El Diario de una residencia en Chile de María Graham

Conocida posteriormente como María Callcott, fue una escritora, ilustradora y naturalista británica, destacada por, entre otras obras, sus memorias acerca de sus experiencias vividas en diferentes partes del mundo. Entre estos destinos destaca Chile, cuya experiencia relató en su libro Diario de una residencia en Chile y el cual se convirtió en un ícono histórico del país.

Tras su estancia en la India e Italia, María Graham emprendió un nuevo viaje junto a su esposo Thomas Graham en 1822, esta vez en dirección a Suramérica. Sin embargo, cerca de su destino, Thomas falleció producto de un cuadro febril y María se vio obligada a desembarcar sola en el puerto de Valparaíso, en Chile, donde decidió quedarse  alrededor de nueve meses.

Fue durante su estancia en este lugar que Graham escribió el libro Diario de una residencia en Chile, en el cual recopiló toda la información que aprendió del país, desde las costumbres locales y la flora presente hasta los más importantes acontecimientos históricos, sociales y políticos que se vivieron en la época, donde incluía además sus impresiones sobre destacadas figuras independentistas como Bernardo O’Higgins, José de San Martín, José Ignacio Zenteno y Thomas Alexander Cochrane, con quienes llegó a entablar amistad. Estos escritos se complementaban con dibujos hechos a mano por la misma Graham que ilustraban aquello de lo que la autora era testigo.

En su primera edición inglesa, publicada en 1824, el libro se encuentra dividido en tres secciones principales: un bosquejo de la historia de Chile a modo de introducción, donde detalla el periodo histórico comprendido entre la conquista de Chile hasta el gobierno de O’Higgins, diversas entradas que describen el aspecto cultural, geográfico y económico del país, acompañadas con sus propias observaciones sobre la condición política del mismo, y finalmente una posdata con comentarios adicionales y un apéndice que registraba los documentos que utilizó en su investigación histórica y los diferentes tipos de plantas que observó. Entre las páginas de este libro destaca además la descripción sobre el terremoto de Valparaíso en noviembre de 1822, uno de los más intensos en la historia del país y el cual Graham experimentó en persona.

Diario de una residencia en Chile ha sido valorado con el tiempo como un libro de importancia trascendental para el país, en especial por su condición como una de sus principales y más icónicas fuentes históricas.

¿Sabías qué?
La importancia del diario trascendió a la cultura popular chilena evidenciada en obras que lo referencian, como la serie de televisión titulada Diario de mi residencia en Chile: María Graham, donde se narra la vida y experiencias de la escritora en el país.

De la Tierra a la Luna, por Julio Verne

Novela del escritor francés Julio Verne, cuyo título original es De la Terre à la Lune Trajet direct en 97 heures, que fuera publicada por primera vez en 1865, entre el 14 de setiembre y el 14 de octubre, en el “Journal des débats politiques et littéraires”, y cuya aparición en formato libro se produjo el 16 de octubre del mismo año.

Esta obra entre satírica y científica tuvo su continuación con Alrededor de la Luna, que habría aparecido en episodios en 1870, y que se presentara como libro el 16 de setiembre de 1872, en un volumen doble compartido con su antecesora.

La novela de Verne comienza como una sátira, un tono burlón sobre la cultura estadounidense de aquella época, y desde ese punto de partido avanza con precisión científica sobre los problemas que presentaría el enviar un objeto a la luna.

El ocio provocado por la ausencia de conflictos entre los miembros del Gun-Club, una entidad social formada por artilleros, los lleva a ponerse en movimiento para plasmar una idea de su presidente, Barbicane, quien imagina una aventura espacial, posibilidad sobre la que hasta entonces, nadie había indagado seriamente.

La intrépida idea es utilizar el gigantesco cañón Columbiad para lanzar un proyectil que llegue a la Luna, convertido de esta manera en una nave espacial que hará realidad el sueño de atravesar el espacio para arribar al hasta entonces muy poco conocido mundo lunar, que despierta en el hombre tanta curiosidad.

¿Sabías qué...?
De las novelas de Julio Verne, 33 han sido llevadas al cine.

Si bien es cierto que en la obra Verne se muestra influido por el contexto industrial y tecnológico de su época, utiliza para narrar un estilo que se parece más al de la comedia o vodevil, proponiendo a su vez, a través de sus personajes, una idea verosímil. Así la historia transcurre siguiendo el proceso de desarrollo de esta idea simple y original, y el trabajo de los miembros del club para solucionar las dificultades que se van presentando. Hasta que aparece Michel Ardan. Con este personaje el autor introduce una variante que seduce a los otros: realizar el viaje tripulado. Con un lenguaje ágil y por momentos hilarante, Verne cautiva a sus lectores que en su momento llegaron hasta escribir a la redacción del Journal para proponerse como miembros de la tripulación, subvencionarlo económicamente y otras formas de participación en el proyecto, demostrando de este modo la conmoción que generó en aquellos días la entrega episódica de la obra.

La historia se ubica temporalmente hacia la finalización de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, donde el grupo de aventureros que enarbolan el proyecto reciben el apoyo del secretario J. T. Maston, y detallados informas proporcionados por el observatorio de Cambridge, que les son útiles para resolver la construcción del gigantesco cañón, la forma y tamaño del proyectil, clase y cantidad de pólvora, ubicación del sitio de lanzamiento, financiación de la empresa, etc.

Pero el proyecto tiene un enemigo, el capitán Nicholl, fabricante de corazas enfrentado a Barbicane, fabricante a su vez de proyectiles, a quien desafía concretando ambos varias apuestas acerca de la suerte del proyectil.
Recolectando dinero con una suscripción internacional, se forja el gran cañón en Florida. Es entonces cuando aparece el francés Ardan con su deseo de tripular el proyectil. Esto genera una situación de tensión entre Barbicane y Nicolle, que aumenta el dramatismo en su relación, hasta que Ardan desafía a ambos a acompañarlo en su vuelo. Para que sea posible deben modificar el proyectil que de otra manera no resistiría el peso.

Con el atractivo de los personajes en movimiento para concretar el sueño del viaje espacial, con la búsqueda de los elementos necesarios para tan ambicioso proyecto, la primera parte concluye con los espectadores disfrutando de los ricos detalles que Verne proporciona y que llevan al lanzamiento de la cápsula tripulada y con la incógnita de saber qué ocurrirá después de la estrepitosa detonación que tiene lugar en el gigantesco cañón, el Columbiad que da impulso a los atrevidos astronautas para vencer la fuerza de gravedad.

Pero antes del lanzamiento el secretario Maston inspecciona el proyectil durante unos días, al cabo de los cuales y concluida su tarea, se retira al observatorio construido en las Montañas Rocosas para observar por el telescopio la trayectoria del proyectil. Para su desilusión, no llega a su destino sino que queda convertido en satélite de la Luna.

Personajes principales

• Impey Barbicane: presidente del Baltimore Gun-Club.
• J. T. Maston: secretario del Baltimore Gun-Club.
• Capitán Nicholl: constructor de corazas.
• Miguel Ardan: aventurero que pide viajar en el proyectil.

Capítulos

La historia se estructura en 28 capítulos titulados:
• I El Gun-Club
• II Comunicación del presidente Barbicane
• III Efectos de la comunicación de Barbicane
• IV Respuesta del observatorio de Cambridge
• V La novela de la Luna
• VI Lo que no es posible dudar y lo que no está permitido creer en los Estados Unidos
• VII El himno del proyectil
• VIII Historia del cañón
• IX La cuestión de las pólvoras
• X Un enemigo para veinticinco millones de amigos
• XI Florida y Texas
• XII Urbi et Orbi
• XIII Stone’s Hill
• XIV Pala y zapapico
• XV La fiesta de la fundición
• XVI El Columbiad
• XVII Un parte telegráfico
• XVIII El pasajero del Atlanta
• XIX Un mitin
• XX Ataque y respuesta
• XXI Cómo arregla un francés un desafío
• XXII El nuevo ciudadano de los Estados Unidos
• XXIII El vagón proyectil
• XXIV El telescopio de las Montañas Rocosas
• XXV Últimos pormenores
• XXVI ¡Fuego!
• XXVII Tiempo nublado
• XXVIII Un astro nuevo

Temática

La novela aborda una serie de temas que conforman el imaginario Verne:

Viajes espaciales. Aquellos proyectos imaginarios con los que Verne sorprendió a sus contemporáneos, con los años terminaron sorprendiendo por el grado de aproximación que han tenido con la realidad. Incluso el lugar elegido por el escritor para describir el lanzamiento del proyectil, está muy próximo a Cabo Cañaveral, donde hoy en día la NASA hace sus lanzamientos.

Armonía internacional. Verne mantenía la esperanza de un mundo en armonía, lo que queda de manifiesto cuando en su relato hace mención a una larga lista de países que colaboran con el proyecto sin importar que quienes lo llevan adelante son los estadounidenses. Para el escritor la rivalidad internacional no debe existir.

Francia. Es a partir de esta novela que coloca en sus narraciones un personaje francés. Así ocurre en La vuelta al mundo en 80 días; Héctor Servadac; La invasión del mar; Claudio Bombarnac; César Cascabel; Miguel Strogoff; El pueblo aéreo, y otras.

La imaginación de Verne logró que sus obras de ciencia ficción se convirtieran en literatura de anticipación.

Secuelas

Con esta novela se inicia una trilogía que continúa con Alrededor de la luna y culmina con El secreto de Maston, escrita unos años después pero retomando sus personajes para colocarlos en una aventura completamente diferente como es la de cambiar la inclinación del eje de la tierra con un cañonazo, para luego cultivar el Polo Norte.

¿Sabías qué...?
Julio Verne se recibió de abogado en 1849.

El autor

Julio Verne nació en Nantes, Francia, en julio de 1828. Ha sido considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción. En sus relatos se anticipa a los tiempos describiendo con precisión el avance tecnológico que se produciría muchos años después, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales.
Después de pasar durante su infancia por el seminario Saint-Donatien, estudió filosofía y retórica en Nantes, y luego viajó a París para cursar la carrera de leyes. Luego de aprobar su tesis doctoral, decidió dedicarse a la literatura e ingresó a la carrera de letras.

Sus comienzos como escritor fueron en la dramaturgia, pero sus obras no tuvieron éxito por lo que se dedicó a la enseñanza para sobrevivir. Entre 1852 y 1854 trabajó como secretario de E. Seveste, en el Théâtre Lyrique, tiempo durante el que publicó algunos relatos. En 1857, convertido en agente de bolsa, comenzó a viajar por Inglaterra, Escocia, Noruega y Escandinavia.

El editor Hetzel se interesó por su obra y en 1862 le publicó Cinco semanas en globo, con la que se hizo conocido y lo alentó a seguir en la temática de la aventura y la fantasía. Para ello le fueron de utilidad sus conocimientos geográficos y su afición por la ciencia y la tecnología. A eso sumó su dominio de la tensión dramática, lo que le permitió combinar la extravagancia de ciertas situaciones con la poesía de otras, valiéndose de una prosa ligera y amena.

