Existen diversas entidades que tienen la potestad de declarar ciertos bienes como destacados para mantener y promulgar la cultura de cierto grupo o de la humanidad para que sean salvaguardados y puedan ser apreciados por las generaciones futuras.
¿Qué son?
Definir un patrimonio cultural es algo complejo, este título expresa una herencia que puede ser tangible o no, es decir, puede ser un edificio pero también puede ser un género musical. Lo importante de los patrimonios culturales es que se dan en una comunidad que ha sabido mantenerla por largo tiempo hasta la actualidad y ha cuidado de ella para que generaciones futuras la disfruten.
¿Quién?
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural se unió en 1972 a la UNESCO para identificar, proteger y preservar el patrimonio cultural que se considera valioso para la humanidad.
¿Para qué?
La UNESCO, al nombrar Patrimonio Cultural de la Humanidad, contribuye a la paz mundial, la educación, la ciencia y la cultura. Para ello se ocupa de identificar y proteger el patrimonio para futuras generaciones. Esto se logra al estructurar organizaciones que puedan evitar su desaparición definitiva.
El principal objetivo es la preservación y conservación, por ello los espacios naturales pueden recibir este título con el cual se establecen algunas normas y leyes. Al cuidarlos se convierten en fuente de estudios, conocimientos y experiencias para el futuro.
Patrimonio inmaterial
Son aquellos usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las sociedades reconocen como herencia cultural y que ha sido transmitidos de generación en generación, y le han dado identidad y continuidad.
Clasificación
El patrimonio cultural de la humanidad se puede clasificar en:
Patrimonio artístico
Patrimonio histórico
Patrimonio industrial
Patrimonio natural
Patrimonio inmaterial
Patrimonio arquitectónico
Algunos ejemplos
En México existen algunas construcciones prehispánicas que son patrimonios culturales, además de los monumentos históricos de Tlacotalpan y la ciudad de Campeche. En Perú, las fiestas de carnaval de Ayacucho, la danza huaconada y la festividad de Corpus Christi de Cuzco fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En Argentina encontramos las Misiones Jesuíticas de los guaraníes y la Cueva de las Manos del Río Pinturas. Todas muestran la riqueza de nuestros pueblos y la necesidad de cuidar la cultura que nos identifica.
Eugenio Espejo no es sólo el precursor de la independencia americana, sino el crisol de la nacionalidad ecuatoriana. En él está presente el mestizaje en sus vertientes indígena, negra y española. Como médico conjugó los conocimientos propios de la sabiduría popular y natural de los aborígenes con los adelantos científicos de Europa. Fue el primer gran pensador de Ecuador y uno de los principales intelectuales de América. Su saber ilustrado abarcó diversas ramas como la política, la economía, la agricultura, la medicina, la religión, la educación, el arte y los oficios. Acosado por el régimen colonial, murió en la cárcel, en 1795.
La época
Eugenio Espejo nació en 1747 y falleció en 1795. Vivió 47 años durante la más agitada etapa de la historia de Quito, donde se gestaron movimientos por la reivindicación de los valores autóctonos americanos y quiteños, en contraposición a las ideas colonialistas de los peninsulares españoles.
¿Sabías qué...?
El Cabildo de Quito, en 1785, le solicitó a Eugenio Espejo la elaboración de un método para evitar la viruela. En él mencionó como causas las de tipo sociales y culturales, generando una gran polémica, por lo que fue encarcelado en 1787 y liberado inmediatamente por ausencia de pruebas.
La conciencia criolla se reflejó en la primera obra Historia del Reino de Quito que fue escrita por el padre jesuita Juan de Velasco, expulsado al exilio desde Riobamba, donde oficiaba. En este importante libro relató los hechos más connotados acontecidos en lo que hoy es Ecuador. En la descripción de sus recursos naturales y en la exaltación de sus valores encontraron los lectores los elementos formativos de la conciencia criolla.
La raza de Eugenio
Espejo no es el verdadero apellido de Eugenio. En realidad nació de padre indígena y madre mulata. Su padre fue un indígena quechua, procedente de Cajamarca, en Perú, conocido como Luis Chushig, quien trabajaba como ayudante del fraile José del Rosario, que era médico en el Hospital La Misericordia, de Quito. Su madre fue María Catalina Aldaz y Larraincar, natural de Nueva Granada, residente en Quito al igual que su padre.
