Las conductas humanas varían de acuerdo a diversos factores: el núcleo familiar, el ámbito escolar o de trabajo, condiciones fisiológicas, etc. Cuando un comportamiento se realiza en forma desmedida, ya sea por frecuencia, intensidad o duración se está en presencia de un exceso conductual que influye negativamente en la calidad de vida de la persona.
Los jóvenes son los más vulnerables ante la posibilidad de cometer excesos, debido a que están en una etapa de la vida repleta de cambios: biológicos, psicológicos y sociales. Esto resulta en un periodo donde la curiosidad está presente en forma exagerada y los puede conducir a realizar actos perjudiciales para su salud.
Entre los excesos más comunes, que pueden derivar en adicciones, se encuentran los relacionados con el consumo de drogas, problemas alimentarios, el uso excesivo de internet, la actividad física por demás, entre otros.
Alcohol
Durante la adolescencia, muchos jóvenes comienzan a asistir a reuniones y fiestas, en donde puede estar presente el alcohol. A veces por deseos de probar esta bebida o debido a que no quieren sentirse excluidos por amigos que consumen bebidas alcohólicas, los adolescentes comienzan a beber. Muchas publicidades fomentan el consumo de este tipo de bebidas, mostrando a personas felices y divirtiéndose, lo que lleva a la errónea idea de que el alcohol es sinónimo de diversión. Por supuesto es todo lo contrario, ya que su uso disminuye el autocontrol y por lo tanto fomenta los comportamientos riesgosos, que pueden devenir en accidentes, violencia y muerte prematura.
Esta sustancia causa dependencia y su consumo en exceso perjudica a la persona que lo consume, produciéndole trastornos y enfermedades, pero también afecta a su entorno familiar.
Efectos en el organismo del consumo excesivo de alcohol:
– Dilatación de los vasos sanguíneos periféricos.
– Descenso de temperatura corporal.
– Aumento o disminución de la secreción gástrica.
– Irritación de la mucosa estomacal.
– Daño al hígado.
Cuando las personas beben alcohol desde temprana edad, esta conducta permanecerá en la adultez y además interferirá en el crecimiento y el desarrollo físico, psicológico y social del individuo.
Tabaco
Al igual que el alcohol esta sustancia también es de uso frecuente en los jóvenes, ya que es una droga legal que se puede conseguir fácilmente, cuyo uso comienza como un modo de integrarse en un grupo y finalmente crea dependencia, ya que el fumador siente una sensación de relajación al consumirla.
Los componentes altamente tóxicos del cigarrillo pueden producir diversos efectos que dañan la salud, como el aumento de la frecuencia respiratoria, incremento del ritmo cardíaco y la presión sanguínea, acumulación de sustancias tóxicas en los pulmones, entre otros.
En la adolescencia la sensibilidad a los efectos de los químicos del tabaco es muy alta, por lo que generar adicción es una consecuencia muy común en esa etapa de la vida.
Riesgos de consumir tabaco en la adolescencia
El 50% de las personas que fuman desde temprana edad, continúan con el hábito al ser adultos, convirtiéndose en una adicción que pone en riesgo su salud. El cigarrillo produce:
- Tos.
- Aumento en las secreciones bronquiales.
- Mal aliento.
- Manchas en los dedos y dientes.
- Disminución de la capacidad respiratoria.
- Dificultad para realizar actividades físicas.
Con el transcurso de los años aparecen enfermedades como bronquitis crónica, enfermedades cardiovasculares y de pulmón, incluyendo varios tipos de cáncer.
El inicio temprano en el hábito de fumar produce también predisposición al consumo de otras drogas. Siendo difícil revertir dicha costumbre, ya que solo entre un 5 y un 15% de las personas puede dejar de realizarla.
Otro tipo de drogas
Las drogas pueden ser lícitas o ilícitas, dentro de las primeras se encuentran el alcohol, el tabaco, los medicamentos y en algunos sitios la marihuana. La ilícitas corresponden a aquellas cuyo uso o venta no está permitido por la ley, como el caso de la cocaína, la heroína, el opio, etc.
Marihuana: Como esta droga suele utilizarse en algunos casos con fines médicos, suelen desestimarse las consecuencias de su uso.
