Las plantas se pueden separar en dos categorías distintas: monocotiledóneas y dicotiledóneas. Estas difieren en cuatro características estructurales distintas: las hojas, los tallos, las raíces y las flores. Sin embargo, las diferencias más estrictas comienzan desde el inicio del ciclo de vida de la planta, en la semilla.
Monocotildóneas
Dicotiledóneas
Cotiledón
1
2
Tipo
Angiospermas.
Angiospermas.
Tipos de raíz
Fasciculada.
Pivotante.
¿El tallo está ramificado?
No.
Sí.
Haces vasculares del tallo
Numerosos y dispersos.
Pocos y dispuestos en anillos.
Estructuras florales
3 sépalos y 3 pétalos o múltiplos de 3.
4 o 5 pétalos o múltiplos de 4 o 5.
Polen
El tubo de polen contiene un solo poro o surco (monocolpado).
El tubo de polen tiene tres o más poros o surcos (tricolpado).
El reino vegetal, mundo de colores y aromas diversos, sorprende en su aparente calma con una variedad de especies y procesos naturales muchas veces imperceptible para el hombre.
Al recorrer con atención nuestro planeta es fácil dejarnos sorprender por la inmensidad de curiosidades que posee. El complejo mundo de los seres vivos es una de ellas, tema que desde hace varios siglos es investigado y estudiado por el hombre.
A medida que fueron transcurriendo los años, los descubrimientos han permitido encontrar y distinguir nuevas especies junto a un variado conjunto de características asombrosas, impensado para los científicos de antaño. La necesidad de clasificar y ordenar este mundo desembocó en la creación de los denominados reinos, esto es, las divisiones de los seres vivos en grupos.
En la actualidad se habla de cinco reinos: Monera (bacterias), Protista (algas, protozoos, mohos del limo y otros organismos acuáticos y parásitos menos conocidos), Fungi (líquenes y hongos), Animalia (vertebrados e invertebrados) y Plantae (musgos y plantas en general). En este artículo nos ocuparemos de desarrollar este último.
El reino plantae
Dentro de este grupo se han incluido alrededor de 260 mil especies de plantas. Una de las principales características de este reino es que todos sus miembros poseen clorofila, un pigmento de color verde que les permite transformar en energía química, la energía lumínica que proviene del sol y utilizarla para sintetizar sustancias alimenticias. Por este rasgo se dice que son seres autótrofos, es decir, que fabrican su propio alimento. Este proceso, denominado fotosíntesis, será desarrollado en una infografía, al finalizar el artículo.
La historia de este reino no es muy diferente de la de los demás seres vivos. Como ya sabemos, la vida comenzó en el agua, por lo que es probable que las algas, que son plantas acuáticas, fueran las antecesoras de este grupo. En este medio cuentan con características muy particulares: no se desecan, se mantienen con un adecuado sostén y se reproducen fácilmente debido a que el agua sirve como dispersante de las esporas que producen para reproducirse. Además, el ambiente es adecuado para promover el encuentro de las gametas en la reproducción sexual.
Con el paso del tiempo y los procesos evolutivos que se fueron dando, las plantas llegaron a la tierra y adquirieron nuevas características, pero para adaptarse al nuevo medio tuvieron que adecuar ellas mismas las propiedades que antes poseían en el agua. Para ello desarrollaron:
• Hojas: absorben la luz solar para llevar a cabo el proceso de fotosíntesis. • Raíces: permite fijar la plata al suelo y sirve para absorber el agua y las sales del medio. • Tallos: mantienen erguidas a las plantas y a las hojas expuestas al sol. • Vasos: son los encargados de distribuir el alimento y el agua por la planta. • Medios de reproducción: antes el agua jugaba un rol fundamental en este proceso, pero fue reemplazado por otros medios, como las flores y el polen. • Semillas: son esenciales para que el cigoto no se deseque. • Cutícula: es una cubierta impermeable que no permite que el agua se pierda por evaporación.
Plantas no vasculares
Las primeras plantas que aseguraron el paso a la vida terrestre fueron las no vasculares. Entre sus principales características se encuentran la ausencia de vasos conductores, frutos y flores.
