La vuelta al mundo en 80 días

Reflejo de un espíritu nómade entusiasmado con el arte de viajar, La vuelta al mundo en 80 días es uno de los relatos más cautivantes del siglo XIX.

Julio Verne.

Novela publicada en 1873, La vuelta al mundo en 80 días fue el éxito más importante de Julio Verne. El relato cuenta las aventuras de Phileas Fogg y su sirviente Jean Passepartout (Picaporte), ambos embarcados en la ambiciosa tarea de demostrar que partiendo del Reform Club, en Londres, podía arribarse al mismo punto luego de 80 días de viaje, tras haberle dado la vuelta al globo.

La hazaña que en la actualidad puede resultar de escaso mérito, era considerando los medios de la época un imposible para el común de la gente. Por esta razón, cuando Phileas Fogg, personaje enigmático y solitario, sugiere la posibilidad a sus amigos del Reform Club, la descabellada idea toma la forma de una apuesta en la que el personaje principal se juega nada menos que la mitad de su fortuna.

En este contexto se inicia la carrera contra el tiempo que Julio Verne supo relatar con paisajes asombrosos y la confrontación con culturas diversas, dejando su huella por lugares tan disímiles y fascinantes como Suez, Bombay, Calcuta, la isla de Singapur, Hong-Kong, Yokohama, San Francisco y Nueva York.

Pero la obra no es un diario de viaje sino, ante todo, una historia de aventuras, logro que Verne alcanza a escenificar perfectamente gracias a la presencia de personajes que movilizan al lector con sus personalidades y objetivos encontrados. Por esta razón, resultará inolvidable para cualquiera la tenaz persecución de Fix, un agente convencido de la culpabilidad de Fogg por un robo al Banco de Inglaterra; o los desencuentros con Picaporte, el fiel sirviente que asoma como el personaje hilarante que con asiduidad se distingue en las novelas de aventuras; o el romance que florece entre el personaje principal y Aouda, la hermosa joven india destinada a morir incinerada en un ritual junto a su difunto marido.

La vuelta al mundo en 80 días consolidó la fama que Julio Verne ya había obtenido a partir de la publicación de Cinco semanas en globo. Aún en vida, se vendieron más de 110.000 ejemplares, pero el éxito fue además inmediatamente recogido en el teatro haciendo diversas adaptaciones que maravillaron al público.

EL ESCRITOR DETRÁS DE LA OBRA

Julio Verne (1828-1905) suele ser recordado por la poderosa imaginación que, cuál predicción futurista, logró dar vida en sus relatos a los avances técnicos que ofreció la ciencia casi al pie de la letra. Por esta razón, las fantásticas obras en las que aparecen diversos productos generados por los avances tecnológicos del siglo XX (como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales), han llevado a que el reconocido escritor francés sea considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción.

Sus inicios literarios fueron difíciles, sus piezas de teatro no tuvieron una divulgación importante, y recurrió a la docencia para sobrevivir. En 1857 se convirtió en agente de bolsa y empezó a viajar, pasión que las interpretaciones psicoanalíticas de su obra ven marcada en su niñez como símbolo de la huída.

¿De qué habría de escapar el joven Verne? Quizás la respuesta a este enigma se encuentre en la severidad y rigidez que reinaban en su hogar, sitio en que el padre dominaba su destino con absoluta inflexibilidad. Las tensiones que despertaban en él estas vivencias, se evidencian en el escape del hogar paterno que realiza con tan solo 11 años, embarcándose nada más y nada menos que a India. La huída, sin embargo, no duró demasiado tiempo, y tras la severa reprimenda del padre, Julio Verne prometió no volver a viajar más que en sueños.

Sin embargo, sus deseos no pudieron ser reprimidos. La voluntad de conocer el mundo formaba parte de su personalidad, cuál un llamado incansable que provenía desde todos los rincones de la Tierra. De esta manera, Verne se lanzó a conocer Europa, África y América del Norte adquiriendo diversos conocimientos geográficos que se plasman con claridad en sus obras, pero que en La vuelta al mundo en 80 días adquieren un valor protagónico.

