Los Aliados y el Eje son las dos alianzas de naciones que se enfrentaron en la Segunda Guerra Mundial. En este cuadro comparativo conocerás las diferencias que existían entre ambos, así como quiénes fueron sus líderes y las principales batallas en las que cada bando resultó victorioso.
Aliados
Eje
Definición
Se trató de una alianza de naciones liberales y comunistas que tenía el objetivo de derrotar militarmente a los regímenes fascistas.
Fue una alianza de naciones de régimen fascista con el fin de expandir su influencia y apoyarse mutuamente en caso de conflagración bélica.
El término “Eje” proviene de un pacto firmado entre Italia y Alemania en 1936 al que Mussolini llamó “Eje Roma-Berlín”, pues alrededor de ellos girarían otros estados de Europa con similares ideales y principios.
Países integrantes
Estados Unidos
Gran Bretaña
Francia
Unión Soviética
Alemania
Italia
Rumania
Hungría
Eslovaquia
Bulgaria
Japón
Ideología
Liberalismo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia) y comunismo (Unión Soviética)
Fascismo
Principales líderes
Winston Churchil
Josef Stalin
Charles De Gaulle
Franklin D. Roosvelt
Adolfo Hitler
Benito Mussolini
Corneliu Codreanu
Hiroito
Batallas en las que resultaron triunfadores
Batalla de Stalingrado
Batalla de Iwo Jima
Batalla de las Ardenas
Ataque a Pearl Harbor
Batalla de El Alamein
Bombardeo de Londres
Resultado en la guerra
Triunfadores. Como resultado, Europa se dividió entre países que adoptaron el liberalismo democrático (oeste) y los que cayeron bajo la órbita del comunismo soviético (este).
Perdedores. Como consecuencia, en Europa y el mundo sólo sobrevivió un Estado con régimen fascista, la España del dictador Francisco Franco, la cual se había mantenido neutral durante la guerra, aunque prestó ayuda a los gobiernos de Alemania e Italia.
La Primera Guerra Mundial fue un acontecimiento bélico internacional que se desarrolló entre el 28 de julio de 1914 y el 11 de noviembre de 1918. No sólo llegaría a convertirse en una “Guerra Total” sino que trascendería al ámbito mundial cuando intervinieron en ese conflicto naciones situadas en otros continentes. Por primera vez en la historia de la humanidad, una lucha armada involucraba a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearían en dos bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las Potencias Centrales de la Triple Alianza.
Todas las fuerzas en conflicto creyeron que la guerra iba a ser rápida y contundente. Sin embargo, una vez iniciadas las operaciones, se haría evidente que la contienda se convertiría en una lenta agonía que, por su magnitud y consecuencias, constituiría una brecha que separaría el siglo XX de todo lo precedente.
CAUSAS
A finales del siglo XIX, el dominio sobre las colonias provocaría conflictos entre las potencias dominantes que se resolvían por acuerdos diplomáticos, o por guerras locales. Sin embargo, la diplomacia internacional iría variando. A medida que crecían las necesidades de expansión de las grandes potencias, las confrontaciones se hicieron incontrolables. Asimismo, era difícil resolver los conflictos en un escenario que se había ampliado.
ANTECEDENTES: tensiones entre las potencias europeas antes de la I Guerra Mundial.
1. Bismarck y la diplomacia europea de 1871 a 1890.
Otto von Bismarck había organizado las relaciones entre las distintas potencias europeas; su objetivo sería aislar a Francia para evitar un posible revanchismo por la pérdida de Alsacia y Lorena además de concertar alianzas con Austria-Hungría, Rusia, Italia e incluso con Gran Bretaña.
Bismarck perseguía como objetivo final la paz, aunque no dudó en utilizar la amenaza de guerra para forzar la firma de un tratado. Estas amenazas hacen que las potencias europeas inicien la carrera armamentística. Cuando Bismarck abandona la política, sus sucesores no serán lo suficiente hábiles para mantener estos objetivos y Rusia se aliará a Francia haciendo la guerra inevitable.
2. El caos de los Balcanes.
En la zona de los Balcanes, el Imperio otomano se desmembraba; por ello, todos los jóvenes países nacidos de su deterioro aspiraban a su independencia. Sin embargo, las dificultades eran muchas: los pueblos mezclados hacían de la zona un mosaico de lenguas y religiones; resultando imposible el nacimiento de Estados viables. Ante este caos, Serbia pretende la unión de todas las minorías para formar la Unión de los Eslavos del Sur o Yugoslavia.