Para la construcción de Viaje al centro de la Tierra, se valió de la geología, la mineralogía y la paleontología, y lo hizo tan bien que maravilló a los expertos con sus descripciones de animales antediluvianos. Posteriormente apareció de la Tierra a la Luna, otro de sus grandes libros, que impactó notablemente a sus lectores. Luego llegó otro éxito, La vuelta al mundo en 80 días, y más tarde Veinte mil leguas de viaje submarino, donde brilla un Verne pleno de fantasía, pero cuestionador.

Entre otras de sus obras se cuentan también Las aventuras del capitán Hatteras (1866), Los hijos del capitán Grant (trilogía, 1868-1870), En torno a la luna (1870), La isla misteriosa (1874), Miguel Strogoff (1876), Un capitán de quince años (1878), Las tribulaciones de un chino en China (1879), El faro del fin del mundo (1881) y Los viajes del capitán Cook (1896).

Radicado en Amiens desde 1872, en 1886 comenzó a dedicarse a las actividades municipales siendo nombrado, tres años más tarde, miembro del consejo municipal. Pero nunca dejó de escribir, dejando al morir, en 1905, una prolífera obra que ha sido considerada entre los grandes clásicos de la literatura infanto-juvenil del siglo XX.

EXTRAÑO INCIDENTE

En 1886 caminaba un día de marzo con su sobrino Gastón con quien mantenía una buena relación, cuando el joven sin motivo aparente sacó un revólver y le disparó dos veces. La primera no dio en el blanco, pero la segunda le hirió la pierna izquierda dejándole una renguera de la que no se recuperaría. El incidente fue ocultado por la prensa y Gastón pasó el resto de su vida en un manicomio.

El signo de los cuatro, por Arthur Conan Doyle

Sherlock Holmes se enfrenta junto a su inseparable compañero, el Dr. Watson, a un caso que pondrá a pruebas sus capacidades deductivas. Una venganza, una desaparición y un cuantioso tesoro serán la base de este relato de Arthur Conan Doyle.

El Signo de los cuatro fue una de las obras que mayor cantidad de adaptaciones ha tenido en torno a la figura de Sherlock Holmes. Hablar de este personaje es hablar del detective que encarna uno de los iconos de la literatura policial, al punto que su nombre por momentos opaca al del mismo creador que le dio vida, Arthur Conan Doyle. En una época signada por el auge del evolucionismo planteado por Charles Darwin y el imperio del conocimiento científico de finales del siglo XIX, esta obra se encuentra constituida como un relato donde nuestro héroe encarna los valores del positivismo victoriano.

Enmarcada como policial clásico o “de enigma”, aquí les dejamos una breve guía para entender la obra.

Pero, ¿Qué es el policial clásico?

Lo policial abreva en crímenes, fugas, búsquedas y persecuciones y plantea un enigma que debe ser resuelto racionalmente. El fundador de este subgénero es el norteamericano Edgar Allan Poe (1809 – 1849) con la edición de su libro de cuentos Los crímenes de la calle Morgue (1841). El hecho de ser una entrega folletinesca hizo que fuera una forma literaria no tan respetada frente al canon y por tal razón fue revisitada nuevamente a finales del siglo XIX, cuando logró consagrarse.

El relato policial es aquel que, por medio de la deducción lógica, identifica al autor de un delito y revela sus móviles; está constituido de forma tal que se puede llegar a una conclusión a partir de sucesos lógicos precisos. El lector es parte fundamental en este género ya que gracias a su complicidad la historia avanza hacia su conclusión. La lectura se sostiene en tanto el lector es atrapado por el suspenso o la curiosidad de saber qué va a pasar.
Es posible reconocer en esos textos distintos elementos característicos del relato.

1. Un misterio que parece sin solución.
2. Un investigador y un criminal; los buenos y los malos. Por lo general son personajes con caracteres bien definidos.
3. Una metodología que permite descifrar el enigma por medio de la lógica y la observación.
4. Una parte importante del relato está destinada a mostrar el proceso de razonamiento del investigador.
5. Una técnica narrativa que mantiene el secreto hasta el momento del desenlace.

El relato policial de enigma surge del Positivismo; esta forma de producción del conocimiento se basa en la experiencia y en la observación de distintos fenómenos o hechos y la consecuente creación de una hipótesis que explique lo observado. Esta hipótesis y conclusión será puesta a prueba una y otra vez.

De esta forma vemos como la figura del detective representa al científico o investigador que pone a funcionar su cerebro para conocer y controlar la realidad.

Edgar Allan Poe, referente fundacional del policial clásico a través de su sagaz personaje, Dupin.

Un tesoro desde la India

El signo de los cuatro es la segunda novela de Arthur Conan Doyle con el personaje de Sherlock Holmes como protagonista y constituye un ejercicio más logrado que su trabajo anterior –Estudio en escarlata (1887)- en la construcción simétrica de la trama y el relieve de los personajes. Aquí se puede apreciar mejor la interacción entre Holmes y Watson, dando lugar al contraste entre ambos en los afilados diálogos, y Doyle expone –sobre todo en el magistral prologo de la aventura, el capítulo La ciencia de la deducción- su dominio del género policial, enmarcándolo bajo determinadas convenciones y denotando las cualidades intelectuales de Holmes para resolver los problemas desde el método científico y la deducción. Sin embargo, el autor no se queda en el retrato de una máquina que resuelve problemas, sino que introduce cierta angustia en su personaje y una marcada misantropía que se refleja en el desprecio por los sentimientos y las instituciones. Frente a un personaje que quizá pueda resultar antipático a los lectores se presenta el contraste del Dr. Watson, quien se encarga de redactar las vivencias y llega a involucrarse amorosamente a lo largo de la historia.

El capítulo dos (La exposición del caso) es el que abre la historia del caso sobre el cual va a focalizarse Holmes y que, inicialmente, se presentaba como algo sencillo pero que, como buen relato policial, se va abriendo como un ramal complejo que da lugar a una serie de hechos ocurridos en la India. El caso en cuestión son una serie de envíos enigmáticos que recibe la señorita Mary Morstan por parte de su padre, el General Morstan, quien ha desaparecido diez años atrás. En ese tiempo recibió una perla por cada año que pasó hasta que quien lo envía decide revelarse ante ella, pero sin que se encuentre involucrada la policía de alguna forma en el encuentro. Entre los papeles que facilita la señorita Morstan a Holmes se encuentran una serie de documentos entre los cuales se encontraba un papel con cuatro cruces que arriba indicaba “El signo de los cuatro” y una serie de nombres debajo. Este elemento será el disparador de la investigación de Holmes.

La acción transcurre en la Londres victoriana de finales del siglo XIX y comienzos del XX, dando lugar a la descripción de un espacio urbano en expansión que encuentra el refugio de sus crímenes en las calles brumosas y las luces amarillentas del alumbrado eléctrico. De este elemento, que nos da un exquisito contexto para la acción, se pueden deducir varias de las características que definen el lugar donde transcurren los crímenes: habitualmente se trata de lugares alejados, la periferia, que es la contraparte del iluminado mundo victoriano. Esta cuestión se puede ver en la frenética persecución del perro Toby guiando al detective y su compañero a lo largo de las calles y en el desenlace en el Támesis.

Documento fotográfico de la Londres victoriana.

Por otro lado, en su obra Doyle manifiesta varias de las inquietudes y simpatías de su tiempo. La defensa del colonialismo aparece referida en el retrato que hace de los indios, que se definen entre la ignorancia, la corrupción y la sumisión (prestar atención al personaje de Tonga); además de que no resulta casual que el autor ubique en una sublevación el eje de la historia que luego va a dar lugar al robo del Tesoro de Agra y la subsecuente secuela de crímenes. Otro elemento que ronda su obra es el uso de una pseudociencia que partía de las motivaciones cientificistas de su tiempo: la fisiognomía. Sostenida desde la antigüedad, esta disciplina indicaba que por la apariencia externa del rostro era posible reconocer el carácter y la personalidad del individuo. La aplicación al estudio de la criminalidad por parte del médico italiano Cesare Lombroso (1835 – 1909) definió que determinados rasgos como la forma mandibular, las orejas o la amplitud de la frente podían detectar y hasta “prever” el accionar criminal en determinadas personas.

El autor

Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nació el 22 de mayo de 1859 en la ciudad de Edimburgo, Escocia, en un hogar problemático y con la ausencia de su padre, que falleció debido al alcoholismo. En la Universidad de Edimburgo concluyó la carrera de medicina y se destacó en numerosos deportes que luego serían los predilectos de su personaje Sherlock Holmes, como el boxeo. Durante sus estudios universitarios se embarco hacia África Occidental para ejercer como médico y en 1885 conoce a su primera esposa, Louise Hawkins, con quien tendrá dos hijos.

Para ejercer profesionalmente la oftalmología se muda a Londres en 1891, pero la poca actividad le va a permitir tener más tiempo para dedicarse a escribir. Atosigado y contrariado por la fama de su personaje principal, decide matarlo en una historia para dedicarse de lleno a novelas históricas de tono colonial que realzan el accionar de Gran Bretaña en Sudáfrica. Según su opinión, esto es lo que lo llevara a obtener el título de Sir en 1902. Sin embargo, la presión popular y el afecto sobre el personaje pesaran de tal forma, que el autor se verá obligado a “resucitar” al personaje en historias posteriores.

En 1906 Hawkins muere de tuberculosis y un año más tarde se casa con Jean Leckie, con quien tiene tres hijos más. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 intenta alistarse para las tropas británicas pero es rechazado debido a su edad (55 años), permaneciendo con la actividad de propaganda y apoyo civil a las tropas. Muere el 7 de julio de 1930 con 71 años en East Sussex, Inglaterra.

Cuentos de la selva, por Horacio Quiroga

En este volumen de cuentos, Horacio Quiroga logra una de las obras más importantes de las letras latinoamericanas internándose en las salvajes inmediaciones de la selva sudamericana para contar algunas de las historias infantiles más memorables.

Pocos escritores tienen el prestigio de resultar parte de tantas generaciones como el uruguayo Horacio Quiroga, un autor que a pesar de estar signado por la tragedia y una obra esencialmente oscura nos regaló este volumen de cuentos, Cuentos de la selva, teniendo en mente su experiencia de vida en la selva y el deseo de contarle nuevos relatos a sus hijos. Estas narraciones, al que otro gran escritor de su nacionalidad, Juan Carlos Onetti, refirió como “construidos de manera impecable”, tienen un espíritu vital donde animales y humanos mantienen una misteriosa convivencia, donde la vida y la muerte se corresponden como un devenir inevitable. Quizá por eso, se trata de un escritor parcialmente enmarcado en el estilo naturalista de finales del siglo XIX.