Intelectual y revolucionario
Eugenio Espejo no fue ni revolucionario ni subversivo, era un intelectual que buscaba el bien de Quito y el despertar de su espíritu adormilado y resignado a lo malo.
Luis Benítez, como fue inscripto, aprendió a leer y escribir de forma subversiva, ya que estaba prohibido para los indígenas. Con ese apellido contrajo matrimonio con Catalina Aldás. El apellido Santa Cruz y Espejo no está aún esclarecido, pero se presume por los historiadores que fue puesto por algún español al ser evangelizado.
En una sociedad tan racista como la que le tocó vivir, Eugenio Espejo tuvo que cambiar sus apellidos para poder ingresar a los colegios y universidades, y realizar estudios. Sus dotes de inteligencia y sus ideas políticas permitieron que los ricos criollos le ayudaran en el empeño por graduarse de médico primero y luego abogado.
Los orígenes del genio
A Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo le tocó vivir una etapa poco favorable para el desarrollo del intelecto. Una década antes de venir al mundo, la Misión Geodésica, compuesta por científicos franceses y españoles de renombre que tenían el objetivo de medir un meridiano y determinar el grado cero, visitó Quito. Su visita a Quito permitió un despertar de las ideas renovadoras en las ciencias y la educación, sin embargo su influencia en 1747 se había disuelto ya. Otro acontecimiento desfavorable para Espejo fue la expulsión de los jesuitas, que representaron lo más avanzado de las ideas y los métodos de enseñanza de la época.
Le tocó, entonces, a Eugenio Espejo educarse y formarse en colegios de otras órdenes más dogmáticas y retrógradas. Las ideas de profesores como Juan Magnin, Juan de Hospital y Miguel Antonio Rodríguez, quedaron en el olvido. Por tanto, Espejo sufrió las clases monótonas y carentes de interés, con métodos escolásticos y memoristas, que tanto debieron molestarlo. No obstante, se graduó de doctor en Medicina y de licenciado en Derecho Civil y Canónico.
Cronología de una vida de dificultades
El 21 de febrero de 1747 es bautizado en Quito.
Entre 1759 y 1762 estudia con los jesuitas.
En 1762 se gradua de maestro de Filosofía.
En 1764 ocurren dos hechos significativos en su vida: muere su hermano, víctima de la viruela y se produce la Rebelión de los Estancos.
En 1765 inicia los estudios de Medicina en el colegio dominico San Fernando.
Se gradua de doctor en Medicina en 1767, año que coincide con el de la expulsión de los jesuitas del territorio.
En 1767 inicia los estudios de Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Santo Tomás.
Se titula de Licenciado en Derecho en 1770.
Entre 1770 y 1772 ejerce la Medicina.
Publica, en 1772, El retrato de Golilla, sátira donde criticó al Rey Carlos III y al marqués de la Sonora.
El 22 de noviembre de 1778 muere su padre.
En 1783 se dicta una orden de prisión en su contra, por lo que es apresado y encarcelado por espacio de 45 días.
Publica un método para combatir la viruela.
Es acusado nuevamente por la autoría de El retrato de Golilla, por lo que guardó prisión.
Viaja a Colombia y regresa en 1790, sobreseído de los cargos en su contra.
Funda la Sociedad Patriótica de Amigos del País, en 1791.
Ese mismo año es nombrado Director de la Primera Biblioteca Pública de Quito.
Recibe la tercera orden de prisión y es encarcelado, por parte del presidente Muñoz de Guzmán, el 30 de enero de 1895.
Se solicita su excarcelación por problemas de salud, el 27 de marzo.
Muñoz de Guzmán no atiende la orden y Eugenio Espejo muere el 27 de diciembre de ese año.
El periodista y escritor
Entre los años 1779 y 1780 surgió, de la pluma de Eugenio Espejo, la que el erudito Menéndez y Pelayo calificó como la primera crítica estructurada compuesta en América de habla castellana, bajo el título de “El Nuevo Luciano de Quito”. En realidad este fue el primer tomo de una trilogía que incluyó a “Marco Porcio Catón”, en 1780, y a “La Ciencia Blancardina”, en 1781. La circulación manuscrita de esta magna obra despertó mucha curiosidad e interés en los quiteños.