A nivel internacional dos grandes potencias tienen ambiciones territoriales sobre la zona: Rusia busca una salida al Mediterráneo, por lo que apoya a Serbia; Austria-Hungría, en cambio, pretende extenderse hacia el sur. Las rivalidades entre ellas irían en aumento y entre 1908 y 1909 Rusia y Austria llegan casi a la guerra a causa de Bosnia, territorio que se incorpora a Austria y cuyo reconocimiento Alemania, aliada suya, exigía al zar. Rusia tendría que aceptar esta resolución, siendo humillada por ello. Esta rivalidad entre Rusia y Austria será una de las causas de la Guerra.
3. La crisis marroquí.
La rivalidad entre Alemania y Francia se manifiesta en Marruecos, zona sobre la que Francia pretende instaurar un protectorado y en la que Alemania tiene intereses comerciales. En definitiva, las crisis y rivalidades de los Balcanes y de Marruecos van a consolidar en Europa a dos bloques: Alemania aliada de Austria-Hungría y Rusia aliada de Francia.
CAUSAS PRÓXIMAS
1. Rivalidades territoriales.
Francia deseaba el territorio de Alsacia y Lorena que le había sido arrebatado por Alemania en 1871; la tensión aumentará cuando Alemania inicie una política de germanización sobre la población de lengua francesa de esos territorios. Por su parte, Polonia sigue repartida entre Rusia, Austria y Prusia por lo que, en la zona austríaca, el gobierno es tolerante con el nacionalismo polaco; en la zona prusiana (alemana), por el contrario, se prohíbe la lengua y se instalan colonos de habla alemana; y en Rusia, el zar alienta el nacionalismo para que Polonia se unifique e integre dentro del Imperio Ruso.
En los Balcanes se producen enfrentamientos conocidos como Guerras Balcánicas. Estos conflictos supusieron la expulsión definitiva del Imperio otomano de la península salvo en el extremo oriental de Tracia, el establecimiento de fronteras casi definitivas y el nacimiento de Albania como Estado independiente. Sin embargo, no se resolvieron las disputas territoriales entre los países balcánicos, manteniendo Bulgaria sus deseos de nuevas fronteras; Macedonia, Tracia y Dobruja serían objeto de competencia.
En el Imperio Austro-húngaro, los movimientos nacionalistas de los distintos territorios que componen ese Estado (húngaros, checos, eslovacos) aspiran a una mayor autonomía e incluso a la independencia. Este factor genera inestabilidad y es aprovechado por sus rivales.
2. Rivalidades militares.
Ante una posible guerra, todas las potencias se lanzaron a la carrera armamentística, por lo que el servicio militar es prolongado a tres años, multiplicándose el presupuesto del ejército. Francia y Gran Bretaña temían por el rearme alemán, pues disponía de un gran potencial industrial.
3. Rivalidades económicas.
Gran Bretaña había sido la gran potencia industrial de Europa hasta finales del siglo XIX. Sin embargo, desde los inicios del XX, tiene que sufrir el desarrollo de la industria alemana y su sustitución en los distintos mercados europeos. Además, la política económica alemana era agresiva, con fuertes medidas proteccionistas que fomentaban la exportación y la conquista de mercados.
4 Las causas psicológicas.
Algunos historiadores han señalado la importancia de los medios de comunicación para influir en el estado de ánimo colectivo manejando a la opinión pública; también fueron causantes del aumento de la tensión. Se cree que el aumento de efectivos en los distintos ejércitos estuvo motivado por ese clima. Alemania pasó de 621.000 hombres a 820.000 en un año, Austria pasó de 100.000 a 160.000, Francia logró unos efectivos de 750.000 hombres y Rusia 1.800.000. Junto con el aumento de efectivos también se produce el aumento de los impuestos para fines bélicos en casi todos los países; para justificarlo se bombardea con la idea de guerra inminente.
¿Sabías qué...?
Alemania terminó de pagar sus deudas por reparaciones de la primera guerra mundial el 3 de Octubre de 2010.
EL DESARROLLO BÉLICO
LOS BLOQUES CONTENDIENTES
Son las dos alianzas en las que se agrupaban los países europeos:
• La Triple Entente: Francia, Reino Unido y Rusia.
• La Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e Italia.
Cada uno de ellos va a hacer esfuerzos para atraer a otros países y aumentar su potencial militar; tendrán que prometer concesiones territoriales y promesas difíciles de cumplir. Japón, por ejemplo, entró en la guerra en agosto de 1914 por los aliados, para quedarse con factorías de Alemania en Asia. Hacia noviembre, Turquía apoyaría a los imperios centrales: fue un duro golpe a los aliados pues la única salida de Rusia era por el Mar Negro y Turquía controlaba los estrechos que lo comunicaban con el Egeo. En mayo de 1915 entra Italia con los aliados, con la promesa de ciertas concesiones territoriales a costa de Austria.