Un sendero de ocho caminos

Más allá del indiscutible núcleo que resulta ser la selva (y en particular la selva misionera), las historias de Cuentos de la selva están interconectadas por la presencia de animales parlantes y su interacción con el entorno humano a lo largo de ocho cuentos: “La tortuga gigante”, “Las medias de los flamencos”, “El loro pelado”, “La guerra de los yacarés”, “La gama ciega”, “Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre”, “El paso del Yabebirí” y “La abeja haragana”.

En el momento en que Quiroga publica Cuentos de la selva en 1918 ya era una figura reconocida en el ambiente literario, debido principalmente a la publicación de la antología Cuentos de amor de locura y de muerte en 1917. Sin embargo, el escritor uruguayo contaba ya con varios ejercicios literarios y publicaciones que habían apuntalado su estilo cercano a la literatura de Edgar A. Poe o Guy de Maupassant, ganándose la vida a través de publicaciones que realizaba en revistas como Caras y caretas. En ese entonces decidió trasladar algunas de sus vivencias en la selva a través de unos cuentos para niños que redactó en la ciudad de Buenos Aires, viviendo en un pequeño apartamento ubicado sobre la calle Agüero luego del suicidio de su esposa en 1915.

Las intenciones del escritor eran realizar un texto de lectura destinado a la escuela primaria de Uruguay, pero este intento fue infructuoso debido a que el Consejo de Enseñanza rechazó al texto por “incorrecciones sintácticas”. Sin embargo, la publicación de este libro de cuentos no pasó inadvertida. Después de todo, se trataba en Latinoamérica de uno de los primeros libros de relatos destinado a un público infantil. Pero además, su tono amable y simple lo acerca a un registro oral con el que Quiroga ya había convivido en su estancia en la selva misionera al interactuar con los pueblos originarios de la región, sin renegar de recursos literarios que había perfeccionado desde la primera publicación (en 1905) y la influencia del cine que había aprendido a amar a través de los escritos críticos que publicó en numerosos diarios (lo cual lo llevó a incorporar recursos narrativos como la elipsis o el racconto, por ejemplo, en la literatura).

La temática de sus cuentos, que a menudo se centran en la interacción entre el hombre y la naturaleza, preanuncian un inédito –hasta el momento- interés por la preservación del medio ambiente en algunos de sus relatos. Al retrato negativo del hombre que en su afán por pescar arroja bombas en un río matando todo lo que hay (como en “El paso del Yabebirí”) o lo contamina con el paso de sus navíos (leer “La guerra de los yacarés”), se suma el deseo de convivencia entre ese mundo salvaje y la civilización, expresado en cuentos como “La tortuga gigante” o “Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre”, por ejemplo.

Por otro lado, el valor literario también aparece en la filosofía con que Quiroga enlaza a esa polaridad del siglo XIX que era la “Civilización o barbarie” planteada por Domingo Faustino Sarmiento. Ante esta dicotomía del romanticismo, Quiroga no negaba los avances de la civilización, pero buscaba y fomentaba la convivencia entre la barbarie y la civilización proponiendo la posibilidad de una convivencia pacífica y solidaria (como finalmente sucede en el citado “La tortuga gigante” o “La guerra de los yacarés”). Si prestamos atención a los antagonistas que se nos presentan en el relato veremos que a menudo, cuando se trata de animales, cuentan con atribuciones con las cuales se suele presentar a un antagonista humano en su caricatura: torpe, bruto, prepotente y esencialmente malvado, se trata de una figura que actúa con violencia, como en el caso del tigre en “El loro pelado”. Otro elemento inteligente en la construcción del antagonista radica en que habitualmente se trata de predadores que resultan una amenaza tanto para el hombre como para la mayoría de los animales del ecosistema selvático elegido por Quiroga, obligando a una convivencia pacífica para combatir una adversidad.

En todo caso y más allá del breve análisis, se trata de cuentos que cumplen con la facultad de entretener y captar la imaginación de los niños, sin perder actualidad gracias a la clara, simple, pero sumamente elegante, pluma de Horacio Quiroga.

El autor

Si bien referir que la vida del autor de Cuentos de la selva puede tener mucho que ver con otros trabajos como Cuentos de amor de locura y de muerte (1917) o Los desterrados (1926), lo cierto es que se puede caer en una lectura facilista, sin relieves, sobre la figura de Quiroga. Sin embargo, la tentación parece inevitable cuando se advierte, como se mencionó al iniciar esta nota, como la tragedia y la pérdida ha atravesado su vida de forma casi constante. Horacio Silvestre Quiroga Forteza nació el 31 de diciembre de 1878 en la ciudad de Salto, Uruguay, en un hogar acaudalado con vínculos políticos con el poder. Dado que contrajo tos convulsa apenas pasaron dos meses, sus padres decidieron trasladarse a un entorno rural cercano a la ciudad de Salto y asoma la primera y temprana tragedia de su vida: en un paseo por el campo su padre, Prudencio Quiroga, se dispara accidentalmente un disparo de escopeta y muere en el acto.

Su formación estuvo a cargo de su madre, realizando sus estudios en la ciudad de Montevideo y destacándose en actividades deportivas, sintiendo especial afecto por el ciclismo. Sin embargo, su vocación artística se despertaba a raíz de su interés por la literatura y la fotografía, comenzando a colaborar en algunas publicaciones como La revista o La reforma entre los años 1894 y 1897. En 1896 ocurre una segunda perdida en su vida, la de su padrastro Asencio Barcos, que tras sufrir una hemorragia cerebral decide quitarse la vida de un disparo que es presenciado por el joven Quiroga al ingresar a su habitación. Sin embargo, estos hechos sombríos no cortan sus inquietudes creativas e incluso lo llevan a formarse en filosofía y conocer la pluma de un argentino que lo influenciaría de forma determinante en su labor creativa: Leopoldo Lugones. En 1898 tiene su primera incursión romántica con María Esther Jurkovski, pero el origen no judío de Quiroga impidió la relación debido a que los padres de la niña reprobaban esta relación y la condujeron a una separación inevitable.

Sus inquietudes bohemias y su búsqueda de perfeccionarse en el arte literario lo llevaron a utilizar la cuantiosa herencia que había recibido de su padrastro para dirigirse a la ciudad de París en el año 1900. Su retorno tras cuatro meses allí fue visto por sus amistades como un fracaso, siendo encontrado en un estado calamitoso respecto al joven que había ido al viejo continente.

Ese año se reencuentra con el grupo de intelectuales salteños que con- En el año 1911 nace la primera hija de la pareja, Eglé Quiroga, y en 1912 nace su hijo, Darío Quiroga. Con ellos convive en ese entorno selvático y comienza a elaborar desde la oralidad algunos de los relatos que luego formaran parte de Cuentos de la selva, buscando entretenerlos. Pero esta vida idílica en un entorno rústico no agradó de la misma manera a su esposa, con la cual discutía diariamente, y finalmente decidió quitarse la vida en 1915 tomando una dosis fuerte de sublimado que la condujo a una lenta agonía de ocho días. Esta muerte lo llevó a una profunda depresión de la cual lo rescató el amor por sus hijos y en 1916 decide volver a Buenos Aires para trabajar en su oficio de escritor. Manuel Gálvez le solicita un libro en 1917 y Quiroga decide editarlo con cuentos que ya había publicado en distintas revistas, dando lugar a Cuentos de amor de locura y de muerte. En 1918 afirma su calidad literaria con Cuentos de la selva, un compilado de historias para niños que había gestado para entretener a sus hijos durante su vida en Misiones.

Esta etapa en Buenos Aires sería particularmente prolífica a raíz de la edición de un nuevo libro de cuentos El salvaje (1919), la obra teatral Las sacrificadas (1920) y el volumen Anaconda y otros cuentos (1921). Al mismo tiempo colaboraba con distintos diarios de importancia como La Nación, lo cual contribuyó a darle mayor popularidad, permitiéndole acceder a raíz de su prestigio a distintos cargos políticos. Pero además, en esta etapa descubre su amor por el cine y comienza a desempeñarse como un crítico especializado, convirtiéndose en uno de los pioneros del oficio. En esos años retorna a la selva y se enamora de Ana María Palacio, de 17 años, pero la negativa de los padres atentará contra está posibilidad, llevándose a su hija lejos de allí para que no se consume ese amor.

En 1926 decide volver a Buenos Aires, donde es homenajeado por distintas figuras de la cultura y en 1927 publica el volumen de cuentos Los desterrados. Ese año se enamora de María Elena Bravo, una compañera de su hija que aceptó casarse con él y en 1928 tiene una nueva hija con esta pareja, María Elena o “Pitoca”.

En 1932 decide retirarse nuevamente a la selva misionera junto a su nueva esposa y su hija, en busca de encontrar la tranquilidad que no encontraba en la ciudad. Sin embargo, no se trató de una convivencia pacífica y estuvo signada por constantes discusiones donde el eje era el rechazo a esa vida en la selva. Esta etapa conflictiva daría lugar al volumen de cuentos Más allá (1935).

1935 sería un año negativo para Quiroga, quien luego de que le diagnosticaran hipertrofia de próstata se encontraría solo y enfermo en Misiones a raíz del abandono de su esposa e hija. Sin embargo, los dolores lo llevarían a residir en Buenos Aires para que traten sus dolores, siéndole diagnosticado en 1937 cáncer de próstata, que a esa altura ya era intratable e inoperable. Permaneció en el hospital de clínicas con la compañía de un paciente que padecía elefantitis, que debido a sus deformaciones era ocultado a la mayoría de la gente. Fue la ayuda del paciente lo que llevo a Quiroga a poder finalmente consumar el suicidio para evitarse los dolores del cáncer, tomando un vaso de cianuro.

Obras de Horacio Quiroga

Poesía:
• Los arrecifes de coral (1901)

Cuentos:
• El crimen del otro (1904)
• Los perseguidos (1905)
• Cuentos de amor de locura y de muerte (1917)
• Cuentos de la selva (1918)
• El salvaje (1920)
• Anaconda (1921)
• El desierto (1924)
• Los desterrados (1926)
• Pasado amor (1929)
• Más allá (1935)

Novelas:
• Historia de un amor turbio (1908)
• Pasado amor (1929)

Teatro:
• Las sacrificadas (1921)

Tarzán, la fabulosa historia del hombre mono

Un día de 1914, en fecha cuyos datos precisos aquí son irrelevantes, un hombre atlético y corpulento descendió de los árboles colgando de una liana, y con el impulso de su espíritu salvaje se metió en las librerías. Era Tarzán, el rey de los monos y desde ese momento habitante infaltable del anaquel destinado a las novelas de aventura en todas las librerías del mundo.

Creado por el escritor Edgar Rice Burroughs, Tarzán protagonizaba la primera novela de una saga que alcanzaría los 24 títulos e inspiraría 89 películas, diversas historietas y varias series de televisión.