“El Nuevo Luciano de Quito” hurgó en todos los sectores de la vida cultural y educativa de Quito, haciendo un análisis pormenorizado de las instituciones y personajes. Se convirtió en la obra más controversial del momento, no sólo por su carácter crítico, sino por la fina ironía utilizada en su redacción. Se escribió en forma de diálogo, en el que el Doctor Mera, defensor de las ideas de la Ilustración, se enfrenta al Doctor Murillo, representante de las ideas retrógradas y conservadoras del pensamiento tradicional y escolástico.
Esta obra produjo un efecto de debate y enfrentamiento entre los hombres cultos del entorno quiteño y alcanzó al propio Espejo, que sufrió prisión en más de una ocasión y, finalmente murió en ese lugar, sin el perdón de las autoridades, a pesar de la sentencia revocatoria del juez.
Las prisiones no pueden acallar al rebelde
Obras escritas por Eugenio Espejo
El nuevo Luciano (1779)
Marco Porcio Catón (1780)
Retrato de Golilla (1780)
Ciencia Blancardilla (1781)
Cartas riobambenses (1787)
Cartas latacungueñas (1788)
Carta a Europhilia (1792)
Pasquines de “Las banderitas” (1794)
Dedicatoria de Trato de Longino (1781)
Reflexiones sobre la viruela (1785)
Discurso de la concordia (1789)
Primicias de la Cultura de Quito (1792)
Testamento (1795)
También escribió cartas, defensas, oficios, apelaciones, solicitudes, agradecimientos, sermones y panegíricos.
Espejo: periodista
Eugenio Espejo tuvo el mérito de editar el primer periódico de la historia de Ecuador. Bajo el nombre de “Primicias de la Cultura de Quito”, editado por el apoyo de la Escuela de la Concordia. Circuló por primera vez el 5 de enero de 1792. El contenido de la publicación era diverso y variado. Iba desde reflexiones y disquisiciones filosóficas, hasta consejos de buenas costumbres, pasando por recomendaciones y noticias sobre salubridad, higiene y otros temas de interés para los quiteños.
En el periódico se dio una visión crítica, aunque real del estado de la cultura y la educación, enfrentó la dura y difícil realidad social y económica de Quito. Analizó las causas del estado en que se encontraba el territorio, y se las atribuyó a la insensibilidad de las autoridades, los bajos incentivos para los productores y las epidemias que diezmaron a la población.
“Primicias…” tenía una frecuencia de aparición de 15 días. El costo de cada ejemplar, de un pliego completo, era de un real y medio. La publicación no tuvo una buena acogida entre los quiteños, al contrario, su publicación fue recibida con frialdad y hasta con rechazo, llegando incluso a que su autor intelectual fuera perseguido y duramente criticado.
Entre las causas del rechazo estuvieron el lenguaje rebuscado y elitista usado por Espejo. Cuestión contradictoria en él que había reconocido con anterioridad que existía poca instrucción y educación en la población. El periódico tuvo una corta existencia. Su última publicación (la séptima) fue el día 29 de marzo de 1792.
El barón de Carondelet
El barón Héctor de Carondelet, como gobernador de Quito, desarrolló una política en favor de los criollos y luchó por una mayor autonomía, con la creación de una Capitanía General.
Anonimato: cobardía o estrategia
Eugenio Espejo se impuso como objetivo la promoción de una educación que debía responder a la solución de los problemas sociales y que no sólo fuera instrumento de divulgación del saber científico. La educación debía formar nobles ciudadanos para el servicio a la patria, contribuir a la creación de un espacio para la literatura, que permita discutir los problemas políticos y sociales y ayudar al mejoramiento de Quito.
En Eugenio Espejo la educación y el periodismo se superponen: el periodismo es, ante todo, un vehículo para la educación ciudadana. Por ello, el uso del anonimato satírico en Espejo representó una estrategia: “…despertar a los ingenios quiteños y alertarlos sobre el estado de barbarie social en que viven”. En Espejo se da la dicotomía entre barbarie y civilización, entendida la primera como “…la indiferencia en la que han caído los letrados con respecto a las necesidades sociales del pueblo” y que deberá combatirse. En este sentido Espejo fue un precursor en Ecuador.
