Historia del automóvil

Hace más de cien años, el sueño del hombre de viajar en un vehículo autopropulsado se hizo realidad. Ahora bien, es sumamente difícil sintetizar la historia del automóvil. De hecho, se pueden identificar diferentes etapas; en ellas podemos observar cómo se produjo la evolución de los diferentes modelos, desde los más antiguos hasta los más actuales. En este artículo entonces haremos un rápido repaso del progreso histórico del automóvil, desde la época de los carruajes hasta el concepto moderno de automóvil, pasando por el motor de combustión interna, sus patentes de invención y observaciones del desarrollo de la industria automotriz.

¿Sabías qué...?
En Estados Unidos hay 765 automóviles por cada 100 habitantes.

PRIMEROS AÑOS

La idea de un vehículo capaz de moverse por sí solo aparece en las máquinas ideadas por Roberto Valturio hacia el siglo XV, de las que es posible hallar documentación amplia en su tratado De Re Militari (1472). Sin embargo, estos carros, al igual que los de su contemporáneo Mariano da Siena, empleaban fuerzas naturales para moverse. La fuerza muscular era multiplicada por un ingenioso juego de transmisión; la alternativa se suministraba por un ventilador de cuatro palas y un sistema de engranajes que movía las ruedas.

Ahora bien, el carro automotor no se esboza como proyecto sino hasta los siglos XV y XVI, cuando Leonardo Da Vinci en su Codex Atlanticus proyecta un vehículo movido por un sistema de relojería, con resortes que proveen la potencia necesaria. En la misma obra se explica el sistema de transmisión de esa fuerza a las ruedas; muchas de las teorías de Leonardo se refieren a la aplicación de principios mecánicos a la locomoción. Por ello, cabe recordar que éste fue el nacimiento de los engranajes epicíclicos que, con los siglos, encontrarían múltiples aplicaciones en los automotores.

Otro tanto ocurre con los desarrollos de Gerolamo Cardano: el más famoso de ellos es un dispositivo que permite conservar la horizontalidad mediante dos ejes que giran en ángulo, dispositivo que actualmente se usa en millones de vehículos, conocido hoy como junta o suspensión de cardano; También son importantes los avances del ingeniero militar Agostino Ramelli, en los que se analizan cojinetes de cigüeñales con muñones desfasados a 180º.De hecho, Ramelli construyó, en 1588, un carro anfibio movido por cigüeñales propulsados por varios hombres.

Así las cosas, son innumerables los intentos por resolver el problema de la locomoción, que se fueron acumulando a través de las centurias. La fuente de potencia era el vapor, o se intentaba con el viento, o se ensayaba con la conversión de diferentes formas de tracción a sangre. No obstante, una conclusión es certera: fue Leonardo quien intentaría erigir un vehículo apto para el transporte individual, y también sería él quien intentaría crear el aeroplano.

LOS PIONEROS

El primer intento para reemplazar la tracción a sangre fueron los vehículos propulsados a vapor. Se cree que los experimentos iniciales de producir los vehículos a vapor se llevaron a cabo en China, a fines del siglo XVII, pero los registros documentales más antiguos sobre el uso de esta fuerza motriz datan de 1769, cuando el escritor e inventor francés Nicholas-Joseph Cugnot presentó el primero de ellos. Era un triciclo de unas 4,5 toneladas, con ruedas de madera y llantas de hierro, cuyo motor estaba montado sobre los cigüeñales de las ruedas de un carro para transportar cañones. Era interesante como innovación pero muy poco útil; incluso su prototipo se estrellaría y una segunda máquina quedaría destruida en 1771, aunque la idea sería retomada y desarrollada en Inglaterra en los años siguientes. De hecho, hasta 1840 se construirían en ese país más de 40 coches y tractores propulsados a vapor. Para 1836 circulaban regularmente unas 9 diligencias a vapor, capaces de transportar cada una entre 10 y 20 pasajeros a unos 24 km/h.

Con todo, este período de crecimiento sería relativamente breve. Así las cosas, el motor de combustión interna seguiría siendo desarrollado de manera independiente por inventores e ingenieros en países como Alemania, Francia y Estados Unidos. Por su parte, Inglaterra inventó el concepto de vehículo autopropulsado hacia 1830, aunque su política apoyó al crecimiento ferroviario. El resultado sería desperdiciar la oportunidad de marcar, desde el principio, una soberanía absoluta en la industria automotriz.

