Los virus

Los virus son seres vivos tan pequeños que no pueden verse con el microscopio óptico, por lo que para observarlos hay que recurrir al microscopio electrónico.

En 1892 los trabajos llevados a cabo por Dimitri Ivanovsky en el jugo de las hojas atacadas por el mosaico del tabaco demostraron que los agentes causantes de esa enfermedad eran organismos ultramicroscópicos. Ivanovsky observó que si se hacían pasar extractos de estas hojas por filtros con poros muy finos (capaces de retener todas las bacterias conocidas hasta entonces), estos extractos seguían conservando su poder infeccioso, aunque no dio importancia a este hecho. Seis años más tarde, Löffler y Frosch describieron la existencia de agentes patógenos ultramicroscópicos y filtrables, a los que llamaron virus. La virología es la ciencia que se ocupa del estudio de los virus.

 

Dimitri Ivanovsky fue un científico ruso, el primero en descubrir la existencia de los virus, en 1892.

Los virus no son verdaderas células, su estructura es muy simple y consiste en un ácido nucleico rodeado de una envoltura de proteínas llamada cápsida, y en ocasiones una envoltura de carácter membranoso.

Según la forma de la cápsida, distinguimos varios tipos de virus:

  • Icosaédricos, cuando forman un poliedro con veinte caras de forma triangular.
  • Helicoidales, cuando su cápsida tiene forma de cilindro hueco en cuyo interior se encuentra el ácido nucleico. A este tipo pertenece el virus del mosaico del tabaco.
  • Complejos, cuando tienen formas muy típicas y específicas.

Los más conocidos son los virus de la serie T, que se caracterizan por presentar una cola con simetría helicoidal y una cabeza formada por un prisma hexagonal en cuyos extremos se disponen dos pirámides hexagonales (simetría icosaédrica). Al final de la cola, que puede ser contráctil, presentan una placa distal que está conectada en sus vértices con seis fibras que salen a modo de patas y que constituyen los órganos de reconocimiento del huésped.

Al ser tan simples, los virus no son capaces de vivir por sí solos. Necesitan permanecer en el interior de una célula, gracias a la cual son capaces de reproducirse.

Según el tipo de célula parasitada, los virus se pueden dividir en bacteriófagos o fagos (si infectan bacterias), virus de vegetales y virus de animales.

 

¿Lo sabías? Los virus no son organismos capaces de vivir por sí solos.

 

Para obtener poblaciones de virus en el laboratorio es necesario cultivarlos en los organismos vivos adecuados. Para los virus de vegetales se utilizan como sustratos células del meristemo de la raíz; los virus de animales se siembran en embriones de pollo o en cultivos de tejidos animales. Por último, en el caso de los fagos hay que contar con un cultivo de la bacteria específica a la que parasitan.

Cuando un fago se pone en contacto con una bacteria y la reconoce, inyecta su ácido nucleico mediante la contracción de la vaina. Una vez dentro de la bacteria, utiliza su propia información genética para bloquear la síntesis de ADN, ARN y de proteínas bacterianas. Apropiándose de la maquinaria sintética (ribosomas, enzimas…) dirige la síntesis de su ácido nucleico y de las proteínas de su cápsida, que en un momento dado se ensamblan formando nuevos virus. De este modo se acumulan gran cantidad de fagos en el interior de la célula huésped. Cuando las cápsidas están formadas, con los ácidos nucleicos en su interior, la pared de la bacteria se rompe de forma violenta (lisis) y numerosos fagos, dispuestos a infectar nuevas bacterias, son liberados al medio.

 

La infección por microorganismos constituye una de las causas más frecuentes de enfermedad en todas las sociedades.

 

Cuando un cultivo de bacterias ha sido infectado por un virus se observan unas “calvas” llamadas halos de lisis.

Los virus de vegetales y animales actúan de forma muy parecida, “matando” a las células que parasitan una vez que han conseguido multiplicarse a sus expensas. Esto es un ciclo lítico.