El oficio de escritor para el intelectual quiteño era sinónimo de compromiso. Significó la separación de la Iglesia del poder del príncipe y, por otra parte, afiliarse a la lucha contra los problemas sociales que tenía el pueblo. En él la literatura tenía un papel social de servicio a la comunidad y su fin último lo constituía el objetivo político más universal: reformar las costumbres de una época. Para lograr esos fines cualquier medio era válido, por eso se escudó en el anonimato.
¿Sabías qué...?
El Banco Central del Ecuador realizó la emisión de la Serie GZ el 8 de junio de 1988 por el valor de 500 sucres, realizando así un homenaje póstumo al precursor de la independencia de América.
La Escuela Quiteña es la denominación que los historiadores del arte dieron a los artistas que produjeron sus obras en el período colonial de Ecuador. Abarcó una etapa prolongada en el tiempo. Fue grande el número de pintores, escultores y artesanos representativos de esta corriente artística, así como la cantidad y diversidad de las obras producidas por ellos.
Los conquistadores trajeron a América su cultura
El complejo y doloroso proceso de conquista y colonización de los pueblos americanos por parte de los europeos, llegados al continente en 1492, fue acompañado, para lograr sus fines, de la evangelización a través de la Iglesia Católica y de la imposición de su cultura.
La enseñanza de la fe y la doctrina cristianas, a lo que se llamó evangelización, fue decisiva para someter a los indígenas, que temerosos de Dios aceptaron la sumisión a los designios de los blancos llegados de Europa con el crucifijo en una mano y la espada en la otra.
En América se fundieron dos culturas, una dominante y otra dominada; se desarrollaron creencias y hábitos culturales en los que existió un fuerte componente latino, pero que mantuvo mucho de las culturas y costumbres autóctonas; que reflejó en sus manifestaciones las grandes desigualdades existentes entre los colonizadores y los colonizados, entre peninsulares blancos y criollos, con derecho a la educación y la cultura y mestizos pobres, negros e indígenas, que no podían asistir a las instituciones ni tener acceso al conocimiento y que trabajan para mantenerlas.
La educación en Ecuador
La enseñanza en Ecuador durante la colonia fue privilegio de la Iglesia Católica, como lo fue durante todo el Período Feudal. Las primeras escuelas fueron creadas por los franciscanos y a ellas asistieron los hijos de los caciques indígenas. En las instituciones educativas se impartía la doctrina cristiana, la lectura, la escritura y las artes. Posteriormente aparecieron las escuelas dentro de los conventos, pero a ellas sólo podían asistir los de piel blanca y, de forma excepcional, los mestizos. Allí se impartía formación a los miembros del clero, aunque algunas instituciones aceptaron seglares (personas que no son miembros del clero).
Los colegios de los siglos XVI y XVII fueron fundadas por órdenes religiosas, especialmente por los dominicos y jesuitas, como el colegio San Fernando, dirigido por los primeros y el San Luis, por los últimos. En otras ciudades importantes, como Riobamba y Cuenca, contaron con centros de enseñanza donde se impartió Aritmética, Gramática y Literatura, que incluía aspectos de Retórica.
Las primeras universidades de Quito
La primera Universidad de Quito, que se construyó por los agustinos, luego de medio siglo de fundada la ciudad, fue la de San Fulgencio, seguida por la San Gregorio Magno, fundada por los jesuitas y la Santo Tomás de Aquino, de los dominicos. En ellas se enseñó Filosofía, Teología y Derecho Civil y Canónico.
Muchos años después se incluyó en las universidades los estudios de Medicina. Para impartir estas materias se formaban profesores en las propias universidades. En sus aulas se preparaban los clérigos, abogados y médicos. Los mestizos no tuvieron acceso a la enseñanza formal, aprendieron de manera autodidacta en los talleres de artesanos o en las labores directas en la agricultura. No existió la enseñanza para las mujeres. Éstas tenían que aprender las labores domésticas en el hogar. Pocas mujeres pudieron aprender a leer y escribir recluidas en los monasterios.
La Ciencia llegó a Quito
El hecho más significativo en el ámbito científico que involucró a Quito fue la llegada, en 1736, de la Misión Geodésica, que en nombre de la Academia Francesa, mediría un meridiano terrestre. Los académicos fueron dirigidos por el científico francés Carlos María de la Condamine, a quien lo acompañaron los peninsulares Jorge Juan y Antonio de Ulloa. La Misión permaneció por mucho tiempo en el país.