La búsqueda se concentraba en alguna forma más práctica de mover los coches autopropulsados. Y la solución aparecería nuevamente en Europa en 1860, cuando el belga Etienne Lenoir patentó en Francia el primer motor a explosión capaz de ser usado; sobre ideas aparecidas en Inglaterra a fines del siglo XVIII. El camino estaba trazado, pero habrían de pasar otros seis años hasta que el alemán Gottlieb Daimler construyera en 1866 el primer automóvil propulsado por un motor de combustión interna. Su prototipo era un gigante de casi dos toneladas de peso que fue presentado en la Exposición de París de 1867 por su patrón, el industrial alemán Nicholas August Otto. Esta presentación sería la base de la nueva industria.

Dibujo de los primeros motores de combustión interna.

EL CONCEPTO MODERNO DE AUTOMÓVIL

Tras años de trabajo, fue el mismo Daimler quien ideó una variante de apenas 41 kg que sería el precursor de todos los motores a explosión que siguieran. Sobre esta planta motriz, el ingeniero mecánico Karl Benz diseñaría el primer vehículo utilizable impulsado por un motor de combustión interna; era un pequeño triciclo que comenzó a funcionar a principios de 1885 y fue patentado el 26 de enero de 1886. El mismo Benz presentó un primer automóvil de cuatro ruedas con su marca en 1893 y construyó un coche de carrera en 1899. Pero si bien su empresa había sido pionera, a principios del nuevo siglo había quedado algo relegada por negarse a incorporar los adelantos más modernos logrados por otros precursores, como Daimler y su socio, Wilhelm Maybach. Todo lo cual hizo que en 1926 se fusionara con la Daimler Motoren Gesellschaft para integrar la Daimler-Benz, que sería la predecesora de la famosísima Mercedes Benz.

Con los primeros años del siglo XIX se agudiza la competencia entre las nacientes fábricas y también la preocupación por mejorar los diferentes sistemas del automóvil, como frenos, amortiguadores, carburación, transmisión y arranques. El neumático había sido inventado en 1875 por el escocés Robert W. Thompson, pero ya lo había mejorado un veterinario compatriota suyo, John Boyd Dunlop, quien en 1888 patentó y desarrolló el primer neumático con cámara de aire para ser utilizado en automóviles y bicicletas. En 1897 y luego de años de esfuerzos, Robert Bosch conseguiría desarrollar un magneto de encendido de aplicación práctica y, casi simultáneamente, comenzaría a funcionar el motor de autoencendido de Rudolf Diesel, que no requería de un sistema eléctrico de ignición. De paso, digamos que el combustible para los motores comunes no era problema, porque otro alemán, el profesor de química Eilhard Mitscherlich había descubierto la bencina en 1833, con lo cual ya estaba disponible un nuevo hidrocarburo líquido: la gasolina o nafta.

¿Sabías qué...?
En 1898 el récord de velocidad en un auto era de 62.78 km/h.

LA EXPANSIÓN DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ

Era una época prolífica para el automóvil. En las postrimerías del siglo XIX, un joven francés llamado Louis Renault armó su primer auto en un taller instalado en los fondos de la casa de sus padres. Así, con 21 años, construyó su primer automóvil modificando un triciclo De Dion, añadiendo una rueda y una transmisión mediante una junta de cardano de su invención, y dotándolo de una caja de cambios de 3 velocidades y reversa.

Por su parte, hacia1892, el norteamericano Henry Ford armó su primera máquina rodante con motor a nafta y en 1908 lanzó el Ford T, que presentaba una gran cantidad de innovaciones. El modelo tenía el volante a la izquierda, siendo esto algo que la gran mayoría de las otras compañías pronto copiarían; todo el motor y la transmisión iban cerrados, los cuatro cilindros estaban encajados en un sólido bloque y la suspensión funcionaba mediante dos muelles semi-elípticos. El automóvil era muy sencillo de conducir y, más importante, fácil de reparar. Su nombre acapararía la fama sólo cuando, a partir de 1913, disminuyó significativamente los costos al instalar en su fábrica de Highland Park la primera cadena de montaje, el proceso se denominaba así porque una cadena metálica se enganchaba en el chasis para su armado. Ford vendería 15.000.000 de unidades de su modelo Ford T entre 1908 y 1928 y su marca sólo sería batida en 1972 por otro popular automóvil, el Volkswagen Sedán, oficialmente llamado Volkswagen Tipo 1 (y también conocido como Escarabajo).