La historia

Hijo de un lord inglés y una dama inglesa, John Calyton III, Lord de Greystoke, nació a fines del siglo XIX en un lugar de la selva africana donde sus padres fueron abandonados. Al año de vida queda huérfano y es adoptado y criado por una tribu de monos, los mangani, surgida de la imaginación del autor y que mezcla características de gorilas, chimpancés y homínidos. Ellos lo rebautizan Tarzán, que en la forma de lenguaje primitivo en la que se comunican, significa piel blanca.

Los títulos

Tarzán de los monos (1912)
El regreso de Tarzán (1913)
Las fieras de Tarzán (1914)
El Hijo de Tarzán (1914)
Tarzán y las joyas de Opar (1916)
Historias de la Jungla (1919)
Tarzán el indómito (1920)
Tarzán el terrible (1921)
Tarzán y el león dorado (1922/1923)
Tarzán y los hombres hormiga (1924)
Tarzán y los gemelos (1927)
Tarzán, Señor de la jungla (1927/1928)
Tarzán y el Imperio Perdido (1928)
Tarzán en el centro de la tierra (1929)
Tarzán el invencible (1930/1931)
Tarzán Triunfante(1931)
Tarzán y la ciudad de oro (1932)
Tarzán y el hombre león (1933/1934)
Tarzán y los hombres Leopardo (1935)
La búsqueda de Tarzán (1935/1936)
Tarzán y la ciudad prohibida (1938)
Tarzán el Gran Jeque (1939)
Tarzán y los náufragos (1941)
Tarzán y la Legión Extranjera (1947)

Tarzán, que ha heredado de sus padres una gran inteligencia, recibe de los monos una formación atlética y una serie de habilidades que le permiten adaptarse a las condiciones de vida en que las circunstancias lo colocaron. Pero la inesperada aparición de otros hombres, quienes sorprendidos lo encuentran viviendo como señor de la selva, modifica su vida. Sobre todo por el impacto que le produce una mujer…

Es así que aprende francés e inglés y llega al “mundo civilizado” para conocer sus orígenes. Sin embargo rechaza la oferta de esa civilización que no comparte, y regresa al mundo que conoce y ama, la jungla.

Allí vive nuevas aventuras a través de 23 volúmenes que el autor escribe hasta 1941, cuando se publica Tarzán y los náufragos, cerrando la saga con tres emocionantes relatos de uno de los ciclos más leídos, versionados, admirados y copiados en la historia de la cultura popular. En la primera de ellas, Tarzán escapa de ser llevado a Estados Unidos como atracción circense; en la segunda, se enfrenta a un famoso boxeador que va a África en busca de aventuras y a una tribu de caníbales; en la tercera, resuelve un enigmático caso de espionaje durante la segunda guerra mundial.

De la literatura al cine

De acuerdos a los datos que proporciona la Internet Movie Database, desde 1918 hasta 2010 se hicieron ochenta y nueve películas sobre Tarzán. Así el personaje alcanza el cuarto lugar en el ranking de los que más han sido llevados a la pantalla grande, sólo superado por Sherlock Holmes, Drácula y Frankenstein.

La primera se filmó en 1918, y fue una adaptación poco ortodoxa de la novela Tarzán de los monos. Por primera vez en la corta historia del cine una película superaba el millón de dólares de taquilla.

Semejante éxito alentó la secuela y muy pronto se realizó el segundo título: El romance de Tarzán. La tercera fue La venganza de Tarzán y en ella se cambió al protagonista de las anteriores, Elmo Lincoln, por el actor Gene Pollar.

De acuerdo con la modalidad de la época en 1920 se realizó el primer serial sobre una cuidada adaptación de la novela El hijo de Tarzán, con el protagónico a cargo de P. Dempsey. Se trataba de 15 capítulos que totalizaban 253 minutos de película.

En 1932 fue Johnny Weissmuller quien se puso la piel de Tarzán. Sin experiencia como actor, pero con una fama ganada como nadador olímpico, con varias medallas de oro en su haber, Weissmuller debuta como Tarzán en Tarzán de los monos, primera película sonora sobre este personaje, por tanto la primera en que se escuchó su voz. Después haría otras once películas convirtiéndose en el indiscutible y único Tarzán para toda una generación.

El siguiente actor que representó a Tarzán en el cine fue Lex Baker, quien protagonizó dignamente cinco películas, aunque sin llegar a convencer a los seguidores del rey de la jungla. Entre 1955 y 1960 el actor Gordon Scott representó seis veces el papel de Tarzán, y por eso mismo tiempo Jock Mahoney, Denny Miller y Mike Henry, también probaron suerte en el papel aunque sin mayor trascendencia.

Los ´80 no fueron una buena década para el personaje creado por Edgard Rice Burroughs. Una película de estética softcore se estrenó en 1982 con Bo Derek como mayor atractivo interpretando a Jane. Dos años después se estrena Greystoke: The Legend Of Tarzan, Lord Of The Apes, con el popular actor Christopher Lambert en el papel central. El film resultó interesante pero sin el encanto de las viejas producciones.

En 1999 la Disney estrenó la versión más exitosa de todos los tiempos con el escueto título de Tarzán; se trata de una animación con diseños técnicamente impecables y un guión flojo.

Del cine a la tele

En 1966 subió a la pantalla chica la serie Tarzán, que consigue a través de la identificación con su protagonista, Ron Ely, llevar nuevamente el personaje a la cima de la popularidad. Sobre esta serie hay un dato sumamente curioso: se grabaron sólo 57 capítulos en dos años y luego se levantó por no alcanzar los objetivos de rating que se habían propuesto sus productores. Pero la repetición de esos 57 capítulos la transformaron en un éxito en todo el mundo. Llegados los ´90 se conoció la serie Tarzán, potagonizada por Wolf Larson, con altibajos en el rating lo que llevó a su cancelación después de tres temporadas irregulares. En 1996 la televisión insistió con el tema emitiendo Tarzan the Epic Adventures, con Joe Lara haciendo de Tarzán, pero bastó una temporada para determinar su fracaso y bajarla de la programación.

Y también a la historieta

De todas las versiones de historieta que se han hecho de Tarzán, se destacan con brillo propio las de Harold Foster y la de Burne Hogarth.

Foster la creó para United Fature Syndicate, comenzando a publicarse en varios diarios de Estados Unidos el 7 de enero de 1929. Se trataba de la adaptación de la primera novela de Burroughs, a cuyo final llegó con la entrega del 16 de marzo del mismo año. Dado el éxito, le encargaron al dibujante una adaptación de la segunda novela, pero se negó y su lugar fue ocupado por Rex Maxon, de quien se publicó la primera entrega el 15 de marzo de 1931.

Cinco años después tuvo su oportunidad el dibujante Burne Hogarth, quien impuso a su trabajo un dinamismo barroco que provocó gran agitación, inédita hasta entonces en la historieta. Hogarth continuó produciendo esta página dominical durante doce años, en dos periodos, de 1937 a 1945, y de 1947 a 1950.

Después de 22 años, Burne Hogarth reapareció con el personaje que le había dado una gran popularidad, haciendo Tarzán de los monos, un libro de historieta de tapa dura y gran formato que se editó en once idiomas, y es considerado una de las primeras novelas gráficas. El éxito lo llevó cuatro años más tarde a publicar Jungle Tales of Tarzan utilizando técnicas que hasta entonces no se habían aplicado.

El autor

Una noche de 1911 el escritor Edgard Rice Burroughs, agobiado por su complicada situación económica, busca refugio en su imaginación y allí encuentra a Tarzán, el Hombre Mono, quien llega batiendo parche sobre su pecho para cambiar definitivamente la suerte de su mentor.

Es que la vida del literato nacido en Chicago el 1 de setiembre de 1875, había llegado hasta ese momento mostrándole sólo fracasos.

Después de pasar por la Harvard School de su ciudad natal, trabajó como vaquero en un rancho durante dos años, al cabo de los cuales ingresó en la Philips Academy, de la que fue expulsado por no adaptarse a sus exigencias disciplinarias. Pasó entonces un periodo de entrenamiento en la Academia Militar de Michigan y luego se incorporó al Séptimo de Caballería de los Estados Unidos. Por pedido propio se lo envió al peor de los destinos, Fort Grant, un lugar salvaje en el desierto de Arizona. Allí se nutrió con las historias de hombres que habían participado en las guerras contra comanches y apaches, historias que luego utilizaría en un ciclo de novelas sobre el tema.

Cuando consideró agotada esta etapa de su vida, abandonó el ejército y se casó con Emma Centennia Hubert. De ahí en adelante a pesar de sus esfuerzos por encontrar estabilidad para su hogar, desempeñó diversas tareas en distintos lugares: fue vaquero nuevamente; policía en Salt Lake City, carnicero en Pocatello, Idaho; buscador de oro; y revisor de avisos de venta para la Roebuck and Co. Mientras trabajaba allí escribió un relato y lo envió a la revista All Story Magazine. El relató gustó al editor que lo publicó entre febrero y julio de 1912, en seis entregas con el título La princesa de Marte. Para entonces ya había comenzado a pergeñar Tarzán, y aprovechando los 400 dólares que le reportó la publicación de su primera obra, le dedicó tiempo a la escritura y logró que en octubre del mismo año la misma revista comprara los derechos de la novela y comenzara a publicarla como un folletín, para que, finalmente en 1914 la editara con formato de libro la Casa Mc. Clurg and Company, convirtiéndose en el mayor éxito editorial del año.

Burroughs siguió escribiendo hasta convertirse en uno de los más prolíferos escritores estadounidenses, además de cubrir a los 66 años de edad, como corresponsal de guerra para el Los Ángeles Time, la Segunda Guerra Mundial.
Murió en Encino, California, el 19 de marzo de 1950.

El cuento fantástico

Y cuando comenzamos a leer… nos encontramos con el mundo cotidiano hasta que en algún momento nos enfrentamos a lo extraño e inexplicable. En ese punto es cuando el lector comienza a bucear en un entorno fantástico.

Los cuentos fantásticos no presentan ningún rasgo de ciencia ficción ya que en sus relatos se pueden identificar elemento o situaciones reales y/o cotidianas. Sin embargo, en algún punto de la historia se genera lo fantástico haciéndose presente alguna situación misteriosa.

El objetivo de este tipo de cuentos no es resolver aquello inexplicable, sino que sustentándose en ello, se genere suspenso. Aquí también entra en juego la imaginación del lector que puede ir conjeturando diversas situaciones posibles. A su vez, su incertidumbre aumenta, al confluir lo real con lo irreal.

Aquellos temas que han suscitado diversas teorías como el tiempo, los sueños, el espacio, las dimensiones, etc., son tomados de referencia por los escritores para explotar al máximo “lo imposible”. En medio del relato y teniendo en cuenta que los hechos pueden causar un efecto de realidad, el lector en algún punto se puede preguntar acerca de la factibilidad de los sucesos. La verosimilitud del relato con condimentos extraños produce un efecto inquietante que conduce a la vacilación.

¿Sabías qué...?
Caperucita roja es un cuento de transmisión oral que se plasmó en papel por primera vez en 1967.

