Narrador en primera, segunda y tercera persona

Cuando un escritor se dispone a escribir una novela o un cuento, una de las primeras cosas que debe decidir es cuál narrador utilizará. Una mala elección y la obra no desarrollará todo su potencial. Por eso es necesario conocer las diferencias entre los diferentes tipos de narradores. 

Primera persona Segunda persona Tercera persona
Pronombre personal predominante Yo / Nosotros Él, ella, ellos, ellas
Punto de vista del narrador El narrador nos cuenta solamente aquello que él mismo puede percibir y pensar, y no puede comentar sobre acciones que no ve o experimenta directamente. Este narrador puede ser un personaje que cuenta la historia a otra persona, o puede ser un narrador que se habla a sí mismo en segunda persona y narra todo lo que vivió a modo de reflexión. También pude tratarse de un narrador externo que le habla directamente al lector como si éste último fuese el protagonista de la historia. El narrador en tercera persona es alguien fuera de la historia que puede describir tanto lo que sucede como los pensamientos y ambiciones de los personajes.
Efecto estético Al emplear un narrador en primera persona, el autor quiere subrayar las emociones y los sentimientos más íntimos, así como los límites de nuestra capacidad de percibir el mundo, que muchas veces puede ser confusa o errada. Se ha venido usando sobre todo en la narrativa moderna. Es una innovación estilística que quiere llamar la atención del lector sobre el uso innovador del lenguaje y sus recursos, más que sobre la narración misma. A través del narrador en tercera persona, el autor se toma la libertad de definir hasta los más pequeños detalles de los objetos y seres representados en la obra: desde la tonalidad de las hojas de un árbol, hasta el tic nervioso que distingue a uno de los personajes.
Ejemplos “Aún ahora, luego de tantos años, ese recuerdo sigue siendo extraordinariamente vívido y molesto. Tengo muchos recuerdos desagradables, pero…¿por qué no interrumpir aquí estas memorias? Me parece que fue un error comenzarlas. Sin embargo, por lo menos me he sentido avergonzado durante todo el tiempo en que las escribí, de modo que no son literatura sino un castigo y una expiación”.

 

Memorias del subsuelo. Fedor Dostoievsky

“Caminas, esta vez con asco, hacia ese arcón alrededor del cual pululan las ratas, asoman sus ojillos brillantes entre las tablas podridas del piso, corretean hacia los hoyos abiertos en el muro escarapelado. Abres el arcón y retiras la segunda colección de papeles. Regresas al pie de la cama; la señora Consuelo acaricia a su conejo blanco”.

 

Aura. Carlos Fuentes.

“Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora”.

 

El almohadón de plumas. Horacio Quiroga.

 

El narrador y sus tipos

A la hora de relatar una historia, son varios los aspectos a tener cuenta. El más importante entre ellos es el narrador, ya que es fundamental la presencia de alguien responsable de contar los eventos que ocurren en dicha historia. Hay varios tipos, y cada uno de ellos aporta un estilo único a la narración.

¿Qué es un narrador?

Un narrador es la persona o el ser desde cuya perspectiva se cuenta una historia, y que se manifiesta a través de la persona que narra o que lee dicha historia. El narrador puede ser un personaje dentro de la misma, pero no siempre lo es, y esto dependerá del tipo de narrador.

Un buen narrador, independientemente de su tipo, hace que el lector u oyente se sienta completamente sumergido en la historia.

Tipos de narrador

Narrador en primera persona

Es el tipo de narrador que habla desde un punto de vista en primera persona. Al narrar utiliza los pronombres en primera persona “yo, nosotros, mí, mío, nuestro”. Este sólo puede decirle a la audiencia lo que vive o lo que ve, y no puede comentar sobre acciones que no ve o experimenta directamente.

  • Drácula (1897): esta clásica novela, desarrollada por el escritor irlandés Bram Stoker, es un claro ejemplo de narrador en primera persona. La historia es narrada por una serie de personajes que relatan sus propias experiencias, decisiones y emociones a través de diarios, cartas y grabaciones, en eventos relacionados de una forma u otra con el famoso y terrorífico conde. Cada uno de estos personajes se convierte en el narrador y a la vez en protagonista según el capítulo o el segmento de la historia que se narre.