Al estudiar la estructura de estos seres podemos notar los cambios que sufrieron las plantas acuáticas para conquistar la tierra firme. Notaremos entonces que se fijaron a sustratos húmedos mediante rizoides, en lugar de raíces, y desarrollaron un talluelo con pequeñas hojuelas que contienen clorofila.
Como ya se ha mencionado previamente, el desarrollo de la cutícula fue una de las características más relacionadas con la conquista de la superficie terrestre. Esta capa cerosa externa está compuesta por una sustancia llamada cutina que reviste todas las partes de la planta que se encuentran expuestas. La cutícula cuenta con unos poros (estomas) para realizar el intercambio de gases necesario en el proceso de fotosíntesis, pero tiene también una función protectora que retarda la desecación y la defiende de bacterias y hongos.
Las hepáticas
Las marcantiofitas, también llamadas hepáticas por su forma similar al hígado, son plantas con poros que no son considerados verdaderos estomas, pero que de todos modos les permiten intercambiar los gases para realizar la fotosíntesis.
Como ya mencionamos, estas plantas no poseen raíces sino que se anclan al suelo por medio de los rizoides y viven en lugares húmedos, sobre rocas y en el suelo. Sin embargo, también pueden crecer sobre los troncos de los árboles.
Las plantas hepáticas se reproducen sexualmente por medio de gametas sexuales y pueden hacerlo asexualmente mediante gemación o fragmentación.
Los musgos
Los musgos, también conocidos como briofitos, representan otro de los grupos de plantas que aparecieron en la tierra por primera vez. Su estructura es muy sencilla y suelen habitar en lugares sombríos sobre piedras, corteza de árboles y en lugares húmedos o cercanos al agua. Los musgos, al igual que las plantas hepáticas, no tienen tejidos vasculares, es decir, carecen de verdaderos vasos para conducir el agua, los minerales y los nutrientes.
Este tipo de plantas se reproducen sexualmente mediante gametas sexuales y asexualmente por medio de esporas. En el primer caso, los anteridios, que son los órganos reproductores masculinos, son los encargados de producir gametas que nadan hacia la gameta femenina en los días de humedad. De esta unión surge un cigoto que crece hasta formar un esporofito, esto es, un es un tallo sin hojas que queda unido al gametofito.
Por otro lado, la reproducción asexual se inicia en el extremo del esporofito, donde se forma una cápsula que contiene unas células especiales llamadas esporas. En estaciones secas, las esporas se liberan y, movilizadas por el agua o por el viento, germinan en lugares con condiciones adecuadas.
Es interesante destacar que los musgos cumplen un rol fundamental dentro de la dinámica de los bosques debido a que mantienen la humedad, detienen la erosión, interceptan la lluvia, absorben los contaminantes del aire y favorecen el desarrollo de muchas plantas y animales.
Las plantas vasculares
La principal diferencia entre el grupo de plantas no vasculares y el de plantas vasculares es que estas últimas cuentan con verdaderos vasos de conducción que se ocupan de transportar agua, minerales y nutrientes orgánicos a través de todo el cuerpo.
Además, poseen órganos definidos (raíz, tallo con corteza y hojas), lo que quiere decir que están formados por tejidos diferenciados compuestos por células de distinto tipo. Algo similar ocurre con los órganos humanos: las células del estómago tienen características que las distinguen respecto a las del corazón, por ejemplo.
Otra cualidad importante de este grupo es que han desarrollado estrategias muy variadas para permitir el encuentro de gametas sin depender del agua.
Las plantas sin semilla: las Pteridofitas
Los principales representantes de este grupo son los psilófitos, licopodios, equisetos y los helechos, aunque también pueden encontrarse otras especies. Lo que más se destaca de estas plantas es que no cuentan con semillas y que el color verde predomina en todo el cuerpo debido a que no tienen flores.
Por lo tanto, para reproducirse, deben valerse de las esporas, aunque para ello es determinante que cuenten con las condiciones necesarias: fundamentalmente presencia de agua.