Diferencias con otros cuentos

Para poder distinguir con mayor precisión los cuentos fantásticos de otros tipos de relatos, a continuación vamos a establecer las diferencias con el cuento realista y maravilloso.

CUENTO FANTÁSTICO CUENTO REALISTA CUENTO MARAVILLOSO
Hay hechos reales e irreales. Los hechos pueden suceder en la realidad. Los hechos jamás se podrían dar en la realidad.
Los personajes son seres comunes que se pueden ver afectados por alguna fuerza sobrenatural. Los personajes son seres comunes. La mayoría de los personajes no tiene características humanas y pueden aparecer seres irreales como brujos, hadas, etc.
El tiempo y el espacio pueden ser reales en un principio pero volverse irreales en algún momento. El tiempo y el espacio no presentan alteraciones ilógicas. El tiempo y el espacio pueden ser irreales.

Ingredientes de la materia fantástica

La imaginación del escritor es el único límite que se puede establecer para enumerar los ingredientes fantásticos que se pueden encontrar en una obra. Ellos modifican el tiempo, el espacio y las situaciones, una a una o todas a la vez. Algunos de los elementos más utilizados han sido:

• Fuerzas sobrenaturales: personaje sufre el fenómeno de la metamorfosis, adquiere características de otro ser vivo, etc. En el caso de los objetos estos pueden tomar vida.

• Tiempo: traslados al futuro, al pasado, detención del tiempo, multiplicación del tiempo, etc.

• Espacio: transmutación de mundos, ruptura de las leyes físicas, etc.

• Sueño de los personajes: interrelación entre el sueño y la realidad, sueño dentro de otro sueño, conciencia de que se está soñando, sueños comunes a varias personas, etc.

Ejemplos de cuentos fantásticos:

“El corazón delator” de Edgar Allan Poe. Publicado en 1843.
Un narrador anónimo se obsesiona con el “ojo de buitre” de un anciano con el cual convive. Esta obsesión lo lleva a asesinarlo y el mismo delata su crimen a causa de una situación extraordinaria que percibe…

“Otra vuelta de tuerca” de Henry James. Publicado en 1898.
Una institutriz acepta un trabajo para educar a dos niños en una mansión llamada la “mansión Bly”. A medida que pasa el tiempo, la institutriz se da cuenta de que los niños actúan de una manera extraña, pero no sabe el por qué…

“La metamorfosis” de Franz Kafka. Publicado en 1915.
Una mañana normal, el personaje Gregorio Samsa se despertó transformado en una criatura que el relato no define en ningún momento. Su familia toma este hecho de un modo…

“La pata de mono” de William Wymark Jacobs. Publicado en 1902.
La pata de un mono muerto es un talismán que cumple a quien la posea tres deseos, pero los deseos se cumples con un enorme precio…

“El inmortal” de Jorge Luis Borges. Publicado en 1949.
La historia es contada en primera persona por el protagonista, Marco Flaminio Rufo, un romano que sale en busca de un río que generaba inmortalidad a quien bebía de él. Luego, el protagonista comienza la búsqueda de la “Ciudad de los inmortales” y al encontrarla descubre lo inimaginable…

“Casa tomada” de Julio Cortázar. Publicado en 1951.
Dos hermanos viven en una casa colonial y grande, han dedicado muchos años de su vida a su mantenimiento y ninguno de los dos se ha casado. Tienen temor a que en un futuro parientes lejanos la vendan. Un día comienzan a escuchar ruidos, la casa poco a poco es tomada. Los protagonistas toman medidas al respecto…

“La noche boca arriba” de Julio Cortázar. Publicado en 1956.
Trata sobre un joven de una ciudad moderna que tiene un accidente en moto y es trasladado al hospital. Mientras está en la camilla, cada cierto tiempo se queda dormido y mientras duerme sueña que está en la selva de México durante las guerras floridas huyendo de los aztecas que quieren atraparlo para sacrificarlo. Luego de varios sueños, en uno de ellos descubre que ya es un prisionero de los aztecas y que está apunto de ser sacrificado. En ese momento desea despertar y volver desesperadamente a la sala del hospital. Al final, descubre que el verdadero sueño es…

La isla del tesoro, Robert Louis Stevenson

Las historias de piratas no han sido jamás lo mismo gracias a esta obra de Robert Louis Stevenson. Escrita en 1883, es imposible pensar la representación de un pirata sin remitirnos a este libro de aventuras que ha cautivado la imaginación de generaciones.

La importancia de esta obra no se advierte solamente en el nombre o el de su autor, Robert Louis Stevenson. No es cuestión de analizar sus meritos literarios, que los tiene, sino de visualizar lo influyente y fundamental que resulta La isla del tesoro para comprender toda la mitología que se ha despertado en torno a la piratería, en particular en los últimos años con el boom comercial que implicó la saga cinematográfica de Piratas del Caribe. Poco se sabe que varias de las imágenes icónicas que se asocian a la piratería tienen a menudo más que ver con la rica imaginación de Stevenson que con crónicas reales.

Veamos: piratas con pata de palo, loros como mascotas, ron y whisky, la tradicional bandera de Jolly Roger y mapas del tesoro con una X marcando el ansiado hallazgo, son algunos de los rasgos que, basándose en pocas fuentes reales y mucho en su creatividad, llevaron al escritor de origen escocés a lograr una obra que ha marcado la forma en que aparecen representados los piratas bajo nuestra percepción y encendió un romanticismo por esta forma de vida que hasta entonces apenas se insinuaba en la literatura.

¿Sabías qué...?
Stevenson tenía 30 años cuando comenzó a escribir La isla del tesoro.

El camino de la aventura

La isla del tesoro es una novela que podemos enmarcar como una novela dentro del género de aventuras. Cuando hablamos de una novela de aventuras, estamos hablando de un relato que consta de andanzas protagonizadas por uno o más héroes. En este género se suele buscar la máxima atención de los lectores, prolongando situaciones peligrosas y posponiendo una solución. Los personajes arquetípicos de la aventura (los pioneros y descubridores, los soldados heroicos, forajidos y piratas, etc.), recrean el juego romántico, el compromiso con los valores morales y la lucha por restaurar la justicia.

Cuenta con un protagonista que al emprender la aventura, debe enfrentar distintos desafíos y cuando regresa de su aventura lo hace con una visión diferente de la vida, transformado, maduro, con un mayor conocimiento de sí mismo; es el camino del héroe. En este caso podríamos hablar de un camino heroico e iniciático por parte de nuestro protagonista, Jim Hawkins, que siendo apenas un niño presencia en su aventura actos que lo llevan a tomar parte de suplicios, conquistas, perdidas y victorias que modificaran para siempre su tranquila vida trabajando en la posada de sus padres.

El autor

Robert Louis Stevenson nació el 13 de noviembre de 1850 en la ciudad de Edimburgo en Escocia, abarcando un amplio espectro de obras de géneros dispares como poesías, novelas, autobiografías y ensayos. Hijo único de un ingeniero acaudalado que se desempeñaba como constructor de faros, Stevenson se abocó desde muy joven a estudiar la misma profesión que su padre, pero luego se especializó en el estudio de leyes. Sin embargo, desde su niñez se había sentido especialmente inclinado a la actividad literaria, que enriquecía gracias a sus incontables horas de lectura y los relatos de su niñera “Cummy”, que le producían tanto espanto como fascinación.

Sin embargo, su educación primaria no fue regular debido a que fue afectado por numerosas enfermedades respiratorias que lo llevaron a abandonar sus estudios. Los primeros síntomas de tuberculosis hicieron que buscara lugares del mundo donde pudiera resguardar su delicado estado de salud. Su primera obra data del año 1866 y contenía un estilo en la tradición de los trabajos de Sir Walter Scott, siendo apenas vendida y representando un fracaso que, veinte años después, sería reeditada valiendo precios impensables para el joven autor en ese momento de su trayectoria. Los viajes que realizó a lo largo de todo el mundo para encontrar lugares propicios, lo llevaron a escribir en esta primera etapa diarios de viaje entre los cuales se destacan Viaje tierra adentro (1878) y Viajes en burro por las Cevannes (1879). Tras conocer a la norteamericana Fanny Osbourne en Francia, viajó a Estados Unidos para convivir con ella y se casó en el año 1880 a los 30 años, asentándose en la zona del Lejano Oeste para continuar escribiendo historias donde abundaba la aventura.

En el año 1881 comienza a escribir su obra consagratoria, La isla del tesoro, cuya historia fue publicada como folletín en la revista “Young folks”. Pero el reconocimiento definitivo llegaría tras su edición definitiva en formato de libro en 1883, ganándose el elogio de intelectuales como Henry James o Gerard Manley Hopkins por su capacidad para cautivar y relatar la aventura. En 1886 publica su otra obra clave, El extraño caso del doctor Jeckyll y mister Hyde, una historia de misterio donde el contenido moral se manifiesta alegóricamente en el Trastorno disociativo de la identidad. Otros trabajos destacados son las novelas Las aventuras de David Balfour y Weirde (1886) y La flecha negra (1888); el volumen de cuentos Nuevas noches árabes (1882); el volumen Jardín de verso para niños (1885) en el campo de la poesía y en el ensayo Estudios familiares de hombres y libros (1882) y Memorias y retratos (1887). Por otro lado, en colaboración con su hijastro, el escritor estadounidense Lloyd Osbourne, realizó Las aventuras de un cadáver (1889) y La resaca (1892).

En los últimos años de su vida el autor decidió vivir en las Islas Samoa debido a sus buenas condiciones para sobrellevar su deteriorada salud, permaneciendo allí en una relación amistosa con los nativos, que lo llamaron Tusitala (el que cuenta historias). Murió allí en el año 1894 a los 44 años, dejando uno de los legados literarios más importantes de fines del siglo XIX y el siglo XX.

El camino al tesoro

El relato cuenta como la vida del hijo de taberneros de un pequeño pueblo, Jim Hawkins, se ve trastornada cuando irrumpe allí un marinero llamado Billy Bones que se aloja en la posada Almirante Benbow, con tan solo la posesión de un cofre. Inmediatamente aparecen figuras extrañas en la taberna que tratan de forma amenazante a Bones, pidiéndole el contenido de su cofre. Sin embargo Bones muere de apoplejía al día siguiente y para evitar ser atacados nuestro protagonista y su madre huyen con el cofre mientras observan que los extraños marineros eran en verdad piratas que destruyen la taberna donde trabajaban. Al abrir el paquete que hay dentro del cofre Jim encuentra el llamativo plano de un tesoro que, según le había confiado Bones, pertenecía al legendario y temido pirata Flint. Sabiendo que ahora de seguro sería perseguido incansablemente, decide emprender un viaje en una goleta para encontrar el tesoro ayudado por dos compañeros, el doctor David Livesey y el caballero John Trelawney, quien se encarga de conseguir una tripulación competente para la embarcación. Sin embargo la tripulación no es lo que parece y se trata de una banda de piratas capitaneada por Long John Silver, que planea amotinarse y sustraer el mapa para encontrar el tesoro.