Durante febrero de 1917 un acontecimiento decisivo dio un viraje completo al conflicto: la Revolución rusa. Ésta obligaría a abdicar al Zar Nicolás II, quedando Aleksandr Kérenski, quien continuaría en guerra contra Alemania. Sin embargo, en octubre estalla la revolución bolchevique que depuso al gobierno de Kérenski. La inestabilidad permitió a los alemanes un gran avance en Rusia. Los bolcheviques tomaron el control y firmaron el armisticio con los imperios centrales en el mes de diciembre. Así, para obtener la paz consintieron enormes sacrificios económicos y territoriales.
Hacia abril de 1917 los Estados Unidos le declaran la guerra a los imperios centrales, dándole a la contienda el carácter mundial pero sus efectos no se sentirían sino hasta 1918. El hecho que motivó el ingreso de Estados Unidos en la guerra, fue el hundimiento del Lusitania, donde murieron 123 estadounidenses, por un submarino alemán. Los países que permanecerían neutrales a final de la guerra serían Suiza, los Países Escandinavos, Holanda y España.
LAS ETAPAS DE LA GUERRA
1. La guerra de movimientos (hasta diciembre de 1914).
En el frente oeste los alemanes ponen en marcha el plan Schilieffen e invaden Bélgica y una parte del norte de Francia; no contaban con la dura resistencia francesa, que frenaría a los alemanes en el río Marne, paralizando la ofensiva y estabilizando los frentes en trincheras. En el frente oriental, los rusos, mal equipados y con pésimas comunicaciones, son derrotados por los alemanes en Tanneberg. Tras la batalla de Lemberg, Austria sería derrotada y tendría que abandonar Serbia.
2. La guerra de posiciones (diciembre de 1914- febrero de 1916).
El fracaso del plan Schlieffen detiene a los alemanes y el frente se estabiliza en una guerra de trincheras; una guerra de desgaste basada más en la capacidad de abastecimiento de los frentes que en los avances militares. El prototipo de guerra de trincheras fue Verdún, donde los franceses resistieron penosamente el empuje alemán. Entretanto, los ingleses ganan la batalla naval de Jutlandia a los alemanes; en el Este los aliados fracasan al intentar abrir los estrechos turcos para comunicarse con Rusia.
3. Las novedades de 1917.
En el año 1917 cambia el panorama bélico. En el oeste, los Estados Unidos entran en la guerra tras varios incidentes con Alemania. Esto desequilibra la balanza a favor de los aliados, que así cuentan con grandes suministros de hombres, materiales y capitales. Mientras tanto, en el este, Rusia se retira de la guerra en noviembre tras el triunfo de la revolución bolchevique. Eso se confirma en febrero de 1918 con el tratado de Brest-Litovsk. El frente oriental queda eliminado.
4. El retorno a las grandes ofensivas (1918). En el último año de la guerra todas las naciones hacen un esfuerzo supremo para lograr la victoria. Los alemanes, una vez eliminado el frente este, se van a centrar en el oeste, desde donde aumentará su empuje. Los aliados coordinarán todas sus fuerzas bajo el mando de Ferdinand Foch. Cuando los americanos intervienen, la inferioridad alemana es manifiesta y se produce el declive a partir de agosto con la derrota en Montdidier. En septiembre los generales alemanes Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff declaran la imposibilidad de resistir. Desde allí se acelera la caída de los alemanes. El 9 de noviembre, el kaiser Guillermo II huye de Alemania y se proclama la República de Weimar. El 11 de noviembre se firma el armisticio en el bosque de Compiègne, acaso el mayor avance de los alemanes que fueron frenados a tiempo por los refuerzos estadounidenses.
EL DESARROLLO DEL CONFLICTO
• LOS PLANES ESTRATÉGICOS
Los dos bloques tenían estrategias para vencer al enemigo, elaboradas mucho antes del estallido del conflicto. Desde 1891, los alemanes disponen del plan Schlieffen para atacar a Francia: el acelerado ataque antes de que los rusos se organizaran; una vez neutralizado el frente francés, podrían dedicarse al frente ruso. Los franceses contaban con el Plan XVII desarrollado en 1911 por el general Joseph Joffre; el desarrollo de ofensivas a cualquier costo. Sin embargo, los franceses tendrían que defenderse para frenar a los alemanes.