Narrador en segunda persona

Es el tipo de narrador que habla desde el punto de vista en segunda persona. Al narrar utiliza los pronombres en segunda persona “tú, tu, tuyo, ustedes, vosotros, vuestro”. El tipo de narrador en segunda persona es el menos utilizado.

Este narrador puede ser un personaje en el texto que cuenta la historia a otra persona, en donde describe lo que esta persona hace o hizo, o puede ser un narrador que se habla a sí mismo en segunda persona y narra todo lo que vivió a modo de reflexión. En ocasiones, incluso, puede ser un narrador externo que le habla directamente al lector como si él fuese el protagonista de la historia.

  • Diario de invierno (2012): esta novela, escrita por el estadounidense Paul Auster, es uno de los pocos ejemplos de narrador en segunda persona. En ella es el mismo Auster quien relata diferentes acontecimientos de su vida en forma de autobiografía, pero lo hace como si las experiencias que relata fuesen de quien lo escucha o quien lo lee. De esta forma busca asociar y comparar su vida con la del lector para que se sienta identificado.

Narrador en tercera persona

Es el tipo de narrador que habla desde el punto de vista en tercera persona. Al narrar utiliza los pronombres “él, ella, su, suyo, suyos, ellas, ellos”.

En ocasiones, se conoce como narrador limitado al narrador en tercera persona que sólo puede comentar sobre las acciones de los personajes que observa en ese momento; es decir, hay alguna acción “detrás de escena” que él no ve. Por lo tanto, su narración es limitada, pues no puede comentar sobre acciones que no ve o experimenta directamente. También se conoce como narrador testigo.

  • La colmena (1950): famosa novela que ejemplifica eficientemente el tipo de narrador limitado. Ubicada algunos años después de finalizada la guerra civil española, el narrador sólo se limita a describir lo que dicen y hacen los personajes a los que se refiere en el momento. No participa en los sucesos, no puede emitir opiniones subjetivas al respecto ni describir nada de lo que no es testigo. Es comparable a una cámara invisible que sólo graba a los personajes desde atrás, sin ningún otro tipo de intervención.

Por otro lado, el narrador omnisciente es el narrador en tercera persona que puede comentar todo lo que experimenta cada uno de los personajes existentes. Por lo tanto, su narración es “omnisciente”. El narrador en tercera persona es alguien fuera de la historia que puede describir tanto lo que sucede como los pensamientos y ambiciones de los personajes. Es el tipo más común de narrador.

  • Don Quijote de La Mancha (1605-1615): probablemente la narración más reconocida de toda la historia de la literatura. Este es un ejemplo de narrador omnisciente en tercera persona, pues tiene total acceso a los pensamientos y acciones de cada personaje. Sin formar vínculos con ellos y sin participar en los acontecimientos, el narrador puede describir al lector cada detalle del exterior y del interior del personaje. La descripción de las disparatadas reflexiones del ingenioso hidalgo son un claro ejemplo de esto.

Otros elementos de la narración

  • Género:

    Las novelas, cuentos, memorias, ensayos personales, anotaciones en diarios, escritos de viajes y poesía hacen uso del lenguaje narrativo y descriptivo. Los escritores de discursos y periodistas que escriben artículos a menudo usan estas técnicas en su escritura.

  • Público objetivo:

    La persona al otro lado del narrado, es aquella que escucha o lee la historia y es testigo de la información que recibe, ya sea por placer o como un medio para obtener información.

  • Idioma:

    El sistema de comunicación a través del cual se transmitirá la narración. Según su grado de éxito, dicha narración puede traducirse a decenas de idiomas distintos para que alcance a una mayor cantidad de público.

 

¿Sabías qué...?
La narración más antigua de la que se tiene registro es el poema de Gilgamesh, una historia escrita en verso tallada en una serie de tablillas de piedra data del 2.000 a. C. En ellas, un narrador en tercera persona relata las aventuras del mitológico semidiós sumerio Gilgamesh.
Más de un tipo de narrador

Las obras narrativas no siempre poseen un único tipo de narrador. Existen ejemplos de historias clásicas, como Madame Bovary (1856), en donde el tipo de narrador se alterna entre tercera persona omnisciente, tercera persona limitado y un estilo especial de narrador en primera persona. Otro ejemplo son las historias de Sherlock Holmes, en donde el Dr. Watson relata tanto sus propias acciones como las de su inteligente compañero.