A excepción del sabio Pedro Vicente Maldonado, que dibujó el primer mapa de la Audiencia de Quito, acompañó a la Misión Geodésica y fue miembro de las academias de ciencia de París y Londres, no hubo otro quiteño que se destacara en las ciencias. Maldonado nació en Riobamba, el 24 de noviembre de 1704 y murió en Londres, una semana antes de cumplir 44 años de edad. Además de físico, matemático, astrónomo, topógrafo y geógrafo, se destacó en la política.
¿Sabías qué...?
La primera imprenta llegó a la Audiencia de Quito en 1755.
La letra impresa: llegó la imprenta a Ecuador
La ciudad de Ambato tuvo el privilegio de poseer la primera imprenta de la Audiencia de Quito. El objetivo de su adquisición fue publicar los libros religiosos, pero en ella se imprimieron documentos oficiales de la Audiencia. En la última década del siglo XVIII se comenzó a imprimir el primer periódico del país.
Los talleres de artesanos
Quito desarrolló un fuerte movimiento de artesanos que, desde sus talleres, producían objetos de gran valor artístico usando diferentes materiales, como metales, maderas, semillas, huesos y otros. Es estos talleres se elaboraban pinturas, esculturas, objetos decorativos y muebles con alto nivel artístico. Eran famosos los trabajos quiteños y se comercializaban, no sólo en Quito, sino también en toda la Audiencia y fuera de sus fronteras, desde las costas del mar Caribe hasta el sur de Perú.
La habilidad de los artesanos quiteños, en su mayoría mestizos e indígenas, se reconoció en los lugares donde llegaba su arte. En muchos casos las piezas eran copias de obras europeas, pero muy bien logradas. También confeccionaron obras originales, consideradas en la actualidad entre las mejores del mundo.
La iglesia y el arte colonial en Quito
La Iglesia contribuyó al sostenimiento y difusión de las obras de arte que se produjeron en la región. Los conventos fungieron como protectorados de los artesanos y artistas. Estas instituciones demandaban la realización de altares, cuadros, imágenes y mobiliario que los artesanos podían producir. De esta manera adquirían obras de gran valor. Inicialmente estos objetos elaborados por los artistas no tenían un fin decorativo, sino que se usaban como medios de enseñanza para adoctrinar a los indígenas, que no sabían leer ni escribir.
La artesanía ecuatoriana
La calidad en el trabajo artesanal y artístico de la época colonial se mantiene en los artesanos y artistas ecuatorianos actuales con obras muy apreciadas y valiosas.
Otra de las ventajas de los talleres es que constituyeron una fuente de empleo para la, cada vez más creciente, mano de obra quiteña. En ellos laboraban una cadena de empleados: maestros, ayudantes, aprendices, vendedores, transportadores y otros. Los talleres además de producir verdaderas obras de arte, fueron un puntal importante de empleo en épocas de crisis.
La Escuela Quiteña
En Quito y Cuenca se abrieron los principales talleres y residían y laboraban los mejores artistas de la llamada Escuela Quiteña de arte. Pintores y escultores de renombre se formaron y produjeron sus principales obras en esta etapa, aunque muchas de ellas no fueron firmadas por sus autores por existir la costumbre de identificarlos por el taller donde se hacían.
Obras y maestros representativos de la Escuela Quiteña del arte
Entre las muchas obras y artistas de la etapa destacan:
El padre Bedón, perteneciente a la orden de los dominicos, realizó su obra en el siglo XVI. En el siglo XVII se destacaron los pintores Pedro Gosseal y Miguel de Santiago, que fue uno de los más destacados pintores de la etapa colonial quiteña. Miguel de Santiago poseía un taller muy famoso en el que se produjeron obras muy significativas, como los óleos “La inmaculada” y la “Eucaristía”.
¿Sabías qué...?
A través de las obras de la Escuela Quiteña, se puede ver que el trabajo es fundamental en la sociedad, que ennoblece a las personas y que es necesario para la supervivencia.