Este es el disparador con el que se inicia esta novela que pone más de un obstáculo a nuestro héroe, mientras intenta sobrevivir a enfrentamientos con piratas sanguinarios y las condiciones adversas y desoladas de la Isla Calavera. En su trayecto Hawkins interactúa con una serie de personajes que le permitirán esbozar un recorrido tanto físico como espiritual, siendo Long John Silver el gran antagonista y un personaje complejo que mantiene en la intriga sus acciones hasta la última página del libro.

Influencia

El imaginario y la mitología de La isla del tesoro, llevo a la popularidad una imagen de la piratería que apenas se había insinuado en obras de Daniel Defoe, Edgar Allan Poe y Washington Irving, de quien Stevenson admitió haber tomado elementos para la introducción de la novela. Está popularidad resonó en la influencia que tuvo La isla del tesoro sobre obras posteriores tan fundamentales como Las minas del rey Salomón (1885), de H. Rider Haggard, La isla de coral (1871), de Micahel Ballantyne, y la obra teatral Peter Pan (1904), de James Matthew Barrie. Pero además ha sido una obra que dio lugar a un incontable número de precuelas y secuelas, llevadas a cabo por distintos autores para profundizar en otro personaje de la novela o especulando sobre el destino de los protagonistas de La isla del tesoro.

El escarabajo de oro de Edgar Poe es una de las posibles influencias de Stevenson.
H. Rider Haggard realizó su obra Las minas del rey Salomón para empatar o superar las virtudes literarias de La isla del tesoro.

A lo largo del siglo XX se emprendieron varias adaptaciones destinadas a promover el contenido del texto desde diferentes formatos. En el cine se realizaron adaptaciones directas de la obra en todo el mundo, desde la prematura etapa silenciosa en 1918 hasta la notable incursión de Disney en la década del ´50, con las actuaciones de Bobby Driscoll y Robert Newton, pasando por obras realizadas en la Unión Soviética, Italia o Alemania, e incluso un título de animación japonesa dirigido por Hiroshi Ikeda en 1971, que contó con la colaboración de Hayao Miyazaki. En televisión las adaptaciones han sido igual de numerosas con series y unitarios donde a menudo el contenido recibió una mayor cantidad de modificaciones e interpretaciones, como es el caso de The Adventures of Long John Silver, que en 26 capítulos se describen las aventuras del antagonista e incluso, nuevamente, una serie animada de animación japonesa de 1978.

Como no podía faltar, la saga de Disney Piratas del Caribe tiene a lo largo de su tetralogía numerosas referencias a la obra que hablan de la importante influencia que ejerce el texto de Stevenson hasta la actualidad.

No todo es fantasía

A pesar de que mucho de lo que Stevenson es ficticio, existen a lo largo de su relato varios elementos tomados de la vida real y referencias a figuras y lugares de su tiempo. Veamos algunos:

• El nombre de la posada de Jim Hawkins, Almirante Benbow, tiene el nombre del Almirante John Benbow, un oficial de la Marina Real que vivió entre 1653 y 1702.
• Hubo un pirata que se desempeñó como corsario que realmente enterró su tesoro. Se trata del corsario William Kidd, que lo escondió en Gardiners Island hasta que fue desenterrado.
• Existen varias especulaciones en torno a un pozo que se cree que tiene un tesoro enterrado en la Isla del Roble o Oak Island en Canadá de figuras como el mencionado William Kidd o el pirata Barbanegra (1680 – 1718)

El corsario negro, por Emilio Salgari

Novela de aventuras que mezcla historia y leyenda, El Corsario Negro posiblemente sea la más representativa de la prolífera obra de su autor. Emilio Salgari supera en este relato defectos de estilo y de construcción en los que incurre en obras anteriores, y nos introduce vertiginosamente en su encanto por el mar y la jungla.

Publicada en 1898, un año después de haber sido nombrado caballero por la casa de Saboya, reinante por entonces en Italia, aparentemente como gesto de agradecimiento Salgari centra la historia en un personaje italiano (algo poco habitual en él), señor de Ventimiglia, emparentado justamente con los Saboya. Incluso nombra a los hermanos de este personaje, que se da a conocer como el Corsario Negro, con los colores de la bandera de Italia: uno es el Corsario Verde y el otro el Rojo. Los personajes vivirán sus aventuras entre el mar y la jungla caribeña, en un periplo en el que el autor nutre a los lectores no solo con el entretenimiento de las acciones, sino también con las descripciones realistas del territorio marítimo y terrestre en que suceden.

El estilo

Nacido en 1862, Salgari construye su obra adscribiendo a un romanticismo que sus pares ya habían abandonado. Sin duda sus novelas evocan los tiempos de los espadachines de Alejandro Dumas, y sus personajes están construidos con los mismos valores que los galantes hombres de capa y espada que protagonizan Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, novelas emblemáticas del escritor francés.

El ritmo cinematográfico y el dramatismo de sus escenas, son el fuerte de sus narraciones, poco rigurosas en cambio en lo que hace a sus descripciones. En cuanto al contenido, los valores y virtudes que resalta, como la voluntad y el coraje, dan relieve a personajes que dejan una huella paradigmática en los lectores.

El Corsario Negro aparece primero por entregas, y luego en un volumen que publica la editorial Donath de Génova. Es la primera obra de su Ciclo de los corsarios, donde luego incluirá La reina de los caribes (1901); Yolanda, la hija del Corsario Negro (1905); El hijo del corsario Rojo (1905-1907) y Los últimos filibusteros (1908).

Tiempo de piratas

La obra se sitúa hacia fines del siglo XVII, puntualmente en el año 1696, época de apogeo de piratas, corsarios, filibusteros y bucaneros. Salgari nos ubica en el tiempo con constantes referencias a personajes y hechos: Luís XIV, Víctor Amadeo de Saboya, España como potencia colonial, su disputa con Francia por la hegemonía tanto en Europa como en América.

LA TRAMA

Un corsario italiano perteneciente a la nobleza a quien se conoce como Corsario Negro, se entera de que su hermano, el llamado Corsario Rojo, ha sido ahorcado en la plaza pública de Maracaibo, Venezuela, donde aún cuelga su cuerpo sin vida. La orden de ejecución fue dada por el gobernador de la ciudad, Wand Guld, noble holandés que traicionando a los suyos se pasó al bando español, justamente cuando corsarios ingleses, franceses y oriundos de su país, atacan permanentemente a los barcos españoles y a sus ciudades costeras para debilitar su poderío.

Emilio di Roccanera, el Corsario Negro, consigue después de innumerables peripecias, para las que cuenta con la ayuda de sus fieles amigos Carmaux y Wan Stiller, recobrar el cadáver de su hermano y darle digna y tradicional sepultura en el mar.

Pero esto no calma la sed de venganza que se ha apoderado del protagonista de esta historia, quien jura vengarse de Wand Guld, matando a él y a toda su familia.

Decidido a cumplir su juramento, comienza su asecho a naves españolas hasta capturar un navío de esta nacionalidad, reteniendo a sus pasajeros. En estas circunstancias se enamora de una prisionera, joven noble que lo impacta por su belleza. Sin embargo se niega a reconocerlo para evitar que el amor atempere sus ansias de venganza.
Para conseguir su objetivo, desembarca en la isla Tortuga, refugio de piratas y corsarios, y allí traza un plan para terminar con su enemigo. Pero el destino le mostrará una vez más su cara trágica.

El Corsario Negro y sus hombres toman por asalto la ciudad de Maracaibo y persiguen al gobernador holandés para darle muerte. Durante la persecución, el señor de Ventimiglia se entera que su enamorada no es otra que la hija de su antagonista. La contradicción entre el amor y el odio se muestra de manera descarnada acentuando la tensión y obligando al Corsario a elegir. Pone a la joven en un bote y la abandona en el medio del mar. ¿Vale la venganza la desazón que lo embarga?

Personajes

El héroe del relato es Emilio di Roccanera, señor de Ventimiglia, pequeña población del Mediterráneo, en la frontera entre Italia y Francia.

Su origen noble le da al Corsario Negro los valores de un caballero. Su conducta se rige por los códigos del honor que hacen que luche limpiamente. Y del mismo modo en que sostiene la conducta intachable de un caballero, hace propias las reglas de honor de los hombres de mar, reglas que le dan derecho al saqueo, pero que también le imponen el reparto justo del botín, la solidaridad con los compañeros, y hasta las supersticiones. El respeto a ultranza de estas reglas es lo que lleva al Corsario a renunciar al amor para dar cumplimiento a la palabra empeñada.

El personaje comparte sus aventuras con Carmaux y Wan Stiller, el primero francés y el otro holandés. Ambos muestran una fidelidad inquebrantable hacia su capitán, sostenida por la admiración y no por el servilismo. Audaces y valientes, solo alguien más audaz y valiente que ellos, como El Corsario Negro, puede convertirse en su referente.

Emilio Salgari

Nació en Verona el 25 de agosto de 1862, hijo de Luigi Salgari y Luigia Gradara. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal, para luego ingresar en la Escuela Técnica Municipal y posteriormente en el Instituto Técnico y Náutico Paolo Sarpi de Venecia, en 1878, institución que abandonó en 1882 sin haber completado sus estudios para convertirse en capitán de cabotaje. Aunque siempre se sintió un marino, según se sabe solo realizó un viaje por mar en su vida, en 1880 y por el Adriático, de Venecia a Brindisi.

En 1882 comienza a colaborar con La Nuova Arena, de Verona. En los años siguientes y pese a la muerte de su madre de meningitis en 1887, y el suicidio de su padre en 1889, realiza una copiosa producción literaria que sostiene ininterrumpidamente hasta 1892, año en que conoce a la que sería su esposa, la actriz aficionada Ida Peruzzi, a quien llama Aida. Ese mismo año contraen matrimonio, felicidad a la que se suma el paso que da Salgari en su carrera literaria al comenzar a editar en Treves, la editorial más importante de Milán, y el nacimiento de su hija Fátima. En 1894 nació su hijo Nadir, en tanto su éxito continúa en crecimiento y en 1897 recibe de la Casa Real el nombramiento de caballero. Ese año se traslada a Milán, ciudad donde traba amistad con Giuseppe Gamba, su principal ilustrador, y nace su segundo hijo varón, Romeo. En pleno éxito regresa a Turín donde nace su hijo Omar (1900). A pesar del reconocimiento con que cuenta su producción, su retribución económica es escasa, lo que lo obliga a firmar un contrato cuyo cumplimiento exige la entrega de tres títulos anuales, además de dirigir el semanario genovés Per tierra e per mare. Sin embargo y a pesar de sus esfuerzos su situación económica se ve complicada por la salud de su esposa que empieza a manifestar problemas mentales. Firma un nuevo contrato editorial con la casa Bemporad, editando 19 novelas entre 1907 y 1911. Pero la salud de su esposa empeora y debe ser internada en un manicomio. Abrumado por las circunstancias, Emilio Salgari se suicida en Turín el 25 de abril de 1911.