Las plantas con semilla: las espermatofitas
Una de las particularidades de las espermatofitas es que producen semillas. Este pequeño grano que aparenta ser una estructura simple es el responsable de la reproducción y el crecimiento de estas plantas.
Un esporofito joven reposa en su interior, es decir, el embrión. Cubierto por una capa protectora que recibe el nombre de cubierta seminal, se encuentra acompañado muchas veces por un tejido de reserva.
Esta protección proviene del esporofito materno y al embrión la capacidad de que se mantenga protegido por muchos años de las condiciones ambientales. Germinará cuando las condiciones de temperatura y humedad del ambiente sean propicias para que se desarrolle el nuevo individuo.
Las espermatofitas se clasifican en gimnospermas y angiospermas. Las primeras se caracterizan por tener semillas desnudas y carecer de flores, como ocurre por ejemplo con el pino, el cedro y el abeto. En este caso, el viento es el encargado de transportar los granos de polen hacia los micrópilos de los óvulos, esto es, una abertura por la que acceden.
Por otro lado, las angiospermas son plantas con flores que dan semillas protegidas. Además, son especies que se adaptan a diversos ambientes y que se posee sus órganos reproductores en la flor, donde se produce la fecundación.
Las flores
Un apartado aparte merecen las flores debido a que son partes de la planta con una complejidad increíble. Se cree que las primeras aparecieron hace 120 millones de años, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, pero habrían comenzado su período de apogeo hace 65 millones de años, justo cuando estos inmensos reptiles desaparecían.
Los intensos aromas y la belleza de sus colores no son una obra azarosa de la madre naturaleza. Estas características les permiten atraer a varios insectos y animales que se posan sobre ellas impregnándose de granos de polen. De esta manera, estos seres vivos sirven como medio para transportarlos a otra flor y, de este modo, juegan un rol importante en el ciclo reproductivo de las flores.
También hay especies que poseen en sus flores un líquido azucarado, el néctar, que atrae a las abejas y a los colibríes. Así, las abejas disponen de estos elementos a modo de alimento al tiempo que las flores se valen del insecto para ser polinizadas. Algo similar ocurre con los colibríes que aprovechan la misma fuente alimenticia. Estos animalitos cuentan con una larga lengua que les permite succionar el néctar y la capacidad de batir sus alas hasta 70 veces por segundo para mantenerse en el mismo sitio mientras realizan la extracción.
Básicamente, las partes de la flor pueden dividirse en dos grupos:
• ÓRGANOS REPRODUCTORES:
Androceo: es el órgano reproductor masculino. Comprende a los estambres, gónadas formadas por un filamento que en su extremo tiene una bolsita (antera) donde se encuentran los pequeños granos de polen (gametofitos masculinos que forman las gametas masculinas).
Gineceo: es el órgano reproductor femenino. Comprende uno o varios estigmas, al estilo y al ovario. El ovario y el estigma se encuentran conectados mediante el estilo, un órgano con forma de tubo por medio del cual pasan los granos de polen al ovario.
• PARTES PROTECTORAS:
Carpelos: son hojas fusionadas que forman al androceo y al gineceo.
Sépalos: son hojas modificadas verdes que forman el cáliz protegiendo a la flor.
Pétalos: son hojas de colores brillantes que forman la corola. Promueven la polinización.
La polinización
Transportar el polen de una flor hacia otra sería una tarea imposible si las plantas debieran valerse únicamente de sus capacidades. En su lugar aparece la polinización, nombre con el que se conoce al proceso por el cual se transporta el grano de polen hasta el óvulo. En las plantas acuáticas esta tarea es realizada por el agua que actúa como medio para encontrar a las gametas, pero en las plantas terrestres el proceso debe darse de otra forma distinta.
Algunos granos de polen están provistos de pequeños pelos que les facilita viajar, ayudados por el viento, hacia otras flores. Hay otros que se adhieren al pelo de los animales mediante unos ganchos. Ninguno de estos viajes sería posible sino fuera porque los granos de polen, a pesar de ser diminutos, poseen una estructura fuerte que protege al gameto masculino y evita que pierda agua.