Su entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial también es un sello que acompaña la mayoría de sus historias. Así, Verne se convirtió poco a poco en un especialista de los relatos de aventura de corte científico, dominando la tensión dramática y combinando extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera y amena.
La vuelta al mundo en 80 días no es la excepción. De hecho, para alcanzar su objetivo, los personajes utilizarán prácticamente todos los medios de transporte conocidos en la época, valiéndose especialmente del barco y el ferrocarril, símbolos emblemáticos de la Segunda Revolución Industrial.

Otra característica que atraviesa todas sus obras es la aventura, esto es, relatos que ponen el énfasis en los viajes, el misterio y el riesgo frente a lo desconocido. Por esta razón, con el tiempo empezó a ser erróneamente considerado un escritor de relatos infantiles a falta de una interpretación profunda de su producción. Lo cierto es que tanto La vuelta al mundo en 80 días, como la mayoría de sus restantes escritos, pueden ser leídos en varios niveles y apreciados por todas las edades indistintamente, a pesar de que sus textos se hayan popularizado como clásicos de la literatura infantil y juvenil del siglo XX.

Quienes se inmiscuyeron en un estudio serio de la obra hablan de la necesidad de lecturas profundas realizadas desde diferentes enfoques para poder apreciar el valor de sus escritos: desde el psicoanalítico hasta el textual, desde el político hasta el humanista, desde el histórico y científico hasta el surrealista. Sólo de esta manera podrá terminar de darse un sentido último a los más de 80 relatos que este magnífico escritor realizó durante su vida.

¿Sabías qué...?
33 de las novelas de Julio Verne han sido llevadas al cine.

ADAPTACIONES

La popularidad adquirida por La vuelta al mundo en 80 días llevó a que la obra sea adaptada a otras formas artísticas casi inmediatamente después de haber sido publicada. Sin embargo, el furor causado por la novela no se extinguió en esos primeros años, sino que se renueva con cada adaptación que se realiza actualmente.

El propio Julio Verne fue el primero en decidir llevar la novela al teatro, tan solo un año después de que fuera publicada. Sin lugar a dudas se trató de una de las adaptaciones más asombrosas, no sólo porque contaba con los aportes del escritor, sino también por la sorprendente puesta en escena que se montó.

Verne decidió confiar dicha versión a un experimentado dramaturgo de la época: Adolphe d’Ennery. El día del estreno, un 7 de noviembre de 1874, en el Teatro de la Porte-Saint-Martin, se dio una de las más peculiares anécdotas de su vida. Mientras chequeaba personalmente la canastilla que conduciría a Phileas Fogg y a su criado Picaporte sobre un elefante verdadero, la caída de una parte del escenario asustó tanto al animal que salió despavorido del teatro con el autor a cuestas y recorrió varias calles de París antes que el domador pudiera pararlo.

El éxito sin precedentes que alcanzó la pieza le proporcionó a Verne una cuantiosa fortuna. Dos años después del estreno podía leerse aún en el cartel del teatro la frase «no hay entradas».
Otra versión interesante que se realizó en teatro fue la dirigida por Karla Baro en 1971. La presentación se hizo en La Habana (Cuba), en la sala Hubert Blanck, sede de Teatro Estudio. Sin embargo, lo cierto es que la cantidad de adaptaciones teatrales realizadas en todo el mundo escapa a la posibilidad de contabilizarlas completamente.