De la aparición de los grandes autos surgió, como inevitable consecuencia, una pléyade de modelos que incorporaron mejoras en diversos sentidos. Tal vez, las más notables se refieran a los esfuerzos, esta vez más consistentes, por lograr líneas aerodinámicas más eficientes. De hecho, los incrementos de peso y potencia elevan los consumos. Por lo demás, junto a Renault y Ford habría de nombrarse también a otros pioneros que forjaron la historia del automóvil: Ettore Bugatti, Ferdinand Porsche, Armand Peugeot, André Citroën, Ferrucio Lamborghini, Enzo Ferrari. Gracias a ellos y a quienes los siguieron se originó la era del auto moderno, ése que aún hoy, más o menos aerodinámico, vemos andando por la calle.

Problemas fronterizos entre Brasil y Argentina

La búsqueda de la supremacía política y cultural en América del Sur tiene una larga historia que comienza en la época colonial. En el tiempo de los grandes exploradores marítimos europeos, Portugal y España dividieron el continente sudamericano entre ellos, pero la lucha por la tierra continuó durante siglos.

En los últimos 200 años, la relación entre Argentina y Brasil ha experimentado muchos cambios de acuerdo con las aspiraciones de liderazgo regional de cada país y sus conexiones con potencias globales como Inglaterra y Estados Unidos. De manera genérica, se puede decir que el siglo XIX estuvo marcado por una gran rivalidad entre los países, pero la primera mitad del siglo XX parece ser un período de una mayor integración que ha buscado la colaboración mutua, con tan solo unos pocos momentos de firme rivalidad.

Los límites de Brasil con Argentina se encuentran definidos por el Tratado de 1898 consignados por el presidente de los Estados Unidos de ese entonces, Grover Cleveland.

Guerra de Cisplatina

Esta guerra, también conocida como la guerra argentino-brasileña, ocurrió a partir de 1825 y 1828 y se centró alrededor del Banco Oriental, conocido por los brasileños como Cisplatina; esta región ubicada en la cuenca del Río de la Plata estuvo inicialmente bajo control español. Sin embargo, después de una serie de incidentes, el Imperio portugués tomó represalias e invadió el banco del este en 1816 y después anexaron este banco bajo el nombre de Cisplatina, que formó parte del imperio brasileño después de su independencia en 1822.

Las Provincias Unidas se irritaron con la toma de posesión brasileña de sus tierras y dirigidos por Juan Antonio Lavalleja y Fructuoso Rivera, lucharon contra el gobierno brasileño con la esperanza de restablecer la soberanía sobre la región. En 1825, un grupo de personas de la Eastern Bank se reunió y reafirmó su lealtad a las Provincias Unidas, al tiempo que declarósu independencia de Brasil. Enfadado por el resultado, Brasil declaró la guerra.

En la historiografía argentina, esta guerra es conocida como “guerra contra el Imperio brasileño”.

En última instancia, la guerra terminó en un punto muerto, ya que rápidamente se volvió económicamente agotadora y hubo una creciente presión pública para ponerle fin.

¿Sabías qué...?
Aunque Brasil y Argentina enfrentan una pérdida generalizada de la actividad económica, aún son las mayores fuerzas económicas de Sudamérica.

Cuando terminó, Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata firmaron el Tratado de Montevideo de 1828 que concedía la independencia a Cisplatina como la República Oriental del Uruguay.

Esta disputa territorial tiene la mayor parte de su importancia para el pueblo uruguayo. Sin embargo, juega un papel decisivo en la representación de la soberanía entre países y su impacto en la frontera.

Recursos hídricos

Desde 1945, el mayor altercado fronterizo entre Argentina y Brasil existía sobre el control del agua; en un intento por resolverlo, Brasil y Paraguay crearon la Ley de Iguazú. Esta propuesta declaró la intención de ambos países de construir una planta hidroeléctrica en la frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Sin embargo, durante este proceso, Argentina no fue consultada. Como tal, quedó fuera del circuito y le preocupó que el proyecto de Brasil violara sus propios planes de desarrollo de recursos hídricos en la zona. Esto llevó a una década de malas relaciones entre los dos países.

En la cuenca del Alto Paraná, ambos países querían tener el dominio del agua.

Sin embargo, en octubre de 1979, la disputa fue finalmente resuelta gracias a las negociaciones diplomáticas donde los tres países firmaron el Tratado Multilateral Itaipu-Corpus sobre cooperación técnica. Esto llevó a la construcción de la presa de Itaipu y allanó el camino para mejorar drásticamente las relaciones entre Brasil y Argentina. De hecho, después de la firma del tratado, el presidente João Baptista de Oliveira Figueiredo fue el primer líder brasileño en visitar Argentina en más de cuatro décadas.