La mayoría de los virus perjudican más o menos a la célula que los hospeda (célula huésped) y producen enfermedades llamadas virosis, tanto en plantas -el virus del mosaico del tabaco-, como en animales -el virus de la mixomatosis en los conejos-. Otro tipo de ciclo es el ciclo lisogénico: no destruyen la célula huésped, sino que el ácido nucleico se incorpora al ADN celular. Son virus atenuados o profagos. La célula receptora se llama lisógena. Es un ciclo que puede permanecer así latente hasta que se produce un estímulo del profago y se inducirá el ciclo lítico.

Enfermedades humanas tales como el sarampión, las paperas, la gripe o el sida son también producidas por virus.

Las enfermedades producidas por microorganismos pueden denominarse enfermedades infecciosas porque están provocadas por la “infección” o entrada de estos en el organismo.

Un individuo enfermo puede transmitir la enfermedad a otro sano, y entonces se habla de contagio. Esto puede ocurrir directamente, de un individuo a otro de la misma especie, o bien a través de un intermediario. Como ejemplos de enfermedades transmitidas por contagio se hallan la mordedura de un perro rabioso, que nos puede producir la rabia; la picadura de un mosquito, la fiebre amarilla y el paludismo.

Decimos entonces en el primer caso que se ha producido un contagio directo. En el segundo de los casos se habla de contagio indirecto y el medio por el que se transmite la enfermedad (el mosquito, la ropa, el aire, el agua, etc.) es denominado agente propagador o agente infeccioso, que no tiene que padecer la enfermedad que transmite.

Maculopatía

Es una enfermedad que afecta la mácula, la parte central de la retina, generando pérdida de la visión central. La mácula tiene un tamaño un poco mayor que una cabeza de alfiler. Allí se concentran un tipo de células denominadas conos que permiten distinguir los detalles finos, leer y percibir los colores. Si bien no conduce a la ceguera absoluta, la maculopatía, produce severa incapacidad para la lectura o para ver nítidamente los objetos.

La maculopatía puede ser:

-Seca: se denomina así porque no genera hemorragias ni acumulación de líquido. Corresponde al 80% de los casos.

-Húmeda: se caracteriza por el crecimiento y sangrado de vasos por debajo de la retina. Corresponde al 20% de los casos.

¿A quiénes afecta?

Se manifiesta alrededor de los 60 o 65 años y pueden desarrollarla tanto hombres como mujeres. La maculopatía húmeda se observa más frecuentemente en pacientes diabéticos o con trastornos vasculares.

¿Cuál es el tratamiento?

La maculopatía seca no tiene tratamiento. Es un proceso degenerativo, que progresa pero que con el tiempo se autolimita. Para las húmedas se han propuesto distintos tratamientos orientados a cerrar los vasos sanguíneos patológicos e impedir que crezcan nuevos.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

http://msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48-temas-de-salud-de-la-a-a-la-z/329-maculopatia-#sthash.bX6uP63s.dpuf

Sangre

La sangre es un tejido líquido que recorre el organismo, a través de los vasos sanguíneos, transportando células y todos los elementos necesarios para realizar sus funciones vitales. La cantidad de sangre está en relación con la edad, el peso, sexo y altura. Un adulto tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre, el 7 % de su peso.

¿Qué funciones cumple?

Como todos los tejidos del organismo la sangre cumple múltiples funciones necesarias para la vida como la defensa ante infecciones, los intercambios gaseosos y la distribución de nutrientes.

Para cumplir con todas estas funciones cuenta con diferentes tipos de células suspendidas en el plasma.

Todas las células que componen la sangre se fabrican en la médula ósea. Ésta se encuentra en el tejido esponjoso de los huesos planos (cráneo, vértebras, esternón, crestas ilíacas) y en los canales medulares de los huesos largos (fémur, húmero).

La sangre es un tejido renovable del cuerpo humano, esto quiere decir que la médula ósea fabrica, durante toda la vida, células sanguíneas ya que éstas tienen un tiempo limitado de vida. Esta “fábrica”, ante determinadas situaciones de salud, puede aumentar su producción en función de las necesidades. Por ejemplo, ante una hemorragia, aumenta hasta siete veces la producción de glóbulos rojos, y ante una infección aumenta la producción de glóbulos blancos.