El consumo de drogas debilita el sistema inmunológico, en el caso de la marihuana también ocurre esto, con el agregado de que ésta no es soluble en agua, por lo que permanece más tiempo en los tejidos adiposos del cuerpo humano.
Los componentes de la marihuana, los cannabinoides, generan variados efectos en el organismo: deformación de espermatozoides y disminución de su movilidad, daños en los óvulos con cambio en el ciclo menstrual, daños celulares, anormalidades en el cerebro, entre otros.
Cocaína: Se encuentra de forma soluble en agua y también no soluble, dependiendo si es para uso aspirado, fumado o inyectado. Esta droga produce una sobrecarga de dopamina, que es un neurotransmisor relacionado con sensaciones de placer, por lo que esta droga genera rápidamente adicción.
Los efectos inmediatos debido al uso de la misma son: contracción de los vasos sanguíneos, aumento de la frecuencia cardíaca, incremento de la presión arterial, dilatación de las pupilas, etc. Con el uso prolongado se presentan graves problemas que afectan al corazón, al sistema nervioso, se producen hemorragias nasales, irritación del tabique nasal, gangrena en los intestinos, entre otros.
Trastornos alimentarios
En la adolescencia el cuerpo está en desarrollo, por lo que es fundamental que los jóvenes mantengan una dieta saludable que incluya todos los nutrientes necesarios para la formación de sus estructuras corporales. Pero en este periodo de la vida, muchos jóvenes adquieren conductas dañinas para su salud. Al igual que con el alcohol, el tabaco y otras drogas, muchos adolescentes se ven influidos por el entorno y pueden incurrir en ciertos excesos en cuanto a alimentación se refiere.
Bulimia: las causas de este trastorno son variadas, se distingue por momentos de ingesta compulsiva de alimentos, con la posterior provocación de vómitos, toma de laxantes o ayunos.
Anorexia: consiste en la privación de los alimentos, puede incluir episodios bulímicos.
En los adolescentes que padecen estos trastornos se observa un deterioro en su autoestima, que en ocasiones puede ser causado por el bullying o acoso escolar hacia ellos, o por la búsqueda de una imagen corporal idealizada. Por lo general, tienen una distorsión de sus proporciones, pensando que su peso es mayor al que realmente tienen.
Uso excesivo de las tecnologías
La computadora, los celulares inteligentes, las tabletas y otros dispositivos electrónicos han creado nuevas vías de comunicación entre los adolescentes. Las redes sociales y los juegos en red son sitios en los cuales los jóvenes ocupan gran cantidad de su tiempo.
Cuando el uso de la computadora implica la pérdida del contacto personal con otros pares o se convierte en un motivo de aislamiento, se presenta un grave problema que en ocasiones suele desestimarse por parte de los padres.
Adicción a internet: muchos especialistas no están de acuerdo en catalogar como adicción al uso nocivo de internet, pero otros profesionales consideran que psicológicamente existen algunas similitudes con la adicción al tabaco o al alcohol que la incluirían en dicha categoría.
El uso intensivo de la computadora puede producir dolores de espalda, enrojecimiento de los ojos o úlceras, migrañas, dolores cervicales, entre otros.
¿Cómo darse cuenta que se está abusando del uso de la tecnología?
Si se presentan varios de los siguientes síntomas:
- Irritación ante la prohibición del uso de internet.
- Uso prolongado de internet a lo largo del tiempo.
- Utilización de internet para evadir la realidad.
- Pérdida del apetito o tomar alimentos mientras se utiliza la computadora.
- Abandono de otras actividades, como juegos al aire libre, reuniones con amigos, etc.
- Mentir sobre el tiempo en el cual se permanece utilizando la computadora sin fines de estudio o trabajo.
- Priorizar los juegos en internet ante otras actividades como estudiar, trabajar, etc.
- Desinterés por las personas.
- Obsesión por lograr objetivos en juegos y acceder a nuevos niveles de los mismos.
- Pérdida del sueño.
Los mencionados anteriormente son algunos de los excesos en los que pueden incurrir los jóvenes y que impiden su normal desarrollo. Los padres deben estar atentos a las señales de alarma, como cambios de conducta, decaimiento, enrojecimiento de los ojos, debilidad, irascibilidad, etc. De este modo pueden detectar a tiempo conductas que pueden convertirse en adicciones y perjudicar la vida de sus hijos.