banales y sin importancia.
Y por otro lado, cuando se quiere referir a aquel aspecto de la realidad más vulgar o lejano del ideal, suele usarse el término prosa para referirse a él.
Nos referimos a la métrica cuando hablamos del análisis de la medida y la estructura de cada verso poético. La métrica examina la constitución rítmica de los elementos de un poema. En el caso de la prosa, se la define como prosa rítmica.
Existen diversos tipos de métricas. La métrica española, por ejemplo, contempla una cantidad fija de sílabas y una distribución específica de los acentos. La métrica grecolatina, la métrica hebraica y la métrica germánica, entre otras, poseen sus propios mecanismos para la construcción de ritmo.
En este sentido, es muy importante saber que la métrica a la hora de analizar y estudiar cualquier poema utiliza básicamente tres ejes o pilares centrales: el poema en sí, las estrofas que lo componen y los versos que son los que le dan forma.
No obstante, aunque en líneas generales estos son los tres aspectos más importantes que dan sentido a la labor de la métrica a su vez al llevarla a cabo hay que considerar otras cuestiones igualmente relevantes. Entre las mismas se encontrarían las sílabas, los acentos y las correspondientes rimas.
Pueden mencionarse diferentes clases de versos en función de la métrica. Los versos que concluyen con una palabra aguda son los oxítonos, los versos terminados con una palabra grave son los paroxítonos y los versos que terminan con una palabra esdrújula son los proparoxítonos.
La métrica define a las estrofas como el grupo de versos que poseen una distribución preestablecida de sílabas y rimas que se reitera de manera regular a lo largo de un determinado poema. La métrica española comprende estrofas de entre dos y trece versos.