Las adaptaciones en cine han sido incluso mayores: Die Reise um die Erde in 80 Tagen (Alemania, 1919), Around the World in Eighty Days (Estados Unidos, 1956), De reis om de wereld in 80 dagen (Bélgica, 1957), La vuelta al mundo con Bolek y Lolek (Polonia, 1977), La vuelta al mundo en 80 días (animación australiana, 1988), Around the World in Eighty Days (animación coproducida entre Canadá y los Estados Unidos, 1991), Le tour du monde en 80 jours (dibujos animados franceses, 2001) y la más reciente Around the World in 80 Days (producida por Walt Disney Pictures en 2004), son tan sólo algunos de los ejemplos que se presentaron en la pantalla grande.

En televisión también se realizaron varias adaptaciones. La primera versión fue australiana, contó con 16 episodios de 30 minutos cada uno y se lanzó al aire en los años 1972 y 1973. Se trataba de una serie de dibujos animados producida por Walter J. Hucker y dirigida por Leif Gram. Otra serie animada La vuelta al mundo de Willy Fog de 26 capítulos con 25 minutos de duración cada uno, apareció en 1981 de la mano de una coproducción española y japonesa dirigida por Luis Ballester y Fumio Kurokawa. Ocho años después pudo verse en televisión una miniserie dividida en
tres partes coproducida entre Estados Unidos, Italia, Yugoslavia y Alemania Occidental. El mismo año apareció otra miniserie de 4 capítulos en Reino Unido, pero esta vez con un tinte documental encarado por la BBC, idea que sería retomada en el 2009.

Lo cierto es que, como puede observarse, la obra es reinventada constantemente y las aventuras de sus personajes lejos de perder vigencia, siguen cautivando a diferentes públicos a través de las nuevas posibilidades tecnológicas y las nuevas formas de expresión artística.

Pasos para elaborar informes

Los informes pueden ser realizados por diversas razones, una de las principales es la de mostrar las realidades de un problema a través de diferentes perspectivas. Esta herramienta de investigación puede ser solicitada desde el ambiente académico y laboral, por lo cual resulta importante saber cómo realizarlo.

¿Qué es un informe?

Es un documento escrito que a través de una estructura ordenada comunica un problema o realidad desde diferentes perspectivas. Uno de los elementos que caracteriza a un informe es la investigación exhaustiva que se debe emplear durante su desarrollo.

El contenido mencionado por el autor debe ser verificado y en el caso de apoyarse en otras investigaciones debe rendir el adecuado reconocimiento a las mismas. De igual forma, se debe explicar qué métodos investigativos se usaron a lo largo del trabajo y finalmente se deben mostrar qué soluciones o recomendaciones se sugieren para resolver el problema estudiado.

La información contenida en un informe debe estar sistematizada, es decir, debe seguir una estructura ordenada.
La información contenida en un informe debe estar sistematizada, es decir, debe seguir una estructura ordenada.

Estructura básica de un informe

  • Introducción: en esta parte se responde por qué, para qué y con qué se va llevó a cabo la investigación
  • Desarrollo: en esta parte se responde al cómo, es decir, se explican los procedimientos metodológicos usados para cotejar los datos y recopilar información.
  • Conclusión: en esta parte se muestran los resultados obtenidos y al mismo tiempo se explica qué debe hacerse. Responde qué se obtuvo y qué se debe hacer.
Un buen informe puede sintetizarse en tres o cuatro puntos centrales.
Un buen informe puede sintetizarse en tres o cuatro puntos centrales

Partes observadas comúnmente en un informe

  • Portada: aunque no es estrictamente necesaria, la portada indica los datos del autor y el título del trabajo.
  • Título: es lo que identifica a la investigación, debe dar una idea sobre lo que trata el texto, por lo cual debe estar sujeto muchas veces a revisión.
  • Objetivo: señala las metas específicas que se deben cumplir con la finalidad de responder la pregunta de investigación. Los objetivos también son la brújula de la investigación, ya que orientan su desarrollo.
  • Introducción: es una síntesis del tema que se va a abordar en el trabajo.
  • Cuerpo: contiene la parte completa del tema y por ende, la información principal.
  • Conclusiones: en esta sección se responden los interrogantes planteados y se muestran los resultados obtenidos más relevantes.
  • Bibliografía: es una lista ordenada que muestra el material bibliográfico usado como fuente de consulta o de soporte documental para la investigación.
La bibliografía es uno de los elementos más importantes de los informes porque otorgan validez y fundamento a la investigación realizada.
La bibliografía es uno de los elementos más importantes de los informes porque otorgan validez y fundamento a la investigación realizada.