La novela

Género literario elegido por los más grandes escritores de la historia, la novela es un recorrido por técnicas, tramas y estructuras diversas, capaces de seguir sorprendiendo en cualquier época y cultura.

Vargas Llosa escribió alguna vez que cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad fundado en un sentimiento de insatisfacción contra la vida. Pero la estocada del artista es una pincelada creadora de otro mundo, uno nuevo, hecho de palabras, que espera a ser descubierto para vivir en el fenómeno de la lectura. Porque es precisamente durante esos instantes en los que la obra finalmente adquiere un carácter completo: en las manos del lector que le brinda su propio sello, y que será distinto dependiendo de su historia personal y su cultura.

Una novela es entonces un sinfín de posibilidades en potencia, creadas por un autor, pero puestas en juego únicamente gracias a la participación de un lector ocasional. ¿Qué es lo que hace tan especial este género narrativo? ¿Qué nos ofrece que no podemos encontrar en otros? En este artículo nos enfrentaremos precisamente a estas cuestiones para conocer tan sólo uno de los encantos ocultos entre las tapas duras de un libro.

¿Qué es una novela?

Ante todo, cuando hablamos de una novela estamos haciendo referencia a un género narrativo particular con determinadas características que lo diferencian de los restantes, como la estructura en forma de relato, la presencia de personajes y la circunscripción a un tiempo y lugar.

De acuerdo con esta idea, los elementos principales de una novela pueden reducirse a tres: la acción (lo que sucede), caracteres (las personas) y ambiente (el escenario, la época, la atmósfera).

El término novela procede del italiano novella, que a su vez deriva del latín nova: noticias. La palabra había sido designada en principio para denominar a un relato de ficción intermedio entre el cuento y el romanzo. Luego, en el castellano del siglo de oro mantuvo su acepción original de relato breve, pero empezó a aplicarse más tarde para designar a la narración extensa, dejando el concepto de novela corta para el primero.

Sin embargo, a causa de la gran diversidad de modelos que presenta la novela a lo largo de la historia, es difícil elaborar una definición precisa, e incluso es complicado determinar exactamente dónde y cuándo aparece por primera vez.

El problema se incrementa por el hecho de que en este género narrativo confluyen diversos elementos y técnicas que producen cambios sustanciales para cada texto. Así, se explican la multiplicidad de definiciones ofrecidas por autores y críticos sobre la novela.

Escena de la novela Romeo y Julieta de Willam Shakespeare.

Para aproximarnos a una definición más o menos consensuada, primero hay que rastrear su desarrollo. De esta manera se observará que la novela aparece como el resultado de la evolución de la poesía épica y que esta modificación de estilo se encuentra íntimamente ligada al transcurso del tiempo y al cambio de cosmovisión. La principal diferencia es que se trata de un género polifónico, en el sentido de que existen varias voces que la constituyen.

Pero estos datos sólo sirven para iniciarse en la búsqueda, ya que en la actualidad se han mezclado en la novela diversos elementos líricos y dramáticos que la han dotado de una mayor profundidad y complejidad. En este punto puede arribarse a una nueva conclusión que permite rastrear el por qué de la complejidad del género: toda novela se nutre del momento histórico en que nace y se manifiesta con mayor o menor exactitud; su tiempo deja huellas en su escritura.

La extensión es otro factor que suele tomarse en cuenta para lograr distinguir el género. Siguiendo esta línea una novela debería contar con alrededor de 100 páginas (o más), incluso si se trata de una corta. Al ser más extensa que el cuento, el escritor tiene mayor libertad, tanto para desarrollar la estructura como la trama. El relato, escrito generalmente en prosa, está dividido en capítulos, cada uno con un sentido en sí mismo, y comparte con el cuento la misma lógica temporal.