El siglo XVIII, que para el mundo Occidental constituyó el Siglo de las Luces, también reflejó en el arte un esplendor inusitado. En esa época se destacaron el escultor Manuel Chili, conocido por el nombre artístico de “Caspicara” que significa “cara de madera o cara de palo”, y se compone de dos vocablos kichwas: caspi (madera) y cara (corteza); debido a que era de rostro cobrizo y piel tersa como la madera tallada, cosa que suponen sus biógrafos, ya que no existen retratos o referencias escritas sobre sus características físicas. El también escultor Bernardo Legarda, creó obras muy representativas del carácter de los andinos, como la “Virgen Inmaculada de Quito”, que se convirtió en un símbolo para la ciudad y para el arte colonial ecuatoriano.
El arte en la colonia
La excesiva explotación e injusticia a la que fueron sometidos los trabajadores no impidió que produjeran objetos bien elaborados, muy apreciados dentro y fuera del país.
Los muros de la ciudad
La arquitectura constituyó una manifestación artística que caracterizó la ciudad. A partir de copias europeas, se erigieron edificaciones que aunque contenían predominio ajeno, incorporaron elementos autóctonos. Con gran predominio del arte barroco, tendencia cultura que tuvo gran reflejo en las manifestaciones artísticas, se edificaron conventos e iglesias. Uno de los ejemplos más significativos de esta tendencia es la Iglesia de la Compañía de Jesús, considerada una de las mayores muestras del barroco americano.
Barroco: más que un estilo
Características del Barroco Americano:
· Arquitecturas con abundancia de detalles y muy complejas.
· Utilización de la elíptica oval y otras formas no rectilíneas.
· Paredes cóncavas y convexas, con ondulaciones.
· Ausencia de líneas rectas y superficies planas.
· Plantas con planos oblicuos dando la sensación de movimiento.
· Campanarios, de una o dos torres, con abundante decoración.
· La luz y efectos luminosos adquieren importancia, a través del claroscuro.
· Riqueza decorativa y exuberancia formal en espacios interiores y exteriores.
· Predominio de lo curvilíneo y triunfo de la columna salomónica.
· Arcos y frontones mixtilíneos con ventanas ovaladas.
· El arco descansa sobre la columna por medio de un entablamento (al modo romano), o descansa directamente sobre el capitel (modo bizantino).
· Palacios, iglesias, espacios urbanos, grandes jardines y galerías.
Pan de Oro
La técnica artística conocida como Pan de Oro consiste en utilizar una fina lámina de oro batido para decorar interiores y exteriores de piezas artísticas como esculturas, íconos, retablos, piezas de orfebrería, muebles y superficies arquitectónicas. Se pueden realizar también con otros metales, dándole una tonalidad y textura variadas a las piezas. Esta técnica fue muy utilizada por los artistas y artesanos de la Escuela Quiteña.
Paulo Freire fue un pedagogo brasilero nacido el 19 de septiembre de 1921. Dedicó su vida a tratar temas de educación y es considerado uno de los más influentes del siglo XX en la materia.
Estudió filosofía en la Universidad de Pernambuco e inició su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación. En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo.
A partir de entonces, y desde unas creencias profundamente cristianas, concibió su pensamiento pedagógico, que es un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional.
Fue la suya una pedagogía del oprimido, ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales.
Publicó, entre otros títulos, La educación como práctica de la libertad (1967), Pedagogía del oprimido (1969) y Educación y cambio (1976).
Paulo Freire falleció el 2 de mayo de 1997. En la actualidad, continúan sus legados figuras de la talla de Henry Giroux y Shirley R. Stinberg.
Los videojuegos pueden ser útiles para el aprendizaje y el tratamiento de diferentes temas; esto es una teoría que muchos especialistas y creativos llevaron a la práctica. Pero estos creadores también aseguran que, para producir videojuegos, solo es necesario atreverse a darles forma a las ideas propias, por más alocadas que puedan parecer. De esto y mucho más, habla Gonzalo Frasca, un especialista en videojuegos.
Por Conectar Igualdad
Gonzalo Frasca es un diseñador, empresario y académico de los videojuegos. Tiene un doctorado en videojuegos en la ITU (Dinamarca) y un máster del Georgia Institute of Technology, donde se especializó en diseño de juegos para comunicación y educación. Es profesor de videojuegos de ORT Uruguay y director creativo de Powerful Robot, empresa uruguaya que ha creado juegos para clientes que incluyen a Disney, Cartoon Network, Pixar, Lucasfilm y Warner Bros. La Knight Foundation le otorgó un Lifetime Achievement Award por su trabajo pionero en videojuegos periodísticos. También es coautor del primer videojuego oficial para una campaña presidencial de los Estados Unidos. Trabajó en CNN, como editor de Ciencia y Tecnología, y en Cartoon Network.
