CAPÍTULO 10 / REVISIÓN

Conservación del ambiente | ¿qué aprendimos?

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA BIODIVERSIDAD?

La biodiversidad se define como el conjunto de elementos vivos del planeta. Se conoce como riqueza al número de individuos que habitan en una determinada comunidad, mientras que la abundancia es el número de individuos de una especie. La biodiversidad es esencial para la vida, tanto para los seres humanos como para cualquier otro grupo de organismos. Provee alimento, oxígeno, energía, combustible e incluso muchas especies son el origen de varios medicamentos. La pérdida de la biodiversidad se traduce en el desequilibrio, la disminución de todos estos beneficios y la destrucción de la naturaleza.

Cada ser vivo que se extingue provoca desequilibrios en los ecosistemas.

DESARROLLO DE LAS ESPECIES

Una especie se conforma de aquellos organismos relacionados entre sí que comparten características que les permiten cruzarse y tener descendencia fértil. Las especies nuevas surgen a través de un mecanismo conocido como especiación, en el cual una especie ancestral se divide, por distintos factores, en dos o más especies descendientes que son genéticamente incompatibles entre sí, por lo que no pueden reproducirse entre ellas. Estos factores pueden ser geográficos, ecológicos, etológicos o sexuales. Las especies se ven amenazadas por distintos factores, pero la razón principal por la cual desaparecen es a causa de la actividad humana. El factor que determina la desaparición de una especie es su extinción, la cual se define como la desaparición total de una especie en el planeta.

Una de las extinciones naturales más famosas es la de los dinosaurios.

ROL DEL HOMBRE EN LA PRESERVACIÓN

Conservar el ambiente significa regular, minimizar e impedir cualquier tipo de actividad que ocasione daños a los ecosistemas. Existen tratados, leyes y convenios que regulan las políticas de desarrollo responsable y sustentable. El impacto del hombre sobre el planeta es grande, entre otras cosas, por el aumento de población, el consumo exagerado de energía, el aumento en la producción de desechos sólidos, la deforestación, la modificación del clima y la contaminación. Actualmente, la mayor cantidad de energía que consume el ser humano proviene de recursos no renovables, como el petróleo y el gas natural. Con estas actividades el ser humano se enfrenta a un problema sin precedentes: haber generado las condiciones terrestres que no permitan su supervivencia.

Conservar el ambiente es clave para mantener la vida en la Tierra y para que generaciones futuras puedan aprovechar sus recursos.

IMPORTANCIA SANITARIA DE LAS ESPECIES

A pesar de que muchos organismos traen beneficios para el ser humano, otros son dañinos o peligrosos tanto para el hombre como para los cultivos o el ganado. Para controlar una plaga, lo primero que se debe hacer es identificarla, lo que permite eliminarla de manera más fácil y rápida. Por otro lado, para prevenir la aparición de enfermedades transmitidas por plagas se deben fomentar las actividades que promuevan la salud, como la aplicación de vacunas, la higiene ambiental y personal, y las visitas regulares al médico.

Un organismo se convierte en una plaga cuando daña al ser humano o afecta sus intereses económicos.

DESARROLLO SUSTENTABLE

Durante las últimas décadas, el hombre ha explotado los recursos naturales del planeta sin detenerse a pensar en su finitud y los problemas que su agotamiento traería a futuro. Es por ello que ciertos países, actores sociales, políticos y económicos han comenzado a transitar lentamente el camino hacia la sustentabilidad o el desarrollo sustentable. Se puede definir la sustentabilidad como el tipo de desarrollo que tiene como finalidad administrar de manera responsable y eficiente los recursos naturales de nuestro planeta. Para ello, concilia tres ejes: el ecológico, el social y el económico, sin poner todo el énfasis en un pilar en especial para no comprometer a las sociedades futuras.

Los recursos naturales son bienes producidos por la naturaleza que el ser humano aprovecha para cubrir sus necesidades, algunos son renovables y otros no renovables.