Clasificación tipológica

En toda narración encontraremos tres elementos o estratos esenciales: los acontecimientos, los personajes y el espacio donde éstos se mueven. Por este motivo, es costumbre establecer una clasificación tipológica de la novela de acuerdo con ellos. En este sentido, puede encontrarse:

a) La novela de acontecimientos: en este relato el autor pone en primer plano los avatares por los que pasa el héroe, sin que se preste demasiada atención a los aspectos psicológicos de los personajes ni a la descripción de los paisajes. Históricamente es la más antigua, habiéndose escrito los primeros ejemplares en la Antigüedad clásica. Sin embargo, el estilo se ha perpetuado a través del tiempo, como puede observarse en las obras de Walter Scott y Alexandre Dumas.

b) La novela de personajes: cuenta siempre con un personaje central, cuidadosamente estudiado por el autor y que muchas veces deriva hacia la novela lírica y subjetiva. La presencia del protagonista en la obra adquiere tal importancia que incluso en muchos casos le da el nombre a la novela.

c) La novela de espacio: tiene como rasgo esencial la descripción del ambiente histórico y geográfico en el que se desarrolla la trama. Algunos ejemplos claros pueden encontrarse en los relatos de Balzac, Flaubert y Stendhal. En el caso de la vertiente realista y naturalista del siglo XIX, los autores se interesan básicamente por la descripción de la sociedad de su tiempo, en especial de ciertos ambientes concretos (bajos fondos, burguesía…).

Walter Scott, escritor británico de novelas históricas.

El narrador

Al tratarse de un relato, la novela requiere de un narrador que cuente la historia. Para ello se han utilizado una innumerable cantidad de recursos: desde la propia narración de uno de los personajes, hasta la de un espectador omnisciente, desde el anecdótico encuentro del autor con una carta o manuscrito, hasta la presencia de varios narradores que se van sucediendo a medida que avanza la historia.

Un novelista cuenta por lo tanto con múltiples posibilidades para contar su relato, y si bien la más empleada es la narración en tercera persona, también puede alternar diferentes técnicas: presentar los diálogos en estilo directo y describir la escena como si sucediera ante el lector en el mismo momento que se relata; narrar en pasado, en estilo indirecto o indirecto libre; resumir o extender mediante comentarios, digresiones, etcétera.

El narrador en primera persona es un procedimiento usado en la novela picaresca, en la humorística, en la epistolar y, muy especialmente, en la romántica. Hay ciertas variedades técnicas: el narrador puede identificarse con el personaje central de la novela (generando así la sensación de autobiografía), pero también puede presentarse como una persona que asiste a los hechos narrados por ella.

Como ya se mencionó, el narrador en tercera persona es más habitual y se caracteriza por permanecer fuera de los acontecimientos. En general, aparece como un narrador omnisciente, exponiendo y comentando las actuaciones de los personajes. Al ver sin ser visto, puede internarse no sólo en todos los hechos de la historia, sino también en los pensamientos más íntimos de los protagonistas.

Además, domina la totalidad de la narración sin intervenir su devenir. Su presencia se manifiesta en los comentarios o juicios que va haciendo sobre todo lo que ocurre. Por esta razón, en este tipo de novelas la descripción, el comentario y la narración suelen abundar mucho, con lo que el diálogo directo entre los personajes disminuye.

La elección de uno u otro tipo de narrador no es anecdótica. De hecho, al optar por un modo cualquiera debe saberse que producirá una fuerte impresión en la historia, transmitiendo diferentes sensaciones según sea el caso.

El tiempo

El tiempo es otro de los recursos fundamentales en cualquier novela, ya que no sólo permite cambiar el significado de las obras sino también el uso y la función de la lectura.

En principio, hay que distinguir entre el tiempo de la historia y el tiempo de la narración. El primero de ellos es aquel en el que se supone que han ocurrido los hechos que se exponen. El segundo es el tiempo ocupado por la lectura de la obra.

Existen ciertas características que permiten identificar el tiempo de la historia:

a) La datación de la historia, ya sea de forma cronológica (con una fecha concreta, por ejemplo), o con algún indicador temporal (por ejemplo: “este invierno”).
b) Por la indicación de los lapsus de tiempo ocupados por los hechos (por ejemplo: “la conversación duró dos horas”).
c) Creando la impresión de la duración.