Actualidad

Hoy en día, las cinco disputas principales entre Argentina y Brasil se enumeran de la siguiente manera:

  1. Barreras comerciales

Una ley argentina establece que cualquier producto extranjero necesita una autorización especial del gobierno para ingresar al país y por otro lado hay un conjunto de reglas sanitarias, lo que ha llevado a funcionarios y agricultores brasileños a quejarse de que todo forma parte de una maniobra para bloquear sus productos agrícolas.

En el 2017 Mauricio Macri y Michel Temer se comprometieron a reducir las barreras comerciales entre sus dos países.
  1. Asociación nuclear

Brasil y Argentina tienen proyectos similares relacionados con la tecnología nuclear. Aunque ambos países quieren construir reactores atómicos con fines energéticos, hay una dificultad presupuestaria en el lado brasileño.

Brasil y Argentina tienen 20 años de participación estratégica en el área nuclear.

 

  1. Seguridad de frontera

Mientras que los miembros del Mercosur quieren integrar a los estados y aumentar la libre circulación, Brasil quiere proteger sus fronteras. De hecho, la mayoría de las drogas y armas ilegales entran a Brasil a través de los países vecinos.

  1. Vía navegable Paraguay-Paraná

Cuando el entonces presidente de Brasil, Michel Temer, visitó Buenos Aires en octubre de 2016, decidió unirse a su homólogo argentino para impulsar la extensión del acuerdo de la hidrovía Paraguay-Paraná. El acuerdo se extendió hasta 2020 y fue fundamental para el comercio entre Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina.

  1. Industria automotriz

En junio de 2016, ambos países acordaron términos sobre un acuerdo comercial para esta industria, que tendría una validez hasta el 2020 y donde se debería crear una zona de libre comercio para la misma.

Brasil ocupa el 5to lugar dentro de la producción internacional de automóviles.
Comercio

Argentina es el tercer socio comercial de Brasil. Sin embargo, el volumen de comercio entre las dos economías ha disminuido en los dos últimos años. En 2013 Brasil exportó 19.600 millones de dólares a Argentina y para el 2015 todas las exportaciones ascendieron a solo 13.400 millones de dólares.

¿Qué es la robótica?

Desde siempre, las personas han inventado mecanismos y desarrollado tecnologías que les permitieran traspasar los límites de sus capacidades. Asimismo, fantaseaban con la idea de jugar a ser Dios y crear seres a su imagen y semejanza. El enorme progreso en ingeniería, electrónica e informática lo está haciendo posible. Aquí, allá… en todas partes. Los robots están entre nosotros.

Por Conectar Igualdad

La robótica es la ciencia que estudia el diseño y la implementación de robots, conjugando múltiples disciplinas, como la mecánica, la electrónica, la informática, la inteligencia artificial y la ingeniería de control, entre otras.

Para definirlo en términos generales, un robot es una máquina automática o autónoma que posee cierto grado de inteligencia, capaz de percibir su entorno y de imitar determinados comportamientos del ser humano. Los robots se utilizan para desempeñar labores riesgosas o que requieren de una fuerza, velocidad o precisión que está fuera de nuestro alcance. También existen robots cuya finalidad es social o lúdica.

Robots, ¿dónde?, ¿para qué?

Los robots se usan en diversos ámbitos y para cumplir tareas variadas: desde los brazos robóticos utilizados en la industria automotriz hasta el novedoso sistema quirúrgico Da Vinci, que permite practicar cirugías de alta complejidad poco invasivas y con una precisión sin precedentes; desde los robots espaciales diseñados para explorar la superficie de planetas desconocidos hasta la aspiradora doméstica Roomba, que realiza la limpieza de manera autónoma, o el Nano Air Vehicle (NAV), también llamado nanocolibrí, un pájaro utilizado para espionaje militar. Pero quizá los más llamativos sean los androides, que imitan la morfología, el comportamiento y el movimiento de los seres humanos. Uno de los más conocidos en la actualidad es ASIMO, pensado para llevar a cabo labores asistenciales y sociales. Aunque se encuentra en una etapa experimental, ASIMO es capaz de caminar o subir escaleras por sí solo.

La robótica viene de antiguo

Desde siempre, las personas han querido desarrollar seres animados con diferentes fines. Este deseo de dar vida, conjugado con el progreso mecánico, científico, tecnológico y electrónico a lo largo de la historia, dio lugar a la creación de los autómatasmáquinas que imitan la figura y los movimientos de un ser animado, antecedente directo de los robots.