Tipos de informes

Antes de iniciar la redacción de un informe se debe tener en cuenta la materia que se va a abarcar dentro del mismo y sus características textuales, ya que de acuerdo a estos dos criterios se clasifican los trabajos de investigación.

-De acuerdo a la materia que abarcan, los informes se clasifican en:

  • Informe técnico: se realiza cuando el problema es de origen técnico. Por esta razón, la exposición de datos y hechos se encuentran dirigidos a alguien (alguna persona o institución). Este tipo de informe se emplea por organizaciones públicas o privadas.
  • Informe científico: su enfoque se realiza en torno a un tema científico, por lo cual, el lenguaje usado es más riguroso mediante el uso de términos científicos.
  • Informe de divulgación: se orientan a un público en general, el lenguaje usado es más sencillo con la finalidad de que el trabajo se adapte a un mayor número de personas.
  • Informe mixto: es una investigación que puede estar destinada tanto al público en general como a instituciones públicas o privadas.

 Para hacer públicos los resultados de una investigación científica se emplean los informes científicos.

-De acuerdo a las características textuales empleadas, los informes se clasifican en:

  • Informe expositivo: contiene una secuencia narrada de hechos con antecedentes que permitan comprender el tema. En esta investigación, el autor no proporciona ningún tipo de análisis o interpretación.
  • Informe interpretativo: es una investigación en la que el autor ofrece recomendaciones oportunas para resolver un problema, para lograrlo estudia y analiza los hechos para llegar a las conclusiones.
  • Informe persuasivo: la finalidad de este informe es que el público a quién va dirigido quede convencido de lo que se expone y tome una determinada decisión.

El informe interpretativo es el que usualmente se emplea en las instituciones educativas.

Pasos para redactar un informe

  1. Manejar un lenguaje claro, preciso y objetivo.
  2. Evitar apreciaciones personales como: “pienso”, “creo” y “deseo” entre otras, las cuales deben ser sustituidas por las siguientes formas: “se analizó”, “se ha observado”, “se procedió”.
  3. Conocer las características del tipo de informe que se va a realizar.
  4. Determinar del objetivo principal.
  5. Seleccionar y analizar la información
  6. Fijar la estructura del informe
  7. Comenzar a trabajar en el informe.
  8. Al momento de fijar el objetivo de la investigación se deben realizar las siguientes preguntas: ¿a quién va orientado el informe?, ¿qué uso se le va a dar?, ¿qué se quiere conocer?, ¿cuáles son los conocimientos que se tienen sobre el tema?
  9. Fijar las fuentes de información y los recursos a través de los cuáles se va a extraer la información.
  10. Analizar la información recolectada y comenzar a hacer las comparaciones.
  11. Evaluar y verificar los datos recolectados.
  12. Seguir con la estructura del informe de acuerdo a las normas preestablecidas en la institución u organismo en el cuál será publicado el informe. Normalmente, la estructura está divida en introducción, desarrollo y conclusión.
  13. De acuerdo a los resultados obtenidos, redactar las conclusiones.
  14. Proponer las posibles recomendaciones para resolver el problema. Cada una de éstas deben guardar una estrecha relación con cada conclusión planteada.
  15. Organizar la bibliografía consultada según el orden de aparición en el informe o en orden alfabético.
Al momento de redactar un informe se recomienda usar un lenguaje claro y objetivo.
Al momento de redactar un informe se recomienda usar un lenguaje claro y objetivo.