Pero los tiempos dentro de la novela no necesariamente son siempre los mismos y lo más probable es que varíen bastante dentro de una obra. De esta manera, puede distinguirse un tiempo de la aventura, uno de la escritura y otro de la lectura.

El tiempo de la aventura es el de la historia propiamente dicha, para el que se elijen un número restringido de aspectos, hechos y detalles de entre la gran cantidad que podrían utilizarse. Como toda descripción, es parcial e incompleta, y requiere de múltiples procedimientos para seleccionar lo que se necesita.

Por otro lado, la historia no se narra necesariamente de forma cronológica. A la arbitrariedad de la elección de un principio y un fin, hay que sumar un sistema temporal muy complejo que, en muchos casos, no se despliega cronológicamente. Así, la historia, en lugar de conservar el orden de los hechos, se irá conociendo por medio de fragmentos que el lector deberá hilvanar.

El tiempo de la escritura también es importante para la obra, ya que permite rastrear la época en que escribió el autor. Recordemos que la técnica narrativa es indisociable del momento de la escritura, y que el escritor, atravesado por una determinada cultura, tiende a expresar las modas y los procedimientos de su época, tanto si los acepta como si los rechaza.

Por último, el tiempo de la lectura es importante porque siempre hay una falta de sincronía entre el momento en que el lector conoce la obra y el momento en el que tiene lugar la historia. La evolución del sentido de las palabras y el cambio de las formas de vida y de pensamiento según las épocas, acentúan la separación entre la experiencia de la lectura y la de la escritura.

La composición

Como ya se mencionó anteriormente, el novelista deberá localizar, seleccionar y privilegiar ciertos hechos que le parecen importantes, y dejar otros en la sombra. Este trabajo tiene la finalidad de producir cierto efecto en el lector, de forma tal que pueda retener su atención, conmoverle y/o provocar su reflexión. Organiza, pues, la materia prima de su historia para darle una forma artística.

La composición de la novela también debe valerse de diversas cuestiones técnicas. Por ejemplo, en el caso de la novela tradicional, debía tener un argumento (elemento esencial para relatar una historia), una acción en la que se veían envueltos una serie de personajes, y un contexto determinado en el que la misma se desarrolla, es decir, en una situación histórica determinada.

¿Sabías qué...?
La novela más antigua es “Aventuras de Quéreas y Calírroe”, subtitulada “Amor en Siracusa”. Fue escrita por Caritón de Afrodisias a finales del siglo primero.

La descripción

Para darle ritmo a la narración, la descripción aparece como una herramienta fundamental en cualquier novela. Por ejemplo, puede servir para lograr que el lector preste atención al medio ambiente, o despierte distintas sensaciones como la calma después de una pelea o la impaciencia al interrumpir la narración en un momento crítico.

Esto quiere decir que fundamentalmente permite generar un clima. Para lograrlo, anuncia el movimiento y el tono de la obra, pero también puede ampliar la perspectiva de la narración.

Por otro lado, en su función más básica, la descripción le permite al autor transmitir cierta información al lector, por ejemplo, recurriendo a un personaje informado que se comunica con otro que no lo está, o simplemente advirtiendo cómo se viste el protagonista, cómo actúa y piensa.

La descripción implica la mirada de un personaje (aunque sea la del propio narrador omnisciente), de donde se sigue la necesidad de introducir tal personaje y de situarlo ante el objeto a describir.

Narración

La forma en la que se cuenta una historia real o ficticia, en un espacio y determinado período de tiempo, donde intervienen una serie de elementos como personajes, acciones y conflictos, es lo que se conoce como narración.

La narración tiene un principio y un fin, además de una secuencia de las acciones en el tiempo que componen el hilo narrativo.

La perspectiva desde la cual un orador o escritor narra se llama punto de vista.
La perspectiva desde la cual un orador o escritor narra se llama punto de vista.