Hamlet, por William Shakespeare

Hamlet es una de las obras artísticas más importantes de la historia de la humanidad. Sin embargo, entre tanta solemnidad, es también una tragedia pasional que habla de la venganza y nos pone en la piel una serie de dilemas que llegan intactos hasta nuestros días.

William Shakespeare (1564 – 1616), uno de los dramaturgos más reconocidos. Autor de Hamlet, Romeo y Julieta o El sueño de una noche de verano.

A esta altura no es necesario presentar a Hamlet. Aún si no supiéramos de qué se trata, tenemos conocimiento de que se trata de algo importante. La cuestión es ver que es este “algo”. Se trata de una obra teatral escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare hace más de 400 años y eso no le hace perder vigencia. En absoluto. La forma en que fue gestada en su momento la hacía una obra arriesgada y moderna, sus personajes se hundían en dilemas universales que atravesaron las fronteras del tiempo y el espacio y, además, resultó en una profunda interpretación sobre los alcances del teatro (y el arte) en la realidad.

Si acaso ignoran a Hamlet pueden tener conocimiento de El rey león de Disney, que contiene varios de los focos argumentales de esta obra o, quizá, se hayan cruzado con algún capítulo de Los Simpsons (entre otros dibujos animados conocidos) donde aparece representado en un tono cómico. Esta es la razón por la cual la historia de Hamlet es conocida por varias personas sin que hayan leído o visto la representación: forma parte de la cultura popular y la universalidad de sus dilemas se encuentran afincados de tal forma que resulta prácticamente imposible que alguien no conozca al ya mítico “ser o no ser”.

Para quienes no lo conozcan a pesar de todo, aquí profundizaremos sobre esta obra, la más famosa de William Shakespeare y la que cuenta con su personaje más famoso, precisamente, Hamlet.

Origen

Para realizar su obra Shakespeare se basó en varios trabajos donde los núcleos del relato ya figuraban. La temática del héroe actuando como un tonto se remonta a leyendas indo europeas que datan del siglo IX, finalmente escritas por Saxo Grammaticus alrededor del año 1200 en la Gesta Danorum. En este relato su protagonista, llamado Amleth, se hace pasar por loco para vengar el asesinato de su padre. Otra fuente que se cree que utilizó Shakespeare para realizar su obra es Ur-Hamlet, un relato hipotético que aparentemente incluyo por primera vez a un fantasma en una obra, cuyo autor se cree que fue Thomas Kyd o el mismísimo Shakespeare. Sin embargo, a pesar de las semejanzas, en el Hamlet de Shakespeare aparecen dos rasgos distintivos fundamentales: en primera instancia, a diferencia de las versiones anteriores no hay un narrador omnisciente y, en segunda instancia, el estado melancólico de Hamlet y la falta de un plan de acción concreto a la hora de efectuar su venganza.

Vengar la sangre

El argumento de Hamlet se puede sintetizar de la siguiente forma: una vez asesinado el Rey Hamlet a manos de su hermano Claudio, éste asume el trono y se casa con Getrudis, esposa del difunto rey y madre del príncipe Hamlet. El espectro del padre aparece ante su hijo, el príncipe, y le pide que vengue a su asesino sin dañar a Gertrudis. La forma en que se gesta esta venganza y los tópicos que explora para consumarla, llevando a la tragedia del quinto acto, son el núcleo de esta obra donde aparecen temas como la traición, la venganza, el incesto, la corrupción y el sexo, a menudo expresados en diálogos por los mismos personajes utilizando soliloquios. Algunos de los temas que podemos distinguir son los siguientes:

La locura. Aparece tanto de forma real como fingida y se encuentra en el corazón de la obra. El dilema central en torno a este tema gira en torno a si Hamlet realmente se ha vuelto “loco” o si es todo una actuación. Se trata de una de las preguntas que no tienen una respuesta explícita. Sin embargo, la ambigüedad y la complejidad de estado mental de Hamlet y su comportamiento errático resulta convincente, complementándose con la atmósfera de incertidumbre de la obra. El descenso de Ofelia a la locura y el suicidio es completamente diferente. La crítica sostiene que este personaje se quiebra por la presión abusiva de Hamlet y el peso de las fuerzas patriarcales, llevándola a su triste desenlace.

La venganza. Hamlet parece encaminarse a ser una obra tradicional con una venganza sangrienta de por medio, pero luego se detiene. El centro de la obra no está focalizado en la venganza exitosa sobre el asesino de su padre, sino en la lucha interior de Hamlet para llevar a cabo su plan. Si bien culmina con un baño de sangre típico de las tragedias de venganza, la infame demora de Hamlet la apartaba de todo lo que se había visto antes. Otro elemento notable de la obra es como entrecruza tres planes de venganza que implican a hijos buscando vengar a los asesinos de sus padres: Hamlet (contra el Rey Claudio), Laertes (contra Hamlet, por la muerte de Polonio) y Fortinbras (contra el reino de Dinamarca, por la muerte de su padre en manos del Rey Hamlet). Finalmente, la obra cuestiona la validez y utilidad de la venganza. Por otro lado, la forma en que se desempeñan Laertes y Fortinbras para vengarse pone en evidencia la demora y el conflicto interior de Hamlet para ejecutar su plan.

Hamlet: (…)“¡Oh! ¡Si está demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse, disuelta en lluvia de lágrimas! ¡Ó el Todopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo! ¡Oh! ¡Dios!, ¡Oh! ¡Dios!, ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él: es un campo inculto y rudo, que solo abunda en frutos groseros y amargos” (Acto I, Escena V)

“Hamlet: ¡Oh!, ¡Dios!
Fantasma: Venga su muerte: venga un homicidio cruel y atroz
Hamlet: ¿Homicidio?
Fantasma: Sí, homicidio cruel, como todos lo son; pero el más cruel y el más injusto y el más aleve.”
(Acto I, Escena XII)

La mortalidad. Las meditaciones de Hamlet sobre llevar a cabo el suicidio, especialmente el soliloquio de “Ser o no ser”, es legendario y continúa levantando discusiones sobre el valor de la vida y el misterio de la muerte. Sin embargo, Hamlet no se suicida. Es Ofelia quien lo hace sin haberlo mencionado, como resultado de una combinación de locura y desamparo. La muerte se cierne sobre toda la obra, desde la escena de confrontación con un fantasma hasta el baño de sangre de la escena final, que deja a casi todos los personajes principales muertos. Él es al mismo tiempo seducido y repelido por la idea del suicidio pero, en la escena con los sepultureros también demuestra fascinación por la realidad física y palpable de la muerte. En cierto sentido, la obra puede ser vista como un dialogo entre Hamlet y la muerte.

“Hamlet: ¡Ser, o no ser, es la cuestión!— ¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas? Morir, dormir, no despertar más nunca, poder decir todo acabó; en un sueño sepultar para siempre los dolores del corazón, los mil y mil quebrantos que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara concluir así! ¡Morir… quedar dormidos… Dormir… tal vez soñar!” (Acto III, Escena I)

Religión. Si bien no se trata de una obra temática centrada en la religión, registra varias de las ideas religiosas y espirituales del siglo XVI. La cuestión más relevante tiene lugar en los efectos de la Reforma Protestante y las ideas cristianas sobre la mortalidad y la vida después de la muerte, cuyas implicaciones cobran mayor valor debido a la aparición de un fantasma dentro de la obra. Además resulta interesante la forma en que entrelaza posturas contradictorias en torno al asesinato, el suicidio y la venganza, debatiéndose a menudo entre el catolicismo y el protestantismo.

“Fantasma: Yo soy el alma de tu padre: destinada por cierto tiempo a vagar de noche y aprisionada en fuego durante el día; hasta que sus llamas purifiquen las culpas que cometí en el mundo.” (Acto I, Escena XII)

Arte. Los críticos literarios indican que se podría considerar a Hamlet como una de las obras más “autoreflexivas” de Shakespeare. En Hamlet aparece la autoconciencia en torno a la actividad teatral y se intenta dejar en claro a la audiencia que lo que están viendo es, en efecto, teatro. Frecuentemente a lo largo de la obra Hamlet toma distintos roles, explorando ideas sobre la naturaleza humana del personaje. Además, la obra de Shakespeare explora el poder del teatro. En el momento en que Hamlet organiza a un grupo de interpretes para ejecutar “El asesinato de Gonzago” o “La ratonera”, una obra que imita el asesinato de su padre en manos de Claudio, él espera que la obra refleje la verdad y logre conmover o poner en evidencia al asesino.

“Hamlet: Dirás este pasaje en la forma que te le he declamado yo: con soltura de lengua, no con voz desentonada, como lo hacen muchos de nuestros cómicos; más valdría entonces dar mis versos al pregonero para que los dijese. (Acto III, Escena VIII)

La mentira y el engaño. Hamlet, más que ningún otro personaje, odia el engaño y está obsesionado con la honestidad. La ironía se presenta cuando Hamlet, un buscador absoluto de la verdad, queda atrapado en un mundo político donde el engaño es parte necesaria de la vida. Este contraste es un tormento para Hamlet. Todos los personajes de la obra engañan a algún otro personaje por propósitos que van del amor a la venganza o el asesinato.

“Hamlet: (…) ¡Oh! ¡Malvado! ¡Halagüeño y execrable malvado! Conviene que yo apunte en este libro… Sí… Que un hombre puede halagar y sonreírse y ser un malvado; a lo menos, estoy seguro de que en Dinamarca hay un hombre así (…) (Acto I, Escena XIII)”

¿Sabías qué...?
Hamlet es la obra más larga escrita por Shakespeare.

Sexo. La preocupación de Hamlet respecto a la sexualidad femenina domina gran parte de la obra. El joven príncipe está disgustado por el apetito sexual de su madre y su actitud infecta, eventualmente, su relación con Ofelia y todas las mujeres en general. En la obra la sexualidad aparece frecuentemente asociada al engaño, el pecado y los vicios de un mundo entrado en decadencia. De acuerdo a Hamlet, la sexualidad femenina hace que todo el mundo parezca “un jardín sin cuidar, echado a perder, invadido hasta los bordes por hierbas infectas”.

“Hamlet: (…) ¡Rebelde infierno! Si así pudiste inflamar las médulas de una matrona, permite, permite que la virtud en la edad juvenil sea dócil como la cera y se liquide en sus propios fuegos (…) (Acto III, Escena XXVI)”

Género. La actitud de Hamlet hacia las mujeres es notoriamente sexista y parece derivar del disgusto que le ocasiona la sexualidad de su madre y la aparente infidelidad a su padre. Este elemento eventualmente termina incluyendo a todas las mujeres, especialmente Ofelia, que parece no tener poder o control sobre su propio cuerpo. En cierto sentido la obra considera algunas nociones sobre la masculinidad o la ausencia de ésta. Claudio le advierte a Hamlet que su lamento es “poco masculino” y el príncipe se refiere a sí mismo como una “mujer promiscua” cuando se ve impedido de vengar la muerte de su padre que, nuevamente, plantea la relación entre las mujeres y el engaño. Sin embargo, la obra no parece estar de acuerdo con este punto de vista de Hamlet: hacia el final la culpa de su madre permanece en la ambigüedad y el suicidio de su amante inspira lastima. Antes que sobre la naturaleza de las mujeres, la actitud de Hamlet revela elementos de su personalidad.