Los primeros autómatas se remontan a la Antigüedad: egipcios y griegos fueron pioneros en el desarrollo de la mecánica y la ingeniería. Conocían y utilizaban a la perfección principios mecánicos como la rueda, el eje, la cuña, la palanca, el engranaje, la rosca y la polea, elementos que constituyen la base de muchos mecanismos empleados en la actualidad. Tenían también un profundo conocimiento de hidráulica y neumática, que usaban para dar movimiento a algunas estatuas.

En el siglo I d. C., Herón de Alejandría escribió el primer tratado de robótica, Los autómatas, y creó los primeros autómatas: el teodolito, un aparato que medía ángulos, distancias y desniveles, y el odómetro, que medía distancias recorridas.

Siguen los inventos: un poco de historia

Durante la Edad Media, dos personajes se destacaron por sus invenciones. Alberto Magno (1206-1280) creó un autómata de hierro que le servía como mayordomo —podía caminar, abrir puertas y comunicarse con los invitados—, y una cabeza parlante que predecía el futuro. Al-Jazari, uno de los más grandes ingenieros de la historia, inventó un reloj elefante, con seres humanos y animales mecánicos.

El Renacimiento fue un período rico en pensadores e invenciones. El enorme interés por la investigación en el campo de las ciencias que explican el mundo y al ser humano impulsó el desarrollo de espectaculares maquinarias.

Leonardo Da Vinci (1452-1519), quizás el más grande inventor de todos los tiempos, creó, entre otras, la máquina de volar.

El matemático y filósofo Blas Pascal (1623-1662), un destacado representante del racionalismo, inventó la primera máquina de calcular. Durante la misma época, la corriente de pensamiento de René Descartes (1596-1650) se sostuvo en el postulado de que todo se explica a través de las matemáticas. También tomó al ser humano como referente y antecesor primero de toda maquinaria.

Por su parte, el ingeniero e inventor Jacques de Vaucanson (1709-1782) creó un pato artificial que movía las alas y realizaba el proceso digestivo completo, y dos músicos autómatas: El flautista y El tamborilero, que podían tocar un amplio repertorio musical.

Adiós, optimismo, adiós

Hasta el siglo XVIII, se había instalado cierto optimismo respecto del bienestar y progreso socioeconómicos que el desarrollo de las maquinarias traería aparejado. Sin embargo, a partir de la Revolución Industrial, los aspectos positivos asociados a este paradigma comienzan a ser cuestionados: las máquinas empiezan a reemplazar —y ya no tanto a aliviar— la mano de obra. También el medioambiente se ve notablemente perjudicado, pues este nuevo modelo económico requiere de la explotación de recursos naturales para sostenerse.

En 1929, con la crisis mundial derivada de la caída de Wall Street, la sociedad se vuelve pesimista y es cada vez más crítica respecto del avance tecnológico y el sistema industrial. Además, la Primera y la Segunda Guerra Mundial ponen de manifiesto el carácter destructivo que se da al uso de la tecnología.

¿Evolución científica o control social?

En la actualidad, las opiniones están encontradas y el espectro es muy amplio: desde las sociedades consumistas, adictas al uso de artefactos que parecieran cumplir infinitas funciones, hasta la tendencia a volver a las viejas costumbres, como promueven los impulsores de la vida lenta o slow-life.
La situación es compleja: por un lado, tenemos la sensación de que la evolución tecnológica cumplirá todos nuestros deseos; por el otro, nos produce sentimientos de control social o de dependencia absoluta, algo por completo ajeno al deseo humano.

La robótica juega un papel central dentro del campo de las investigaciones científicas. Sus objetivos actuales son obtener prototipos que nos asistan, alivien nuestras labores y nos brinden una agradable compañía. Hasta acá, el desarrollo de estos experimentos parecería propiciar el bienestar social.

No obstante, el vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología obliga a cuestionarse los límites de los resultados alcanzados. Aunque no se pueda establecer con certeza qué curso se dará a los alcances de la investigación, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto será útil que los robots desempeñen las tareas de los humanos? ¿En qué momento este soporte se transforma en la anulación de las personas y sus funciones básicas? ¿De qué manera se podrían encauzar las actividades científicas para garantizar el bienestar de las personas y evitar el control de sus actos?

Fuente: http://www.educ.ar/sitios/educar/blogs/ver?referente=estudiantes&id=122836&cat=ed_blogs_cat_estudiantes

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