El fracaso de estos dos planes permitiría que el conflicto se transformara en una guerra larga y, para intentar vencer al enemigo, se utilizaran varias tácticas:
a) de ruptura, para destrozar el frente enemigo;
b) de desgaste, por agotamiento de sus recursos (guerra de trincheras);
c) de división, la apertura de muchos frentes secundarios para fraccionar las fuerzas del enemigo.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
El 27 de Octubre de 1918 Alemania consintió en aceptar las negociaciones de paz y Guillermo II debió entregar el poder. En tanto, comenzaron los preparativos para la conferencia de Versalles en la cual los representantes de los países vencedores se reunieron para preparar el tratado definitivo de paz. Alemania quedaba obligada a reducir su ejército y armamento y a pagar fuertes sanciones económicas como reparación a los aliados. El antiguo territorio del Imperio alemán fue dividido por el Corredor polaco, desmilitarizado, confiscadas sus colonias, y responsabilizado por el conflicto. Este tratado produjo amargura entre los alemanes; fue la semilla inicial del próximo conflicto mundial.
Las consecuencias del enfrentamiento fueron:
• Pérdidas demográficas: Se cree que murieron en la guerra unos 12 millones de hombres. Alemania perdió 1.800.000, es decir, el 12 % de sus hombres entre 15 y 50 años; Francia 1.400.000, Gran Bretaña 750.000; y Rusia unos tres millones. A esto debemos añadir los millones de heridos y mutilados de guerra. El número de huérfanos fue elevadísimo. En muchos sitios se produjo superpoblación femenina.
• Pérdidas económicas: Los enemigos destruyeron infraestructuras y atacaron centros de producción; el costo de la contienda sería enorme. El país más afectado fue Francia donde se devastaron grandes superficies. Tras la guerra vendría el racionamiento, el hambre y la escalada de precios, además del pago de fuertes indemnizaciones de guerra de los países vencidos, hipotecando aún más su recuperación.
• Transformaciones sociales: Las diferencias sociales se acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el empobrecimiento de los pequeños ahorristas, los retirados y los asalariados afectados por la inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra. Los cambios sociales estuvieron estrechamente ligados a la lucha política que emprendería el Liberalismo, el Comunismo y el Fascismo a lo largo del siglo XX.
A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano- y tres grandes dinastías, los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov. Se confirmaba el final del Absolutismo Monárquico y se transformó el mapa de Europa:
• el Imperio del zar se convirtió en la Rusia comunista (más tarde la URSS),
• el Imperio Otomano dio paso a Turquía (península de Anatolia y Constantinopla),
• el Imperio Austro-húngaro dio paso a los Estados de Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia, como nuevos países independientes.
• el Imperio alemán fue reemplazado por la República de Weimar.
El peso político de Europa decae y fue sustituido por el de otras potencias: Estados Unidos, Japón y, más tarde, la Unión Soviética. Las potencias vencedoras permitieron el incumplimiento de algunos de los términos establecidos en los distintos tratados de paz, lo que provocaría el resurgimiento del militarismo y del nacionalismo agresivo en Alemania además de los desórdenes sociales en gran parte de Europa; agudizó la crisis económica, hubo una fuerte agitación social y resurgieron movimientos bélicos producto de las disputas que habían quedado sin resolver.
Conflicto ideológico de envergadura internacional, la Guerra Fría dividió el mundo generando conflictos armados y tensiones prolongadas durante más de cuarenta años, siempre al borde de un enfrentamiento nuclear entre superpotencias.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, un nuevo periodo se inició enfrentando a la Unión Soviética y los Estados Unidos, ambas superpotencias con intereses contrapuestos y una fuerte influencia en extensas regiones del planeta. Sin embargo, esta rivalidad nunca derivó en una lucha directa entre ambos Estados (razón por la cuál se la denominó Guerra Fría), sino que se ubicó más bien en el plano ideológico, con momentos de grandes tensiones debido a la acumulación de cuantiosos arsenales nucleares que se utilizaron fundamentalmente como elementos de disuasión.
El arsenal acopiado durante estos años resultó tan importante que un enfrentamiento directo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética hubiese dado lugar a una verdadera catástrofe nuclear a nivel global. Por esta razón se evitó constantemente llegar a ese punto, valiéndose de diversas técnicas para intentar conseguir el predominio por sobre la otra: la propaganda, la intimidación y el apoyo a fuerzas enfrentadas para instaurar regímenes políticos, fueron algunos de tantos mecanismos.
El término “Guerra Fría” fue empleado por primera vez en 1947 por Bernard Baruch, asistente del entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, y a partir de allí comenzó a emplearse en la prensa y en numerosas publicaciones para hacer referencia al período que se inició con el reparto del sistema político internacional después de la Segunda Guerra Mundial, y que se extendería hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión Soviética en 1991.
Ideologías contrapuestas
La lucha política e ideológica llevada a cabo por los Estados Unidos y la Unión Soviética tuvo su origen en las diferentes concepciones que tenían ambas superpotencias en cuanto al modo de administrar el Estado y su rol en la sociedad.