¿Cómo se compone?

  • Plasma
  • Glóbulos rojos
  • Glóbulos blancos
  • Plaquetas

El plasma sirve como transporte para los nutrientes y las células sanguíneas. Contiene diversas proteínas: inmunoglobulinas, albúmina y factores de coagulación, que son de utilidad en la terapia transfusional.

Los glóbulos rojos transportan el oxígeno de los pulmones hacia los tejidos y captan el anhídrido carbónico producido en los tejidos que es eliminado luego por las vías respiratorias.

Los glóbulos blancos defienden al organismo contra las infecciones bacterianas y virales.

Las plaquetas impiden las hemorragias, favoreciendo la coagulación de la sangre.

Grupos sanguíneos

A pesar de que la sangre cumple las mismas funciones en todos los individuos, no es idéntica en todos. Existen diferentes “tipos” de sangre. Esta característica es genética, es decir, nacemos con una sangre que pertenece a determinado grupo. Por lo tanto, nuestro organismo acepta sólo la sangre del mismo grupo (la sangre compatible) y rechaza la de los otros grupos, con reacciones que pueden llegar a ser muy graves.

Los sistemas de grupos sanguíneos más conocidos son el Sistema ABO (grupoA, grupo B, grupo AB y grupo O) y el Sistema Rhesus, conocido como Factor Rh, (Positivo o Negativo). Estos Sistemas están presentes simultáneamente en todos los individuos. Cuando se habla de Grupo y Factor nos referimos al Sistema ABO y Rh.

La sangre no se puede fabricar. En Argentina, como en todo el mundo, dependemos de la generosidad de los ciudadanos para que los centros de atención de la salud puedan realizar trasplantes, operaciones y tratamientos oncológicos, entre otros.

La sangre no se puede almacenar indefinidamente ya que caduca: las plaquetas se tienen que utilizar antes de cinco días, los glóbulos rojos antes de 42 días y el plasma antes de un año.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

http://msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/303-sangre#sthash.mZ3ZA8Zg.dpuf

Cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello de útero se produce por un crecimiento anormal de las células del cuello del útero. Es causado por algunos tipos de HPV (Virus de Papiloma Humano).

El HPV es un virus muy común que se transmite generalmente a través de las relaciones sexuales. En la mayoría de los casos, el virus desaparece solo. Pero si la infección persiste, puede producir lesiones que con los años pueden convertirse en cáncer.

¿Qué son las lesiones precancerosas en el cuello del útero? 

Las lesiones precancerosas son alteraciones de las células causadas por los VPH oncogénicos. Se estima un promedio de 10 años de evolución desde las lesiones precancerosas hasta el cáncer.
Existen lesiones llamadas “de bajo grado”, y lesiones llamadas “de alto grado”. Se considera que recién a partir de las lesiones de alto grado existe la posibilidad de evolución a un cáncer.

¿Cuáles son los síntomas? 

Las lesiones precancerosas y el cáncer en sus estadios tempranos generalmente no producen síntomas.

¿Se puede prevenir? ¿Qué es el Pap? 

Sí. El cáncer de cuello de útero se puede prevenir mediante la realización del Papanicolaou, o PAP, que detecta posibles lesiones en el cuello del útero.

El PAP es una prueba sencilla que no produce dolor y dura sólo unos minutos.

Se recomienda que se realicen un Pap todas las mujeres a partir de los 25 años, especialmente aquellas entre 35 y 64 años. Si durante dos años seguidos el resultado del PAP dio negativo, se recomienda hacer un PAP cada tres años.

Si el resultado del PAP es negativo, significa que no se detectaron lesiones en el cuello del útero. Las células están sanas.

Si el resultado del PAP es anormal o con alteraciones significa que hay algún tipo de lesión que hay que controlar y en caso que sea necesario, tratar.
El PAP se realiza en los centros de salud y hospitales de todo el país. ES GRATUITO.

¿Las lesiones precancerosas se pueden tratar? 