“Hamlet: (…) Ella, que se le mostraba tan amorosa como si en la posesión hubieran crecido sus deseos. Y no obstante, en un mes… ¡Ah! no quisiera pensar en esto. ¡Debilidad! ¡Tú tienes nombre de mujer! (…) (Acto I, Escena V)”

La reconocida actriz británica Ellen Terry (1847 – 1928) en el papel de Ofelia.

Familia. Se trata de un tema significativo por la forma en que trata la cuestión del incesto- el casamiento de Gertrudis con el hermano de su esposo, la fijación de Hamlet con su madre e incluso la obsesión de Laertes con la sexualidad de Ofelia. También es importante notar como la obra se ocupa de cómo la política impacta en la dinámica de las relaciones familiares, sobre todo cuando la harmonía domestica es sacrificada para una ganancia política. También es importante el hecho de que Hamlet involucra tres núcleos argumentales que giran en torno a hijos vengando la muerte de sus padres.

“Hamlet: (…) Se ha casado, en fin, con mi tío, hermano de mi padre; pero no más parecido a él que yo lo soy a Hércules. En un mes… enrojecidos aún los ojos con el pérfido llanto, se casó. ¡Ah! ¡Delincuente precipitación! ¡Ir a ocupar con tal diligencia un lecho incestuoso! (Acto I, Escena V)”

La vuelta al mundo en 80 días

Reflejo de un espíritu nómade entusiasmado con el arte de viajar, La vuelta al mundo en 80 días es uno de los relatos más cautivantes del siglo XIX.

Julio Verne.

Novela publicada en 1873, La vuelta al mundo en 80 días fue el éxito más importante de Julio Verne. El relato cuenta las aventuras de Phileas Fogg y su sirviente Jean Passepartout (Picaporte), ambos embarcados en la ambiciosa tarea de demostrar que partiendo del Reform Club, en Londres, podía arribarse al mismo punto luego de 80 días de viaje, tras haberle dado la vuelta al globo.

La hazaña que en la actualidad puede resultar de escaso mérito, era considerando los medios de la época un imposible para el común de la gente. Por esta razón, cuando Phileas Fogg, personaje enigmático y solitario, sugiere la posibilidad a sus amigos del Reform Club, la descabellada idea toma la forma de una apuesta en la que el personaje principal se juega nada menos que la mitad de su fortuna.

En este contexto se inicia la carrera contra el tiempo que Julio Verne supo relatar con paisajes asombrosos y la confrontación con culturas diversas, dejando su huella por lugares tan disímiles y fascinantes como Suez, Bombay, Calcuta, la isla de Singapur, Hong-Kong, Yokohama, San Francisco y Nueva York.

Pero la obra no es un diario de viaje sino, ante todo, una historia de aventuras, logro que Verne alcanza a escenificar perfectamente gracias a la presencia de personajes que movilizan al lector con sus personalidades y objetivos encontrados. Por esta razón, resultará inolvidable para cualquiera la tenaz persecución de Fix, un agente convencido de la culpabilidad de Fogg por un robo al Banco de Inglaterra; o los desencuentros con Picaporte, el fiel sirviente que asoma como el personaje hilarante que con asiduidad se distingue en las novelas de aventuras; o el romance que florece entre el personaje principal y Aouda, la hermosa joven india destinada a morir incinerada en un ritual junto a su difunto marido.

La vuelta al mundo en 80 días consolidó la fama que Julio Verne ya había obtenido a partir de la publicación de Cinco semanas en globo. Aún en vida, se vendieron más de 110.000 ejemplares, pero el éxito fue además inmediatamente recogido en el teatro haciendo diversas adaptaciones que maravillaron al público.

EL ESCRITOR DETRÁS DE LA OBRA

Julio Verne (1828-1905) suele ser recordado por la poderosa imaginación que, cuál predicción futurista, logró dar vida en sus relatos a los avances técnicos que ofreció la ciencia casi al pie de la letra. Por esta razón, las fantásticas obras en las que aparecen diversos productos generados por los avances tecnológicos del siglo XX (como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales), han llevado a que el reconocido escritor francés sea considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción.

Sus inicios literarios fueron difíciles, sus piezas de teatro no tuvieron una divulgación importante, y recurrió a la docencia para sobrevivir. En 1857 se convirtió en agente de bolsa y empezó a viajar, pasión que las interpretaciones psicoanalíticas de su obra ven marcada en su niñez como símbolo de la huída.

¿De qué habría de escapar el joven Verne? Quizás la respuesta a este enigma se encuentre en la severidad y rigidez que reinaban en su hogar, sitio en que el padre dominaba su destino con absoluta inflexibilidad. Las tensiones que despertaban en él estas vivencias, se evidencian en el escape del hogar paterno que realiza con tan solo 11 años, embarcándose nada más y nada menos que a India. La huída, sin embargo, no duró demasiado tiempo, y tras la severa reprimenda del padre, Julio Verne prometió no volver a viajar más que en sueños.

Sin embargo, sus deseos no pudieron ser reprimidos. La voluntad de conocer el mundo formaba parte de su personalidad, cuál un llamado incansable que provenía desde todos los rincones de la Tierra. De esta manera, Verne se lanzó a conocer Europa, África y América del Norte adquiriendo diversos conocimientos geográficos que se plasman con claridad en sus obras, pero que en La vuelta al mundo en 80 días adquieren un valor protagónico.

Su entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial también es un sello que acompaña la mayoría de sus historias. Así, Verne se convirtió poco a poco en un especialista de los relatos de aventura de corte científico, dominando la tensión dramática y combinando extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera y amena.
La vuelta al mundo en 80 días no es la excepción. De hecho, para alcanzar su objetivo, los personajes utilizarán prácticamente todos los medios de transporte conocidos en la época, valiéndose especialmente del barco y el ferrocarril, símbolos emblemáticos de la Segunda Revolución Industrial.

Otra característica que atraviesa todas sus obras es la aventura, esto es, relatos que ponen el énfasis en los viajes, el misterio y el riesgo frente a lo desconocido. Por esta razón, con el tiempo empezó a ser erróneamente considerado un escritor de relatos infantiles a falta de una interpretación profunda de su producción. Lo cierto es que tanto La vuelta al mundo en 80 días, como la mayoría de sus restantes escritos, pueden ser leídos en varios niveles y apreciados por todas las edades indistintamente, a pesar de que sus textos se hayan popularizado como clásicos de la literatura infantil y juvenil del siglo XX.

Quienes se inmiscuyeron en un estudio serio de la obra hablan de la necesidad de lecturas profundas realizadas desde diferentes enfoques para poder apreciar el valor de sus escritos: desde el psicoanalítico hasta el textual, desde el político hasta el humanista, desde el histórico y científico hasta el surrealista. Sólo de esta manera podrá terminar de darse un sentido último a los más de 80 relatos que este magnífico escritor realizó durante su vida.

¿Sabías qué...?
33 de las novelas de Julio Verne han sido llevadas al cine.

ADAPTACIONES

La popularidad adquirida por La vuelta al mundo en 80 días llevó a que la obra sea adaptada a otras formas artísticas casi inmediatamente después de haber sido publicada. Sin embargo, el furor causado por la novela no se extinguió en esos primeros años, sino que se renueva con cada adaptación que se realiza actualmente.

El propio Julio Verne fue el primero en decidir llevar la novela al teatro, tan solo un año después de que fuera publicada. Sin lugar a dudas se trató de una de las adaptaciones más asombrosas, no sólo porque contaba con los aportes del escritor, sino también por la sorprendente puesta en escena que se montó.

Verne decidió confiar dicha versión a un experimentado dramaturgo de la época: Adolphe d’Ennery. El día del estreno, un 7 de noviembre de 1874, en el Teatro de la Porte-Saint-Martin, se dio una de las más peculiares anécdotas de su vida. Mientras chequeaba personalmente la canastilla que conduciría a Phileas Fogg y a su criado Picaporte sobre un elefante verdadero, la caída de una parte del escenario asustó tanto al animal que salió despavorido del teatro con el autor a cuestas y recorrió varias calles de París antes que el domador pudiera pararlo.

El éxito sin precedentes que alcanzó la pieza le proporcionó a Verne una cuantiosa fortuna. Dos años después del estreno podía leerse aún en el cartel del teatro la frase «no hay entradas».
Otra versión interesante que se realizó en teatro fue la dirigida por Karla Baro en 1971. La presentación se hizo en La Habana (Cuba), en la sala Hubert Blanck, sede de Teatro Estudio. Sin embargo, lo cierto es que la cantidad de adaptaciones teatrales realizadas en todo el mundo escapa a la posibilidad de contabilizarlas completamente.

Las adaptaciones en cine han sido incluso mayores: Die Reise um die Erde in 80 Tagen (Alemania, 1919), Around the World in Eighty Days (Estados Unidos, 1956), De reis om de wereld in 80 dagen (Bélgica, 1957), La vuelta al mundo con Bolek y Lolek (Polonia, 1977), La vuelta al mundo en 80 días (animación australiana, 1988), Around the World in Eighty Days (animación coproducida entre Canadá y los Estados Unidos, 1991), Le tour du monde en 80 jours (dibujos animados franceses, 2001) y la más reciente Around the World in 80 Days (producida por Walt Disney Pictures en 2004), son tan sólo algunos de los ejemplos que se presentaron en la pantalla grande.

En televisión también se realizaron varias adaptaciones. La primera versión fue australiana, contó con 16 episodios de 30 minutos cada uno y se lanzó al aire en los años 1972 y 1973. Se trataba de una serie de dibujos animados producida por Walter J. Hucker y dirigida por Leif Gram. Otra serie animada La vuelta al mundo de Willy Fog de 26 capítulos con 25 minutos de duración cada uno, apareció en 1981 de la mano de una coproducción española y japonesa dirigida por Luis Ballester y Fumio Kurokawa. Ocho años después pudo verse en televisión una miniserie dividida en
tres partes coproducida entre Estados Unidos, Italia, Yugoslavia y Alemania Occidental. El mismo año apareció otra miniserie de 4 capítulos en Reino Unido, pero esta vez con un tinte documental encarado por la BBC, idea que sería retomada en el 2009.

Lo cierto es que, como puede observarse, la obra es reinventada constantemente y las aventuras de sus personajes lejos de perder vigencia, siguen cautivando a diferentes públicos a través de las nuevas posibilidades tecnológicas y las nuevas formas de expresión artística.