Por un lado, los Estados Unidos bregaban por un sistema liberal capitalista, en el cual el mercado sea el mecanismo a través del cual se asignen los recursos y se distribuyan las riquezas.
En este sentido, consideraba que el Estado no debía intervenir en el curso de la economía, por lo que los distintos países debían levantar las medidas proteccionistas que pudieran llegar a impedir el desarrollo de un mercado a nivel global.
Sin embargo, lo cierto es que estas medidas nunca fueron llevadas a cabo en su totalidad en el propio territorio estadounidense, donde la inversión de empresas foráneas ha sido severamente controlada por el gobierno, al tiempo que a través de los organismos internacionales impulsaban la apertura de mercados en el exterior.
Por otro lado, la Unión Soviética proponía un sistema en el que se defendiera la existencia de un Estado fuerte, capaz de desarrollar una economía centralizada y planificada. La propiedad privada no debía ser reconocida según estas ideas, por lo que las viviendas, industrias y territorios tendrían que ser administrados por el Estado o el Partido Comunista en su totalidad, con el fin de alcanzar el mejor nivel de vida posible para la población.
En la Unión Soviética no existía la democracia ni la división de poderes, y la oposición política no se encontraba legalizada. Toda la economía se encontraba estatizada para poder ser controlada, incluyendo a la banca, la industria, los medios de transporte, los recursos naturales, la infraestructura, etc. Los trabajadores no poseían libertades para decidir su modo de trabajo, y debían seguir las directivas emanadas desde el poder central, lo cual solía desembocar en la utilización de las fuerzas de seguridad para forzar a los individuos a cumplir con las tareas asignadas. Los elementos de control social incluían desde el empleo de la violencia hasta la presencia en centros de producción de agentes secretos encargados de detectar actos contrarios a los ideales del Partido.
Carrera armamentista
Como ya se mencionó anteriormente, en ningún momento de la Guerra Fría una unidad soviética atacó a una estadounidense o viceversa. Sin embargo, ambas superpotencias reforzaron sus respectivas fuerzas armadas durante este periodo y almacenaron miles de ojivas nucleares y sistemas de cohetes listos para ser usados en caso de que la situación se tensara lo suficiente.
Particularmente en el caso del armamento de destrucción masiva, el incremento se volvió alarmante. Por un lado, los Estados Unidos ya habían desarrollado y empleado bombas atómicas sobre ciudades japonesas, por lo que empezaron a realizar sus primeros ensayos con bombas de hidrógeno en 1952. Al año siguiente los soviéticos harían lo propio, igualando la capacidad ofensiva tras haber conseguido desarrollar su primera bomba atómica en 1949. Con el correr de los años, otros países llegarían a contar con este tipo de artefactos, por lo que, dadas las sólidas alianzas existentes entre los países de los distintos bloques, un ataque nuclear hubiera desencadenado un enfrentamiento que prometía hacer desaparecer la existencia humana tal como la conocemos en la actualidad. Previendo esta posibilidad, el desarrollo de este tipo de armamentos funcionó más como factor de disuasión que como elemento ofensivo.
En este contexto, ambos bloques destinaron importantes recursos a la actualización y ampliación de sus capacidades ofensivas, una carrera armamentista en la que el Estado más perjudicado fue la Unión Soviética debido a que contaba con una economía más frágil, y cada aumento en el presupuesto de defensa significaba un duro revés para la calidad de vida de sus habitantes.
Un mundo dividido
En un panorama internacional sumamente tenso, los diferentes Estados se vieron obligados a tomar posicionamiento frente al conflicto. Bajo el predominio de los Estados Unidos fue gestada a fines de la década de 1940 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un ente político y militar conformado por Canadá y diversos países de Europa Occidental. Por otro lado, los países alineados tras la postura soviética se congregaron en el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, popularmente conocido como Pacto de Varsovia, creado a mediados de la década de 1950 para hacer frente a la formación liderada por Estados Unidos y a la militarización acelerada del bloque occidental.
Sin embargo, también apareció un tercer grupo de Estados que no se sentían interpelados por ninguna de las tendencias ideológicas en pugna y que defendían su neutralidad en una disputa que consideraban como asunto de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Por esta razón, a mediados de la década de 1950 una treintena de representantes de Estados del denominado Tercer Mundo se reunieron en Indonesia para establecer políticas concretas a llevar a cabo en el nuevo escenario surgido con la división del mundo, formando finalmente en 1961 el Movimiento de Países No Alineados.
El conjunto se comprometió a no formar parte de ninguna de las alianzas militares con presencia de los países hegemónicos y a trabajar por la autodeterminación de los pueblos, la reorganización de la economía mundial, la democratización de los organismos multilaterales y el rechazo al imperialismo, entre otros puntos.