—¿Cuál fue tu primer contacto con el mundo de los videojuegos?
—Un jueguito de tanques en el Atari de dos vecinos italianos. Había visto máquinas Arcade, pero siempre de lejos, porque eran para grandes. Otro vecino que importó varios contenedores llenos de Adam ColecoVision. Yo tenía 12 años y estaba encargado de traducir las instrucciones de los juegos al español. Aunque, como la mayoría de las veces los juegos no tenían instrucciones, porque eran copias pirata, me tenía que inventar la historia de cada juego. Yo era algo así como la mascota del equipo, y la verdad es que era un trabajo fantástico: no solo me pagaban, sino que tenía acceso a todo el software y el hardware que quería; algo increíble a principios de la década del ochenta.
—¿Cómo apareció la idea de crear Powerful Robot, tu propia empresa de desarrollo de videojuegos?
—En realidad, después de vivir en los Estados Unidos durante cinco años, me cansé y decidí volver a Uruguay. Renuncié a Cartoon Network, pero mantuve una excelente relación con ellos, por lo que, una vez en Uruguay, comencé a desarrollar juegos para ellos. Armar tu propio estudio de desarrollo de juegos es un enorme placer, pero también un trabajo titánico. De todas formas, no concibo tener un estudio solamente para hacer trabajos comerciales. Sería un desperdicio tener acceso a todo ese talento y no realizar juegos experimentales.
—¿Tu faceta académica tiene relación con la orientación hacia los videojuegos?
—Mi trabajo académico siempre estuvo conectado con mi actividad profesional. Comencé a estudiar los videojuegos porque me fascinaban, pero en Uruguay no había oportunidades de trabajar en desarrollo. Una de las excepciones fue el Narco Police, que fue producido en Uruguay, pero, aparte de eso, no hay mucha gente además de nosotros.
—¿Creés que los videojuegos pueden ser un medio educativo?
—Claro que sí, pero antes de que las cifras de ventas fueran verdaderamente impactantes, nadie los tomaba en serio. Los juegos son como laboratorios de experimentación político-social y sirven para descubrir el mundo, explorar sus límites y ver qué pasa. Es un poco contrario a la lógica del trabajo y el estudio normales, ya que permiten equivocarse, probar, asumir riesgos y colaborar. El videojuego del siglo XXI superó ampliamente las fronteras del entretenimiento. Es una herramienta para entender la realidad. En los videojuegos educativos para niños, nadie viene y les dice cómo tienen que jugar: se tiran al agua de cabeza, empiezan a chapotear y lo descubren solos.
—¿Te parece efectivo este tipo de publicidad?
—El advergaming no es ni mejor ni peor que la publicidad en tele o prensa. Se adapta mejor a ciertos públicos, pero no es necesariamente más efectivo. Es un género que va evolucionando, quizá no tan rápido como se predijo hace un par de años. Pero puede hacer por el videojuego lo que la publicidad hizo por el cine y el video: permitir la creación de productoras independientes con un financiamiento alternativo.
—¿Creés que los videojuegos pueden cumplir una función social?
—Sin dudas. Estoy totalmente convencido de que los videojuegos pueden ayudarnos a entender mejor el mundo. Este ha sido el foco no solo de mis estudios académicos, sino también de mis proyectos independientes. Cuando sumamos a esto la capacidad de internet de hacer llegar tus juegos a un público internacional, empezamos a ver más y más casos de gente que crea un videojuego porque tiene algo para decir, y centenares de miles de personas lo juegan.
La idea de que los juegos son solamente para entretenimiento es una tontería. No digo que tengan que ser aburridos, pero los juegos pueden ir mucho más allá del simple entretenimiento. Lo mismo sucede con el cine, la televisión o la música.
—Participaste en el desarrollo de juegos para campañas políticas. ¿Qué tipo de mensaje se intenta comunicar en este tipo de juegos?