Las lesiones de bajo grado en general no necesitan tratamiento. Se recomienda seguimiento con un PAP cada 6 meses. Para las lesiones de alto grado existen diferentes tipos de tratamiento. Debe consultarse con el médico cada caso particular.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/131-cancer-de-cuello-de-utero#sthash.5uq2U1uI.dpuf

Cáncer de piel

El cáncer de piel es el cáncer que crece en las células de la piel. Todo el tiempo las células de nuestro cuerpo se están renovando. Las nuevas células nacen para reemplazar a otras que mueren.

El cáncer altera este ritmo natural. Nuevas células crecen cuando no son necesarias. O las viejas células que deberían morir, no lo hacen.

Las células que sobran forman una masa de tejido que es lo que se llama tumor. Estas células pueden además viajar por el sistema sanguíneo o por el linfático y alojarse en otros órganos del cuerpo. Estos nuevos tumores son conocidos como metástasis.

El cáncer de piel es la forma más común de cáncer en los seres humanos. Uno de cada 3 nuevos cánceres detectados, es cáncer de piel.

De los distintos tipos de cáncer, el carcinoma es el más frecuente y aparece sobre todo en la zona de la cara, orejas y cuello.

El Melanoma, es el tipo más agresivo y tiende a diseminarse a otros órganos vitales.

El protector solar es indispensable para protegerse de los rayos dañinos del Sol.

¿Cuáles son las causas?

El sol es el causante del cáncer de piel en 9 de 10 casos.

Nuestra piel absorbe las radiaciones ultravioletas emitidas por el sol a lo largo de toda nuestra vida. Estas radiaciones se acumulan y a largo plazo causan daños irreversibles.

Se calcula que al cumplir los 18 años una persona ya se expuso al 80% del total de las radiaciones solares que absorberá en toda su vida. Es por esto que es importante evitar el daño solar desde el nacimiento.

¿Quién puede contraer cáncer de piel?

Todos estamos expuestos y por consiguiente debemos cuidarnos. Sin embargo, las personas de piel y ojos claros, las que tienen muchos lunares (más de 50) y las que siempre se enrojecen al sol son particularmente más vulnerables.

Ser víctima de quemaduras solares serias antes de los 18 años, aumenta en un 200 por ciento las chances de contraer la enfermedad.

Personas con historia familiar de cáncer de piel o que tienen su sistema inmune debilitado también son propensas a esta enfermedad.

¿Cómo puede prevenirse?

Evitar el sol es la mejor forma de prevención. Así también la educación sobre las medidas de protección solar.

Es aconsejable:

  • No exponerse al sol entre las 10 y las 16hs cuando los rayos UV causan más daño. Menores de 6 meses no deberían exponerse al sol en absoluto.
  • Usar protector solar en todo el cuerpo.
  • Usar ropa adecuada para protegerse del sol, como ser: sombreros de ala ancha, anteojos, remeras de manga larga.
  • Evitar el uso de camas solares.

Ante la aparición de la enfermedad, la detección temprana es determinante en el éxito del tratamiento. Si se detecta a tiempo, la enfermedad es curable.

Autoexamen: ¿Cuáles son los síntomas?

Es recomendable realizar un autoexamen. Es fácil y rápido. Se debe hacer frente al espejo y con mucha luz.

Lo que debemos buscar cuando nos examinamos se resume en lo que se llama el ABCDE.

A: asimetría.– Una mitad del lunar es diferente de la otra mitad.

B: bordes.- Los bordes son irregulares, difusos o poco definidos.

C: color.- La pigmentación no es uniforme, se observan cambios de color de una zona a otra del lunar.

D: diámetro.- Mayor de 6 mm.

E: evolución.- El lunar cambia de color, tamaño o forma.

Consulte inmediatamente a su dermatólogo si alguno de sus lunares presenta estas características. Otros signos de alarma son: sangrado, picazón, molestias o dolor, hinchazón, aumento de la consistencia y progresión del color de un lunar a la piel adyacente.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina) http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/245-cancer-de-piel#sthash.bHpFvu5M.dpuf