Focos de tensión
Los escenarios en los que se montó la Guerra Fría fueron diversos, llegando a darse conflictos en mayor o menor medida en todos los continentes del planeta, algunos de los cuales se extendieron durante varios años.
El sudeste asiático, zona con una poderosa influencia de la Unión Soviética, sufrió dos enfrentamientos importantes. Por un lado, la invasión de la República Democrática de Corea (Corea del Norte, Estado socialista) a la República de Corea (Corea del Sur, aliado liberal) en junio de 1950, una guerra que duró tres años y que concluyó con las negociaciones de las partes, estableciendo la frontera entre ambas en el paralelo 38, es decir, en el mismo punto que se consideraba desde antes del conflicto.
Otro de los conflictos de la región se inició en Vietnam, donde al igual que en Corea, el país se encontraba dividido en la República Democrática de Vietnam (“Vietnam del Norte”, de tendencia comunista), y la República de Vietnam (“Vietnam del Sur”), que apoyada por los Estados Unidos, intervino militarmente en 1965 para detener el debilitamiento del territorio liberal vietnamita. Sin saberlo, habían ingresado en un conflicto para el cual no se encontraban realmente preparados, y tras diez años de enfrentamiento armado debieron retirarse del país.
Medio Oriente también fue un escenario de importantes hostilidades entre ambos bloques. La ocupación militar soviética de Afganistán (1979) y el enfrentamiento, tanto en su territorio como en Pakistán e Irán, con las fuerzas de resistencia entrenadas y financiadas por los Estados Unidos, provocó numerosas bajas hasta 1989, año en que la Unión Soviética se retira.
En América Latina, la Guerra Fría se trasladó a modo de dictaduras militares y movimientos guerrilleros que azotaron al continente durante décadas. Una de las principales causas que llevó a este escenario fue el triunfo de la revolución cubana en 1959 y la implementación en la isla caribeña de un gobierno de carácter socialista a escasos kilómetros del territorio estadounidense, quienes consideraron que ese suceso sería inspirador para una serie de revoluciones en el resto del continente.
Para contrarrestar el malestar general en la población latinoamericana, implementaron un programa de ayuda económica y social denominado Alianza Para el Progreso, a través del cual el gobierno estadounidense llegó invertir más de 2.000 millones de dólares para financiar viviendas, servicios educativos, sanidad, frenar los altos índices inflacionarios, mejorar la balanza de pagos y proveer asistencia técnica en el continente.
Por el otro, para intentar frenar el avance de las ideas socialistas, se implementó la Doctrina de Seguridad Nacional, medida por medio de la cual se instaba a los diversos gobiernos de la región a emplear sus respectivas fuerzas armadas para combatir los movimientos que favorecieran la instalación de un foco marxista en América. Bajo este programa, agentes estadounidenses comenzaron a entrenar a numerosos militares de los distintos países en la Escuela de las Américas, una institución emplazada en Panamá, donde se instruía a los miembros de las fuerzas sobre el modo de actuar contra la subversión, enseñándose desde tácticas militares y modos de hacer propaganda hasta técnicas de tortura que serían ampliamente utilizadas por las diversas dictaduras y gobiernos democráticos latinoamericanos.
Sin embargo, el hecho de que los Estados Unidos viera su zona de influencia vulnerada por el líder guerrillero Fidel Castro, quien buscaba apoyo de la Unión Soviética a escasos kilómetros de su territorio, llevó a que se diera uno de los conflictos más tensos de la Guerra Fría en Cuba.
La denominada Crisis de los Misiles, se inició en 1962 cuando aviones espías estadounidenses descubrieron que la potencia comunista había desplegado tropas en la isla caribeña y había emplazado rampas de lanzamiento de misiles apuntando hacia el norte. En este contexto, el presidente de Estados Unidos, John Kennedy, dispuso en forma inmediata de numerosos recursos militares para iniciar un bloqueo sobre Cuba, impidiendo que las embarcaciones soviéticas finalizaran la construcción de las plataformas nucleares. La amenaza era clara: si las naves de la Unión Soviética intentaban llegar a la isla o forzar el bloqueo impuesto por los estadounidenses, serían atacadas, lo que desencadenaría un enfrentamiento abierto entre las dos superpotencias y una probable guerra nuclear.
Finalmente, el 26 de octubre las partes llegaron a un acuerdo que comprometía también otros escenarios sensibles de la Guerra Fría. La Unión Soviética se comprometió a retirar en forma inmediata sus instalaciones en Cuba a cambio de la promesa de los Estados Unidos de no invadir dicha isla ni permitir que ningún aliado lo haga, levantar el bloqueo naval y retirar los sistemas de misiles que habían sido desplegados en Turquía. En base a dichos acuerdos, los soviéticos tampoco podrían invadir el territorio turco.