La actividad humana en los desiertos

A pesar de ser muy poco habitados, los desiertos son ecosistemas que a diario sufren las consecuencias de la actividad humana, la cual perjudica notablemente tanto su flora como su fauna.

La importancia de la vida subterránea en el desierto es tan grande que representa el ochenta por ciento de la biomasa; en cambio, el material verde puede ser tan sólo el uno por ciento de una producción ya de por sí muy baja.

De ello se deduce que cualquier actividad humana que afecte a la biomasa vegetal que emerge del suelo puede cambiar el ecosistema de forma radical.

El apacentamiento de animales domesticados, especialmente de cabras, que consumen los brotes tiernos de las plantas, afecta enormemente a la biomasa y, por lo tanto, no es de extrañar que el apacentamiento intenso en áreas colindantes sea una de las causas principales del avance del desierto. No obstante, el pastoreo de animales como el camello o la llama puede originar un ecosistema estable en los desiertos.

El apacentamiento de animales domesticados afecta enormemente la biomasa.

La extrema fragilidad del ecosistema desértico

Por sus complicadas adaptaciones e interacciones, los desiertos constituyen un bioma frágil y sensible al impacto humano. La presencia del hombre altera fácilmente este ecosistema, sobre todo en lo concerniente a temperatura, humedad y nutrientes.

Se comprende entonces que la eliminación de un árbol, un arbusto o un cacto supone una grave alteración para el abigarrado biotopo de animales invertebrados y vertebrados que se guarecen o alimentan a sus expensas.

Esto explica las nefastas consecuencias que han tenido en ciertos casos los programas técnicos de abertura de pozos o de creación de sistemas de riego mediante tendido de una red de tuberías sin estudios previos de impacto ambiental, sobre todo en regiones saharianas de Argelia y Mali, al originar la desaparición de la vegetación natural, incrementar la erosión eólica y la evaporación de los nuevos campos de cultivo, y favorecer la acumulación de sales que envenenan irreversiblemente el terreno.

Mucho más grave aún es el proceso de desertización que se produce, no en el interior de los desiertos, sino en los ecosistemas colindantes, particularmente en las estepas y las sabanas.

Se calcula que los desiertos, junto con las tierras que actualmente muestran tendencia a la desertización, ocupan en la actualidad el 35 % de la superficie terrestre del planeta. La progresiva extensión del desierto, sobre todo en las regiones africanas del Sahel, se produce a un ritmo vertiginoso. Los estudios realizados sobre el tema del avance de los desiertos aportan datos realmente alarmantes. Se calcula que los desiertos del planeta avanzan anualmente unos veinte millones de hectáreas.

Los desiertos ocupan en la actualidad el 35% de la superficie terrestre.

El impacto de la actividad humana en los desiertos

El llamado “turismo alternativo” y las competiciones deportivas del tipo del rally París-Dakar, cuando se llevan a cabo en biomas tan extremadamente frágiles como los desiertos, originan irreversibles daños al ecosistema. Los automóviles todo terreno y las motos de trial causan graves destrozos en la vegetación, resultando especialmente afectadas las plantas suculentas. La desaparición de las hierbas de las dunas supone privar a plantas y animales de su principal fuente de alimento, a la vez que incrementa el efecto de erosión, ya que son precisamente las hierbas las responsables de estabilizar y retener la escasa humedad acumulada. Además, muchos pequeños animales mueren aplastados por las ruedas de los vehículos y muchas madrigueras se hunden bajo el peso de los automóviles.

Las competencias deportivas, como el rally, provocan daños irreversibles a este ecosistema.

Por otra parte, la frecuente utilización de esqueletos de cactos para hacer fuego significa una importante merma de aporte orgánico a los suelos, al tiempo que origina la destrucción de los escasos refugios de que disponen los pequeños invertebrados que moran en los desiertos.