—El juego de Dean Howard, que creamos junto a mi amigo y colega Ian Bogost para el Partido Demócrata de los Estados Unidos, simplemente quería mostrar a los jóvenes estadounidenses las diferentes etapas de una campaña política. Específicamente no mostraba las ideas del candidato, pero esto fue a pedido expreso de la campaña. El otro juego que hicimos para la campaña presidencial uruguaya, «Cambiemos», apelaba más a lo emocional. Pero perfectamente se pueden hacer juegos que apunten a algún tema concreto de la campaña. Me divierte muchísimo participar de campañas políticas a través de videojuegos. Es algo muy irónico y desfachatado, es como ir disfrazado de payaso a una reunión muy formal y aburrida.
—¿Por qué decidiste mezclar videojuegos con política o educación?
—En verdad, el tema político ocurrió un poco por accidente. A mí lo que me interesa es la realidad. No el realismo fotográfico, pero sí hacer juegos basados en eventos de nuestra vida cotidiana, que nos ayuden a entender un poco más qué significa ser humano. La industria del videojuego se comporta bastante como Hollywood, que hace clones insípidos, pero también ofrece algunas gemas de vez en cuando, como Los Sims, GTA3 o WarioWare. Aunque tampoco hay que criticar a la industria y culparla de todos los males. Es muy complicado y muy difícil hacer juegos, hay mucho dinero en riesgo y eso explica que sean conservadores. Yo no me voy a sentar a esperar que los señores de Electronic Arts dejen de hacer juegos deportivos y empiecen a crear proyectos más interesantes. Si uno no está conforme, puede quejarse, pero solo por un rato: luego hay que buscar la manera de hacer el cambio uno mismo, de la forma que sea y a la escala que sea. Sinceramente, si hoy me das a elegir entre trabajar en un juego shockwave en mi estudio o en un proyecto AAA para alguna empresa gigante, me quedo con mi empresa sin dudarlo. Una vez que se experimenta el sabor del control creativo, uno no está dispuesto a renunciar a él nunca más.
—¿Cuáles son los pasos que seguís a la hora de crear un juego como, por ejemplo, Kabul Kaboom!?
—Bueno, Kabul Kaboom! fue un caso muy particular, porque lo comencé y terminé volando de la costa oeste a la este de los Estados Unidos. Fue mi primer vuelo luego del 11 de septiembre de 2001 (ese día me sorprendió volando junto con mi esposa). Entonces hice el juego como un experimento, para ver si podía hacer algo en unas horas. Cuando llegué a mi destino, lo puse en línea y me olvidé de él por un par de días hasta que me di cuenta de que el servidor estaba como loco: había varios miles de personas jugándolo. Ahí fue cuando advertí lo increíble que podía ser este medio para llegar a un vasto público. Pero, en general, los otros proyectos se elaboraron más. Cada vez nos ponemos más ambiciosos y, por lo tanto, trabajamos mucho más en la preproducción (guiones, bocetos, prototipos). El secreto de todo videojuego está en la preproducción. No hay nada peor que empezar a trabajar en el código y los gráficos sin detenerse a pensar en un plan de trabajo.
—¿Qué tipo de conocimientos deberían adquirir los jóvenes que quieran seguir tu camino?
—Realmente, no lo sé. Yo nunca estudié programación, aprendí solo. Pero creo que lo que me ha sido más útil fue la formación en comunicación (video, periodismo, publicidad). Eso me dio un espectro de información sobre cómo funcionan las industrias culturales. Mucho de lo que aprendí pude luego aplicarlo cuando tuve que armar mi estudio de juegos. Pero mi consejo fundamental es que primero hay que aprender a hacer juegos tradicionales. Una vez que se dominan el lenguaje y la técnica, allí es cuando hay que tratar de hacer algo diferente. Lo importante es no tratar de hacer más de lo mismo: ya tenemos muchos juegos con marcianitos y gnomos. Hay que tirarse al agua y probar hacer juegos sobre temas alternativos, por más locos que parezcan. Si funcionó para un grupo de creadores en un país tan chiquito y perdido como Uruguay, puede funcionar en cualquier parte del mundo.
El secreto de todo videojuego está en la preproducción. No hay nada peor que empezar a trabajar en el código y los gráficos sin detenerse a pensar en un plan de trabajo.