Pero es probable que uno de los símbolos más representativos de la Guerra Fría haya sido el Muro de Berlín, una extensa muralla de unos 160 kilómetros que dividía en dos a la capital alemana y al país entero, demarcando el límite entre la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana.
La construcción fue pensada por los socialistas para evitar las migraciones masivas hacia el sector occidental, por lo que comenzó a construirse en forma sorpresiva en 1961, entre la noche del 12 y 13 de agosto, dividiendo calles, casas y familias.
En 1989, luego de 28 años de haberse construido, el muro sería derribado por miles de personas que se congregaron en una revuelta producida en un contexto de disgusto general por el gobierno de la Republica Democrática Alemana y que, en un clima de debilidad, arrastró la renuncia de una gran cantidad de funcionarios y el fin de las restricciones en el país.
Con la reunificación de Alemania, quedaba plasmada la debilidad del sistema soviético frente al capitalismo y las ideas liberales, y se iniciaba la cuenta regresiva para el final de la era soviética y por lo tanto, de la Guerra Fría.
Mientras tanto, el descontento popular que provocaba la situación social y económica en los territorios bajo dominio de la Unión Soviética, llevó a que Ucrania consiguiera su independencia en el mes de diciembre de 1991, siendo seguida por Estonia, Lituania, Moldavia, Letonia, Bielorrusia y Rusia. En este contexto de debilidad, Mijaíl Gorbachov, presidente ejecutivo, debe renunciar a su cargo, iniciándose una nueva etapa en la historia mundial, signada por la disolución de la Unión Soviética y el fin del mundo bipolar.
Entre los días 12 de junio y 13 de julio de 2014, Brasil acogió la XX edición del que puede considerarse como principal evento deportivo mundial después de los Juegos Olímpicos: la Copa Mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), más popularmente conocida como Mundial de fútbol. En esta ocasión, la decepción de la hinchada local, que vio relegado su equipo a la cuarta plaza del torneo, solo tuvo parangón con la euforia de los seguidores alemanes, cuya selección se proclamó campeona del mundo por cuarta vez.
Un desafío económico para Brasil
Las grandes citas deportivas suelen ser ocasión para publicitar los logros materiales alcanzados por los países organizadores; en este sentido, aún queda cercano el recuerdo de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que sirvieron de escaparate a la potencia económica de la nueva China.
Otro tanto ocurrió con el Mundial de Brasil 2014, puesto que la República brasileña, primera potencia económica de América Latina, figura en el llamado Grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), estados con un acelerado crecimiento del producto interior bruto (PIB) que están llamados a ganar un protagonismo creciente en el mundo global de las próximas décadas.
Gracias a este crecimiento material pudo afrontar Brasil el elevado coste del Mundial, cifrado oficialmente por el gobierno brasileño en 28.000 millones de reales (alrededor de 13.000 millones de euros). Ese monto fue dedicado tanto a la edificación o reforma de los estadios donde se jugaron los partidos, como a la construcción de nuevos viales y otras obras públicas.
A pesar de la euforia deportiva, y aun patriótica, suscitada por el Mundial en buena parte de la sociedad brasileña, esta no fue ajena a las críticas por el inmenso desembolso crematístico que supuso el evento, y al cual deben sumarse los gastos generados por los Juegos Olímpicos de 2016, con sede en Río de Janeiro. Sobre todo si se consideran los escándalos de corrupción que rodearon, entorpecieron y en buena medida desprestigiaron los preparativos de ambos eventos.
Con ocasión de la Copa de Confederaciones, disputada en Brasil en junio de 2013, estallaron en el país multitudinarias protestas que denunciaban la inmensa diferencia entre el presupuesto dedicado a los fastos futbolísticos y el gasto público en programas sociales, así como las prácticas fraudulentas que impregnaban todas las esferas de la vida política y administrativa del país. Tal dimensión alcanzó este movimiento que la presidenta de la República, Dilma Rousseff, se vio obligada a promulgar una severa ley anticorrupción, acompañada de la promesa de una reforma constitucional que consolidara los derechos civiles y sociales.
Otro motivo de polémica constituyeron los desalojos forzados de numerosas personas que vivían en barrios pobres -las favelas- cercanos a los escenarios deportivos del Mundial. La medida fue muy criticada por distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, y añadió nuevos motivos de polémica en torno al evento deportivo.
La “Brazuca”
La FIFA recurrió a las nuevas tecnologías para garantizar la certeza de las decisiones arbitrales y la justicia de los resultados deportivos, evitando las polémicas que han acompañado en ediciones anteriores a jugadas de resultado incierto y trascendencia decisiva.