PARTES DE LA NARRACIÓN

  • Narrador: es la persona que relata la historia y que desaparece al momento en que termina. En los cuentos, por ejemplo, es el que narra lo que sucede y presenta a los personajes.
  • Personajes: son los seres creados por el autor, que realizan los hechos o les ocurren los hechos que el narrador cuenta. Cada historia a menudo tendrá un protagonista, que es el héroe o la heroína y resulta ser el personaje central de la historia; también hay un antagonista, que es un personaje que se opone al protagonista.
Los personajes no siempre son seres humanos, pueden ser animales e incluso fenómenos naturales que representan características humanas.
Los personajes no siempre son seres humanos, pueden ser animales e incluso fenómenos naturales que representan características humanas.
  • Acciones: son los hechos que se cuentan en la historia; estos acontecimientos pueden ser reales o imaginarios.
  • Tiempo: es la duración de la acción.
  • Espacio: es el lugar donde se ejecuta la acción.

TIPOS DE NARRACIÓN

  • Subjetiva: ocurre si la narración está en primera persona. El narrador relata los hechos en los que participa como protagonista y se basa en su propia perspectiva para dar a conocer los acontecimientos y personajes.

Narración subjetiva de la tercera persona

En este tipo de narración el narrador adopta el punto de vista de uno de los personajes de la historiaEl narrador subjetivo en tercera persona siempre será más sabio que un narrador de primera persona, ya que puede describir a su héroe elegido tanto desde el interior como desde el exterior.

Para saber si un narrador subjetivo en tercera persona es la mejor opción para la historia que se quiere contar, debe presentar las siguientes características:

  1. Tener una perspectiva limitada.
  2. Debe explicar una parte y sugerir el resto.
  3. Permitir múltiples perspectivas.
  4. Identificarse con un personaje.

Como consecuencia de asumir el punto de vista de un personaje específico, puede crear un vínculo de empatía entre el personaje y el lector.

  • Objetiva: en este tipo de narración el narrador habla en tercera persona; es decir, cuenta lo que le sucede a otro u otros, no expresa su opinión.

NARRADOR

Es el elemento crucial de la narración; el narrador es quien cuenta la historia, no es lo mismo narrador que autor, este último es la persona que escribe la historia.

¿Qué tipos de narradores hay?

  • Narrador omnisciente

Conoce los pensamientos y sentimientos de todos los personajes de la historia. Se pueden ver las interacciones de los personajes a través de los ojos del narrador, pero no se puede saber nada que él no conozca.

Características principales del narrador omnisciente:

  • Expone la actuación del personaje.
  • Comenta los acontecimientos que se desarrollan en la narración.
  • Domina la totalidad de la narración, parece saber lo que va a ocurrir en el futuro y lo que ocurrió en el pasado.
  • Utiliza la tercera persona del singular.
El narrador omnisciente se incluye en el papel de los personajes y le cuenta a los lectores los pensamientos más íntimos que cruzan por sus mentes.
El narrador omnisciente se incluye en el papel de los personajes y le cuenta a los lectores los pensamientos más íntimos que cruzan por sus mentes.

 

Ejemplo de narrador omnisciente:

El narrador de la novela de Nathaniel Hawthorne, La letra escarlata, es un omnisciente que analiza los personajes y narra la historia de manera que muestra a los lectores que él tiene más conocimiento sobre los personajes de lo que ellos tienen sobre sí mismos. Aunque el narrador es omnisciente, sin embargo, también es un narrador subjetivo, lo que significa que los lectores forman sus propias opiniones sobre las cosas que ocurren.

  • Narrador protagonista o personaje

Tiene como función interpretar características del personaje que narra; también se conoce como narrador en primera persona ya que utiliza la primera persona del singular, para dar a conocer de forma natural lo que los personajes piensan y así dar la impresión de que se trata de una narración autobiográfica.

En este tipo de narración el héroe o la heroína narra su propia historia.
En este tipo de narración el héroe o la heroína narra su propia historia.

Leyenda

Las leyendas suelen narrar la historia de personajes heroicos o lugares fantásticos y a menudo abarcan las creencias espirituales de la cultura en la que se originan. Una leyenda generalmente incluye un elemento de verdad o se basa en hechos históricos, pero con “cualidades míticas”.