El Mundial 2014 fue el primero en utilizar balones inteligentes, capaces de indicar si han traspasado por completo la línea de gol. Para servir esta información, el balón disponía en su interior de un sistema electrónico de apenas 1,5 cm, que enviaba señales de radio a una computadora, la cual remitía el dato a un reloj de pulsera especial que llevaba el árbitro en su muñeca. Todo este proceso se efectuaba en menos de un segundo. El sistema fue probado con éxito en 2005, con ocasión de la Copa Mundial Sub-21 disputada en Lima (Perú).
El modelo de balón inteligente usado en Brasil recibió el nombre de Brazuca y fue desarrollado por dos conocidas empresas alemanas, dedicada una a la computación, la otra al diseño y fabricación de material deportivo.
Sedes y participantes
Por lo que respecta a los escenarios de la competición deportiva, el Mundial de Brasil tuvo 12 sedes, las ciudades de Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Manaos, Natal, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo.
Participaron en la competición 32 selecciones en representación de otras tantas federaciones nacionales de cinco continentes, agrupadas en ocho grupos para la fase de liguilla: A (Brasil, Croacia, México y Camerún), B (España, Holanda, Chile y Australia), C (Colombia, Grecia, Costa de Marfil y Japón), D (Uruguay, Costa Rica, Inglaterra e Italia), E (Suiza, Ecuador, Francia y Honduras), F (Argentina, Bosnia-Herzegovina, Irán y Nigeria), G (Alemania, Portugal, Ghana y Estados Unidos) y H (Bélgica, Argelia, Rusia y Corea del Sur).
Los partidos fueron dirigidos por un plantel internacional de 25 árbitros.
Los equipos favoritos
El campeonato se presentaba más reñido que en competiciones anteriores, con varios aspirantes de peso a ganar el título mundial.
Brasil es la selección nacional con más copas del mundo en su haber: ha ganado el trofeo en cinco ocasiones, pero la última fue en 2002, por lo que la afición canarinha, que apoyó masivamente a sus jugadores, consideraba este Mundial como una ocasión de oro para seguir encabezando la lista de campeones.
España, por entonces vigente campeona del mundo y de Europa; Argentina, que suma dos copas mundiales y cuenta en sus filas con Lionel Messi, considerado el mejor jugador del mundo; y Alemania, tricampeona y siempre poderosa, eran los tres rivales más temidos del país anfitrión en la lucha por el triunfo.
A la zaga de los anteriores figuraba el país europeo con más entorchados futbolísticos, Italia, cuatro veces campeona del mundo, que no contaba en esta edición con un equipo de la categoría de ocasiones anteriores pero siempre es un adversario temible, sobre todo por su dominio del juego táctico. A su nivel se encontraba un grupo de selecciones de potencial nada desdeñable, como Portugal (con Cristiano Ronaldo, Balón de Oro de 2013, que disputa a Messi la supremacía mundial individual), Inglaterra, Francia (como la anterior, una vez campeona del mundo), Holanda (en tres ocasiones subcampeona) y Uruguay (bicampeona), pero que de entrada no parecían candidatas al título.
El desenlace
La gran sorpresa de la primera fase fue la eliminación de España, que perdió con poca gloria su entorchado mundial, derrotada contundentemente por Holanda (1-5) y Chile (2-0), aunque se despidió con un triunfo intrascendente contra Australia (3-0). El otro sobresalto estuvo en el grupo D, donde Inglaterra e Italia se quedaron en la cuneta, desbancadas de la clasificación por Costa Rica y Uruguay.
Una vez resueltas las eliminatorias de octavos y cuartos, las semifinales fueron disputadas por las selecciones de Alemania, Brasil, Holanda y Argentina. Los germanos se deshicieron con una facilidad humillante de Brasil, a la que vapulearon ante su público por 7-1. Por su parte, los argentinos tuvieron que recurrir a la tanda de penaltis para superar a Holanda, tras acabar el tiempo reglamentario con empate a cero.
La frustración de la hinchada canarinha tocó fondo en la final de consolación, cuando su equipo se vio desbordado por los jugadores holandeses, que se impusieron por 0-3.
La gran final se disputó en el impresionante -y legendario- marco escénico del Estadio Maracaná de Río de Janeiro. En el primer tiempo, la maestría táctica de Javier Mascherano y las apariciones repentinas de Lionel Messi mantuvieron a los alemanes un tanto remisos, carentes del empuje ofensivo demostrado en partidos anteriores. Sin embargo, la fuerza y disciplina de los germanos, unida a la calidad de sus principales jugadores, acabaron imponiéndose en el segundo período, ampliado en la prórroga. El único gol del partido fue marcado por Götze en el minuto 113 de juego. Una diana para Alemania, pues le valió su cuarto campeonato mundial de fútbol.